¡ EN GUARDIA, AIT-IWA !
Publicado, originariamente, Jose Luis Garcia Rua como Secretario
General de la AIT, en CNT, nº 232, págs. 20-22, marzo 1998.
¿Ladran los perros? ¡Buena señal!
¡Cabalgamos! La gente de Paris-Vignoles, más preciso, la gente del grupo sindical francés expulsado de la AIT en su XX
Congreso (Madrid, diciembre 1996) llega ya al colmo de la desvergüenza, y, como
era de esperar, asoma cada vez más su verdadera cara. A pesar de que algún
grupo, que tiene cierta comprensión hacia ellos, les ha instado a que no sigan
utilizando las siglas AIT, ellos se empeñan en seguir exhibiéndolas, por sacar
partido de la confusión que buscan producir. La razón de esa actitud la
expresan ellos mismos, sin querer, en el añadido central que introducen en su
órgano Le Combat Syndicaliste, nº 185 de enero de 1998: “la construcción de un
movimiento fuerte a nivel nacional tiene poco
futuro, si no emerge de él, paralelamente, un movimiento internacional.”.
Queda, entonces, claro que, la existencia misma de su grupo depende
exclusivamente del apoyo internacional que puedan recibir y que, a toda costa y
sin reparar en los medios más vergonzosos, tratan de recabar. De ahí el
carácter de las maniobras, la doblez del lenguaje, la retorsión y hasta el
cinismo que, en ese campo, vienen desarrollando y que, llevados de una furia
desesperada, disfrazada de ínfulas de pretenciosidad, vienen, en los últimos
tiempos, intensificando hasta el paroxismo. Tienen prisa, quieren echar el
resto como instrumentos de una operación reformista, en la que concurren con
otras fuerzas, definidas ya como tales, y hacen mil clases de aspavientos por
urgir a otras fuerzas a las que quisieran definir en el sentido de su propia
marcha, que no es otro que el de construir una nueva Internacional, o, llegado
el caso, el de “doblar” nominalmente a la AIT, haciendo de los dos problemas
uno solo. Pero, dejando para el final de este trabajo los comentarios sobre el
origen y la finalidad de estos intentos de desviación, complementada en su caso
por una operación de “recuperación”, léase de latrocinio del término
“anarcosindicalismo” a niveles continentales, pasemos a examinar, primero,
punto por punto, el arriba citado escrito de Le Combat Syndicaliste del grupo
Vignoles, prototipo aventajado de negación y retorsión interesadas de los
hechos, así como de discurso mistificador y de doble lenguaje, destinado todo
ello a coger por sorpresa a desprevenidos y huérfanos de información.
Empiezan pretendiendo que “en
total contradicción con los estatutos de AIT”, el XX Congreso de Madrid excluye
a dos Secciones, ellos y la “USI – Roma”. Contra lo primero: Es perfectamente
acorde con los estatutos y principios de la AIT excluir a las Secciones que se
desvían voluntariamente de los mismos. Ello sucede en cualquier organización, y
no es la primera vez que tal caso se da en la historia de la AIT. Contra lo
segundo: En este caso, no se excluyen dos Secciones, ellos y los “romanos”,
sino en cada una de ellas a una parte de cada Sección, y ello, precisamente,
ante la petición originaria de las otras partes, ellas sí respetuosas de los
principios y estatutos de la AIT, y tras la comprobación posterior de sus
razones.
Continúa el citado escrito
criticando la razonada petición de la CNT-F, que ellos llaman “sector
Bordeaux”, de que el Congreso comenzara por el punto del Orden del Día, donde
se habrían de dirimir las escisiones, tanto la acontecida en Francia como en
Italia, lo que supone una prueba de interesada dejación de inteligencia, un hacerse
los tontos, por parte de los Vignoles, pues no hace falta ser un dechado de
lucidez para comprender lo absurdo de la pretensión (la de los Vignoles) de que
dos elementos congresuales (los que fueran), que al término del Congreso
habrían dejado de pertenecer a la AIT, hubieran intervenido con su voto, a lo
mejor de manera decisiva, en los acuerdos y dictámenes que habrían de surgir de
las discusiones sobre los puntos precedentes del Orden de Día.
