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viernes, 20 de marzo de 2020

ESTUDIAR CON EL AMIANTO EN LA PARED DE AL LADO


Estudiar con el amianto en la pared de al lado

Ivanna Vallespín

“Vivimos con el miedo y la angustia por el desconocimiento de los efectos que puede tener el amianto en nuestros hijos pequeños, hace tres años que conviven con él. Te acongoja”. Así explica César Sánchez, un padre de la escuela 9 graons de Barcelona, la incertidumbre en la que viven las familias por la presencia de una cubierta de fibrocemento del edificio contiguo a su colegio. Una inquietud que comparten las familias de las escuelas Encants, Gaia y Leonor Serrano, que padecen el mismo problema. El Ayuntamiento de Barcelona asegura que hasta ahora los análisis muestran que no hay riesgo y ultima un proyecto para cubrir el tejado con una lona hasta que se pueda retirar el material tóxico. “Trabajamos con material sensible porque se trata de niños”, admite Antoni Garcia, director de equipamientos educativos del Consorcio de Educación de Barcelona.


Las familias de la escuela 9 graons estrenaron hace tres años el centro, pero la ilusión pronto quedó ensombrecida por la presencia de una gran cubierta de fibrocemento en el edificio de al lado. Entonces empezaron a informarse “y un especialista confirmó que era un peligro”, explica uno de los padres.

La preocupación les llevó a cerrar el patio el pasado mes de octubre, de manera que los niños, entre tres y cinco años, debían acudir a un parque cercano durante la hora del recreo. El Ayuntamiento de Barcelona realizó análisis del aire, de la tierra y el tejado para detectar la presencia de fibras (el amianto es peligroso cuando se desprenden unas fibras que se introducen en el organismo, pudiendo provocar afecciones respiratorias o tumores), pero los resultados fueron negativos. El patio se reabrió pero la angustia permanece. “El peligro es más grande de lo que dicen”, advierte Sánchez.
Una situación calcada viven los colegios Encants, Gaia y la guardería Leonor Serrano. Sus respectivos patios lindan con una misma nave industrial, con una cubierta que contiene amianto. Allí la inquietud aumentó hace unas semanas cuando un trozo de tejado se desprendió por los efectos del temporal Gloria y cayó en uno de los patios. Pero el temor en la escuela Gaia es doble, ya que en otro de los lindes se halla otra nave con un tejado de fibrocemento degradado y con placas rotas. Sonia Hernández, miembro de la asociación de familias (AFA) del centro, explica que este edificio es el que más les preocupa, pero en principio cuentan que en verano se retirará el amianto, después de que al propietario se le abriera un expediente de disciplina urbanística por el mal estado de la construcción. “Lo que exigimos es que la retirada se haga con las medidas de seguridad que garanticen que no se desprenden fibras durante las obras”, pide Hernández.

El Ayuntamiento busca, en conversaciones con los centros, una solución conjunta para las cuatro escuelas. De momento se han colocado unas vallas de protección para evitar que caigan trozos dentro del recinto escolar. La solución temporal que hay sobre la mesa ahora es protegerlos con una lona especial de PVC para que todo el fibrocemento quede encapsulado y no pueda desprender ninguna partícula tóxica. La propuesta está pendiente de la validación de la Generalitat y las familias urgen para que se coloquen estas protecciones durante las vacaciones de Semana Santa.

Retirada definitiva

No obstante, el Consorcio y las familias apuestan por la retirada del amianto como solución definitiva. “Es que una valla no hace nada si hay fibras”, se queja Sonia Hernández. En el caso del 9 graons, el edificio afectado es un aparcamiento privado que está en uso pero en proceso de expropiación. “Esperamos que en un año sea del Ayuntamiento para poder intervenir”, augura Garcia. El directivo del Consorcio añade que en el caso de las otras tres escuelas también hay un proceso de expropiación, “pero se prevé más complicado porque hay varios propietarios”.

La Generalitat, de hecho, asegura que desde 2017 ha retirado el amianto de un centenar de escuelas, lo que ha supuesto un coste de 7,8 millones de euros. Además de 50.000 euros por la retirada de 131 pizarras que contenían amianto. Aunque las familias reconocen la buena predisposición del Ayuntamiento de Barcelona, no se ahorran críticas sobre los análisis y la planificación. “No se puede coger una muestra pequeña de cubierta o un puñado de arena en un bote de orina. Las muestras deben ser más amplias para que tengan más fiabilidad”, pide Sonia Hernández. “La Administración no ha actuado como debería, pensando en el riesgo cero para los niños. Legalmente puede ser que todo lo hayan hecho bien, pero moralmente no, porque tenían que haber previsto el peligro antes de hacer la escuela” remacha Marc Hurtado, uno de los padres del 9 graons.

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