UN
"TOPO" EN LA SANLÚCAR DE LA GUERRA CIVIL. EL CASO DE MANUEL UREÑA
(1936-1939)
Manuel Ureña
en el momento de ser detenido en su casa de la calle Santa Brígida. Ilustración
José María Hermoso
RAFAEL
MONTAÑO GARCÍA - JOSÉ Mª HERMOSO RIVERO | SANLÚCAR CONTEPORÁNEA | 8-2-2020.
A raíz de la
película dirigida por Jon Garaño La trinchera infinita, el terrible
padecimiento de las personas ocultas durante la guerra civil en zulos
construidos en sus propias viviendas y que fueron denominados «topos», ha
saltado nuevamente a la luz. Muchos de estos represaliados por la dictadura
fueron dados por muertos para el común de la sociedad, o en el peor de los
casos delatados por algún vecino.
Fruto de
nuestro trabajo sobre la guerra civil en Sanlúcar, el cual venimos desarrollando
desde hace dos años y que se presentó el pasado mes de julio en la Universidad
de Cádiz[1], traemos a colación la historia de Manuel Ureña Cabrera. Un
destacado anarquista que fue perseguido por las autoridades fascistas y tuvo
que permanecer oculto en su casa hasta su detención.
El comienzo
de la represión franquista en Sanlúcar ( Julio 1936)
Sanlúcar de
Barrameda, ciudad marinera y agrícola, fue uno de los puntos, más calientes del
movimiento anarquista de la provincia, siendo históricamente enclave de las
ideas libertarias desde mediados del siglo XIX. Véase como ejemplo el
movimiento cantonal o sindical ya establecido. En sus calles, en sus campos y
en sus centros de trabajo, la C.N.T.
formaba el núcleo activo y corporativo en
todos y cada uno de ellos, llegando a tener en diversos sindicatos asociados
más de mil afiliados. De entre esa masa social, encontramos nombres y
personalidades de diversa índole, trabajadores de clase y luchadores
incansables aferrados a la idea de la emancipación de la clase trabajadora. Una
clase obrera pisoteada y explotada por los núcleos burgueses que se
establecieron en esta Andalucia, bajo el calor de la agricultura, la ganadería
y la bodega, que florecieron al calor de las diversas desamortizaciones
realizadas en el siglo XIX.
Sabemos que
tras la noticia de la insurrección del ejercito el 18 de Julio de 1936, el
ayuntamiento socialista de Bienvenido Chamorro, se decidió a adoptar las
primeras medidas de defensa[2] contra la sublevación. De esta forma, los miembros
de la C.N.T armados con escopetas, asaltaron diversos establecimientos como El
Sport, la ferretería El candado y el monte de Piedad sustrayendo tanto las
armas como las municiones[3]. Así como describe Manuel Barbadillo, un grupo de
anarquistas se dispuso a cortar las carreteras de entrada a la población. Aún
con estos preparativos, al día siguiente con los primeros indicios de la
llegada de los camiones de los regulares[4] enviados desde Jerez por el
comandante Salvador Arizón[5], los anarquistas locales huyeron presa del terror
que infundían los famosos moros. De esta forma, el día 19 un primer
destacamento de soldados rebeldes tomó el ayuntamiento proclamando al militar
Antonio de León y Manjón comandante militar de la ciudad.
Con la
ciudad tomada por las tropas rebeldes, el día 21, animados por el Cabo de
carabineros José Canalejos acompañado por Manuel Rodríguez González apodado
Santero mayor[6] junto con su hermano Rafael y José Riscart Brun[7] se
decidieron a hacer frente a los Regulares. Teniendo noticias del resurgir de la
revuelta, los guardias civiles y los carabineros se enfrentaron a Canalejos y a
su grupo que se refugiaron en una casa
de la calle Barrameda. Los anarquistas y el militar viendo que no tenía
escapatoria, huyeron por los campos de la zona.[8]
Así otro
grupo de anarquistas, animados por la acción de Canalejos, decidieron volver a
hacer frente a los golpistas, enfrentándose a estos en la calle Ganado. Ante la
noticia de una nueva insurrección un destacamento de soldados indígenas fue
tiroteados desde la azotea de una vivienda de la dicha calle, a lo que los
rebeldes respondieron entrando en una de las casas y asesinando a tres miembros
de una familia que no tenían nada que ver con los internacionalistas[9].Después
de esta matanza, el terror se extendió por toda la ciudad provocando la huida
de gran parte de la población que buscaron refugio tanto en los campos
colindantes como en el coto de Doñana.