Primeras
mentiras: Afirma el escrito de los Vignoles que, durante el Congreso y en la
reunión previa que tuvieron con los
compañeros de la Solidarity Federation inglesa, éstos les dijeron que su participación en los
Comités de Empresa planteba un serio problema a la AIT, y que ellos (los
Vignoles) habían desmentido que participaran en Comités de Empresa. En primer
lugar, con la restricción “Comités de Empresa”, y que, además, no lo es, tratan
de enmascarar y difuminar su práctica electoralista, que es lo fundamental de
la cuestión, respecto de estructuras de institución estatal y de todo aquello
concerniente a las elecciones profesionales. Su participación en elecciones a
“delegados de personal” (stewarts, prud´hommes…) está no sólo teóricamente
justificada por ellos, en su folleto La pratique d´un syndicat CNT dans…Spes,
1993 (publicado en la imprenta Gondoles, RCS Creteil 572 167 864 supl. Comb.
Synd. 87087 D 73), donde se lee, en pág. 15: “acerca de los delegados de
personal, la estrategia de CNT prevé la presentación de candidatos en la
pequeña empresa…; en 1991, (obtuvieron) un delegado de CNT; en junio de 1992,
tres elegidos de CNT”. Asimismo, en el folleto de 1990, reeditado con
modificaciones en 1993, Orientations et fonctionnement (publicado en el mismo
lugar que el anterior), en pág. 7 y siguientes, después de decir que no
participan en comités de cogestión, como Comités de Empresa, Prud´hommes,
delegados de personal, Comisiones Administrativas Paritarias, en el sector
público, leemos: “el Congreso (el suyo) sólo reconoce la presentación táctica a
elecciones profesionales, en el caso de que nuestros derechos profesionales no
fueran reconocidos en la empresa (delegado de personal y representante sindical
en el Comité de Empresa, en el sector privado)…también en las empresas de menos
de 50 trabajadores, donde la función de delegado sindical está asegurada por un
delegado de personal” (pág. 7); y ,en la pág. 8: “ la CNT acepta, sin embargo,
en determinadas condiciones, …experiencias de delegado de personal…De igual
modo, el sindicato puede o no designar un representante en el Comité de
Empresa, con la sola finalidad de información”.
Sobre los hechos de esta
participación en elecciones sindicales, puede consultarse también Le Monde
Libertaire nº 925, Paris, sept.-oct., pág.3, y el número 926, página 4, donde
se hacen entrevistas y aclaraciones al respecto. Esecialmente instructivo sobre
este punto es Le Combat Syndicaliste de Vignoles, diciembre 1994, nº 151,
donde, en su página 6 se riza ya el rizo de una desfachatez que insulta la
inteligencia de todo lector. Habla la Federación PTT-CNT-F, que empieza
afirmando: ”nuestra Federación no se presenta a elecciones”, para luego
continuar: “intentaremos obrar de modo que nuestra campaña sobre la unidad del
personal, de cara a las posturas postelectorales, no pase al cuarto trastero,
pues, si queremos poder pesar contra nuestros patronos, nos hará falta, desde
1995, la unidad sindical más amplia y la unidad del personal…”, y, ya por fin,
inmediatamente, como si el lector no hubiera leído nada de lo anterior, nos
dicen: “dado que nuestra Federación practica el federalismo, el sindicato de
Val-d´Oise, presenta listas (a las elecciones profesionales) a nivel local para
darse a conocer, a la vez que participa en la campaña federal”. Es decir, no se
presentan, pero se presentan. Sí, pero no, o no, pero sí. Su clásico doble
lenguaje: Hablan contra el SUD, sindicato trotskista que se presenta a
elecciones, y, a la vez, anuncian que su Federación participará en una reunión
y en una manifestación convocada por aquél. La conclusión no puede ser más
épatante : “nuestra Federación no llama a la abstención ni a votar, pero, en su
campaña nacional , recuerda que lo importante sigue siendo la unidad en la base
del personal: las elecciones pasan, los problemas quedan”. Anteriormente, (ver
supra) habían dicho que la CNT no participaría en organismos de cogestión o de colaboración de
clase, y habían puesto como ejemplo de éstos las Comisiones Paritarias
Administrativas en el sector público. Pero vemos, ahora, en Le Monde Libertaire
de enero de 1995, nº 982, pág. 6 y a propósito de estas mismas elecciones, que
Jacques Toublet, miembro destacado de los Vignoles, hace sus cabriolas en la
dirección de la entrevista, en la que Romnée se balancea, a su vez, en la
cuerda floja por presentar a esas mismas Comisiones Paritarias Administrativas,
como una pura bagatela sin mayor importancia que la de medir la influencia de
cada central, y,así, poder justificar su presencia en ellas.. Pero, a la vez,
claro, hay que criticarlas, porque, si no, ¿qué hacer con otras declaraciones
anteriores contradictorias con las actuales? Hay que criticar las elecciones
sindicales, pero, a la vez, las asumen como medio de construir la organización sindical. O sea,
unos se presentan a elecciones, otros, que podrían no lo hacen, y otros más que
quisieran, no pueden hacerlo por falta de medios. ¿No hay aquí más de un sonido
del oportunismo leninista?. A lo largo de los discursos de los Vignoles, tanto
en fondo como en forma, seguiremos encontrando más de uno.
