El drama de una "bebé
robada" condenada a prisión por denunciar a la monja que tramitó su
adopción
MARÍA SERRANO
SEVILLA.- María Ascensión López no sabe, a sus
52 años, el día exacto de su nacimiento. Es una de las víctimas de la trama de
bebés robados que ya ha registrado en España más de 1.500 denuncias y una sola
imputada. Su caso es uno de los pocos que ha llegado a juicio. Y no ha tenido
el final esperado. Ascensión se enfrenta, a día de hoy, a una sentencia de
40.000 euros por injurias y calumnias a la monja que llevó a cabo su adopción.
A esta cantidad hay que sumar los 3.000 euros de multa que el Juzgado de lo
Penal número 3 de Almería le ha impuesto. La imposibilidad de abonar la
sanción, por falta de medios económicos, ha derivado en cinco meses de prisión.
La también presidenta de la Asociación Bebés Robados de Almería, se encuentra a
la espera de un merecido indulto por parte del Consejo de Ministros en
funciones. “En mi expediente de adopción consta que fui adoptada como recién
nacida el 7 de mayo de 1964”. La descripción de su ropa de bebé, un mero papel
que testifica la adopción firmada por Sor Dolores (prima adoptiva de la
víctima) y el papel del registro civil. Escasos documentos que no han permitido
a Ascensión conocer la verdad de su caso, a pesar de llevar seis años buscando
en todos los archivos posibles.
Sor Dolores tiene ahora 75 años,
pero en la etapa del nacimiento de Ascensión, era una veinteañera que había
ingresado en la orden de las Hijas de la Caridad de Sevilla. Prestaba servicios
médicos en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, hoy sede del Parlamento
Andaluz. Los papeles de la adopción de Ascensión encontrados en la Diputación,
reconoce “los nombres de sus padres adoptivos, Cristóbal y Maria y la clara
firma de Dolores que sería testigo presencial de la adopción”. Nada consta
sobre el documento de renuncia de su madre biológica, de obligado trámite, en
este tipo de casos.
Las primeras preguntas
“El trato con mi madre María
siempre fue estupendo. Ella me apoyaba para que buscara la verdad de mis
orígenes”. El padre adoptivo de Ascensión murió cuando apenas contaba con ocho
años. “Recuerdo como la gente me decía que parecía mi abuelo. Yo inocente de
mí, siempre me reía”. Cristóbal tenía 67 años cuando adoptaron a la niña. María
ya rondaba los 60. “Mi padre tenía un puesto bien considerado dentro del
régimen. Vivía muy cómodamente en Almería y la única manera que encontró de
poder tener una niña fue a través de su sobrina que se la ofrecía desde un
hospital de Sevilla”. Poco sabía María, madre adoptiva de Ascensión. “Fuimos a
buscarte y poco más sé hija”. Ascensión recuerda que su madre por papeles, era
una mujer nacida en el año 1910 y muy sumisa en el trato con su marido.
La víctima dejó pasar el tiempo.
“Mi prima ya vivía en Almería y trabajaba en el hospital provincial. Recuerdo
que fui a hacerle muchas preguntas”, apunta. Con tan solo quince años, la monja
la acercó a todos los bebes que se encontraban en la Casa Cuna de la capital.
“¿Ves? Si contigo no hubiéramos hecho esto, estarías así como ellos, sin
familia y sola”. Ascensión sentía inseguridad y tenía en su cabeza un mar de
dudas. “Yo creía que si mi familia me miraba mal era porque tenía un
comportamiento incorrecto y me creía el discurso de mi prima. Siempre me
recordaba que mi familia de origen me abandonó y que no me quería”.
A sus 29 años, la madre de
Ascensión murió. “Pasamos unos años muy malos por culpa de la enfermedad que
tuvo de Alzheimer”. Casada y con tres hijos a su cargo, inició a los pocos años
los trámites de separación. La vida nunca se lo puse fácil a Ascensión para
tirar hacia adelante. “A la monja la veía de vez en cuando y cuando le
preguntaba por este tema siempre me decía que buscara por donde buscara nunca
iba a encontrar nada sobre el paradero de mi madre”.
Los años siguientes estuvieron
marcados por la soledad y la terrible necesidad de sacar a sus hijos adelante.
“Mi vida estaba centrada en la crianza de mis niños sin apoyo de nadie”,
aclara. Se llevaría a sus dos hijos pequeños y al mayor hasta una finca a las
afueras de Almería donde trabajaría en las labores del campo.
El inicio de la búsqueda
En el año 2010 Ascensión decidió
coger impulso para ir hasta la Diputación de Sevilla y confirmar sus papeles de
adopción. “Veía detalles tan extraños. Mis padres me decían siempre que yo
tenía tres meses cuando me fui con ellos y ahí pone bien claro que estaba recién
nacida y no hay referencias al nombre de mi madre”. Un año más tarde crea en
Almería los estatutos de la Asociación Bebés Robados. “Fui de nuevo a ver a mi
prima Sor Dolores y le volví a decir que me dijera de una pista, un hilo donde
tirar”. De muy malas maneras, la monja continúo en silencio hasta recordarle a
Ascensión que nunca encontraría nada de la verdad sobre su verdadera familia.La
trama de bebés robados estalla en televisión. Una miniserie de Telecinco pone
de actualidad el caso. Ascensión accede a ir al posterior programa de debate
presentado por Jordi González. Habla entrecortada de su vida. Y da nombres y
apellidos de los culpables. La querella por injurias y calumnias tardaría pocos
días en llegar.
Sor Dolores lleva a juicio a
Ascensión en el mes de octubre del año 2015. “Tenía tan pocos medios que me
asignaron un abogado de oficio que apenas sabía de mi caso”, recuerda. Sor
Dolores reconocía su implicación en la adopción de su prima y la firma del
documento. “Todo dentro del ámbito legal”. La falsedad de las respuestas y la
falta de pruebas presentadas llevaron a que Ascensión sumara una firme condena.
“40.000 euros de indemnización por la sentencia y 3.000 euros de multa”. Las
costas del juicio más el procurador y abogado de la monja sumaban un dinero
“indecente” para la víctima. La enfermedad desarrollada por Ascensión y la
falta de trabajo no le permitiría abonar las multas. “Cobro una pensión
solidaria de 500 euros de la Junta durante seis meses si o otros no con dos
hijos a mi cargo de 17 y 21 años”.
60.000 firmas de apoyo
A Ascensión solo queda esperar
con mucha paciencia. “Hay que levantarse y seguir luchando pero no es nada
fácil”, afirma. En enero de 2016, la coordinadora X24 de todas la asociaciones
de bebés robados de España, realizó una colecta para" pedir una revisión
de la sentencia a la Audiencia Provincial de Almería. “La Audiencia ratificó de
nuevo el dictamen de la jueza y yo no quería seguir haciendo a mis compañeros
un gasto para un abogado particular”. Sobre la única propiedad que tiene, una
casa donde vive con sus hijos en Almería, se cierne una orden de embargo. “No
me han dicho nada de desalojo aún pero lo que más rabia me da es la cárcel”. La
recogida de firmas de la Plataforma, a través de Chance y concentraciones por
muchas ciudades españolas, han sumado un total de 60.000 firmas de apoyo.
Ascensión no está sola pero se enfrenta a un duro proceso ante la justicia.
Hablar de aquella monja, que marcó para siempre su existencia, le costó
demasiado caro. Seguirá esperando el indulto. “A ver si llega y no me veo entre
rejas, sobre todo por mis hijos”, aclara.
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