"Amnistía de 1977"
Discurso de Marcelino Camacho y el texto de los dos primeros articulos
Debate de la ley de Amnistía en el Congreso del diputado
comunista Marcelino Camacho Abad el 14.10.1977
"Señor Presidente, señoras y señores Diputados, me cabe
el honor y el deber de explicar, en nombre de la Minoría Comunista del Partido
Comunista de España y del Partido Socialista Unificado de Cataluña, en esta
sesión, que debe ser histórica para nuestro país, en honor de explicar, repito,
nuestro voto.
Quiero señalar que la primera propuesta presentada en esta
Cámara ha sido precisamente hecha por la Minoría Parlamentaria del Partido
Comunista y del PSUC el 14 de julio y orientada precisamente a esta amnistía. Y
no fue un fenómeno de la casualidad, señoras y señores Diputados, es el
resultado de una política coherente y consecuente que comienza con la política
de reconciliación nacional de nuestro Partido, ya en 1956.
Nosotros considerábamos que la pieza
capital de esta política de reconciliación nacional tenía que ser la amnistía.
¿Cómo podríamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando los ‘unos a
los otros, si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre?
Para nosotros, tanto como reparación
de injusticias cometidas a lo largo de estos cuarenta años de dictadura, la
amnistía es una política nacional y democrática, la única consecuente que puede
cerrar ese pasado de guerras civiles y de cruzadas. Queremos abrir la vía a la
paz y a la libertad. Queremos cerrar una etapa; queremos abrir otra. Nosotros,
precisamente, los comunistas, que tantas heridas tenemos, que tanto hemos
sufrido, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores. Nosotros estamos
resueltos a marchar hacia adelante en esa vía de la libertad, en esa vía de la
paz y del progreso.
Hay que decir que
durante largos años sólo los comunistas nos batíamos por la amnistía. Hay que
decir, y yo lo recuerdo, que en las reuniones de la Junta Democrática y de la
Plataforma de Convergencia, sobre todo en las primeras, se borraba la palabra
“amnistía” ; se buscaba otra palabra porque aquella expresaba de alguna manera
—se decía— algo que los comunistas habíamos hecho, algo que se identificaba en
cierta medida con los comunistas.
Yo recuerdo que en
las cárceles por las que he pasado, cuando discutíamos con algunos grupos que
allí había de otros compañeros de otras tendencias —que después alguna vez la
han reclamado a tiros— estaban también en contra de la palabra «amnistía».
Recuerdo también un
compañero que ha pasado más de veinte años en la cárcel: Horacio Femández
Inguanzo, a cuyo expediente se le llamó “el expediente de la reconciliación”, y
que fue condenado a veinte años en 1956. Cuando monseñor Oliver, Obispo
auxiliar de Madrid, nos visitaba en 1972 en Carabanchel, y le hablaba del año
de reconciliación que abría la Iglesia, Horacio le decía: «Si quiere ser
consecuente la Iglesia con la reconciliación, debe pedir también en este año la
amnistía, ya que lo uno sin lo otro es imposible». Y le explicaba que él había
sido condenado a veinte años como dirigente del Partido Comunista de Asturias,
precisamente por la amnistía, y que su expediente se llamó “el expediente de la
reconciliación”.
Hoy podríamos citar más
compañeros aquí: Simón Sánchez Montero y tantos otros, que hemos pasado por
trances parecidos, pero hoy no queremos recordar ese pasado; hemos enterrado,
como decía, nuestros muertos y nuestros rencores, y por eso, hoy, más que
hablar de ese pasado, queremos decir que la minoría comunista se congratula del
consenso de los Grupos Mixto, Vasco-Catalán y Socialista, y hubiéramos deseado
también que éste fuera un acto de unanimidad nacional.
Todavía yo pediría a
los señores de Alianza Popular que reconsideren este problema. Nosotros
afirmamos desde esta tribuna que ésta es la amnistía que el país reclama y que,
a partir de ella, el crimen y el robo no pueden ser considerados, se hagan
desde el ángulo que sea, como actos políticos. Por eso hacemos un llamamiento a
nuestros colegas de Alianza Popular de que reconsideren su actitud en este acto
que debe ser de unanimidad nacional. En esta hora de alegría, en cierta medida,
para los que tantos años hemos pasado en los lugares que sabéis, sólo
lamentamos que, en aras de ese consenso y de la realidad, amigos, patriotas,
trabajadores de uniforme, no puedan disfrutar plenamente de esta alegría. Desde
esta tribuna queremos decirlo, que no les olvidamos y que esperamos del
Gobierno que en un futuro próximo puedan ser reparadas estas cuestiones y
restituidos a sus puestos.
También a las mujeres de nuestro país queremos indicarles
que si hoy no se discute este problema, que si en esta ley faltara la amnistía
para los llamados “delitos de la mujer”: adulterio, etc., les queremos recordar
que el Grupo Parlamentario Comunista presentó una proposición de ley el 14 de
julio que creemos que es urgente discutir y que vamos naturalmente a discutir.
Pero, es natural, señoras y señores Diputados, que tratándose de un militante
obrero, en mi caso, si hablaba antes de que era un deber y un honor defender
aquí, en nombre de esta minoría, esta amnistía política y general, para mí,
explicar nuestro voto a favor de la amnistía, cuando en ella se comprende la
amnistía laboral, es un triple honor.