Es decir que aquel tête à tête
que , en los preámbulos del XX Congreso, los Vignoles dicen haber tenido con la
Solidarity Federation a instancias de ésta, si los compañeros ingleses estaban
desinformados sobre el tema “elecciones sindicales” de los parisinos antes del
encuentro, al final del mismo, salieron aun más desinformados y confundidos,
pues se les tomó el pelo de lo lindo, lo que explica su abstención posterior en
la votación del punto, en parte causada también por el hecho de que el Congreso
votó exclusión o comisión informativa, pero, por otro lado, debía la citada
comisión exponer y disponer de todos los datos que aquí acabamos de dar y de
muchos más que el entonces llamado “Sector Burdeos” había presentado en su
informe y que habían sido traducidos sólo al español y no al inglés, y que,
además habían sido difundidos en forma
tardía y no completa. Es más que seguro que, si todos los datos constatables
que aquí damos, más los aportados por el sector que quedó como Sección francesa,
hubieran sido conocidos por la generalidad de los votantes, la exclusión
hubiera sido por unanimidad o casi. De todas formas, sólo una Sección votó
contra la exclusión.
Pero el grupo de Vignoles no
pierde el tiempo y una vez más, utilizando la vía de la formalización y
beneficiando de la agitación que siempre produce un tema tan crucial para la
vida de la AIT, explotándolo, además, en provecho propio ante compañeros recién
llegados que intentan la entrada en AIT y que no conocen el problema ni su
fundamentación y trasfondo, usando y abusando, pues, de ignorancias, proceden a
tender sus redes, en una sibilina operación de “anudar lazos” que tiene todo el
color de una caza furtiva. Si el Congreso les reprocha un comportamiento
anti-AIT, y si, incluso la CNT-F les ofrece regresar dentro del respeto de los
principios, tácticas y finalidades de la Organización, ello no parece llevarles
a ninguna reflexión ni a ninguna forma de autocrítica. Por el contrario, para
ellos, la cuestión es seguir “anudando lazos”, aunque tengan que hacerlo
retorsionando discursos y mintiendo, o haciendo con la mano derecha lo
contrario de lo que habían proclamado con la izquierda. Su intención, desde el
principio, era inquebrantable: o llevamos a la AIT donde queremos o la
dinamitamos. O lo uno o lo otro.
En el tercer apartado del
calumnioso escrito que, de principio, comentamos, buscan encontrar las razones
de su expulsión en la emergencia de una especie de Politburó en el seno de la
AIT y en una burocratización de la misma. Siempre la mejor defensa fue el
ataque. En este caso, vana y burda. Acusar a un hombre de dos metros de haberse
escondido en un agujero de cincuenta centimetros es absurdo. No hay posibilidad
material. La estructura antijerárquica de la AIT no tolera ningún punto de
mando, ningún órgano decisorio que no
sean las asambleas directas de sus miembros. Cualquier lerdo puede saber que
toda burocracia requiere una estructura determinada. Por lo que hace a la AIT
¿dónde están los burós, las oficinas, los oficinistas, los funcionarios, los
liberados, los dineros para pagarlos? Ellos conocen muy bien el resabio
político de “calumnia, que algo queda” y así lo intentan, pero eso mismo
delata, en ellos, la ausencia de todo espíritu libertario, y, por supuesto, lo
distantes que están de un comportamiento anarcosindicalista. ¿Desde cuándo la
afirmación y defensa de los principios, métodos y finalidades, que todo
anarcosindicalista ha suscrito libremente, se puede calificar de sectarismo y
de “emergencia formal de dogmatismo”? Lo dicho: “calumnia, que algo queda”.
