Elecciones y erecciones
municipales.
Todo parecido con la realidad es
mera coincidencia. (cita de R. Tagore)
Cómo disfrutar de ellas y no
morir en el intento.
Como quedan cuatro meses y ya ha
“empezado” la campaña electoral vamos a intentar desde este blog poder
entenderlas sin odiarlas, esperarlas sin desesperar, comprender a los
candidatos sin tener que ir a Oxford, saber como ser candidato sin que te
apedreen por la calle, ser votado sin que te boten y sobre todo salir elegido
sin que te retire la palabra toda la capital, la ciudad, el pueblo, la villa o
el villorrio.
Pero como eso de la capital o
capitales, en principio nos la pela porque ya está todo “atado y bien atado”
nos centraremos en los pueblos medianos, pequeños y enanos.
El capítulo primero tratará del pasado:
1º resumen de cuatro años de
mando.
2º saber que si aquellos a los
que elegiste se van a presentar sin que te lo digan.
Para empezar, se que disfrutar de
unas elecciones es bastante complicado o casi imposible a la vista de como está
el patio de vecinos.
Ganas dan de mandarlos a todos al
exilio y volviendo atrás, convocar al consejo de ancianos para que nos digan
cómo y de que manera se arregla esto, pero me temo que ni aún así esto tenga
solución. Alguno habrá que vendrá y lo joderá. O velará más por los intereses
del propio clan que por los otros los que harían que de una puta vez esto se
llame convivencia.
Partamos de la idea de que
interesa el gobierno de tu pueblo, tribu o aldea.
De no ser así puedes dejar de
seguir leyendo que te va a traer más cuenta.
¿Quieres seguir? ¡Allá tú!. Luego
no digas que no te lo he advertido.
Resumen de cuatro años con la vara.
Echa la vista atrás y recuerda
las promesas electorales de hace cuatro años que como en todas las facetas de
la vida, todas juntas, se resumen en una:
Vivir como un pastor con sus
ovejas.
Es decir, sentarte en la piedra,
mirarlas, sentirte satisfecho con su pastar y si viene alguna a balar a tu lado
achucharles el perro. Y si el perro pasa como ha pasado tu edil, puedes
llamarle cabrón, dictador, inútil, pringao, y no se cuantas cosas más, pero no
se te ocurra volverle a votar como has hecho otras veces, que al cabo de unos
meses te encontrarás llamándote gilipollas.
En definitiva, como no tiene
arreglo… ¡pero no te fíes!.
Si además eres de los que aman su
pueblo pero tienes la vida hecha en la capital y sólo vas a él los fines de
semana y fiestas de guardar, date por jodido o trasládate e intenta quitarle el
poder, cosa difícil, que para eso están las rencillas, las mentiras, la
murmuración y los bulos.
En este caso has de tener claro
que perderás amigos, familia y con suerte ganarás unos cuantos enemigos, que ya
es algo.
Y sobre todo no digas en público
que tienes derechos que te pueden contestar eso de: “Y tu que pintas aquí, si
sólo vienes de Pascuas a Ramos”.
Aunque los tengas, pagues tus
impuestos y te dejes los cuartos en las tiendas del pueblo aunque sean más
caras que por el camino; siempre serás un cero a la izquierda.
¿Que no te he aclarado nada?,
¿qué esperabas?, ¿la solución?. Eres tan ingenuo que deberían quitarte el voto,
así vivirías más feliz.
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