Anarcosindicalismo
Entendemos el anarcosindicalismo como la
síntesis de la teoría y práctica del anarquismo actuando sobre y en todo tipo
de asociacionismo obrero que confluye en un sindicato. Se trata en rigor de una
síntesis del anarquismo y el sindicalismo revolucionario para impulsar el
cambio de sociedad actual desde el mundo del trabajo. El anarquismo ha sido la
fuente de inspiración del sindicalismo revolucionario nacido en Francia en el
siglo pasado, por lo que se le puede decir, según hace actualmente la A.I.T., como
sinónimo de anarcosindicalismo.
Es preciso establecer una diferenciación en
los contenidos esenciales que caracterizan la acción del sindicalismo
revolucionario que propugna y practica el anarcosindicalismo y el que propugnan
ciertos grupos y sectores bastante alejados del movimiento libertario, a pesar
de que emplean, desvirtuando su contenido, la frase de «sindicalismo
revolucionario». No entendemos por sindicalismo revolucionario más que aquel
movimiento que, surgido de entre las clases explotadas y oprimidas, aspira a la
destrucción del sistema establecido para, por medio de una acción directa y
antiautoritaria, desmontar los mecanismos de dominación poniendo todos los
medios de producción al servicio de los trabajadores, los cuales tomarán en
cualquier circunstancia las decisiones que crean convenientes sin conocer
ningún otro tipo de mediación, imposición o poder que no sea el dimanado de los
propios trabajadores.
Ahondando en lo anterior, ratificamos los
acuerdos adoptados por el Congreso Constitutivo de la Asociación Internacional
de Trabajadores celebrado en Berlín en diciembre de 1922 y modificados en el IV
Congreso de Madrid de 1931 y en el V Congreso de París de 1935.
1.1. Principios y Finalidades
El anarcosindicalismo es en realidad, desde el
punto de vista de los principios, una visión determinada del mundo que se
corresponde con la filosofía antiautoritaria y emancipadora del anarquismo y
por ello exterioriza su oposición a toda explotación tanto económica como
política y a toda alienación religiosa siendo su objetivo fundamental y
prioritario el de propagar esas ideas al mundo del trabajo por medio del
sindicato. Actúa en el campo sindical, porque donde realmente el individuo
siente la explotación es en el campo de lo económico, donde la lucha de clases
se da con más claridad y es asumida por la mayoría de los trabajadores. Hay que
pensar, y la historia lo viene demostrando, que las revueltas e intentos
revolucionarios se quedan en nada, si en los países donde se dan no existe una
organización sindical revolucionaria.
Hay que resaltar que esta actitud de oposición
a toda explotación no puede calificarse de mera ideología o producto de
laboratorio sino que responde a una constante del ser humano a lo largo de la
historia, en su lucha sin tregua contra todo tipo de opresión. Esa lucha
constituye la reivindicación del derecho a ser y a disponer libremente del
propio destino, junto al deseo solidario de que todas las personas, de un modo
colectivo, alcancemos ese derecho. No habrá verdadera libertad mientras una
sola persona permanezca sometida a otros semejantes. El mérito del pensamiento
libertario reside tan solo en el esclarecimiento de este hecho ante la
conciencia de la persona.
Frente al mundo de opresión constante y en
múltiples sentidos que padecemos, el anarquista opone su rebelión. Su visión
parte de una ruptura total con los valores políticos, económicos y culturales
establecidos por las clases dominantes a través de la historia. Para el
anarcosindicalismo la evolución histórica, si tiene un sentido debe culminar en
una ética de la responsabilidad personal e intransferible, opuesta de modo
radical a la constante histórica de dominación. Esta ruptura supone el que el
anarcosindicalismo contraponga a los valores de la sociedad establecida sus
propios valores. Mediante éstos los trabajadores se convierten en agentes
soberanos y activos de la transformación social. Para llevar a cabo esta
transformación en profundidad, el anarcosindicalismo se materializa en la forma
organizativa concreta que denominamos C.N.T. (Confederación Nacional del
Trabajo).
