Demanda contra el amianto desde
Altsasu
altsasu- “Joseba es la primera
persona en Navarra, y probablemente también en España e incluso en Europa, que
ha conseguido una indemnización de fondos estadounidenses de empresas
relacionadas con el amianto”, asegura Mª Asun Fernández, presidenta de Ananar
(Asociación Navarra de Amianto Nuevo Amanecer Respirando), constituida en 2016
para acompañar a otras víctimas del amianto y recabar fondos para la
investigación de las enfermedades derivadas por este mineral, primera causa de
mortalidad en el trabajo.
Y es que un bufete de abogados de
Houston (Texas) se puso en contacto con esta asociación para gestionar
reclamaciones ante estos fondos creados por empresas relacionadas con la
fabricación y exportación del amianto. “Cuando Mª Asun me propuso realizar la
demanda dije que para adelante mientras no tuviera que pagar”, recuerda Joseba
Azpiroz, afectado de mesotelioma pleural, cáncer de pleura producido por la
exposición al amianto. Si bien este bufete cobra entre el 33% y el 40% de la
indemnización, en su caso ha sido el 25%. “No sé por qué. Solo sé que el otro
día me ingresaron el dinero”, señala Joseba Azpiroz, contento. La cantidad
prefiere no decirla. “Lo importante es haber conseguido la primera
indemnización, no cuánto”, apunta Mª Asun Fernández.
Aunque la demanda se interpuso
hace año y medio ante una treintena de fondos, después de mucho papeleo y de
videoconferencias, ha prosperado en dos. Asimismo, esta asociación tiene
interpuestas otras dos demandas, aún sin resolver.
Hace 4 meses decidimos cambiar la compañía con
la que tenemos asegurado nuestro coche porque estábamos cansados de pagar 480 €
al año con Mapfre. Cada vez que veíamos en el buzón la carta de Mapfre nos
poníamos de mal humor, pero esto dejó de ser un problema cuando descubrimos la
nueva compañía a través de la cual hemos asegurado nuestro coche. Os contamos
cómo hemos conseguido pagar un 60% menos
Por desgracia, Joseba Azpiroz era
el candidato ideal, ya que puede demostrar con informes médicos que padece
mesotelioma, a lo que hay que añadir que no ha sido fumador. Asimismo, debió
presentar su vida laboral, con 30 años trabajados en Sunsundegui, una de las
empresas a las que firmas norteamericanas suministraron este mineral fibroso
durante décadas, sobre todo para carrozar vagones.
“Había amianto en todos los
sitios, en los laterales, en el techo, debajo de los asientos. Trabajábamos a
pelo. A veces nos daban unos guantes que eran muy zakarros (bastos) y no se
podía hacer nada”, recuerda. Su contacto con el asbesto, otro nombre con el que
también es conocido el amianto, fue de 1965 a 1975. “Después me fui de
Sunsundegui para formar una cooperativa, pero salió mal”. Volvió en 1993 y en
esta empresa estuvo hasta 2012, cuando se jubiló.
Poco después le diagnosticaron
cáncer de pleura. “Está ahí pero parece que no va a más”, confiesa. Lo cierto
es que esta enfermedad, que suele tener un diagnóstico de meses, en su caso
lleva cuatro años, con sesiones de quimioterapia y también terapias naturales.
“Me encuentro bien”, asegura este luchador que no pierde la sonrisa. “Soy de
naturaleza optimista, pero te da rabia que ha habido mucha gente, como
empresarios, la Administración, médicos de empresa y técnicos, entre otros, que
han mirado para otro lado”.
INFORMES MÉDICOS “Es fundamental contar con informes médicos en los
que se vincule la enfermedad con el amianto. Y a menudo, es difícil”, lamenta
Mª Asun Fernández. Al tiempo, destaca que recientemente se han ampliado los
requisitos y se exige que los trabajadores hayan utilizado mascarillas de la
marca 3M. “Se trata de un fondo compensatorio que pusieron las empresas que
producían amianto”, explica. Con apenas extracción del mineral, durante el
siglo pasado se importaron más de dos millones y medio de toneladas, con los
niveles máximos de consumo en los años sesenta y setenta. Se prohibió en 2002.
No obstante, ya en los años 40 había evidencias científicas de que el amianto
podría ser perjudicial para la salud. Se trata de una fibra de origen mineral
que ha sido usada en un amplia variedad de productos, incluyendo a los
aislamientos de las viviendas y oficinas, dada su resistencia térmica y
propiedades ignífugas.
Joseba Azpiroz anima a otras
víctimas del amianto a interponer demandas para acceder a una compensación
desde Estados Unidos por el daño causado. “No tienen nada que perder”, apunta.
INVESTIGACIÓN La presidenta de Ananar señala que esta asociación
contribuye en la investigación que realizará el CIMA de la Universidad de
Navarra con unos 20.000 medicamentos. “Además de investigar en el tratamiento
de enfermedades relacionadas con el amianto, se están descubriendo efectos
secundarios de algunos que sirven para tratar otras enfermedades”. Asimismo,
Ananar ha iniciado una campaña de recogida de firmas mediante papel y la
plataforma change.org en la que solicitan presentar un proyecto de ley en el
Congreso para que se pueda aprobar un fondo para la investigación del cáncer de
pleura producido por amianto.
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