Josefa Ibarbia, víctima del amianto 50 años después de
trabajar en una papelera
Corría el año 1955. Josefa Ibarbia (Berastegi, 1941) tenía
14 años por aquel entonces y ya trabajaba manipulando papel en Papelera Uranga
una fábrica de papel que se encontraba en Berrobi, municipio guipuzcoano
ubicado a unos 30 kilómetros de San Sebastián. Josefa trabajo allí durante ocho
años junto con sus cuatro hermanas, un hermano y su marido. Han tardado 55 años
en darse cuenta de que en aquella papelera los trabajadores estaban expuestos
al amianto, mineral que estaba mezclado con los polvos de talco que se usaban
para dar consistencia al papel.
Josefa ha sido consciente a sus 78 años, después de que le
diagnosticaran cáncer de pleura año y medio. Un cáncer, que, según reconocen
Osalan y la Seguridad Social, se produjo por exposición al amianto durante los
años que trabajó en aquella fábrica de papel. Sus hermanas -su marido y su
hermano han fallecido- han entrado en el listado de vigilancia sanitaria del
amianto a la espera de que se les realice las pruebas pertinentes en este tipo
de casos.
Jesús Uzkudun, portavoz de la Asociación de Víctimas del
Amianto de Euskadi (Asviamie) es quien ha llevado la lucha de Josefa hasta
Osalan y, a pesar de que la empresa como tal ya esté desaparecida -fue comprada
por el grupo Sarrió-, si encuentran la manera, llevarán el caso a los
tribunales para lograr una indemnización por daños y perjuicios. Sin embargo,
Uzkudun lamenta que Josefa en el peor de los casos no pueda llegar a conocer el
desenlace de esta historia, ya que la media de esperanza de vida del
mesotelioma -enfermedad que se produce por exposición al amianto- es de un año
desde su diagnóstico y, Josefa, ya lleva año y medio. Actualmente, se encuentra
ingresada en el hospital en delicado estado de salud.
El caso de Josefa abre la puerta a un nuevo perfil de
persona afectada por la exposición al amianto. Hasta ahora, los casos conocidos
tratan sobre hombres que trabajaban en la construcción, en fundiciones, canteras o empresas
ferroviarias, pero rara vez se ha encontrado un caso en el que la víctima fuera
mujer y se dedicase al sector productivo.
"Hay una conspiración para ocultar lo que está
ocurriendo. La conspiración va desde Osakidetza, que están obligados a
comunicar sospecha cuando hay una enfermedad de posible origen laboral. El
mesotelioma solo lo produce el amianto, por lo tanto, no hay duda. En el caso
de Josefa, no lo comunicaron. Es más, el oncólogo se metió en terrenos
movedizos diciendo que en las papeleras no había amianto. Además de eso, las
empresas incumplieron la ley y ahora, la persona enferma, 50 años después tiene
que demostrar que estuvo expuesta con toda la complicación que eso conlleva
puesto que la empresa ha desaparecido. Yo echo en falta un mayor compromiso
social para visualizar esto, porque si no se visualiza tampoco hay
prevención", ha explicado Uzkudun a Eldiarionorte.es.
Según estimaciones, al menos 25.000 trabajadores vascos han
estado en contacto con el amianto a partir de los años 80, no se conocen datos
de fechas anteriores. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de
125 millones de personas de todo el mundo están expuestas -o lo han estado- a
este mineral en su lugar de trabajo. Con esas cifras, la OMS calcula que en las
próximas décadas morirán 107.000 trabajadores al año. En España se calcula que
unas 40.000 personas han muerto por esta causa, y que en las próximas décadas
lo harán otras 40.000 más, ya que el periodo de latencia medio, es decir, el
tiempo que pasa desde que se inhala el amianto hasta que se desarrolla el
cáncer es de entre 30 y 40 años.
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