ME QUEDAN UNO O DOS
AÑOS DE VIDA – TENGO UN CANCER POR AMIANTO
Pedro Murillo: “Me
quedan uno o dos años de vida, tengo un cáncer por amianto”
“Con una colada
ganaban dinero, pero no les importaba la vida de los trabajadores, no nos
protegieron frente mineral cancerígeno”
Trabajó en Azkoitia en
Acería y Forjas de Azkoitia, o Cie Automotive, o Grupo Siderúrgico (GSB) y
hasta hace poco Gerdau, aunque ahora es Sidenor, “cambian cada dos por tres el
nombre”, dice cuando recuerda su paso por la siderúrgica. Le ha marcado su vida
y, lo que es peor, le ha metido en el bombo de la mala suerte, porque trabajó
con amianto y tiene los dias contados, “uno o dos años”, reconoce resignado.
“Empecé en la fundición en
junio de 1982 y estuve allī en hasta 1998. En ese año logré una incapacidad, no
por el amianto y estuve cinco años en el acabado, fuera de la fundición”,
expresa. Ahora mismo Pedro Murillo sufre “un adenocarcinoma, un cáncer de
pulmón y me han reconocido la enfermedad profesional. Ha sido la Seguridad Social.
Tenía la incapacidad total. Cuando me detectaron lo que tenía, porque me
hicieron una biopsia en enero de 2016 con 62 años, dejé de trabajar allí, y
eché los papeles para conseguir la incapacidad absoluta”, según señala a EL
PERIODISTA CANALLA.
“Del centro de salud de
Riberas de Loiola me llamó un médico y me dijo todo lo que tengo. Le dije que
he fumado durante 45 años, pero él me dijo que me aseguraba al 98% que lo que
tenía no era derivado del tabaco y añadió que era derivado del amianto al 98%.
Me puso en contacto con los de Osalan y se me reconoció como enfermedad
profesional”.
Pedro Murillo empezó a
trabajar en el horno de fundición. “Estuve de albañil, hacíamos el
revestimiento del horno, las cucharas de la fundición, todo esto que se hacia
en las fundiciones. En el horno las tuberías de los paneles de refrigeración de
agua van forradas con cintas de amianto. Las ponían los mecánicos. Nosotros
hacíamos las artesas que eran para la colada continua, y eso llevaba mantas de
amianto y sí las poníamos nosotros. Y para calentar las cucharas donde iba la
colada, llevaban unos bloques de amianto y teníamos que ir a reparar nosotros,
y según estabas quitando te caía encima toda esa mierda del amianto”.
Como a miles de
trabajadores se les ocultó el daño que el amianto causa en la salud de los
trabajadores,a pesa de que ya en 1906 el Dr. Murray en Gran Bretaña documentó
el primer caso de asbestosis. Murillo señala con rotundidad que “no te daban
protección alguna frente al mineral cancerígeno, ni te avisaban de los
peligros, ni nada de nada”. Hay que tener en cuenta en Hego Euskal Herria
40.000 trabajadores estuvieron en contacto directo con el amianto, pero a
ninguno se les ofreció una protección adecuada, lo que ha provocado muchas
víctimas, la gran mayoría ocultas. Desde 1993 a febrero 2017 han fallecido,
sobretodo por mesoteliomas, 1.472 personas que estuvieron en contacto con el
amianto. Es la punta-punta del iceberg, porque las administraciones sanitarias
ocultan su incidencia. Esa realidad ha llevado a que el catedrático de la
Universidad de Granada, experto en estos temas, Alfredo Menéndez-Navarro haya
señalado que solo ven la luz solo un 5% de las muertes que tienen que ver con
la inhalación de las fibras asesinas del amianto.
Pedro Murillo admite
que “me he enterado de este tema ahora cuando me ha tocado, y he empezado a
investigar, a leer un poco, y he visto la gravedad de la situación. Deberíamos
de haber llevado trajes especiales, etc y no nos tendrían que haber dejado
fumar en el puestos de trabajo. La realidad es que no nos han protegido de
nada”.
