CINCO AÑOS DE LA COLOCACION DE UNA
PLACA EN MEMORIA DE LOS COMPAÑEROS QUE DIERON SU VIDA EN DEFENSA DE LA LIBERTAD
EN CADIZ
Acto: colocación de la placa en
memoria de l@s compañer@s que dieron su vida en defensa de la libertad, como
consecuencia del vil golpe de estado fascista de 1936
Lugar: Mercado Municipal de Abastos,
junto al edificio de Correos de la Capital gaditana. Plaza de Las Flores
Mañana, sábado día 27 de enero de 2018
a las 13.00 horas, tendrá lugar la colocación de una placa en memoria de l@s
compañer@s que lucharon y dieron la vida en defensa de la libertad. Esta placa,
tenía que haberse colocado hace 22 años, pero por cuestiones políticas ajenas a
nuestra voluntad no ha sido posible. Contamos con vosotr@s, compañeros. Salud.
Este artículo lo escribió, un viejo
militante de la CNT-AIT de Cádiz, que ya nos dejó y se publicó por jóvenes
Anarcosindicalistas de la CNT-AIT de Cádiz, que éran miembros de un Ateneo
Libertario “Ateneo de Estudios Sociales “ Fermín Salvochea”. Estos recuerdos se
publicaron en Julio de 1979 en una revista de la cuál se editaron varios
números que se llamaba “Germinal”.
Entraron
los bárbaros. Cádiz y el 18 de julio de 1936 No podíamos dejar de dedicarles
unas líneas a los hechos ocurridos en esta Ciudad en aquellas fechas luctuosas
del mes de Julio del 36 que dicho sea de paso.- veníamos denunciando desde
hacia tiempo en nuestra prensa Confederal y Libertaria, como en todos los actos
públicos, lo que el fascismo y las derechas reaccionarias venían preparando
contra la República y el pueblo en General. Desde el primer momento de la
sublevación, los hombres mas representativos de la U.G.T. y de la C.N.T.,
igualmente de los partidos políticos de izquierda, se personaron en el Gobierno
Civil, para entrevistarse con el Gobernador Civil de la provincia, Don Mariano
Zapico.
Se
le planteó la urgente necesidad a la situación creada por las fuerzas
sublevadas, que se les entregaran algunas armas a los hombres mas responsables
de las dos Centrales Sindicales, y también a los representantes de los partidos
de Izquierda, teniendo en cuenta que, en ese mismo edificio se hallaban las
armas intervenidas por la aduana del alijo descubierto en un barco cargado de
carbón en este puerto, destinadas a los elementos falangistas y de derechas.
El
señor Zapico, desgraciadamente para el y para todos, confió más en la palabra
de “honor” dada por el General López Pinto que en la de los hombres que en
aquellos momentos críticos estaban dispuestos de verdad a defender la República
con todas sus consecuencias. Las buenas y asustadizas palabras del Señor Zapico
no convencieron a los allí reunidos que trataron por todos los medios de
convencerle de su grave error, error que mas tarde pagaría con su vida y
también de las demás personas que desde el primer momento trataron de ayudarle
a él y al régimen que en ese momento representaba.
Mas
tarde, el Señor Zapico sería fusilado en el Castillo de Santa Catalina en
compañía de unos hombres que en todo momento fueron leales a la República: El
Teniente Coronel de Carabineros, D. Leoncio Jaso Paz, D. Antonio Yañez, Capitán
de la Guardia de Asalto, y el telegrafista de servicio del Gobierno Civil,
Parrilla Asensio, socialista y muy querido por todos nosotros y por todos sus
amigos y compañeros.
El
18 de Julio de 1.936, sobre las 15 horas, el ejército sale a la calle. Son el
Regimiento de Artillería y el de Infantería declarando el estado de Guerra.
Mientras unos de los contingentes leían y fijaban los bandos, otros más
numeroso, rodearon el Gobierno Civil. Desde el Paseo de Canalejas, unos y otros
por la Plaza de España disparaban contra dicho edificio, obligando al Señor
Zapico a entregarse, e igualmente, a todos los que con él se encontraban dentro
de dicho edificio. Todos los paisanos fueron detenidos y conducidos a la
prisión provincial y al “Miraflores” barco carbonero que se encontraba fondeado
en la bahía. El personal militar, al Castillo de Santa Catalina.