Pasamos por alto su acusación de
que su exclusión pueda ser el fruto de “un hábil trabajo de lobbying”, porque
de trabajo de amiguetes, de petit comité y estado mayor saben ellos montañas.
Al hacerla, se están mirando a sí mismos en el espejo, y saben que ese su
comportamiento fue el inicio de lo que les llevó a ser expulsados. Más atención
merecen estas otras palabras suyas: “Nuestra gran equivocación fue creer que la
AIT sólo debía mirar al futuro y no anclarse en el pasado”. Otra gran
hipocresía. Aquellos que se mueren de gana de capitalizar en su beneficio un
pasado glorioso, en forma de bienes, archivos, filmes, influencias, prestigio
histórico etc, son los mismos que hablan con asco de “dogma libertario”, los
mismos que no quieren sacar de ese pasado ninguna enseñanza, ni sus
consecuencias lógicas, los mismos que se niegan a ver lo que ese pasado tiene
de presente. Son los mismos “modernistas” que, para justificar una desviación
de principios, esgrimen el trilema, cualitativamente falso, “pasado-presente-futuro”.
Son los adoradores del tiempo, los “evolucionistas” poseidos del espíritu
desarrollista del capitalismo, los que comprometen la realidad del presente por
un futuro inexistente, los que ignoran, por incomprensión absoluta, la sabia
definición, que alguien propuso, “el presente es un futuro adelantado de un
pretérito detenido”, y por eso son incapaces de comprender que nuestra utopía
es válida y real, precisamente porque, ya en el momento de concebirla, somos
capaces de previvirla, de prefigurarla en formas y estructuras específicas de
lucha, en actos, modos, comportamientos, en formas y modalidades de
organización y de relaciónes internas, en actitudes concretas ante la
naturaleza y ante la sociedad de los hombres, y por eso ignoran profundamente
que la coherencia “fines/medios ” es consustancial con nuestros planteamientos;
de modo que, por ello, esas gentes están obligadas a desconocer la raíz ética
del modo de ser libertario, a la que ellos, en su autosuficiencia, califican de
pura moralina. Todo esto, naturalmente, no pueden comprenderlo los
oportunistas, los practicistas, los tácticos, los pragmáticos, los que, por
ignorarse a sí mismos, no pueden percatarse de que todos los adjetivos precedentes son los que,
sumados, constituyen la sustancia del espíritu político, en el que pretendidos
libertarios se mueven, de hecho, por pura mímesis del medio. Son aquellos que,
para justificar su desviacionismo, califican de dogmatismo la mera voluntad
de coherencia interna; a la vez que
escamotean la nítida conclusión de que, perdida esa coherencia, podremos ir a
cualquier parte menos adonde pretendíamos y declarábamos querer llegar.
El colmo ya de la desfiguración
histórica y de la mentira flagrante se muestra, cuando, dentro de ese mismo
apartado, dicen: “La ideología puesta por delante como valor de la AIT es una
ideología hecha para occidentales”, y continúan parafraseando: ¿cómo va a
desarrollarse el tercer mundo si se pide a las Secciones ser, ante todo,
anarquistas? Lo cual es calificado por ellos como ”aspecto misionero en total
contradicción con nuestros principios y práctica de autonomía de las luchas que
deben privilegiar la autonomía obrera” ¡Qué horrible mistificación! ¿A quién
del tercer mundo van dirigidas estas palabras, a qué grupo al que quieren engatusar
y engañar para atraérselo a su propio corral, donde todo parece caber? Algo así
no se había oído nunca. Toda la vida escuchando a los marxistas decir que
nuestro movimiento e ideario eran propios de pueblos subdesarrollados y
eminentemente campesinos, y, ahora, resulta que, para los parisinos de Vignoles
somos todo lo contrario, ideólogos de movimientos avanzados, acomodados a las
necesidades de los países de tecnología punta. ¡Lo que hay que oir!