La huida de
Manuel Ureña
Entre los
huidos aquellos días estaba Manuel Ureña Cabrera,[10] persona culta, de calado
intelectual e influyente entre los miembros del anarquismo local. Valga como
ejemplo, las propias palabras del Comandante militar de la plaza Antonio López,
tras el encarcelamiento de Ureña en el castillo de Santiago: « Se dedica a leer
la prensa permitida a los demás reclusos de los cuales, los primeros que tienen
antecedentes políticos, dedican una especie de referente atención al primero,
lo que corrobora la indudable influencia que siempre ha ejercido sobre
ellos[11]»
Su conciencia
de clase trabajadora y sus ideas ácratas, le convirtieron en vehículo trasmisor
de los principios internacionalistas asociados a la acción directa y la
solidaridad obrera. Ureña comenzó siendo vicepresidente exterior de la
Sociedad de Trabajadores del campo La Sembradora – que con más de 1.550
afiliados – entre el 2 de diciembre y el 30 de mismo mes de 1932, siendo a
partir de esa fecha secretario 2º hasta el 17 de enero de 1936, donde
desarrolló también funciones de delegado de trabajo destacando por ser un
activo propagandista[12].
Ureña sabia
que tras años de lucha en el campo y en la calle, de huelgas y mítines, ahora
con una derecha fortalecida tras el golpe militar, su nombre estaría en la
lista de los más buscados por los fascistas. Así que al anarquista no le quedó
más remedio que huir a la campiña para ocultarse durante algún tiempo.
Conocedor del campo y sus entresijos, supo sobrevivir escondido durante algunos
meses.
Tras un
tiempo en condiciones sumamente difíciles, decidió regresar en diciembre de
1936 a su vivienda en la calle Santa Brígida nº 11 . Esta era la común casa de
vecinos donde vivía con sus padres. El momento de regreso no fue al azar, pues
siguiendo la cronología de la represión en Sanlúcar en ese año de 1936, escogió
el mes donde la represión más virulenta de los meses de agosto y septiembre ya
había pasado. La brutal persecución arrojó un saldo de asesinatos de los
principales miembros políticos y sindicales del Frente popular local.
Sabemos por
la documentación, que con anterioridad al golpe militar el anarquista se
encontraba como casero en la finca «Callejuela», propiedad del hacendado vecino
Manuel Lagares Amate. Dicho empresario bodeguero, era dueño del Hotel Lagares,
siendo uno de los más destacados contribuyentes del sector vitivinícola a
finales de la década de los 20[13].
Dicho empresario, solía manifestar sus quejas a las autoridades por las
molestias que le ocasionaba su empleado Manuel Ureña con sus exigencias
laborales[14].
Con Ureña
desaparecido, la maquinaria de extorsión y persecución de Falange española se
puso en marcha intentando dar con el fugado. Encontraron un primer informador
en la persona de Antonio Lagares, el cual declaró a las autoridades de Sanlúcar
que sospechaba que el prófugo podía haberse ocultado en la misma finca
propiedad de su hermano Manuel. A pesar de esto y tras los diversos registros
llevados a cabo por patrullas de falangistas al mando del jefe de centuria José
Ruiz de Somavia[15], nunca llegaron a dar con el fugitivo. Añadiendo también el
informante lo siguiente: « Es persona muy adicta a la C.N.T y gran propagador
del comunismo libertario, pasado entre los obreros por instruido y culto, toman
parte de las reuniones del gremio en las que siempre destacó por su tendencia
izquierdista »
Una de las
pruebas que avala la declaración del Sr. Lagares, es la dificultad que tuvieron
en su momento para desalojar a los padres de Ureña de la casa, tanto así, que
tuvieron que arrendarla para lograrlo. Esto no da que pensar que pudo
esconderse en dicha finca en algún momento. Podemos imaginar la situación
angustiosa de la familia Ureña, temiendo siempre que descubrieran el paradero
de Manuel, a lo que se unió la muerte del padre de este en enero de 1938[16].