En este sentido, el doctor
Carlos Pineiro, colaborador con la Asociación Galega de Víctimas del Amianto
(Agavida) explica esta situación de una forma clara y contundente: “el uso
masivo del amianto llegó por la avaricia empresarial”.
Cuando interpelamos a Pedro
Murillo precisamente sobre lo que piensa de los directivos de esa empresa donde
trabajó en Azkoitia, que ha cambiado de nombre en numerosas ocasiones, nos dice
que “los directivos, nuestros jefes, nos han tratado como a borregos, como a
corderos. Les ha importado más sacar una colada, porque sacaban unos cuantos
millones por la misma, que la vida de las personas, de los trabajadores que
estábamos allí. Las personas les salen gratis a esta gente”.
Recuerda que “han muerto
compañeros míos, hace tres años uno igual que yo, cáncer de pulmón y hasta que
no te toca no les damos importancia. Es así. Empecé a mirar en Internet y en
todo esto aparece como una señora murió contagiada por lavar ropa de su marido.
Me quedo pasado, pero es la realidad. Se sabe como el Tribunal Supremo confirma
la maldad del amianto desde 1940, que se obligaba a poner los medios de
protección y prevención frente al cancerígeno, pero la gentuza esta de la
fábrica se niega a dar el lista de los trabajadores que estuvimos en contacto
con el amianto, y se lo están negando a Osalan, que lleva ya registrados en
torno a 7.500 trabajadores afectados”.
Una de las cosas que más le
duelen a Pedro Murillo es que en la empresa donde trabajó muchos años de su
vida “siguen diciendo que no se trabajó con amianto desde 1991 y resulta que he
estado en la fundición hasta 1993 y seguía igual, luego estuve varios años en
el acabado y han seguido con amianto. Han funcionado como siempre, y que lo
nieguen es terrible”.
La explicación es simple
para Murillo: “Con una colada ganaban unos millones de pesetas, y la vida de
una persona les sale gratis. Esa es la diferencia. Cuando uno está bien no le
damos la importancia que tiene. Pero es más serio de que creemos. Es lo que
todos nos tendríamos que dar cuenta. El que me llamó de la Seguridad Social
dejó claro que lo ‘gordo’ todavía esta por salir. Te contagias y desarrollas
enfermedad 35 o 40 años después. Pierdes la pista, claro”. Tiene razón porque
se calcula que todavía en esta década se van a producir un repunte de los
fallecidos por el amianto. Un hecho significativo es que las consultas que la
Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (ASVIAMIE) está recibiendo
durante los últimos meses muestra un incremento significativo de afectados por
mesoteliomas, un cáncer tipo de cáncer muy letal, como reconocen dos de sus
miembros Patxi Kortazar y Begoña Vila.
90 TRABAJADORES EN
CONTACTO DIRECTO
Pedro Murillo indica que en
“la fundición trabajábamos así en esas condiciones de contacto con el amianto
unos 90 en los tres relevos, además a parte aunque no estés en mantenimiento y
no trabajes de forma directa, puedes haber inhalado fibras de amianto. Casi
éramos 500 trabajadores en toda la fábrica. Un ejemplo de la falta de
sensibilidad de los empresarios está con las coladas de plomo en los años 90.
La legislación impedía sacar mas de una o dos coladas ala semana, pero
allí sacaban tres y cuatro al dia. UN compañero que murió, Benito Murillo,
trabaja en la grúa. NO de forma directa con el plomo. Nos hicieron una
analítica para ver el plomo en sangre y éste lo tenia por las nubes, pero no se
preocuparon de mandarle a revisiones. Es lo que tenía esa situación, no se
preocuparon de nada, búscate la vida. Hace tres años murió, con 62 años”, se
lamenta.
Pedro Murillo reconoce que
a sus 63 años le queda poco de vida. “Calculo que uno o dos años, como ocurrió
con otros compañeros. Tengo bastante desarrollado el adenocarcinoma. Osalan me
dijo que si te cogen a tiempo se puede contener la enfermedad, por eso es
importante estar en la vigilancia específica y puedes aumentar la calidad de
vida”.
Juanjo Basterra
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