Se trata de un miembro de un partido de trabajadores
manuales e intelectuales, de un viejo militante del Movimiento Obrero Sindical,
de un hombre encarcelado, perseguido y despedido muchas veces y durante largos
años, y, además, hacerlo sin resentimiento.
Pedimos amnistía para todos, sin
exclusión del lugar en que hubiera estado nadie. Yo creo que este acto, esta
intervención, esta propuesta nuestra será, sin duda, para mí el mejor recuerdo
que guardaré toda mi vida de este Parlamento.
La amnistía laboral
tiene una gran importancia. Hemos sido la (clase más reprimida y más oprimida
durante estos cuarenta años de historia que queremos cerrar. Por otra parte, lo
que nos enseña la historia de nuestro país es que después de un período de
represión, después de la huelga de 1917 y la represión que siguió; después de
octubre del treinta y cuatro y la represión que siguió, cada vez que la
libertad vuelve a reconquistar las posiciones que había perdido, siempre se ha
dado una amnistía laboral. Yo he conocido —mi padre era ferroviario en una
estación de ferrocarril— que en 1931 todavía ingresaban los últimos
ferroviarios que habían sido despedidos en 1917.
La amnistía laboral, pues, está claro que es un acto
extremadamente importante, conjuntamente con la otra. Si la democracia no debe
detenerse a las puertas de la fábrica, la amnistía tampoco. Por eso el proyecto
de ley que hoy vamos a votar aquí tiene, además de la vertiente humana y
política, otra social y económica para nuestro país.
Francia e Italia, al salir de la II Guerra Mundial, para
abordar la reconstrucción nacional y la crisis, necesitaron el apoyo y el
concurso de la clase obrera. Días pasados los representantes del arco
parlamentario dieron los primeros pasos en esa vía; la amnistía laboral será el
primer hecho concreto en esa dirección que marcan los acuerdos de la Moncloa.
No hay que olvidar que salimos de una dictadura en medio de una grave crisis
económica, y que todos estamos de acuerdo en que hay que ir al saneamiento de
la economía y a la reconversión nacional también, que esto no es posible sin el
concurso de los trabajadores, que hay que llevar por ello este espíritu de la
Moncloa al hecho práctico concreto de esa realidad.
Señoras y señores Diputados, señores del Gobierno, lo que
hace un año parecía imposible, casi un milagro, salir de la dictadura sin
traumas graves, se está realizando ante nuestros ojos; estamos seguros de que
saldremos también de la crisis económica, que aseguraremos el pan y la libertad
si se establecen nuevas relaciones obrero-empresariales y si un código de
derecho de los trabajadores las garantiza; si conseguimos de una vez que los
trabajadores dejemos de ser extranjeros en nuestra propia patria. Sí, amnistía
para gobernar, amnistía para reforzar la autoridad y el orden basado en el
justo respeto de todos a todos y, naturalmente, en primer lugar, de los
trabajadores con respecto a los demás.
Con la amnistía saldremos al encuentro del pueblo vasco, que tanto
sufre bajo diferentes formas, de todos los pueblos y de todos los trabajadores
de España. Con la amnistía la democracia se acercará a los pueblos y a los
centros de trabajo. La amnistía política y laboral es una necesidad nacional de
estos momentos que nos toca vivir, de este Parlamento que tiene que votar.
Nuestro deber y nuestro honor, señoras y señores Diputados, exige un voto
unánime de toda la Cámara.
Muchas gracias."
La ley está
vertebrada en torno a sus dos primeros artículos, que son los siguientes:
Artículo primero.I.
Quedan amnistiados:
a) Todos Ios
actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado,
tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de
diciembre de mil novecientos setenta y seis.
b) Todos los
actos de la misma naturaleza realizados entre el quince de diciembre de mil
novecientos setenta y seis y el quince de junio de mil novecientos setenta y
siete, cuando en la intencionalidad política se aprecie además un móvil de
restablecimiento de las libertades públicas o de reivindicación de autonomías
de los pueblos de España.
c) Todos los
actos de idéntica naturaleza e intencionalidad a los contemplados en el párrafo
anterior realizados hasta el seis de octubre de mil novecientos setenta y
siete, siempre que no hayan supuesto violencia grave contra la vida o la
integridad de las personas.
II. A. los meros
efectos de subsunción en cada uno de los párrafos del apartado anterior, se
entenderá por momento de realización del acto aquel en que se inició la
actividad criminal. La amnistía también comprenderá los delitos y faltas
conexos con los del apartado anterior.
Artículo segundo.En todo caso están comprendidos en la amnistía:
a) Los delitos de
rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o
motivo de ellos, tipificados en el Código de justicia Militar.
b) La objeción de
conciencia a la prestación del servido militar, por motivos éticos o
religiosos.
c) Los delitos de
denegación de auxilio a la Justicia por la negativa a revelar hechos de
naturaleza política, conocidos en el ejercicio profesional.
d) Los actos de
expresión de opinión, realizados a través de prensa, imprenta o cualquier otro
medio de comunicación.
e) Los delitos y
faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del
orden público, con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los
actos incluidos en esta Ley.
f) Los delitos
cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio
de los derechos de las personas.
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