1.2. Anticapitalismo
El anarcosindicalismo se opone de modo radical
al sistema establecido por el capitalismo liberal o por el capitalismo de
Estado en todas sus variantes. El capitalismo, independientemente de sus
transformaciones presentes o futuras, representa la explotación económica
derivada de la propiedad privada de los medios de producción y la subsiguiente
capitalización de éstos por unos pocos, sin importar que los explotadores se
representen individualizados o de modo anónimo o colectivo. El capitalismo de
Estado por su parte, se apropia de la propiedad en beneficio de un sector
privilegiado integrado en el Estado. Tanto en uno como en otro sistema, el
individuo, el trabajador, no es dueño de su trabajo, ni de sus decisiones. En
una parte se aduce la necesidad de la economía (dominada por los grandes
propietarios y financieros amparados por el Estado), en la otra se sacrifica a
la clase trabajadora en nombre de un falso «bien común» impuesto por el Estado.
Ambos sistemas desarrollan sus instituciones (medios de represión) a través de
la clase gobernante: leyes, organismos de justicia, cárceles, policía, ejército
etc. para dominar a los gobernados e imponer la cultura propia del sistema.
1.3. Antiestatismo
Según lo antes expuesto, resulta evidente que
una de las finalidades del anarcosindicalismo es la destrucción del Estado,
realidad político-jurídica que sostiene y sacraliza por medio de su diversos
estamentos y leyes -parlamentos, senados, constituciones, organismos
arbitradores, cuerpos policiales y represivos de todas clases y en último
lugar, el ejército- las formas económicas de explotación. Es obvio que el
Estado constituye la representación de la clase dominante, sosteniendo, en el
caso de la llamada sociedad occidental en que vivimos, la propiedad privada de
los medios de producción y la economía de mercado. Esto conlleva la tradicional
minoría de edad del ciudadano y el mantenimiento del actual sistema por medio
de la represión y del terrorismo institucionalizado. Frente a ello, el
anarcosindicalismo opone al Estado la libre federación de comunas autónomas
libertarias.
1.4. Antimilitarismo e
Internacionalismo
Estas dos definiciones, conexas entre sí,
forman parte de las convicciones profundas de la C.N.T., y se relacionan con la
necesidad de superar los Estados nacionales y las amenazadoras concentraciones
de poder que ellos representan. Al mismo tiempo, ello nos lleva a la necesidad
de articular una actividad en el plano internacional junto con las
organizaciones afines del anarco sindicalismo de otros países al objeto de
mantener mancomunadamente una lucha en este frente
1.5 Antisexismo
El anarcosindicalismo, en su lucha por
alcanzar una sociedad libre, justa e igualitaria, tiene entre sus finalidades
la destrucción del patriarcado y el fin del sexismo y de cualquier
discriminación por razón de sexo u orientación sexual. No deben existir
jerarquías entre las personas en función de su sexo, y rechazamos con firmeza
cualquier imposición social o cultural de una conducta o rol según se nazca.
Cada individuo ha de desarrollar su personalidad en plenitud sin importar su
sexo o sexualidad, huyendo de los convencionalismos que nos fijan un camino a
seguir o una manera de ser femenina o masculina.
No nos olvidamos de que el sexismo y las
formas de dominación propias del patriarcado siguen muy vigentes y aunque no
sean tan explícitas como antaño, ello no quiere decir que hayan desaparecido.
Es más, sus manifestaciones son cada vez más sutiles, y en ello reside su
peligro y su capacidad alienante. El sexismo está muy presente en nuestra
sociedad, y va calando en las personas desde la más tierna infancia, por ello a
menudo su presencia pasa desapercibida. Es por ello que debemos incidir en la
educación y los valores que nos transmitimos de unas personas a otras, buscando
siempre ir a la raíz de los problemas.
Las y los anarcosindicalistas luchamos por una
sociedad en la que cualquier forma de autoridad sea abolida. Queremos que todas
las personas, independientemente de nuestro sexo, podamos vivir, desarrollarnos
y relacionarnos entre nosotras en pie de igualdad y de libertad.
1.6. Otras formas de poder
Consecuentes con la idea de que la teología
está en la raíz de todo gobierno político, el anarco sindicalismo se manifiesta
contrario a todas las religiones e iglesias así como a las formas filosóficas e
ideológicas que se opongan al desarrollo crítico del individuo.