En cuanto al “aspecto misionero”
del que hablan y que, según ellos, impide la autonomía de las luchas obreras ¿a
quién pretenden equivocar con semejante barullo? Todo libertario organizado y
consciente sabe de sobra que ni el concepto de autonomía tiene sentido al
margen del concepto de federación, ni éste sin aquél. Hay una instancia que se
llama “pacto federativo” de la que surge la asunción voluntaria y previa de
unos principios, unas tácticas y unas finalidades que definen el denominador
común de los diversos comportamientos de los suscribientes del pacto, o sea de
las Secciones. Si alguno de los suscribientes salta por encima de los
principios y métodos del pacto federativo, está, evidentemente, atentando
contra aquel denominador común, y, así, sus actos afectan a los demás
suscribientes del pacto, los cuales, por ello mismo, están en su derecho de
pedir cuentas sobre estas actuaciones.De modo que queda claro que ni la
federación debe dañar la autonomía ni ésta a la federación. No hay privilegio
para ninguno de los dos términos, pues ambos son pareja inseparable. Hay,
simplemente, equilibrio. Quienquiera que lo rompa, por más que, subjetivamente,
no quiera convencerse de ello, está, realmente, fuera del discurso libertario.
Para mantener una posición libertaria, no de nombre, sino de hecho, el referente
de la estricta correlación medios/fines nos da el norte, y en esto todo
libertario debe prevenirse contra cualquier vacía declaración de suscripción de
los fines que no comporte, simultáneamente, el respeto activo de los principios
y métodos. No debemos olvidar nunca que
los marxistas, y muy especialmente los bolcheviques, (ver El Estado y la
Revolución de Lenin) declararon siempre y siguen declarando que su finalidad
última es la aniquilación del Estado, lo cual no les privó de teorizar la
“transitoria” dictadura del proletariado, hasta convertirla, en el terreno de
los hechos, en el más cruel y sanguinario comportamiento antiobrero. El hombre
es hijo de sus actos y no hay actos inocentes, es decir, actos que empiecen y
terminen en sí mismos, dejando intacto todo lo demás. : Los actos nos
constituyen y pasan siempre factura de lo actuado. Es así como todo libertario
consciente se previene contra toda clase de oportunismo político.
Respecto a la afirmación de los
Vignoles de que todo aquel que, en el seno de la AIT, esgrime el “dogma
libertario” está exigiendo una especie de acta bautismal de anarquismo a todos
los que en ella quieran ingresar, topamos, de nuevo, con las consabidas
caricaturas mistificadoras de esos parisinos que no parecen saber operar fuera
de prácticas calumniosas. Nunca, ni en la historia pasada ni en la presente se
exigió tal cosa. Lo que si siempre exigió y se exige es que, sea cual fuere el
fuero interno del afiliado o afiliable, externamente al menos, o sea, en sus
actos, respete los principios, métodos y finalidades que configuran los
acuerdos de la Organización en la que militan o a la que quieren adherir. Si
toda organización tiene unos principios y unas finalidades, y, conforme a
ellos, una estructura organizativa y una práctica determinadas, ¿cómo podría
admitirse un comportamiento desviado de éstas, sin atentar contra la
organización misma? La cosa es tan evidente que esos argumentos de los Vignoles
parecerían ir dirigidos a gentes de un acusadamente obtuso índice cerebral.
¿Cómo podría ofrecerse una educación anarcosindicalista en el seno de la
organización sindical, si la práctica de la Organización no lo es? Si,
realmente, esos hombres y mujeres de Vignoles quisieran hacerse luz, no
tendrían más que prestar una mínima atención a la historia de la
Confédération Générale du Travail,
engrandecida y fortalecida por hombres como Pelloutier, empezada a desviarse
por obra de otros como Monatte y ya totalmente desfigurada por los sucesores de
éste. No debieran olvidar que , de 1905 a 1907, se cerraron 16 Bourses de
Travail, para frenar las reivindicaciones que, desde ellas, se hacían todos los
Primeros de Mayo por la jornada de ocho horas, ni tampoco olvidar que, cuando
se reabrieron bajo la dirección de socialistas, elló representó el primer signo
de declive del sindicalismo revolucionario Bastó con que, a principios de 1920,
los ya constituidos como comunistas procedieran a la creación de células del
Partido en los tajos y a la práctica del entrismo en CGT, para que ésta pasase,
lisa y llanamente, a ser una simple correa de transmisión de intereses
políticos. No sabemos si esta cercana experiencia pudiera ser suficiente para
ponerles de relieve la importancia de velar por el respeto a los métodos y
fines de la Organización, sin que ello tenga nada que ver con su infame
caricatura del aduanero en petición de salvoconductos de anarquismo a los
neófitos.
