Vallejo-Nágera, el Mengele de
Franco, y la estirpe desigual de Rajoy
Antonio Maestre
El informe preliminar del Consejo
General del Poder Judicial presentado esta semana decía que la ley del aborto
de Gallardón convertía a la mujer en un “mero instrumento al servicio de la
maternidad, necesitada de información y asesoramiento para decidir sobre su
propia vida e intimidad, y su integridad personal, sin tener en cuenta sus
derechos fundamentales”. Justo esta misma semana se cumplieron 44 años de la
muerte de uno de los ideólogos seudocientíficos del franquismo, el psiquiatra
Antonio Vallejo Nágera, que entre otras consideraciones definía a la mujer como
un ser inferior al servicio de la maternidad.
“A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas
de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la
vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella”.
Lamentablemente muchas de las
medidas que se están tomando hoy en día tienen una base ideológica que lleva
muchos años instaurada en la derecha más reaccionaria española y que se ha ido
conformando con las ideas de personajes como el psiquiatra franquista Antonio
Vallejo Nágera.
Antonio Vallejo Nágera fue un
psiquiatra reputado durante el régimen franquista, nació en Palencia en 1889 y,
en 1917, fue enviado como agregado a la Embajada de España en Berlín donde
aprendió el idioma que posteriormente le permitió acercarse a las teorías
eugénicas nazis y hacerse un ferviente admirador del nazismo. A su llegada a
España, en 1930, dirigió una serie de clínicas psiquiátricas y durante la Guerra
Civil se convirtió en el máximo dirigente de los Servicios Psiquiátricos del
franquismo, donde desarrollaría sus teorías supremacistas y eugénicas.
Vallejo–Nágera creó en España el Gabinete de Investigaciones Psicológicas del
Ejército, que pasaba por ser una copia del Instituto Alemán que difundió las
ideas eugénicas nazis.
Desde estas instituciones Antonio
Vallejo Nágera desarrolló unas teorías que consideraban a los marxistas y los
individuos de los estratos sociales más bajos entes a erradicar para mejorar la
raza hispánica y elevarla a sus cánones medievales. En su libro Eugenesia de la
hispanidad y regeneración de la raza, expresaba su canon de raza hispana.
“El fenotipo amojamado, anguloso, sobrio, austero, se transformaba en
otro redondeado, ventrudo, sensual, venal y arribista, hoy predominante. Tiene
tan estrecha relación la figura corporal con la psicología del individuo que
hemos de entristecernos de la pululación de Sanchos y penuria de Quijotes”
Antonio Vallejo Nágera tenía la
idea de crear una raza social que tuviera como máxima en sus valores la
aristocracia, el militarismo y el catolicismo. Para ello debía identificar el
“gen rojo” o marxista, que envenenaba el ideal de raza que Vallejo Nágera
quería para España. El psiquiatra entendía este gen como el entorno que rodeaba
al individuo, sin tener en cuenta a su carácter genético. Las ideas de Vallejo
Nágera se centraban en la sociedad y la cultura, no tenían un carácter
biológico. Vallejo Nágera consideraba que la perversión de la raza hispana
nacía de haber olvidado la triada nacional-católica “Dios, Patria y Familia” y
haberla sustituido por la lucha de clases y el sentimiento de pertenencia
obrera.
“Las epidemias de San Vito se han visto sustituidas por otras epidemias
que causan numerosas víctimas, por haberse traducida en lucha de clases. Han
desaparecido de la conciencia colectiva las constelaciones. Dios, patria y
familia que tanto influyen en la sensibilidad del pueblo”
Es por ello que Vallejo Nágera
consideraba a los rojos y marxistas los culpables de toda la degeneración de la
raza hispana. El psiquiatra atribuía unas características negativas a las
“hordas marxistas” y una características afectivas positivas a los miembros del
bando nacional. Los nacionales eran una raza en la que predominaban la
religiosidad, el patriotismo, la responsabilidad moral, e inclinación a los
valores éticos y estéticos. En contraposición estaban los marxistas, que
poseerían unas características que él denominó complejos psicoafectivos, que
eran el resentimiento, rencor, envidia, arribismo, ambición y venganza.
Características que se veían ampliadas por su origen de clase, tal y como
expresó en un artículo de la revista Acción Española del año 1936.
