El
pasado día 2 de Noviembre, con una sala completamente llena, se celebró el acto
organizado por el Sindicato de Oficios Varios de la CNT-AIT y la Biblioteca
anarquista “José Luis García Rúa” titulada “Una tarde de poesía”, que expuso el
compañero: Pepe Gómez. Se realizó, en el Centro Cultural San José, de Puerto
Real.
El
secretario de organización, Paco Aragón, enumeró en contenido y fechas, los
actos organizados por el Sindicato, a través del Foro para el Debate y el Conocimiento,
cuyos temas se relaciona a continuación que incluye, el curso de Formación
Profesional que, sobre Estructura Naval e Ingeniería, dimos durante ocho meses,
a quince compañeros del colectivo de parados más desprotegidos, y la campaña de
pegada de carteles de contenido poéticos, titulado: La Poesía como Arma de
Futuro.
Campaña de Foro para el Debate:
La
Revolución Francesa – Diciembre 2017
La
Cuestión Catalana – El Estado y la Independencia – Nacionalismo y Cultura - Enero 2018
La
Comuna de Paris – Febrero 2018
La
Revolución Rusa – Marzo 2018
1º
Mayo – Abril 2018
1ª
Republica – Mayo 2018
Seguiremos
con la II Republica, la Guerra Civil, la Dictadura, la Primera Internacional
Obrera, Democracia Directa y Parlamentaria, y temas de actualidad. Hay mucho
que hablar y que pensar. Que deseamos volver a retomar próximamente.
Campaña de poesía, pegada de carteles:
Como
tú y Sé todos los cuentos, de León Felipe
Febrero 2018
Pregunta
de un obrero que lee y Ellos vinieron de Bertolt Brecht
8M Día de la Mujer – Marzo 2018
A
ti te lo quiero contar de P.G Abril
2018
La
poesía como arma de futuro de Gabriel Celaya
Mayo 2018
A
un poeta muerto (Lorca) de Luis Cernuda
Junio 2018
Homenaje
a Víctor Jara de P.G Julio 2018
No
quiero de Ángela Figuera Agosto 2018
A
continuación tomó la palabra el compañero Pepe que, y a modo de introducción explicó el por qué daba a conocer su poesía a
familia y compañeros, para luego pasar a disertarlas.
EN LA PLAZA…
En la plaza más extensa del mundo.
Frente al palacio más grande.
Con el balcón más crecido,
Y la escalera más amplia.
La nación exigía libertad,
El pan, y los ensueños prometidos.
La Independencia y la igualdad precisa;
Deseadas, por un pueblo que despierta:
Al martillo y al yunque encadenados.
Hacendados, obreros, campesinos,
Comerciantes pequeños y artesanos,
Mendigos, traficantes de las hambres,
Niños, moceríos y amas de casa,
Amantes clandestinos, con sus sueños,
Y viejos luchadores por la Patria…
Con el alma en un puño suspiraban,
De los representantes,
designados,
Las leyes y derechos codiciados.
Miles, cientos de miles, como hormigas
En ésa enorme plaza concentrados.
Con paciencia infinita en sus gargantas,
Esplenden, sus derechos ciudadanos,
Y elevan sus banderas encendidas:
¡Conciencia! ¡Conciencia! ¡Conciencia toda!
Tal eran, sus rugidos y pasiones.
¡Que el fuego corra, corra como el viento!
¡Que arda la injusticia y crezca un gran incendio!
¡Que arrasen los palacios y el poder!
¡Que en nuestros corazones resucite,
El clamor por un mundo más perfecto!
A pesar de los vientos que se oblicuan,
La voluntad del pueblo era grandiosa;
Dispuestos a la vida y a la sangre:
Férrea su voluntad, henchidos de entereza.
Tras catorce días y trece noches,
De aquellas, combatientes pretensiones:
Espurias las noticias que les llegan;
Y el incordio se asienta en sus razones.
Sus casas, sus trabajos; el cuidado
De los hijos, todo está abandonado.
¡Qué importa! si nos llueve la esperanza.
Alientan y confortan su coraje.
Ruge, ruge el pueblo desesperado.
¡Por la patria y la sangre derramada!
Gritan al viento los desheredados.
Mientras, en el palacio de los reyes,
Discuten sus propuestas y temores
Los abades benditos de la patria.
Conformada la Asamblea Nacional
Se pasa a debatir la Carta Magna
Y los mentidos derechos del hombre.
Jacobinos, girondinos,
Blanquistas y carbonarios.
Marxistas, sainsimonianos
Consejistas y cristianos.
Republicanos federales,
Los ubicuos demócratas,
Centristas y liberales.
Y en lo más hondo, de esa olla imposible:
Un puñado de Sansculotte, de obreros
Y campesinos revolucionarios.
