¡LIBERTAD SIN CARGOS PARA ALFONSO Y RAUL!
El
sábado 6 Alfonso y Raúl son enviados a la prisión de Soto del Real por el juez
de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, con la connivencia de la fiscal Carmen
Monfort, alegando un inexistente riesgo de fuga y de reiteración delictiva.
Allí permanecerán 5 días en prisión preventiva bajo el régimen FIES 3,
en teoría reservado para bandas armadas. Mientras tanto, se produce un
auténtico linchamiento mediático y
político, y el caso es utilizado como cortina de humo para
desviar la atención de los escándalos de corrupción, y para atacar al
Ayuntamiento de Madrid.
Finalmente
debido a la presión social, los dos titiriteros son puestos en libertad con
cargos.
Aunque
el delito de Enaltecimiento del terrorsimo finalmente ha sido archivado, Raúl y Alfonso siguen acusados de un delito de
Incitación al Odio, delito que puede suponer entre uno
y cuatro años de prisión, y entre seis y doce
meses de multa.
Los
títeres de cachiporra siempre han sido un entretenimiento popular donde se
ridiculiza a la autoridad y se hace una sátira
de la realidad social. Esta tradición se mantiene viva en
numerosos países de Europa pero en España desapareció tras la Guerra Civil. Con
aquel espectáculo, Títeres desde Abajo se proponía recuperar el género de los
títeres de cachiporra, adaptando esta tradición al contexto social actual.
En
la obra la Bruja protagonista se enfrentaba a diferentes personajes que
intentaban oprimirla a base de cachiporra. Entre estos había un policía que
tras dejarla inconsciente, colocaba en su casa diversas pruebas falsas, como el
famoso cartel de "Gora Alka-Eta", para acusarla de terrorismo. Con esta escena
se pretendía denunciar la
existencia de montajes policiales (caso
4-F, Operación Pandora, los 11 del Raval y otros casos) y la caza de brujas
sobre los movimientos sociales.
Las
sucesivas reformas legales en materia de
terrorismo han ido ampliando cada vez más la
definición de este tipo de delito, hasta hacerla tan ambigua que cualquier
conducta puede ser definida como tal. Esto está utilizándose como herramienta para acallar toda voz crítica y
restringir cada vez más nuestras libertades.
El caso de los titiriteros es sólo un ejemplo dentro de la deriva represiva que ha tomado el Estado Español, que ya ha sido condenada por organismos internacionales
como la OSCE, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y los Relatores
Especiales de la ONU. Pero esta es la primera vez que se pretende criminalizar
lo que se cuenta en una obra de ficción. Criminalizar la
ficción es propio de dictaduras. Una
obra de arte puede ser juzgada desde un punto de vista estético, cultural,
moral, ideológico o incluso político, pero nunca
penal.
Desde
el Grupo de Apoyo a los titiriteros de Granada exigimos la depuración de responsabilidades, el archivo
de la causa y la retirada de cargos sobre
Alfonso y Raúl.
Porque el arte no puede ser delito,
Por la libertad de expresión y de creación
¡Retirada de cargos para Alfonso y Raúl!
GRUPO DE APOYO A LOS TITIRITEROS DE GRANADA
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