La CIA oculta datos sobre el
espionaje a sindicatos y partidos en España
DANILO ALBIN @danialri
El riesgo era máximo. Si la
Policía franquista detectaba esa reunión, la vida de sus participantes estaría
en serio peligro. Aun así, el 14 de septiembre de 1947 varios militantes del
sindicato CNT se atrevieron a celebrar una sesión plenaria en Madrid. Lo que
ninguno de ellos supo jamás fue que la CIA estaba allí dentro, tomando notas.
De hecho, el espionaje americano contra los anarcosindicalistas españoles
continuó durante varias décadas, tal como lo confirman distintos documentos
desclasificados parcialmente por EEUU.
Sin embargo, aún resulta
imposible conocer el verdadero alcance de aquellos reportes de los servicios
secretos. Tampoco puede descifrarse lo que todavía se esconde bajo los tachones
negros que aparecen en los documentos elaborados por los funcionarios de la CIA
en España durante al menos cuarenta años, tanto en dictadura como en
democracia. Según ha podido confirmar Público, la Inteligencia de EEUU sigue
ocultando información sobre sus controles a distintas organizaciones
libertarias, socialistas y comunistas de este país.
Este periódico ha recogido una
amplia cantidad de documentos elaborados por la CIA entre 1945 y 1985, un
periodo en el que se elaboraron numerosos informes sobre las actividades de
sindicatos como CNT o UGT. También se efectuaron reportes que aludían al
nacimiento y consolidación de CCOO, así como sobre el Partido Comunista de
España (PCE) o el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En este último
caso, la actuación de los informantes de la CIA llegó a incluir un
pormenorizado análisis sobre la llegada de Felipe González al gobierno en
diciembre 1982, así como sobre los integrantes de su ejecutivo.
Anarquistas en la mira
Los espionajes al anarquismo
español incluyeron también a la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias
(FIJL). Un informe elaborado el 6 de junio de 1947 situaba a los responsables
de ese grupo en Toulouse, e incluso daba detalles sobre las funciones que
desempeñaba cada uno de ellos a nivel interno. Aparecen así los nombres de
míticos militantes libertarios en el exilio, como Joaquina Dorado –identificada
como “secretaria administrativa” del grupo juvenil anarquista- o Liberto
Sarrau, al que señalaban como “secretario de Relaciones”.
En los informes se oculta
cualquier dato sobre quiénes eran los destinatarios de las investigaciones
En el documento de la CIA también
figuraba el anarcosindicalista catalán Francisco Martínez Márquez, quien dos
años más tarde sería asesinado por la Policía franquista en una calle de
Barcelona. En su informe de junio de 1947, la Inteligencia americana lo había
identificado como responsable de Propaganda y Prensa en el Comité Nacional de
la FIJL.
En ese contexto, prácticamente
todos los informes elaborados sobre las actividades de CNT u otras
organizaciones libertarias –ya fuese en España o en el exilio, principalmente
en Francia- contienen tachones que impiden conocer su contenido completo. De
esta manera, se oculta sistemáticamente cualquier dato sobre quiénes eran los
destinatarios de las investigaciones realizadas y se “mutilan” distintos
párrafos de los trabajos elaborados por los espías respecto a los militantes
anarcosindicalistas.
Seguimientos al PCE
Lo mismo ocurre con la voluminosa
documentación que afecta directamente al PCE. Los comunistas españoles fueron
objeto de numerosos escritos con sello de la CIA que aún hoy se mantienen bajo
secreto. Al igual que en el caso de CNT, los archivos relacionados con este
partido fueron desclasificados de manera parcial.
Uno de esos informes, fechado el
9 de agosto de 1947, relata con lujo de detalles lo ocurrido un día antes en el
“encuentro de varios partidos políticos españoles y sindicatos” que había sido
convocado en París por Diego Martínez Barrio, presidente de la República en el
exilio. Según documentó el servicio secreto, durante aquella reunión se abordó
la situación que atravesaba España, incidiendo en las posibles vías de acuerdo
para tratar de ponerle freno a la dictadura franquista. Entre otras cosas, se
explica que el encuentro duró siete horas y se transcriben las distintas
opiniones formuladas por los participantes, entre los que se encontraban
miembros del PCE, además de Izquierda Republicana, ERC, PNV, PSUC o CNT.