El
público que se encontraba en aquellos alrededores en aquellos momentos,
silvaron y abuchearon fuertemente al ejercito, mientras seguían los disparos
contra el pueblo. Desde las cinco de la tarde del 18, hasta el medio día del
19, los grupos de trabajadores estuvieron hostigando a las fuerzas sublevadas,
ya reforzadas con un Tabó de Regulares, que por la mañana fue desembarcado en
el muelle por el “Churruca” ( en el momento de salir a la mar, se uniría a la
escuadra leal a la República ), frente a este gran contingente, mas los dos
Regimientos de guarnición provistos de fusiles, ametralladoras, cañones y
bombas de mano, un puñado de trabajadores y algunos hombres más leales a la
República tuvieron el valor de enfrentarse a ellos con unas cuantas pistolas y
escasa munición; algunas de estas armas fueron cedidas o quitadas a los
guardias de asaltos o municipales.
Defendiendo
Correos y Telégrafos, había un grupo de hombres, cuatro guardias de asalto y
dos guardias civiles que según ellos se encontraban allí contra su voluntad, en
su declaración esa misma mañana, cuando fue tomado el edificio por las fuerzas
Africanas. En compañía de estas fuerzas, venía el General Varela, un oficial de
la guardia civil, algunos militares más y unos cuantos falangistas no conocidos
por nosotros. Mientras el General Varela y sus acompañantes insultaban a los
guardias de asalto, nosotros en el departamento de transmisiones, nos pusimos
unos babis de los telegrafistas francos de servicio y con ellos pudimos burlar
la vigilancia de los moros y ganar la calle.
Ya
en ella marchamos hacia Puerto Chico con dirección al campo del Sur.
Igualmente, los compañeros que durante la noche del 18 y la mañana del 19
ocupaban, las azoteas del café de la Marina, la del economato Gades, la de los
Gallegos y otras mas de dicha plaza, pudieron salir de ellas saltando de una
azotea a otra ganando las casas de la calle Libertad. El primer muerto de
aquella lucha desigual, fué el compañero José Bonat del ramo de la madera, que
caería en la acera del café Moderno frente a los puestos de churros de un
disparo en la cabeza hecho desde un balcón.
La
lucha aislada, de hostigamiento seguiría desde los distintos barrios de la
ciudad, principalmente, el barrio de Santa María donde ninguna fuerza se
atrevía a entrar. Y a pesar de las amenazas de aplicar la muerte a todos los
trabajadores que no se presentaran al trabajo, la huelga general se mantuvo
ocho días. Se establecieron rigurosos controles falangistas en todas las
salidas de Cádiz, tanto por mar cómo por tierra. Los soldados de los cuarteles
de Santa Elena y San Roque, no dejaban de disparar a las azoteas y calles del
barrio desde donde se hostigaba constantemente. Ya desde los primeros días se
estableció en el casino Gaditano el cuartel y checa de los falangistas donde se
metía a todos los detenidos y eran sometidos a los mas horrendos tormentos y
torturas por un puñado de señoritos crapulosos y degenerados.
En
el Aero Club y en el comedor vasco, con domicilio en la calle Ancha era donde
se reunian unos cuantos fascistas de baja catadura moral que todo los dias
confeccionaban las listas de los hombres que se encontraban detenidos en la
prisión o en el barco Miraflores para ser sacados por la noche y asesinarlos,
bien en los fosos o en otros sitios de la ciudad, tales como la plaza de Toros,
La Puerta de la Caleta, las tapias del Hospicio. Muchos de estos fusilamientos
se hacían en pleno día para aterrorizar a todo el pueblo, y en muchos de ellos,
se obligaba a presenciarlos.
Pero
lo que jamás podrá olvidar ni perdonar el pueblo de Cádiz, fue aquel grupo de
hienas sanguinarias mandadas y dirigidas por el célebre ladrón y estafador
profesional PULCELL, bien conocido en los medios policiales y habitual
inquilino de la cárcel de Cádiz, a este sujeto se le daría carta blanca para
violar los domicilios y sacar de ellos a cientos de trabajadores y
antifascistas para asesinarlos en mitad de la calle.