Confundidos, aislados al debate;
Excluidos de la acción y de su gente;
En manos, de tan finos eruditos:
Compañeros nebulosos de viaje,
Lacayos del poder y sus principios.
Signado el Comité de Salud Pública,
Como el ejecutivo del gobierno:
Se elige Presidente al más anciano.
Ya en el Parlamento, se va mostrando,
Las miserias que preservan lo innoble.
Discuten si es un punto, o punto y coma,
Quién contenga las normas y sus fuentes.
Sólo un pobre, en la plaza mendigaba,
Los restos de comida que sobraban,
De las mesas repletas del palacio,
Que a sus mercedes, bien alimentaban.
A ese pobre harapiento, preguntaron,
Por la ausencia del pueblo en la plaza.
Un silencio profundo naufragaba,
Y en su boca sin dientes, se abrigaba.
Le rogó el presidente al indigente
Opinión sobre el asunto tratado.
Si bien, le parecían los derechos,
Por ellos, en su lucha conquistados,
Y que al pueblo ignorante concedían:
El Derecho al trabajo y la salud.
El Derecho a la vivienda.
El Derecho a la enseñanza.
El Derecho a pensar y a manifestarse…
El viejo mendigo no daba crédito
A tan inconsecuente despropósito.
Pero haciendo un gran esfuerzo le dijo:
Mire usted, su Excelencia y Presidente:
Estoy a punto de cumplir setenta años,
Y he vivido trescientos mil engaños.
Porque los pobres existen, desde siempre.
Su Excelencia nos suplica en justicia,
Espacio y tiempo a su nuevo proyecto;
Por el bien de la Patria y de su Pueblo.
Pero al Pueblo Excelencia le conviene,
Agarrar el futuro con sus manos.
Que la historia sea, fruto de sus actos;
Sin banderas que ahoguen su destino;
Sólo el limo corriendo a mar abierta,
Y olas de pueblo, las rocas quebrando.
Que no nos cieguen los turbios profetas,
Que empuñan sus espadas repujadas
Al calor de la fortuna prevista:
Que abonan la codicia y la malicia.
Mirad lo que siempre se nos ofrece:
¡Derecho a una vivienda, inexistente!
¡A un trabajo que nadie nos destina!
¡A una salud privada, como negocio!
¡A una educación cara y elitista!
Derechos, derechos, derechos…
Palabras que disfrazan las mentiras.
¡Conciencia! ¡Conciencia! ¡Conciencia toda!
Es el grito más puro y necesario.
Éstos son, los derechos que conozco:
Su excelencia y Presidente:
El derecho del pobre miserable
A recorrer su exuberante país
A lomos del suplicio y la abstinencia.
Y el derecho de usted, y su mesnada,
A asentar los culos de sus mercedes,
Al próvido asiento del Parlamento.
Por eso, el pueblo hastiado, se ha marchado;
Cansado de derechos ofrecidos,
Que nunca por las leyes se han cumplido.
Ya en el poder los cuervos, aposentan
Sus almas, ávidas de privilegios.
Silenciados los gritos de la Plaza:
Ya principia nuevamente otra historia;
Preñada de traiciones y esperanzas.
La audiencia relegada a los escombros,
Y al poder, el fruto de las miserias.
¡Conciencia! ¡Conciencia! ¡Conciencia toda!
Es el grito más puro y necesario.
CÓMO NACEN LAS BANDERAS
Conformándose fueron las banderas,
En el andar del hombre y en su tiempo.
De aliviar con el fuego sus angustias;
De la lucha por la tierra y lo propio.
Fue más tarde el poder de los caudillos
El brazo ejecutor de las desgracias;
Que al tiempo, fueron dueños de castillos,
Y al pueblo les robó sus pertenencias.
Rompamos en jirones las banderas
Que a los pobres del mundo nos dividen.
Para poner a salvo sus haciendas:
A la guerra, obligados nos conducen.
Quién, no adora la tierra donde nace;
Su cultura su lengua y sus gentes.
Quién, no ama la belleza, inexplicable
Del barrio donde sus anhelos crece.
Es falso que la patria sea de todos.
Que sea madre de pobres y pudientes.
Que la patria te cuide como a un hijo.
Que a todos, la bandera nos preserve.
Religión y poder enamorados,
En ficciones cimientan las leyendas:
Que habrán de dar cuerpo a sus pretensiones,
Y nuble la razón y la conciencia.
Ciudadano del mundo yo me siento
Y en justicia mis sueños compartidos;
Con aquellos que sufren en sus carnes
El acoso, la violencia y el racismo.
Sindicato Oficios Varios CNT-AIT
Puerto
Real 03-11-2018
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