Con estas
acusaciones y en medio de una depuración sistemática de cualquier sujeto con
antecedentes de simpatizar con la causa roja, , la búsqueda y localización de
Ureña se convirtió en una carrera a contrarreloj; una carrera que llegaría a su
final el día 19 de mayo de 1939, cuando un chivatazo a los guardias municipales
Juan López y Antonio Rodríguez, informó que el anarquista se encontraba oculto
en su casa de la calle Santa Brígida desde diciembre de 1936.
Aquella
mañana de mayo, con la guerra a punto de acabar y el gobierno republicano
tocado y hundido, los guardias se personaron en la finca nombrada y tras un
exhaustivo registro dan con el prófugo.
Manuel, consternado, simplemente cuenta lo sucedido, a sabiendas que poco o
nada puede hacerse ya. Las pesquisas de como el cenetista pudo volver a su casa
a finales de 1936 y ocultarse casi tres años sin que nadie lo viera- o eso
pensamos- es una incógnita aún por descifrar. Los guardias tomaron declaración
tanto a Manuel como a dos vecinas del inmueble, Visitación González Claro de 60
años y a su hija Magdalena de 36 años. Estas manifestaron que ignoraban
totalmente que Manuel Ureña había estado escondido allí.
Estas
situaciones lejos de ser extrañas, eran la tónica dominante en esos años de
miedo y represión. Vecinos que huyen de la persecución que establecieron los
vencedores, vecinos que regresan por no tener a donde ir. Vecinos que hablan,
unos que ayudan, otros que callan. Ureña
sale de su domicilio vigilado estrechamente por las fuerzas del orden; detrás
queda su casa y sus recuerdos, estos se agolpan y arañan en lo más profundo;
había sido una aventura peligrosa.
Manuel pasa
el umbral del Castillo de Santiago, usado aún en esas fechas como Depósito
municipal carcelario a las 18:00 horas[17].- Según el libro de registro de la prisión del castillo a las 15:00 horas-
Uno de los guardias allí postrados, bajo una inmensa nube de espeso tabaco
teclea su ficha policía en una desdentada máquina de escribir, mientras los
demás guardias y miembros de Falange depositan lo requisado en el registro
domiciliario. Un numero suelto del periódico satírico y anticlerical La
Traca[18], su carnet de la desaparecida
Sociedad de viticultores, un carnet electoral y unas cartas dirigidas al
delegado de la C.N.T. de Cádiz. Curiosamente, dichos documentos tras pasar por
la Delegación de Orden Público de la comandancia militar de la Plaza y luego
remitidas al Gobierno militar de Cádiz, desaparecieron misteriosamente.
El 22 de
mayo de 1939, unos días después de su ingreso en la cárcel del castillo, se
origina el parte a al Comandancia Militar, poniendo a disposición el detenido
con todo lo requisado en su casa como pruebas de su vinculación al movimiento
libertario. EL 5 de junio de 1939, el Juzgado Militar hace constar en el
procedimiento abierto a Ureña algunas de las razones por la que se le juzga
como: No haberse presentado a la Comandancia militar cuando se ordenó su
localización, por auxilio a la rebelión, su ocultación para eludir su
responsabilidad en la preparación, organización y desarrollo del Frente
Popular, o para resguardar su analogía con otros en espera de que prosperasen
sus ideales anarquistas. Todo esto sin olvidar su tenencia a sociedades obreras
y su vinculación con las mismas.
El 10 de
Julio del citado año, el Juez Militar Celedonio del Prado[19], recibe todos sus
antecedentes y comienza su procedimiento, un procedimiento que temina con
Manuel Ureña en el campo de concentración del Cortijo de Vicos en Jerez de la
Frontera el 3 de agosto de 1940, después de haber estado encerrado en el
castillo de Santiago casi un año completo.
Podemos
pensar que Manuel salvó su vida gracias a esos años en que estuvo escondido, si
hubiese caído en 1936 en manos de los fascistas, posiblemente hubiese terminado
delante de un pelotón de fusilamiento, como más de un centenar de compañeros
suyos.