Los seguimientos a comunistas
españoles se centraron especialmente en Santiago Carrillo, una de sus
principales figuras. Durante más de cuarenta años, la CIA incluyó su nombre en
distintos informes. Ocurrió en dictadura, pero también tras la muerte de Franco:
a finales de 1976, el ex secretario general del PCE fue citado en dos
documentos catalogados como “Top Secret” por la Inteligencia de EEUU. Según ha
podido comprobar Público, ambos informes tienen varias partes censuradas, e
incluso en uno de ellos se llega a censurar el contenido de un folio entero.
La CIA acusaba al líder del PCE
de haber estado vinculado “a los crímenes de la Guerra Civil"
En uno de esos trabajos, fechado
el 24 de diciembre de 1976, se analizaba la situación creada tras la detención
del dirigente comunista un par de días antes en la capital española. “Carrillo,
quien se exilió durante la Guerra Civil, aparentemente pasó gran parte de su
tiempo en los últimos meses viviendo clandestinamente en Madrid. El gobierno
puede haber sido consciente de su presencia, pero -de acuerdo con su voluntad
general de hacer la vista gorda ante muchos tipos de actividad comunista- no le
buscó”, denunciaba la central de inteligencia.
Acusaba además al líder del PCE
de haber estado vinculado “a los crímenes de la Guerra Civil, principalmente la
ejecución de unos 10.000 prisioneros nacionalistas en 1936”, al tiempo que
advertían que no podría ser juzgado debido a que “el decreto real de amnistía
emitido el verano pasado aparentemente perdona cualquier crimen político
cometido desde la Guerra Civil”.
El 31 de diciembre de 1976, la
CIA advertía en un nuevo informe calificado como “Top Secret” sobre la
posibilidad de que Carrillo –que para entonces ya había sido puesto nuevamente
en libertad- se convirtiese en objeto de un atentado por parte de “grupos
terroristas de ultraderecha” debido fundamentalmente “a su posición en el
partido y su supuesta participación personal en las atrocidades de la Guerra
Civil”. “Carrillo es muy odiado por los ultraderechistas, que pueden sentirse
obligados a resolver el problema con sus propias manos”, apuntaba. En esa
línea, señalaba que una derecha “frustrada y aislada” podía sentirse “atraída
por métodos ilegales”.
El papel de CCOO
La creación del sindicato CCOO
también captó la atención de los espías americanos en España. Su evolución y
sus vínculos con la izquierda española merecieron un capítulo propio dentro de
un informe secreto elaborado en 1983 y titulado “El rol del comunismo entre los
trabajadores de Europa del sur”. “Creemos que el éxito inicial de CCOO se debió
principalmente a las habilidades superiores de organización de los comunistas”,
subrayaba la CIA. Algunos párrafos después, advertía sobre la “influencia” que
ejercían dentro de ese sindicato los “prosoviéticos”, aunque la parte del texto
que profundiza en ese asunto ha sido censurada.
Madrid, sudeste de Castilla,
Barcelona, Andalucía Central y sudoeste de Galicia eran las regiones donde más
fuerza tenía CCOO
Asimismo, el informe elaborado
sobre CCOO incluía una ficha sobre la cantidad de miembros que formaban parte
de esa organización, además de la “influencia del Partido Comunista en el
sindicato” –identificada como “alta”- y la “congruencia” entre las políticas
desarrolladas por ambas organizaciones –también calificada como “alta”, aunque
puntualizaba que existían “algunos disidentes”- y sus “regiones de notable
fuerza”, entre las que situaba “Madrid, sudeste de Castilla, Barcelona,
Andalucía Central y sudoeste de Galicia”. En cuanto a sus “sectores de dominio”,
identificaba las áreas laborales de “Construcción, Metal y Textil”.