En esta tarea de convertir la AIT
al reformismo, la declaración final del tercer apartado que comentamos no deja
lugar a dudas sobre la intención de los Vignoles de “doblar” la AIT recurriendo
a la práctica de las maniobras más viles, para arrastrar con halagos y engaños
a su terreno a algunos miembros de la misma. Es el segundo intento (esta vez
más intenso y más estratégicamente concebido) de convertir a la AIT en una
organización reformista. El primer intento había tenido lugar en el IX Congreso
de la Internacional (Marsella, 1956), en el que ya las Secciones holandesa y
sueca habían defendido, mediando el protagonismo de Rüdiger, militante de
antiguo prestigio, más tarde infausto, y contra la voluntad de todas las demás,
un cambio de los principios y tácticas de la Organización, cuestión que, en el
X Congreso (1958), da lugar a la consolidación de la exclusión de la SAC sueca,
por abandono de los principios en su práctica. Ahora, al parecer, se quiere
atraer a esa aventura a las Secciones que se dejaran engañar, junto con otros
sindicatos que operan fuera de la AIT. Medios materiales no les faltan para
ello: financiación más que abundante, viajes continuos, elementos “liberados”,
dedicados full time a esos manejos, aparatos de comunicación de tecnología
punta que conectan, al segundo, con cualquier punto del globo, ficheros,
relaciones, capacidad de donaciones…En fin, no cabe duda de que tienen buenas
fuentes de provisiones.
El terreno se viene preparando,
hace tiempo, propiciándolo, además, por medio de una tarea de
“reblandecimiento” de ciertos elementos, en el interior mismo de ciertas
organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas. Como resultado de estas
maniobras, conspirativas, se anuncian ya, por ahora, dos próximos encuentros
internacionales, uno en Lisboa sobre “municipalismo libertario” (¿qué tendrán
que hacer los libertarios en los Ayuntamientos-Estado de un sistema
capitalista?) y otro de carácter sindical, al parecer, si no cambian la idea,
en Santiago de Chile. Como actores principales de todas estas iniciativas,
aparecen la SAC sueca, escindida de la AIT, y la CGT española, escindida de la
CNT-E. Estas dos organizaciones vienen, ya hace tiempo, teniendo un, en
principio, inexplicable trato de favor por parte de Le Monde Libertaire (no
sabemos si sólo de parte o de todo el cuerpo de redacción), órgano de la
Federación Anarquista Francesa (véase, por ejemplo, los números 976, pág. 7;
978, pág. 5; 987, pág. 4; 1043, págs. 5 y 6; 1044, pág. 7; 1046, portada; 1075,
pág. 3; 1087, pág. 6), y esto, a pesar de que, en los mismos escritos que comentamos, se dice, en petición
de credibilidad propia ante hechos flagrantes, que esas organizaciones tienen
aspectos “incontestablemente” reformistas, y, a pesar, asimismo, de que los
redactores de Le Monde Libertaire que cubrieron la información del “XIII”
Congreso de la CGT española fueron, con estupefacción, testigos de, que, en el
largo discurso (más de una hora) de su Secretario General, no se aludió, ni una
sola vez al anarcosindicalismo, ni en término ni en contenido, ni al comunismo
libertario, aunque sólo fuera de palabra, y cuando los redactores de L. M. L.,
extrañados, preguntaran cuál era la causa de esa exclusión, los
“anarcosindicalistas” de la CGT les dijeron que era “para no asustar a los
obreros”. Pues bien, al parecer, todos esos datos de reformismo declarado no
son obstáculo ninguno, sino al contrario, para que la gente de Vignoles tenga
una relación de contacto diario con esas organizaciones y órganos, aunque sólo
salte a la luz pública a propósito de reuniones o actos comunes comunicados a
la Prensa como puede verse reflejado en Le Monde Libertaire, nº 976, página 7,
y número 1073, portada y páginas centrales, donde, a propósito del mencionado
“XIII” Congreso de la CGT española se comentan los hechos arriba consignados, y
donde, al final de los actos, hubo una reunión entre la CGT española, la SAC
sueca, el SUD trotskista francés, la ARCA italiana y las gentes de Vignoles