Esta
historia forma parte de nuestro trabajo de investigación sobre la Guerra civil
en Sanlúcar y la posterior represión. Dicho estudio, que verá a la luz en breve
espacio de tiempo, tras largos años de trabajo, saca a la luz nombres, apellidos,
historias y circunstancias que jamás, decimos, jamás, deben ser olvidadas.
[1] Un avance de este trabajo se presentó en
los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y
estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de
Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión
franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019.
https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11
[2]
BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio . Edita Antonio Pedro Barbadillo Romero.
Santo Domingo industrias graficas. Sanlúcar 2002. Pág.9
[3] Dicho
suceso aparece recogido por las autoridades franquistas en numerosos
expedientes sobre los supuestos participantes en esto actos. ( A.M.S.B )
Expedientes de conducta ( 1939- 1940)
Sig. 4220.
[4]
BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio..Pág. 11
[5] PRESTON,
Paul. El holocausto español . Ed. Debate. Madrid. 2011 Pág. 250
[6] (A.M.S.B
) Expedientes de conducta ( 1939- 1940)
Sig. 4220.
[7] (A.M.S.B.) Informes de Conducta emitidos por el
Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 2993
[8]
GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis. La justicia del terror. Ed. Mayi. Cádiz 2014. Pág.
52.
[9]
TALLAFIGO GÓMEZ, Macarena. “Los fusilamientos de ganado” http://www.guerracivil1936.galeon.com/diario08.htm
[10] Según
la ficha policial de Manuel Ureña Cabrera conservada en el Archivo Municipal de
Sanlúcar, legajo que tenemos transcrito en su totalidad, tenía 42 años, era
hijo de José y María, de oficio campo, con domicilio en calle Santa Brígida nº
11. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno
Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[11] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por
el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[12] (A.M.S.B)
Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937-
1939) Sig. 5239.
[13] Lagares
estaba inserto en el registro de la propiedad con una contribución de 3.094
pesetas. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de
Barrameda. Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág. 59
[14]
(A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento…
[15] El jefe de centuria de Falange española en
Sanlúcar, estuvo preso en el castillo de Santiago en varias ocasiones por el
gobierno republicano acusado de incentivar el terrorismo callejero buscando la represión de la
izquierda. Entró el 19 de abril de 1936 a las 24:00 horas , saliendo ese mismo
día a las 7:00 horas para la prisión provincial de EL Puerto de Santa María.
Volvería a entrar en prisión el 18 de mayo de 1936 por orden del Juez de
instrucción, para salir el 19 de Mayo de 1936 por orden del Gobernador Civil. (
A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1 Era además miembro de la Junta directiva de Falange
española en Sanlúcar junto con José García Muñoz, Jerónimo de Angulo
Otaolaurruchi, Enrique Fernández Pérez, Tomás Barbadillo Delgado, Manuel Casado
Ávila y Pedro Gutiérrez Ambrosy. VIEJO
FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda. Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág 56.
[16] Jose Ureña
González, falleció el 8 enero de 1938 con 82 años .La muerte se produjo en su domicilio en Santa Brígida a consecuencia de
una hemorragia cerebral. Estaba casado
con Mercedes Cabrera Cotán, dejando por hijos a Manuel y María. La inscripción en el registro civil fue
realizada por la esposa de este. Archivo
del Registro civil de Sanlúcar de Barrameda. (A.R.C. S.) Libro 146.
Defunciones. fol. 69. Nº 17.
[17] Entró
en la cárcel del castillo de Santiago el 22 de Mayo de 1939 a las 15:00 horas,
saliendo el 11 de mayo de 1940 a las 11:00 horas con destino a Jerez de la
Frontera. Vuelve a ingresar ejnprisión el 21 de julio de 1940 por orden del
juzgado ejecutor de sentencias de Cádiz para salir nuevamente al campo de
concentración del cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de
1940 a las 12:00 horas ( (A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de
Sanlúcar. Sig. 8395/1
[18] Revista
satírica y anticlerical fundada en 1884 en Valencia por Miguel Vicent
Carceller. En su tercera etapa en plena guerra civil y con la entrada de los
nacionales en Valencia, su director Carceller, fue fusilado al igual que sus
dibujantes y colaboradores como Carlos Gómez Carrera alias “Bluff” y José María
Carnicero.
[19]
(A.M.S.B.) Expedientes de conducta ( 1939-1940) Sig. 4220.
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