Las relaciones entre este
sindicato y el PCE también fueron objeto de análisis en un documento elaborado
por la CIA en 1985 bajo el título de “España: comunismo en crisis”. Allí señalaba
que “CCOO brinda a los comunistas una base de apoyo que ningún rival puede
igualar”. “CCOO actualmente goza de la misma fuerza nacional que la UGT
socialista, y la impopularidad de las políticas de reconversión industrial del
gobierno y las reformas de la seguridad social incluso podrían darle a CCOO una
ventaja en la próxima ronda de elecciones de representantes sindicales en
1986-1987”, afirmaba.
En tal sentido, la CIA mostraba
su preocupación ante la posibilidad de que el PCE “tenga éxito hasta cierto
punto al usar a CCOO de la misma manera que los comunistas portugueses de línea
dura usan al sindicato CGTP en su país como un ariete implacable que recurre a
continuas huelgas y manifestaciones para socavar cualquier gobierno que esté en
el poder”.
El gobierno de Felipe
La Inteligencia estadounidense
también prestó especial atención a la llegada del PSOE al gobierno español. De
hecho, en diciembre de 1982 elaboró un primer documento reservado a modo de
“primera mirada” sobre el “equipo de González”. “El primer ministro (sic)
Felipe González ha seleccionado a jóvenes moderados, competentes y con
experiencia administrativa para su gabinete. Si bien clasificamos a la mayoría
de los ministros como socialdemócratas, nos sorprende que González ha incorporado
a representantes de todos los sectores del Partido Socialista a su gobierno con
la notable excepción de la facción marxista radical crítica”, argumentaba.
El informe dedica varias páginas
a analizar las principales características de los miembros del gabinete
socialista. Queda bien claro que Fernando Morán, quien había sido designado
ministro de Exteriores, no gustaba ni un pelo a los agentes de la CIA: el
político socialista era situado como “algo más izquierdista y doctrinario que
el resto del gabinete”. Por ello, vaticinaban que “González intentará
restringir la autonomía de Morán y mantener las relaciones con los Estados
Unidos, Europa y América Latina bajo su control personal”.
Un presidente "no
ideologizado"
Sobre el presidente, la agencia
estadounidense decía que era “políticamente pragmático y no ideologizado”. No
opinaban lo mismo del ministro Alfonso Guerra, a quien atribuían un “estilo
confrontativo” y una “retórica izquierdista”, además de situarle como el
“abanderado anti-OTAN de su partido antes de que España se uniera a esa
organización”. Les caía bastante mejor Narcís Serra, a quien atribuían el don
de combinar “el pragmatismo con una imagen radical deliberadamente cultivada
derivada del tiempo de estudiante universitario para servir de puente entre las
alas moderada e izquierdista del partido”.
Uno de los favoritos de la CIA en
el primer gobierno de González era el ex diputado Enrique Barón Crespo, por
entonces ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones. “Los funcionarios de
la embajada de los Estados Unidos lo consideran uno de los parlamentarios más
importantes de su partido”, señalaba el organismo americano en su trabajo.
Flores para Barrionuevo
El informe también elogiaba a
José Barrionuevo, el ministro de Interior de Felipe González que acabó
condenado por la justicia debido a su vinculación con el GAL. “Los oficiales de
la Embajada de EEUU informan que es un administrador eficaz y no se le
considera un ideólogo. Él se describe a sí mismo como un socialdemócrata”,
resumía la CIA en su documento. Seis meses después, un nuevo informe de la
central de inteligencia dedicado a analizar la primera etapa del gobierno
socialista aplaudía que Barrionuevo había adoptado “una postura firme hacia
ETA, afirmando públicamente que el terrorismo sólo puede ser erradicado por
medidas policiales, atenuadas por la negociación sólo cuando Madrid tiene una
clara ventaja”.
“Esta dura respuesta al
terrorismo, en nuestra opinión, produjo cierto progreso. Una rama de ETA
prácticamente colapsó, y el nivel general de violencia en el País Vasco ha
disminuido un poco en los últimos meses”, señalaba la agencia de Inteligencia.
Sin embargo, resulta imposible leer el apartado dedicado a Barrionuevo en su
totalidad: al igual que en otros tantos documentos de la CIA, una parte del
texto fue declarada secreta.
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