La culminación de las luchas transformadoras
contra el capitalismo y el Estado constituyen la finalidad esencial del anarco
sindicalismo y por tanto de la C.N.T. Aquellos dos frentes fundamentales de
lucha contienen todos los demás frentes posibles. Por ello la C.N.T. prestará
suma atención y apoyara la acción contra las realidades derivadas de la
actuación corruptora del Estado y del productivismo capitalista, la cual atenta
contra la naturaleza y degrada, afectando con ello al equilibrio mismo del
hombre en su entorno. Por ejemplo, la lucha ciudadana y otras, se deben
realizar en base a la militancia, deseable y voluntaria, de los cenetistas a
través de las organizaciones de barrio.
De todo lo expuesto se deduce que las
profundas transformaciones económicas y político-sociales apuntadas como
aspiraciones del anarco sindicalismo y de la C.N.T. sólo podrán plasmarse
finalmente con la consecución del comunismo libertario, siendo éste, en
realidad, la materialización de aquéllas.
1.7. El Federalismo
Por ser la federación la base de la sociedad
futura, la C.N.T. proclama el federalismo como el nexo de articulación libre y
solidaria, sin autoritarismo ni coacción, de todos los grupos económicos y de
relación humana general, que cumplirán en la nueva convivencia las funciones
básicas de la vida social en todos sus aspectos. El federalismo constituye hoy
también el principio esencial que rige las actividades de la C.N.T. en el plano
estructural y en el del funcionamiento interno de la misma, garantizando de
este modo la libertad y la igualdad decisoria de los individuos y los
sindicatos integrados en la organización. Dada su estructura no jerárquica y
sus contenidos federalistas, la C.N.T. rechaza cualquier tipo de función
dirigente, así como la figura de líderes o jefes carismáticos. El federalismo
de C.N.T. no es una descentralización de un poder central, en diferentes
poderes a más bajo nivel.
Quiere decir lo anterior, en uno de sus
aspectos, que tomamos postura decidida contra todo tipo de centralismo.
Afirmamos por ello que en su organización y
funcionamiento interno la C.N.T. prefigura el tipo de sociedad a que aspiramos,
dado que el futuro, para realizarse, debe estar contenido ya como germen en el
presente.
1.8. Solidaridad y Apoyo Mutuo
En la construcción de la nueva sociedad y en
la lucha diaria en defensa de los intereses propios de los trabajadores, ambos
conceptos son el aglutinante de la acción colectiva en la persecución del bien
común de toda la sociedad.
1.9. Las Tácticas: La Acción
Directa
Éstos son los procedimientos o medios que la
C.N.T., pone en práctica cotidianamente para reafirmar los principios que la
animan y crear las condiciones que facilitarán en su día el logro de las
finalidades. En este punto fa C.N.T. y el Anarcosindicalismo se juegan toda su
credibilidad ante los trabajadores, y por ende las posibilidades ulteriores de
un crecimiento que le permita extenderse a todos los sectores como alternativa
revolucionaria decisiva.
Afirmamos que el problema de los fines y los
medios constituye hoy el punto clave con el que se enfrenta, genéricamente
hablando, el socialismo. Dentro de este campo solo ganarán la credibilidad
final del pueblo aquellos sectores que presenten una coherencia total entre los
fines propuestos y los medios puestos en juego para lograrlos. Esto quiere
decir que los medios o tácticas o prácticas utilizadas, nunca deberán entrar en
contradicción con los principios y finalidades, so pena de invalidar a estos
últimos por completo. El testimonio histórico es claro: los que trataron de
hacer compatible el logro de la sociedad sin Estado y sin Clases con la
conquista revolucionaria del poder político y la creación de un Estado
provisional o transitorio derivaron finalmente hacia el Estado totalitario que
hoy oprime a estos pueblos y silencia y tortura a los disidentes. Por otra
parte, los que, reclamándose de iguales principios y fines, pusieron toda su
confianza en la conquista de ese mismo poder político mediante el voto popular,
acabaron siendo absorbidos por la democracia burguesa, de la que se
constituyeron en fieles administradores. De este modo las aspiraciones
revolucionarias de la clase trabajadora han sufrido un evidente revés. Los
trabajadores han perdido en gran parte sus objetivos como consecuencia de las
manipulaciones de partidos y sindicatos que, en la mayoría de los casos,
apuntan a un reformismo corporativista, que lleva a la perduración indefinida
del sistema de explotación que padecemos.
