Encerrado en un furgón, sin ventilación, junto a un grupo de personas que, como tú, huye de la miseria en busca de una vida mejor para si y sus familiares. Sudando por todos los poros de tu piel, intentando sacar una gota de agua de una botella de litro y medio que, para treinta y cinco personas, hace tiempo que se acabó; llevas cuatro días sin comer y el sofocante calor, el hambre, la debilidad y la sed te hacen pensar en el pasado, en tu tierra, en tu familia y en si vivirás lo suficiente para procurarles un futuro cuando ni siquiera sabes si llegarás vivo a tu destino.
Maldices a tod@s aquell@s que han provocado tu miseria, piensas en tod@s aquell@s que corrieron la misma aventura que tú y el mar se l@s tragó, tuvieron menos suerte que tú aunque te sientes morir y aún no sabes cómo acabará tu aventura. Sólo la esperanza de una vida mejor te mantiene vivo, pero ¿hasta cuándo? Te sientes desfallecer y sabes cual será tu final si el viaje no termina en un par de días, morirás de hambre y sed, tu sueño y el de tu familia habrá terminado antes de empezar. Te sientas, estas desfallecid@, no sabes cuanto tiempo llevas metid@ en ese maldito furgón, pero para ti es una eternidad. Tu cuerpo te avisa que necesita beber por vigésimo quinta vez, miras a tu alrededor y ves a l@s que van contigo golpeando desesperad@s las puertas del furgón con ahogados gritos de socorro, gritos que se pierden entre las cuatro paredes del furgón convertido en improvisado ataúd comunitario fletado por un grupo de mafios@s que sacan tajada de la miseria y la desesperación de un@s pobres desgraciad@s que probablemente terminarán muriendo por no enfrentarse a l@s culpables de someter al pueblo marroquí, argelino, saharagüi, chino, guineano... a la más absoluta de las miserias amparándose en coronas antiquísimas, presidencias dudosamente democráticas y razones de Estado.
El pánico va creciendo con el paso del tiempo, dando paso al silencio que sólo la muerte es capaz de imponer tajante e incontestablemente. Tumbad@ ya en el suelo recibiendo el abrazo fatal aunque liberador de la muerte, tu último recuerdo es para tu compañer@ y tus hij@s, ¿qué será de ell@s? por fin espiras y dos palabras salen de tu boca en hilito de voz ¿por qué?
Esta historia ha salido de nuestra imaginación, pero nuestra imaginación se ha inspirado en tod@s l@s que han perdido la vida en la inútil búsqueda de una vida mejor, huyendo en vano de la miseria, pues no hay donde huir, la única posibilidad de acabar con la miseria el luchar contra l@s que la provocan: el poder, el privilegio, el capitalismo, y contra las que lo justifican y eternizan: la religión.
Si tenemos que vivir hagámoslo con libertad y si tenemos que morir hagámoslo con dignidad, es obligación de tod@s los desheredad@s de la tierra el poner fin a la barbarie de las miserias que el sistema capitalista, sea cual fuere su apellido, nos impone.
Ekaiz Beltza Taldea
Periodico Tierra y Libertad
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