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miércoles, 29 de abril de 2009

La CNT ante el 1º de Mayo


El 1º de Mayo es una de las efemérides más importantes y significativas de la historia del Movimiento Obrero, pero también -precisamente por eso- ha sido sometida a todo tipo de manipulaciones y tergiversaciones. De hecho, una gran mayoría de los participantes en las manifestaciones que en esa fecha se celebran en numerosos países de los cinco continentes, ignoran su auténtico origen; huelga todo comentario por lo que se refiere a los que ni siquiera acuden a esos actos.
Los sistemas totalitarios de los distintos pelajes han conmemorado a su manera el 1º de mayo (a pesar de dedicarse a exterminar a los trabajadores que osaban rebelarse contra esos mismos sistemas), y lo mismo podríamos decir de los mucho más sutiles métodos represivos de las democracias burguesas.
Lo cierto es que lo que se recuerda el 1º de mayo es la muerte de unos anarquistas, inicuamente asesinados por el Estado yanki por el intolerable delito de luchar en pro de la jornada laboral de ocho horas diarias. Tras los trágicos sucesos de mayo de 1886, protagonizados por la policía de Chicago y los mercenarios de la agencia de detectives Pinkerton, los anarquistas fueron víctimas de un montaje político-policíaco-judicial y ejecutados el 11 de noviembre de 1887.
Fechas como estas merecen ser recordadas, pero no debe caerse en el acto ritual, y la CNT no lo hace. Para la CNT, todos los días del año son un primero de mayo, y lo demuestra constantemente en los muchos conflictos en los que interviene. Para la CNT se trata de aprovechar la coyuntura para incidir en la necesidad de la organización de los trabajadores, de la recuperación de la conciencia de clase, del resurgimiento generalizado de la solidaridad entre los trabajadores y de la utilización de la Acción Directa como principio básico de la lucha sindical.
No se puede luchar únicamente por un aumento de salario o una disminución de la jornada laboral, porque aunque eso sea muy positivo, no puede ser nunca una meta. Hay que luchar, además, por la igualdad en todos los aspectos, lo que supone luchar, al mismo tiempo, contra la explotación de los trabajadores por la burguesía y contra la dominación política que ejerce esa misma burguesía a través del aparato del Estado, para perpetuar, precisamente, la explotación. Que nadie se engañe: la CNT tiene como finalidad la instauración del Comunismo Libertario, y a esa finalidad no vamos a renunciar jamás. No nos conformamos con menos. En esta época -en la que estamos viviendo una más de las crisis económicas cíclicas del sistema capitalista- es aún más evidente que el problema reside en la propia existencia del Sistema, y que de él no puede surgir la solución, en modo alguno. En los últimos tiempos se han alzado algunas voces de importantes dirigentes políticos, reclamando la refundación del capitalismo, pero nosotros afirmamos que lo que se precisa es la desaparición del sistema capitalista. A grandes males, grandes remedios. Lo que no impide, ni mucho menos -sino más bien lo contrario- que día a día luchemos por la mejora de las condiciones económico-sociales de los trabajadores; es decir, de nosotros mismos. Somos plenamente conscientes de que tenemos enfrente al poder económico y político, tanto en los objetivos cotidianos como en los finalistas, y actuamos en consecuencia.
Volviendo a la crisis, debemos hacer referencia a los trabajadores inmigrantes, a esa gran cantidad de compañeros que han llegado hasta aquí procedentes de otros muchos lugares del Planeta (en no pocos casos, jugándose la vida), en busca de mejores condiciones de vida en todos los aspectos. Para la CNT, que más que internacionalista es anacional -y por ello enemiga irreductible de fronteras y banderas nacionales- son otros compañeros más, como cualquiera que haya nacido a nuestro lado; sin embargo, después de haber sido sobreexplotados, son ahora acusados por ciertos sectores (no faltando obreros entre ellos) de quitar el trabajo a los españoles. Eso es caldo de cultivo para la xenofobia y el racismo, y, en consecuencia, para el fascismo; lo cual, por cierto, es aprovechable para el PSOE, puesto que los votos que pudieran ir en unas elecciones a los grupúsculos de extrema derecha serían votos que irían de menos a las listas del PP.
Pero si los partidos políticos no se distinguen precisamente por sus escrúpulos morales (no hay más que recordar los innumerables casos de corrupción, independientemente de la afiliación del corrupto), ¿qué podríamos decir de unas organizaciones supuestamente sindicales que en vez de actuar en favor de los intereses de los trabajadores, lo que hacen es ponerse de parte de los empresarios y del Gobierno? ¿cómo es posible que ante la actual situación ni siquiera se planteen la posibilidad de una huelga general, que sería lo mínimo que habría que hacer en estos momentos?. Pero, claro, esas organizaciones se han convertido en asalariadas del Estado y ya no pueden funcionar sin las sustanciosas subvenciones de las que viven sin trabajar sus burócratas y liberados.
Tanto CCOO como UGT, USO, CGT, o cualquier otra organización de ese tipo traicionan constantemente a los trabajadores. Por citar sólo un ejemplo muy actual, decir que en Pilar de la Horadada (Alicante), un militante de la CNT, encontrándose en plena huelga de hambre indefinida, la ayuda que ha recibido de CCOO ha consistido en una recogida de firmas en contra suya (y a favor, por supuesto, de la empresa). ¿Cómo se puede ser tan indeseable? ¿Cómo puede haber trabajadores tan indignos que firmen un escrito así en contra de un compañero?.
La CNT, organización que tiene ya una larga historia (en 2010 celebraremos el centenario) ya no se extraña de nada, y no nos asombran esos comportamientos, pero a todos aquellos que actúan contra los intereses de los trabajadores los considera, con toda justicia, enemigos de clase, al mismo nivel que los explotadores y sus esbirros. Sabemos que estamos solos contra todos, pero eso nos confirma que estamos en el buen camino. Tenemos el orgullo de pertenecer a una Organización que logró por primera vez en España la jornada de ocho horas en 1919, y la jornada de seis horas en Sevilla en 1936, además de haber llevado a cabo la más amplia y profunda transformación social entre los años 1936-1939. Esos son nuestros triunfos. Esa nuestra lucha.
En nuestra Organización milita la parte más sana de los trabajadores. Somos el auténtico movimiento obrero, y nadie nos detendrá.
¡VIVA LA CNT! ¡VIVA EL COMUNISMO LIBERTARIO! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL!

Secretariado Permanente del Comité Nacional CNT-AIT

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