Casta, ¿qué casta?
Vivir un período electoral, del tipo que sea, nos fatiga
sobremanera. Intentamos abstraernos para evitar que nuestros cerebros se
inunden de mercadeo político, pero la única posibilidad de huida es meternos en
alguna cueva de la sierra de Guadarrama (y creémos que ni con esas lo
conseguiríamos).
Por desgracia llevamos con esta monserga más de un año,
desde que partidos de toda calaña iniciaron su carrera para ocupar los mullidos
sillones del salón verde de Estrasburgo y decidir sobre lo que atañe a nuestras
europeas vidas. Este averno, sólo comparable al sofoco que nos produce entrar
en los vagones de la línea 6 o la línea 10 de metro a las 7 de la mañana,
durará hasta las generales, que resultarán en un apoteósico final donde todos y
todas llegaremos al éxtasis.
En este tiempo hemos oído y leído toda clase de absurdeces,
mentiras y engaños, pero lo peor han sido los insultos a nuestra inteligencia
como el que relatamos en este artículo.
De entre todos los mensajes, el que más ha taladrado nuestro
cerebro, por encima incluso del “todo es ETA/todos sois ETA“, ha sido el
difundido día sí y día también por los agentes de la “nueva política” en
referencia a la casta. Dicho sea de paso, y aunque este artículo no trata de
eso, a nosotras la “nueva política” nos parece más vieja que nuestra querida
tía abuela Lucía, que la pobre está sumida en sus últimos días de vida; pero ya
decimos que de eso no trata este artículo así que volvamos al hilo principal.
Pues bien, lo de la casta ha conseguido penetrar en
cualquier resquicio de nuestra vida privada, y ya decimos que lo intentamos
todo para abstraernos. Nos sabemos ya de memoria la cantinela de que hay que
echar a la casta porque son malos para nuestros intereses y eso de que viven a
nuestra costa, robándonos y sucediéndose los unos a los otros. Eso lo sabemos;
nos lo hemos aprendido bien (ya lo sabíamos de antes, en realidad). Lo que ya
no nos queda tan claro es quién es casta y quién no.
La comparsa socialdemócrata nos ha manifestado hasta la
saciedad que el PP y el PSOE son la misma mierda (creemos que nunca llegaron a
pillar nuestros gritos de “IU y UPD, la misma mierda es” en las concentraciones
en Génova y Ferraz), que pertenecen a un régimen surgido del ’78 y que forman
una casta o una especie de dinastia gobernante que favorece a empresarios,
financieros y diversa mafia en general. Pero es que ahora, ese séquito cargante
e insoportable, no tiene rubor alguno en asumir su gobierno en el Ayuntamiento
de Madrid de la mano del PSOE, ya sea con acuerdos puntuales o uno marco.
Pero vamos a ver, ¿no dijisteis en vuestra Marcha del Cambio
que “hay que echar de las instituciones al PP y al PSOE“? Entonces, ¿por qué
ahora queréis ir de su mano?¿en qué ha cambiado la situación desde aquella
Marcha para que asumais pactos con ese partido político?
Y otra pregunta cuya falta de respuesta nos inquieta: ¿no
era el PSOE parte de ese régimen del ’78 que formaba la casta?¿es que ya no es
casta?
En serio, amigos socialdemócratas, no nos enteramos. Ya no
sabemos quién es casta o, si acaso, si existe o alguna vez ha existido.
En realidad nos tememos lo peor. Nos tememos que lo de la
casta fue un invento para sacar réditos electorales. Vamos, que nos tememos que
nos habéis mentido, que nunca considerasteis al PP y al PSOE como la misma mierda
y que lo de la casta lo decíais más como coletilla que como otra cosa.
Lo que si sabemos, sea quien sea casta, exista o no (que eso
siempre será conforme a vuestro propio interés: ahora existe, ahora no), es qué
es el PSOE, con el que ahora nos queréis gobernar.
El PSOE es un partido que está sumido en multiples casos de
corrupción, es decir, que nos roba a todos y todas. Es, además, un partido que
no ha dudado en firmar reformas contra los intereses de los más desfavorecidos,
que ha impulsado la militarización de este país, que ha potenciado los
desahucios y que basa en la represión el método para contrarestar a la
disidencia (como lo es nuestro sindicato).
Mandos de los gobiernos del PSOE han participado en una de
las cosas más atroces que existen: el terrorismo de Estado. También podríamos
citar el apoyo de este partido al TTIP, las razias racistas de Rubalcaba y su
política para con los migrantes o los más recientes flirteos con leyes
supuestamente anti-yihadistas pero cuyos objetivos reales ya sabemos cuales
son.
En definitiva, resulta que ahora (si, Ahora Madrid), nos
queréis gobernar con el PSOE, un partido al que vosotros mismos dijísteis que
queríais desalojar del poder. En fin, que nos habéis hecho un lío o, más bien,
habéis vuelto a constatar, queridos amigos y amigas socialdemócratas, que esto
de la democracia representativa es un circo lleno de mentiras donde siempre
perdemos los mismos.
Antes de terminar este artículo, que ya vemos que se está
alargando demasiado para lo que suele leer la gente (y más ahora que en twitter
basta con un titular llamativo), queremos contestar. Si, contestar a los
reproches que seguramente nos hará más de uno de esos que antes usaba lo de la
casta y ahora ya no. Nos dirán: “entonces, ¿vosotras qué haríais; dejar gobernar
a PP y Ciudadanos?¿os parece mejor que gobierne la derecha rancia y
franquista?“. Pues mirad, resulta que nosostras no jugamos a la democracia
representativa, es más, estamos rotundamente en contra porque no queremos
gobiernos ni instituciones, asi que no es a nosotras a quienes tenéis que hacer
estas preguntas. Simplemente no queremos que nos gobierne nadie (en mayúsculas
ahora para que se entienda mejor: NADIE); queremos ser libres para decidir por
nosotras mismas cómo organizarnos y cómo vivir.
En realidad, esta situación en la que estamos la habéis
generado vosotras, apostando por el modelo de la delegación, por el modelo
injusto de las elecciones, así que sois vosotras quienes tenéis que explicar
por qué elegís ciertas compañías.
¿Sabéis? a nosotras nos daría vergüenza ir de la mano con un
partido como el PSOE pero, como decimos, que cada cuál elija sus compañías
porque le terminarán retratando.
#niUnVotoEnLasUrnas
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