Cataluña y Navarra retiran pizarras con amianto de sus
colegios
Cataluña ha detectado 108 pizarras escolares que contienen
amianto —una sustancia tóxica que puede provocar cáncer de pleura y pulmón al
inhalar sus fibras—, de las que 70 ya han sido retiradas y el resto lo serán
antes de finales de este año. El País Vasco fue la primera autonomía en dar la
voz de alarma en 2015, cuando detectó 19 pizarras que contenían ese material.
Además de esas dos comunidades, solo Navarra admite haber analizado colegio por
colegio y haber detectado encerados con esa sustancia (un total de seis, ya
retiradas). El resto de regiones consultadas aseguran que en sus centros
educativos no hay pizarras contaminadas, aunque no acreditan haber efectuado
estudios exhaustivos.
Siguiendo el modelo vasco, el Departamento de Trabajo de
Cataluña elaboró en abril de 2016 una guía para detectar las pizarras que
pudieran contener esa sustancia tóxica, que tienen unas características
comunes: suelen contener “una placa fina y lisa de fibrocemento pintada de
negro o color oscuro sobre una placa de madera o conglomerado de madera”. El
texto de Trabajo pedía, además, revisar las que pudieran resultar
“sospechosas”, por desconocerse su composición. Los centros debían inspeccionar
las pizarras en busca de roturas o imperfecciones. En esos casos, se prohibía
pulirlas, fregarlas o perforarlas, hasta que fueran analizadas. Aunque se
permitía que los centros continuaran utilizándolas. Se identificaron 108 en 25
colegios diferentes. Según la consejería de Educación, ninguna de ellas había
sido suministrada por el Departamento catalán y no tenían identificación de
fabricación. “Se desconoce su origen y procedencia”, indican.
“Son peligrosas porque cuando el material se rompe se
liberan fibras, que pueden ser inhaladas”, señala Lluís Mallart, técnico y
especialista en amianto que asesora a Administraciones en la retirada del
mismo. Mallart insta a los Gobiernos autónomos a realizar estudios sobre el
terreno, siguiendo las recomendaciones elaboradas por el País Vasco o Cataluña.
“El protocolo lo tienen, lo pueden copiar, otra cosa es quién y cómo se evalúan
las pizarras y si el personal está bien formado”, recalca. El experto cree que
es “muy difícil” que en el resto de regiones no haya ejemplares de esas
pizarras, normalmente, fabricadas antes de 1990 (el amianto se prohibió en
2002). “Seguramente, en el sótano de alguna escuela queden algunas con patas de
madera”, sospecha. Pero también las hay con amianto sin tener patas.
Sin embargo, todas las comunidades —a excepción de Canarias
y Asturias, que no han contestado— han asegurado por escrito a este periódico
que no tienen encerados así. “Todas las pizarras de la Comunidad de Madrid
están supervisadas y controladas por técnicos de la consejería y no han
detectado ninguna en nuestros centros”, afirman en la región madrileña.
Andalucía y Extremadura aseveran que, desde que tienen las competencias
transferidas, no han adquirido pizarras que puedan contener amianto. “Es muy
raro que en nuestros colegios aún haya pizarras fabricadas antes de 1990 —que
son las que encontraron en el País Vasco—”, dicen desde el Gobierno andaluz. En
otros territorios, como Baleares, reconocen que no habían oído hablar del
problema.
El procedimiento para retirar las pizarras afectadas es
complejo y varía en función de la forma en la que están ancladas. Lo más
habitual es encontrarlas colgadas de la pared con ganchos, como si fuese un
cuadro, o atornilladas. Primero se humectan las zonas de riesgo que pueden
desprender fibras con un producto especial, después se envuelve en plástico y
se coloca en un saco especial para ser trasladada. Tras retirarlas, se hacen
mediciones para comprobar que no se han desprendido fibras. El coste de la
retirada de las próximas 38 pizarras contaminadas en Cataluña ascenderá a
60.000 euros.
Con información de Ana Torres, Lucía Bohórquez, Javier
Martín-Arroyo, Mikel Ormazabal. Ignacio Zafra y Silvia R. Pontevedra.
Un problema también en la Universidad
Algunas autonomías, como Castilla y León, aseguran que el
avance hacia la digitalización de las aulas les aleja del problema con el
amianto. En sus centros hay más de 5.500 pizarras digitales, lo que supone que
más del 85% de las clases de primaria y en torno al 55% de la de secundaria han
sido modernizadas. De las pizarras adquiridas antes de 2000, solo quedan entre
el 5% y el 10% y “serán sustituidas en los próximos años”, dice la Consejería
de Educación. En la misma línea, la Xunta de Galicia afirma la mayoría de sus
pizarras son ya digitales o de vinilo. Aunque la Xunta admite que “puede quedar
alguna” de las antiguas, pero se trataría de algo “totalmente excepcional”.
El problema también se da en las universidades. En la
Universidad Rovira i Virgili retirarán dos pizarras “por precaución”, porque
después de “inventariarlas” son las que podrían haber sido fabricadas en los
años ochenta y no han logrado determinar su composición. En la Politécnica,
también de Cataluña, la Pompeu Fabra y la de Lleida aseguran que no han hallado
amianto en sus pizarras. En la Universidad de Barcelona no las han analizado
porque, siguiendo las indicaciones de la Generalitat, “no ha hecho falta”. “No
están deterioradas en un 10% de su superficie o más”, indican. En la Autónoma
aseveran que se han ido renovando y “la gran mayoría” son de material cerámico.
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