ISABEL PEDROTE
Faltó poco para llegar a las manos. La 17ª asamblea de IU, que se celebra en Salobreña, se convirtió en un estridente tumulto cuando varios grupos de expulsados intentaron penetrar en el plenario para protestar por su exclusión del cónclave y lo que calificaron como "manipulación de los censos".
Mientras el candidato a la reelección como coordinador, Diego Valderas, defendía en el interior su informe de gestión, un grupo de agraviados venido de su pueblo, Bollullos Par del Condado (Huelva), unidos a otras dos facciones de Mengíbar (Jaén) y Chiclana (Cádiz), también apartados de la federación por apoyar pactos con el PP, chocaron literalmente con los miembros de la juventudes, quienes se apostaron en plan melé al pie de la escalera que conducía al salón principal, con el ex concejal de Sevilla Lolo Silva a la cabeza.
Hubo empujones, manotazos y muchos gritos. Finalmente, el alcalde de Bollullos, Francisco Díaz, y el teniente de alcalde de Chiclana, José Pedro Butrón, consiguieron que los manifestantes volvieran a las puertas del recinto, donde se concentraba el resto con pancartas alusivas a la falta de democracia interna y a las "cacicadas". Díaz y Butrón denunciaron que se les ha "borrado" de la organización con métodos "estanilistas" para sumar el máximo de delegados afines a las tesis del PCE en la asamblea federal, prevista para dentro de dos semanas.
Porque es el congreso de Madrid, que elegirá al sustituto de Gaspar Llamazares, el que ha determinado el encrespado desarrollo del cónclave de Salobreña. De los 800 delegados de la asamblea federal, Andalucía aporta 164, la mitad designados por las organizaciones provinciales, y la otra mitad elegidos ahora. El candidato alternativo, José Cabrero, denunció que el PCE necesita más del 50% para ganar a las otras tres listas y "eso se quiere conseguir a costa de quebrar Andalucía". Según él, los pasos que ha dado la dirección de Valderas "con la táctica de la exclusión, han sido para hartar a la gente, que se vaya, y así ir sumando más delegados".
Valderas logró 321 apoyos a su informe de los 399 delegados que votaron, aunque estaban acreditados 505, un amplio margen frente a los 66 noes. El coordinador, muy afectado por el boicoteo, dijo que había hecho todo lo que estaba en su mano para integrar.
Mientras el candidato a la reelección como coordinador, Diego Valderas, defendía en el interior su informe de gestión, un grupo de agraviados venido de su pueblo, Bollullos Par del Condado (Huelva), unidos a otras dos facciones de Mengíbar (Jaén) y Chiclana (Cádiz), también apartados de la federación por apoyar pactos con el PP, chocaron literalmente con los miembros de la juventudes, quienes se apostaron en plan melé al pie de la escalera que conducía al salón principal, con el ex concejal de Sevilla Lolo Silva a la cabeza.
Hubo empujones, manotazos y muchos gritos. Finalmente, el alcalde de Bollullos, Francisco Díaz, y el teniente de alcalde de Chiclana, José Pedro Butrón, consiguieron que los manifestantes volvieran a las puertas del recinto, donde se concentraba el resto con pancartas alusivas a la falta de democracia interna y a las "cacicadas". Díaz y Butrón denunciaron que se les ha "borrado" de la organización con métodos "estanilistas" para sumar el máximo de delegados afines a las tesis del PCE en la asamblea federal, prevista para dentro de dos semanas.
Porque es el congreso de Madrid, que elegirá al sustituto de Gaspar Llamazares, el que ha determinado el encrespado desarrollo del cónclave de Salobreña. De los 800 delegados de la asamblea federal, Andalucía aporta 164, la mitad designados por las organizaciones provinciales, y la otra mitad elegidos ahora. El candidato alternativo, José Cabrero, denunció que el PCE necesita más del 50% para ganar a las otras tres listas y "eso se quiere conseguir a costa de quebrar Andalucía". Según él, los pasos que ha dado la dirección de Valderas "con la táctica de la exclusión, han sido para hartar a la gente, que se vaya, y así ir sumando más delegados".
Valderas logró 321 apoyos a su informe de los 399 delegados que votaron, aunque estaban acreditados 505, un amplio margen frente a los 66 noes. El coordinador, muy afectado por el boicoteo, dijo que había hecho todo lo que estaba en su mano para integrar.
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