Ángel Viñas: "Gran Bretaña
pagó millones para que Franco no entrara en la Segunda Guerra Mundial"
Juan Miguel Baquero
El historiador Ángel Viñas sigue
rompiendo leyendas sobre Franco. Lo hizo con
La otra cara del Caudillo, un libro que alumbró mitos y realidades
biográficas del militar rebelde. Y vuelve a la carga con Sobornos. De cómo Churchill y March compraron
a los generales de Franco (editorial Crítica), una obra que describe el mundo
de conspiradores y espías apostados en el incipiente franquismo. Viñas
desmitifica tópicos, como la entrevista en Hendaya de Franco con Hitler, y
relata la clave que frenó la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial:
una operación británica que enlaza a personajes como Churchill y el corrupto
empresario Juan March.
Viene, en sus últimas obras,
rompiendo mitos sobre Franco.
En los últimos años me he
concentrado en iluminar algunas vetas oscuras del comportamiento de Franco. No
quiero hacer una biografía del dictador, pero sí hay capítulos de su historia
que me interesan sobremanera, y que son los que están más mitificados. El año
pasado dediqué un libro a la influencia del pensamiento nazi sobre Franco, a la
copia de un sistema que tiene más parecidos con el nazi que lo que suponíamos.
Y con
Sobornos ataca otra veta mitificada que enlaza a Franco con Hitler y el
desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.
El mito por excelencia del Caudillo,
que sacó a España de los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Mi propósito ha
sido desmitificar el mito de la 'hábil prudencia', porque no hubo una
estrategia de genio y sí una adaptación a las influencias del entorno más
inmediato a Franco.
¿Franco quería meter a España en
guerra junto a Hitler?
Hay toda una serie de
circunstancias que impulsaron a Franco, muy a su pesar, hacia una neutralidad
que denominó elástica, más volcada hacia el eje que hacia los aliados
occidentales. Y en ese mito analizo en particular la política británica para
mantener a España fuera de la guerra.
¿Cómo consigue la Gran Bretaña de Winston Churchill mantener a Franco
lejos del conflicto bélico?
Con una operación que he
denominado 'Sobornos' y consistía en comprar a la gente de Franco para que lo
disuadieran de aliarse con Hitler y de entrar en guerra al lado de los nazis.
Es una historia que se conocía pero que he estudiado en profundidad gracias a
que los ingleses desclasificaron hace tres años unos papeles muy importantes
que alumbran y dan las claves, aunque con algunas lagunas.
¿La participación española tenía
una importancia similar para británicos y alemanes?
Para Gran Bretaña era vital,
absolutamente, que España no entrara en guerra. El Peñón de Gibraltar era una pieza
estratégica que los ingleses querían convertir en una fortaleza inexpugnable. Y
para eso necesitaban tiempo. 'Sobornos', como funciona, dura hasta el año 43
pero llega en un primer momento para comprar seis meses de neutralidad
española. Para la Alemania nazi no era tan importante la participación de
España. Les hubiera gustado, pero no era vital, mientras que para Gran Bretaña
era un ejercicio de realpolitik.
¿Derriba también el mito de la reunión de Hitler y Franco en Hendaya?
Eso es parte del mito, que Franco
en Hendaya se erige como defensor de la neutralidad española, que dice que no
al amo de Europa, que virilmente se opone a los deseos de Hitler… todo eso son
camelos y pamplinas. Franco no dijo nada de eso a Hitler. No llegó a un acuerdo
porque no se comprometió formalmente a darle a Franco los territorios que pedía
en el norte de África. Trato de desmitificar la importancia de la conferencia
de Hendaya, celebrada como el epítome de la sagacidad galaica del jefe del
Estado. Pues no.
¿Recelaba Hitler de Franco?
Esencialmente Hitler no creía que
los españoles fueran capaces de mantener en secreto una promesa así por
escrito. Creía que se irían de la lengua y eso podría estropear sus relaciones
con la Francia de Pétain y sobre todo poner en aviso al ejército francés en
Marruecos y Argelia y estropear sus propios planes. Hitler probablemente no lo
supo nunca, pero tenía razón, porque a las 24 horas de la conferencia de
Hendaya los ingleses ya sabían lo que había pasado. Habían metido a un espía,
por lo menos, en el séquito de Serrano Suñer y otro en el de Franco. Sabían que
lo que pasó en Hendaya no era definitivo.
¿Y a quienes compran los ingleses?
A dos ministros del Gobierno, el
ministro del Ejército, José Enrique Varela, al de Gobernación, el coronel
Valentín Galarza, al hermano de Franco… y luego a un montón de generales
monárquicos, entre los cuales destacan (Luis) Orgaz, (Antonio) Aranda y
(Alfredo) Kindelán muy en particular. Churchill sobornó al entorno de Franco
para que no entrara en guerra junto a Hitler.
¿Cómo consiguen esa conspiración
en las más altas esferas del incipiente régimen franquista?
Lo logran de una manera muy
sencilla: comprando a estas personas con dinero que percibieron después y cuyo
contravalor en pesetas, porque se les pagaba en libras, les habría hecho
multimillonarios de la época por cantidades inimaginables. El empresario Juan
March adelantó pagos a algunos de ellos de sus propios fondos y luego los
ingleses se lo reembolsaron.
¿Qué papel desempeña March?
La 'operación Sobornos' no
hubiera sido posible sin entusiasta cooperación de Juan March. Genera la idea,
probablemente, es quien la pone en práctica, da sugerencias, arregla los
detalles de pagos y cuentas en el extranjero, las administra y, al final, ayuda
a los militares vía Nicolás Franco a blanquear su mal ganado dinero. Era la
piedra fundamental y sugirió a los ingleses que pagasen una vez estuviera
demostrado conclusivamente que España no entraba en guerra. Eso para March se
demostró a finales de 1943 por lo que supongo, lógicamente, que se les pagó en
el 44.
¿Franco no olió lo que tramaba
su gente de confianza?
Franco nunca tuvo la menor idea.
No hay absolutamente la menor referencia en los papeles a que Franco sospechara
de esto, ninguna. Desde luego los ingleses hicieron todo lo posible para que
Franco no se enterase. No se tenía que enterar. Esa era la idea, que Franco
estuviera expuesto a una serie de consejos, sugerencias e informaciones que les
suministraba el ministro del Ejército, entonces…
¿Lo consideraría una traición?
No me atrevo a definirlo como
traición. Imagino que pensaban que rendían servicio a España al mantenerla
fuera de la Segunda Guerra Mundial y encima se forraban. La combinación
patriotismo y pela, la 'pp'… pues eso iba a misa. Les tuvo que encandilar.
Mencionó que había encontrado
lagunas en la documentación desclasificada, ¿cuáles?
No se conoce por ejemplo la lista
total de beneficiarios ni las cantidades exactas. Hay indicios que están
descritos en el libro. Lo que mejor se conoce son los pagos a Kindelán, el
equivalente hoy a unos 70 u 80 millones de euros. No puedo asegurar que eso
fuera todo lo que percibió, es probable que percibiera más. Y March rendía
cuentas en Madrid a la Embajada, en una casa de lenocinio o en una finca, donde
fuera, pero no se conocen los métodos de control que los ingleses aplicaron
para controlar a March. Aunque todo esto no se había explorado en su
concepción, manifestaciones y efectos como ahora, no he podido descubrir todo
lo que hay. Los ingleses… una de dos, o han quemado papeles o no los han
desclasificado.
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