“En las clases bajas populares predominan los deficientes mentales y
los incultos más que en otros estratos sociales superiores”
Una de las ideas que Vallejo
Nágera proponía para poder instaurar su ideal de raza era la recuperación de la
inquisición, según cuenta Enrique González Duro en su obra “Los psiquiatras de Franco,
los rojos no estaban locos”. Para Vallejo Nágera el ideal del español tenía
sangre inquisitorial y era preciso recuperar esa santa institución.
“Corre sangre de inquisidores por nuestras venas y en nuestros genes
paternos y maternos están incrustados cromosomas inquisitoriales”
En palabras de González Duro,
Vallejo Nágera quería el resurgimiento de la Santa Inquisición. Una institución
modernizada pero rígida y austera, sabia y prudente, buena contra el
envenenamiento de masas, contra la difusión de ideas antipatrióticas,
extranjeras y corruptoras de los valores universales hispánicos. Militarismo
social, uniformismo, inquisición ideológica y justicia.
En 1938, se le encargó a Antonio
Vallejo Nágera el estudio definitivo para dotar de un carácter científico la
represión que se ejercía sobre los rojos. Para ello se creó el Gabinete de
Investigaciones Psicológicas, un organismo que estaba bajo la jerarquía de la
dirección de campos de concentración de prisioneros.
El trabajo consistía en un
estudio sobre los soldados y las mujeres republicanas retenidas en prisiones y
campos de concentración para identificar y destruir el mal marxista. El estudio
se realizó en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña, en Burgos,
ubicado en el monasterio del mismo nombre. En el campo estaban retenidos 3.000
soldados republicanos y más de 600 brigadistas internacionales.
De sus investigaciones en el
campo de concentración de San Pedro de Cardeña salieron varios postulados
recogidos en el trabajo Psiquismo del fanatismo marxista. Investigaciones
psicológicas en marxistas femeninos delincuentes. En opinión del psiquiatra,
estos postulados mostraban la inferioridad del pensamiento marxista. Uno de los
puntos continúa vigente hoy en día en el ideario de miembros ilustres del
actual gobierno y no es otro que la inferioridad intelectual de la doctrina
marxista. En palabras de Antonio Vallejo Nágera:
“El simplismo del ideario marxista y la igualdad social que propugna
favorece su asimilación por inferiores mentales y deficientes culturales,
incapaces de ideales espirituales, que hallan en los bienes materiales que
ofrecen el comunismo y la democracia la satisfacción de sus apetencias
animales. El inferior mental y el inculto encontraban en la política marxista
medios de facilitarse la lucha por la vida, al contrario que en cualquier otro
régimen político social, especialmente los aristocráticos que fomentan el
encumbramiento de los mejores”
Resulta llamativo que las bases
ideológicas segregadoras y de estirpe dominante de Vallejo Nágera se
encontraran muy presentes en un artículo que Mariano Rajoy escribió en El Faro
de Vigo, en 1983, y volvió a saltar a la actualidad tras ser mencionado por
Rubalcaba en el pasado Debate sobre el estado de la Nación. En el artículo
Rajoy hace una elegía de la desigualdad con argumentos eugenésicos del mismo
porte que los que Vallejo-Nágera expresó a lo largo de su vida. Rajoy explicaba
que “En textos del siglo VI –Antes de Jesucristo– Se afirmaba como verdad
indiscutible que la estirpe determina al hombre, tanto en los físico como en lo
psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un
hecho objetivo que los hijos de buena estirpe superaban a los demás– han sido
confirmados posteriormente por la ciencia, desde que Mendel formulara sus
famosas leyes ya nadie pone en tela de juicio que el hombre es desigual”.
En el artículo Rajoy expresa las
mismas dudas sobre la inferioridad del pensamiento comunista y socialista que
Vallejo Nágera al intentar igualar lo que nace desigual y así evitar el
progreso y ascenso de los más preparados. “Por
eso, todos los modelos, desde el comunismo radical al socialismo atenuado, que
predican la igualdad de riquezas…y establecen para ello normas como las arriba
indicadas, cuya filosofía última aunque se las quiera dar otro revestimiento es
la imposición de la igualdad son radicalmente contrarias a la esencia misma del
hombre”.
El final del artículo de Rajoy
expresa en misma forma y fondo el ideario de Vallejo Nágera sobre la
inferioridad del pensamiento que defiende la igualdad. Al considerar que
defender los principios igualitarios impide a los mejores, a los más hábiles, a
los más capaces, a los de buena estirpe conseguir progresar y traer bienestar a
su sociedad.
p.d.: la foto no pertenece al
articulo
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