La C.N.T., el anarcosindicalismo, lucha, para,
por una parte, no ser asimilado por el sistema y, por otra obtener nuevas vías
de penetración que permitan acercamos a la revolución y al tipo de sociedad
futura a la que aspiramos.
La C.N.T. debe conseguir a través de sus
tácticas, entiéndase sus medios o prácticas, acercarse cada día más a los fines
propuestos por lenta que esta aproximación pueda parecer. Para ello debemos
evitar el tipo de contradicciones sufridas por otras organizaciones llamadas
revolucionaras, si queremos preservar nuestra identidad. El anarcosindicalismo,
sin embargo, precisa hoy de una evolución imaginativa y combativa, si
pretendemos enfrentarnos a la fuerte oposición que ejerce en fa actualidad el
sistema en todos los órdenes de nuestra vida tanto en el aspecto laboral como
social y cultural. Sin este esfuerzo, en todos y cada uno de los puntos en que
somos explotados y oprimidos, nuestras pretensiones revolucionarias quedarán
inevitablemente ahogadas. Nuestras tácticas o medios se resumen en lo que
llamamos acción directa. Esta deriva naturalmente de los análisis realizados al
definir los principios y finalidades y las nociones de anticapitalismo,
antiestatismo y federalismo En realidad, la acción directa, que a ojos del
observador superficial puede parecer como acción violenta y desnuda, es otra
cosa muy distinta, aunque asuma o pueda asumir llegado el momento, la violencia
revolucionaria. Se trata de una metodología que resume la visión global del
mundo que profesan los/as anarcosindicalistas y en la que se funden
armoniosamente los planteamientos teóricos con la acción práctica encaminada a
realizarlos, sin fracturas ni contradicciones.
La acción directa es la única asumible por
nuestra militancia y viene prefigurada en todas las aspiraciones enunciadas. La
visión antiautoritaria de la historia, la nueva ética de la responsabilidad
personal e intransferible, el carácter soberano que adscribimos a la persona
humana para determinar su destino, nos lleva a rechazar cualquier forma de
mediación o de renuncia de la libertad y de la iniciativa individual y
colectiva en segundos o terceros, no importa quiénes sean dejando en sus manos
TODO el poder de decisión. ESTA RENUNCIA ES EL HECHO CLAVE, la pendiente por la
que se deslizan hacia su ruina las diversas escuelas del socialismo que exigen la
dependencia del ciudadano. Pero queremos dejar bien sentado que la acción
directa no presupone la acción individual y aislada de la persona, sino la
actuación colectiva y solidaria de todos los trabajadores y trabajadoras para
resolver sus problemas en el momento histórico que vivimos, frente a los
individuos que detentan el poder o sus intermediarios. Y será ese colectivo de
trabajadores el encargado en todo momento de arbitrar los medios para aplicar
esa acción directa del modo que el conjunto o asamblea considere más oportuno
en cada caso, siempre que no se vaya contra la esencia misma de la C.N.T. La
defensa de los trabajadores es un derecho y un deber ineludible para lo cual
pueden utilizarse métodos variados y que van desde el label, censura sindical,
trabajo lento, boicot... hasta la huelga de solidaridad y la huelga general
revolucionaria.
Esta acción directa en definitiva nos lleva a
rechazar parlamentos, elecciones parlamentarias y referendos, instituciones
todas que son la clave de la intermediación. En el terreno económico
reivindicativo y por las mismas razones, rechazamos todo tipo de entidades
arbitrales entre el capital y el trabajo, como jurados mixtos, comisiones de
arbitraje etc., manifestándonos en favor de la confrontación libre y directa
del capital y el trabajo. Es por todo lo dicho, en suma, por lo que rechazamos
el Estado en todas sus formas.
CNT-AIT PUERTO REAL
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