Para la mayoría de la gente todo esto pasará inadvertido, pero en marzo se cumplen 80 años de la revolución de Kronstadt, enmarcada dentro de la tercera revolución en Rusia que a la sazón era la verdadera revolución socialista.
Para los historiadores del poder este hecho es obviado injustamente y para los historiadores marxistas solo cabe la mención en unas cuantas líneas difamatorias, tachando a los revolucionarios de Kronstadt de mencheviques y contrarrevolucionarios.
Este breve artículo solo pretende dar un homenaje a aquellos heroicos revolucionarios, muchos de ellos enmarcados en el anarquismo, que intentaron conducir la historia de la Revolución Rusa y de la revolución mundial hacia los postulados del verdadero socialismo, del socialismo humano, frente a la sinrazón de las posturas autoritarias. Hagamos un poquito de memoria y veamos que fue lo que sucedió en Kronstadt.
Tras la Revolución de Octubre de 1917, con el golpe de mano del Partido Bolchevique haciéndose con el poder del Estado, dos posturas revolucionarias movían el espíritu de los proletarios.
Por una parte se enmarcaban las tesis de los bolcheviques partidarios de una concepción centralizada del poder y de la sumisión de todos los aparatos económicos, políticos y sociales a la disciplina del partido y del Estado. Frente a ellos se concentraba una concepción federalista de la sociedad donde los proletarios y campesinos directamente llevarían su vida y gestionarían la política, la economía y lo social. Esto sería el socialismo en acción, el anarquismo. Junto con la guerra civil rusa (1918-1921) que se estaba llevando adelante, el gobierno bolchevique procedió a la purga de los elementos hostiles a su política, entre ellos los anarquistas. Destaca la detención de los anarquistas de la calle Malaia Dimitrova en Moscú. A través de la Cheka, policía política de Lenin, se procedió a la detención de todos los elementos que no estuvieran bajo la onda del partido, cuando también se procedió a su exterminación.
A raíz de todo esto, junto a las medidas económicas que el comunismo de guerra había provocado, se produjeron diversos alzamientos fruto de ese malestar. En este panorama se produce el alzamiento de Kronstadt (que junto con el ideal de Majno son las luchas por el socialismo anarquista).
Kronstadt protestaba por la falta de libertad y de oportunidades que el gobierno bolchevique ofrecía. Sus reivindicaciones se limitaban a pedir soviets libres, libertad de prensa y reunión para todos los grupos socialistas y la libertad de los presos políticos social-revolucionarios y anarquistas.
También pedían que los bolcheviques no ejercieran mas poder sobre el proletariado sino que fueran los trabajadores mismos los que dirigieran y administraran su producción y su vida. El lema de Kronstadt era: ¡Viva Kronstadt roja con el poder de los soviets libres! Se constituyó un soviet en los acorazados Petropavloks y Sebastopol, teniendo como personajes mas destacados a los simpatizantes anarquistas Petrichenko y Perepelkin. Como se ve sus reivindicaciones eran justas, enmarcadas dentro del prototipo de socialismo justo.
Pero sin embargo frente a estas tesis benevolentes se alzó todo un aparato burocratico-estatal que bajo la capa del socialismo ahogó la verdadera revolución. El gobierno bolchevique, sobre todo con Trotsky y Zinoviev a la cabeza, montó una campaña de difamación contra Kronstadt con el objetivo de atacar la revolución. Trotsky, dirigente del Ejército Rojo y comisario de Asuntos Exteriores, en 1917 afirmó que Kronstadt era "la flor y nata de la Revolución", para cuatro años después tacharla como "la canalla contrarrevolucionaria".
Se empezó a afirmar que Kronstadt iba a vender Rusia a los ejércitos blancos del zar, que la sublevación estaba dirigida por zaristas y que sólo era una maniobra contrarrevolucionaria de social-revolucionarios y mencheviques contra la Rusia bolchevique. Todo era una campaña de mentiras ante el temor a la verdadera revolución que iba a destronar definitivamente a los nuevos zares. Bajo unos falsos planes de negociación se estaba gestando el ataque. Ante las palabras de Trotsky "os aplastaremos como a perdices", los anarquistas de Petrogrado Emma Goldman, Alexander Berkman, Perkus y Petrovsky dirigieron un escrito a Zinoviev para parar la acción. Pero nada es posible. Todo el partido bolchevique esta de acuerdo en que había que aplastar Kronstadt (incluso la oposición obrera de Kollontai tachada de anarcosindicalista por Lenin).
Y ese ataque tenia que ser inmediato, pues si se llegaba a la época del deshielo sería imposible atacar. Así pues, el 7 de marzo de 1921, a las 18:45 horas, Trostky, Toutjachevsky y Dibenko dan la orden de bombardear. Aunque Kronstadt resistió, el 18 de marzo los bolcheviques la toman definitivamente.
Fue el fracaso de la revolución. Los verdaderos contrarrevolucionarios eran aquellos que decían defender la revolución soviética. Tras el fracaso de Kronstadt la represión continuó y, con la llegada de Stalin al poder pocos años después, se multiplicó.
Páginas tan brillantes como la de Kronstadt sólo se escribirán con la epopeya de Majno en Ucrania y sobre todo con la Revolución Española de 1936.
Que Kronstadt no quede en el olvido. Que aquellos luchadores no eran contrarrevolucionarios como los marxistas los presentan, sino combatientes por un ideal de justicia. En la mente de muchos ejemplos como el de la revolución de Kronstadt siguen y seguirán latentes.
Julian Vadillo
Tierra y Libertad
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