para tratar de decidir la creación de una nueva Internacional, cosa que, según
se supo después, no pareció cuajar por esa vía, a causa de la oposición de la
SAC, de lo que parece deducirse que el proyecto último, aún tácito pero insinuado por ciertos contactos,
y, sobre todo, por la declaración última del escrito comentado de los Vignoles
de no renunciar al uso de las siglas AIT, podría ser el de intentar “doblar” la
AIT, nuestra Internacional. O sea, no ya equivocados y ofuscados, sino
traidores y coautores del proyecto “democrático” de asimilar, mutatis mutandis,
el anarcosindicalismo en el sistema capitalista. Quizá lo que le diferencie del
primero a este segundo intento de
convertir a la AIT en una Internacional reformista más es que aquellos que, en
1956 y 1958 pedían un cambio de principios, tácticas y finalidades, lo pedían
abiertamente y de palabra. En cambio, en este segundo intento, se conculcan de
hecho los principios, métodos y fines, a la vez que se hacen declaraciones
verbales de no renegar de los mismos (qui s´excuse s´acuse, dice el pueblo
francés) Es decir, que la lección que
esta gente parece haber extraído del pasado es la necesidad de mantener
comportamientos hipócritas, con lo cual dejan de ser libertarios por partida
doble.
Y es ya hora de hablar de ese
mediterráneo que dicen haber descubierto y
que tantos frutos dicen haberles dado desde 1993. Hablamos de la “unidad
de acción”.Encontrarse con otras fuerzas en la calle o en el ámbito de los tajos,
en el seno de un conflcto asumido o asumible por los obreros, y plantear,
dentro de él, el punto de vista específico del anarcosindicalismo es algo que
la Internacional viene practicando desde el origen hasta el día de hoy.
Suscitar el protagonismo de los obreros como conjunto e intervenir como tales obreros implicados, teniendo del
sindicato la idea de ser instrumento consciente de la asamblea, según el
principio “asamblea sin sindicato es ciega, sindicato sin asamblea es vacío”,
eso ha sido, desde siempre, el abc de la práctica anarcosindicalista. Descubrir
eso es no descubrir nada. Pero, cuando los Vignoles hablan de ello como
descubrimiento es que están hablando de otra cosa. Están hablando de un
entendimiento previo con otras fuerzas sindicales de su propia índole
reformista para establecer el tipo de corset que se disponen a aplicar a la
clase obrera, y esto sí es el abc de todo reformismo. ¿Que eso da frutos
temporales de afiliación? ¡Menuda verdad! Solo hay que mirar, por ejemplo, a la
CGT en Francia a la CGIL en Italia, a CCOO y a UGT en España. Y bien, ¿qué
significa eso? El tema no es la afiliación por la afiliación, sino cómo se
adquiere y qué se hace con ella. Eso es lo que todo anarcosindicalista debe
considerar.
Algo que merece una consideración
aparte es la de la calificación del mentiroso cuando, además, actúa como
canalla. Y es el caso de los Vignoles, cuando, por interés, halagan
babosamente, a unos y escarnecen a aquellos que les recriminan su reformismo,
llegando a extremos de cabal canallería, como cuando se refieren a la CNT
española. Dicen que, en el XX Congreso, votó contra ellos sólo una parte de esa
CNT. En primer lugar, el voto de una Sección en un Congreso no es nunca un voto
parcial , sino total. En segundo lugar,
¿querrían saber los Vignoles cuántos de los 200 sindicatos de la CNT-E votaron
su expulsión en el Pleno Nacional de Regionales donde el tema se ventiló? Se
quedarían atónitos. Pero seguro que lo saben, aunque a ellos les interesa más,
a toda costa, incitar a los que ellos llaman sus “amigos” a que hagan, en esa
organización la “revolución interna”. Es decir, a que trabajen bajo las
directrices y con las pautas y fines de la CGT española. Todo es canallesco,
pero donde la canallería llega al límite es cuando dicen, como descalificación
que esa organización, la CNT-E que tuvo “200.000 adherentes de 1979 a 1981,
tiene hoy sólo 2.000 y una actividad esencialmente dedicada a la recuperación
del patrimonio histórico de 1936”, o, cuando, de manera vil, tratan de
predisponer a otras Secciones contra “el peso histórico de la CNT española”.