Con
este forajido iban una cuadrilla con los mismos instintos perversos que él, sin
olvidar los hermanos Guerra Castillo, González, practicante de la fábrica de tabacos
Miguel Moya, portuario, que se dedicaba todos los años a colocar los palos del
Corpus, Fernando Sánchez operario de la Fábrica de Tabacos, algunos de estos
perros son bien conocidos por aquellos compañeros que tuvieron la desgracia de
habitar en algunas de las bodegas del Miraflores donde eran insultados todos
los días e incluso se les negaba el agua ¿ Quien no recuerda también a Lahera,
Quirell, Parodi, Venancio, y aquel tullido y perverso Quintero, fiscal de esta
Audiencia ¿. La cobardía de Quintero la demostró también al denunciar como rojo
a su propio compañero, también fiscal señor Franco, que viviría aquellos días
momentos muy delicados hasta que fue puesto mas tarde en libertad al quedar
demostrado, que las acusaciones que se le hicieron por este reptil eran falsas.
El
azote de sangre de aquellos primeros meses, sembrarían el miedo y el terror en
esta ciudad, donde todos los detenidos y asesinados eran conocidos como
honrados trabajadores. Se cumplirían con creces, las palabras del general Varela:
“ En Cádiz, no dejaremos ni un solo republicano ni nadie que huela a izquierda
con vida ”.
Los
asesinatos sembrarían de luto esta ciudad, entre los cientos de compañeros
muertos por la barbarie falangista, sólo nombramos los que en estos momentos
recordamos: Clemente Galés, Emilio Cabezuelo, Juan Ríos, Emilio Castilla, José
Carrascal, Vicente Ballester, los hermanos Alvarado Quirós, Manuel López ( el
Madri ), Antonio Carrero, Cebada, Sergio, California, José López Pedroza,
Antonio Mila Ruiz, José Durante, Fernando Vargas ( El Bombo ), Julio Fernández,
Julio Vázquez, Antonio Peña, Rogelio Millán, Paco López, Juan Rueda, José Ruiz,
Mejías, José Ramírez, Severiano, ( este compañero dejó nueve hijos ), Melchor,
Emilio Castilla y José Arias.
También
a otros apreciables amigos de UGT., Socialistas, Comunistas y Republicanos con
los cuales nos unía una leal amistad, como fueron, Juan Castillo ( también dejó
nueve hijos ),El Lápi, Peña, Bernardino, Norberto Iglesias, Fernando Péculo,
Calvo Cuadrado, Aguado de Miguel, López Giraldez, Barraza,
Corripio,
Dueña, Barras Artes, Biondi, Azcárate, Moles, Manuel de la Pinta, Camerino,
Pinto, Florentino Revuelta, Miranda de Saldí, Juan Moreno.
La
lista sería interminable cuarenta y tres son para nosotros muchos años, pero todos
ellos estarán siempre en nuestros pensamientos. Hoy desde estas líneas le
rendimos un profundo y leal recuerdo a todos ellos y a los demás antifascistas
que fueron vilmente asesinados por la hiena fascista, y que supieron morir
fieles a sus ideales que siempre deben estar en nuestro pensamiento y en toda
la clase trabajadora de esta ciudad. Nosotros, con toda confianza esperamos
que, estas nuevas promociones que hoy militan en las organizaciones obreras,
dignifiquen con su conducta y su fidelidad a sus ideales, el recuerdo de todos
los compañeros que lucharon y fueron inmolados por una sociedad Libre y Humana.
Nosotros,
los Libertarios, que no tenemos que rectificar nada de nuestra limpia y fiel
trayectoria bajo la enseña roja y negra de la Libertad, estaremos siempre igual
que aquellos compañeros, a darlo todo cuando de defender a la clase trabajadora
en sus justas y legítimas reivindicaciones se trate. ¡ Compañeros! No olvidemos
ni un solo momento, que, nuestra emancipación y nuestra verdadera y autentica
Libertad dependerá siempre de nuestra propia lucha.
RECUERDO
A TODOS LOS COMPAÑEROS QUE NOS DEJARON PARA SIEMPRE.
Juan
López Martínez
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