Respecto a esto último, ya los delegados cenetistas les respondieron
adecuadamente en el XX Congreso. En cuanto al número de afiliados, quedan muy
por debajo de la realidad, tanto en cuanto al período de los años
setenta/ochenta como a la actualidad. Sin embargo, sí es cierto que hubo un
considerable descenso desde entonces, y esto es lo canalla por parte de los
Vgnoles, porque ese descenso está en el haber represivo de los gobiernos de la
“democracia”. La situación de acoso y derribo a que la CNT-E fue y sigue siendo
sometida, en todos los órdenes, por parte de los “demócratas”, de la
“transición”,desde que éstos entendieron que no podían contar con ella para su
política continuista del franquismo, en lo político, y de pacto social en lo
económico-sindical, costó a la CNT-E, en efecto, gran número de afiliados,
además de haberla hecho víctima de conspiraciones, incendios, muertes,
apaleamientos, desahucios, persecuciones, calumnias y el garrote vil de la
difamación civil de todos los mass media al unísono, orquestados por los
diferentes gobiernos de cada color que se sucedieron desde 1977. Todo ese
calvario de la CNT-E tuvo, en cambio, su contrapunto en todos los regalos,
favores, beneficios y hasta privilegios que, de parte de las Administraciones,
recibieron y siguen recibiendo, los amigos de los Vignoles, aquellos a los que
los diferentes gobiernos de la “transición” promovieron y siguen promoviendo
como la pieza de recambio de la CNT “revoltosa e intratable”…Ya sabéis que
estamos hablando de la CGT española, el pendant español de los Vignoles en
Francia. Y no vale la pena hablar de su mentira de que la CNT-E se dedica
esencialmente a conseguir la devolución de su Patrimonio. Lo hace, sin preferencia,
ni mucho menos, de actividad, y debe hacerlo, pero esos indecentes
calumniadores deberían poner ante sus ojos la larga lista de multas
millonarias, de persecuciones y encarcelamientos de que fueron y siguen siendo
objeto la CNT-E y sus hombres y mujeres, hasta el mismo día de hoy, por su
participación en toda clase de huelgas y de luchas y campañas. Afortunadamente,
son muchos los compañeros de la AIT de fuera de España que la visitan, que
colaboran en sus luchas y que pueden ser testigos de excepción de todo lo aquí
dicho.
¡Compañeros y compañeras de la
AIT-IWA, Secciones todas, obreros del mundo! En medio de la maldición
reformista, que, en términos generales, viene imperando en el mundo laboral
desde hace sesenta años, la AIT se mantuvo siempre como el gran refugio, el
gran baluarte, la incontaminada esperanza de la regeneración obrera. En su
modestia, nuestra Organización vino siendo, en todo ese tiempo, la piedra
metida en el zapato de un capitalismo consciente de su impotencia para asaltar
nuestras posiciones, un capitalismo, por lo demás, siempre receloso de que la
gran energía potencial acumulada y concentrada en nuestra pequeña organización
pudiera liberarse un día. Hoy, compañeros y compañeras, a ese capitalismo
parece urgirle estrechar el cerco, intentando hacer llegar a nuestras puertas
el que siempre fue su gran instrumento de consolidación y dominio como clase,
el reformismo. Es hora de velar, compañeros y compañeras, hora de que, contra
todo intento de colaboración y de mistificación, despleguemos toda la inteligencia, toda la claridad de discurso y
toda la indomable energía que siempre caracterizó al anarcosindicalismo, en
defensa de la libertad y la justicia.
¡Viva la AIT-IWA!
¡Salud, compañeros y compañeras!
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