Valero Chiné Bagué, anarcosindicalista: breves notas para el recuerdo.
enviarCNT de Fraga - Centro de Estudios Libertarios “José Alberola”
Valero Chiné Bagué, nació en Fraga -al sureste de la provincia de Huesca- el 1 de noviembre de 1918, militante de la Confederación Nacional del Trabajo desde muy joven, casi un niño, murió el pasado 12 de julio de este año 2007. El año 1976 Valero junto con otros compañeros que resistieron a la guerra civil y al doloroso “exilio interior” provocado por la dictadura franquista, decidieron que era el momento de devolver a la luz pública la organización por la que tanto habían luchado. La nueva realidad, provocada por la muerte del dictador, estaba de su parte y a los pocos meses, su esfuerzo fue recompensado. En el “77” el nombre de Valero Chiné fue uno de los que sirvieron para dar legalidad jurídica a la CNT de Fraga. Atrás quedaban los oscuros años del franquismo, la lucha clandestina, la represión, la guerra y la revolución. Permanecían, también, los imborrables recuerdos y los acontecimientos vividos en su juventud; su paso por la escuela de J. Alberola (en 1933 asiste por primera vez a clases nocturnas que el maestro racionalista imparte en los locales de la Sociedad Cultural Aurora, “ateneo libertario” y filial de la CNT de Fraga). Fueron los años que, sin duda, forjarían su compromiso militante; se asoció al “Ateneo”, más tarde a la CNT y colaboró activamente en la “creación” y organización de las Juventudes Libertarias. Cuando estalla la guerra civil -como consecuencia del golpe de estado del 18 de julio- se alista a la Columna Durruti, Participa en varias zonas del “Frente de Aragón”, y forma parte de una de las Centurias de la Columna que se desplaza hasta Madrid para apoyar su defensa. Fue protagonista en los duros combates contra las tropas franquistas en la zona del Hospital Clínico y Zona Universitaria y, como otros tantos compañeros de Fraga, recibió la dura noticia en plena batalla, de la muerte de Durruti.
Cuando el gobierno de la República impone la militarización de las milicias, no estando de acuerdo con esta medida abandona voluntariamente la Columna Durruti. A su regreso, Fraga se encuentra en pleno proceso colectivista, en ese momento es nombrado delegado en la Cooperativa de Consumo de la Colectividad, responsabilidad que ejercerá hasta su regreso al frente. Será testigo de algunos de los fatídicos acontecimientos, protagonizados por la 27ª División, la antigua Columna Carlos Marx; además del acoso que esta ejercía contra los colectivistas, hechos que de alguna manera, ya pronosticaba el trágico futuro que les esperaba. Con la movilización militar y llamada a quintas, de nuevo, tiene que incorporarse a filas; pero esta vez, de manera forzosa. Sin embargo, unos días antes de que eso ocurriera y con la preocupación de ser reclutado en una unidad militar con un color político “non grato”, decide alistarse voluntariamente a la 127 Brigada Mixta de la 28ª División, la antigua Columna Roja y Negra que tenía las oficinas de su Estado Mayor muy cerca de Fraga, en Albalate de Cinca. División con la que luchará en varios frentes hasta el final de la guerra. El fin de la contienda le sorprende en Madrid y Valero será uno de los muchos combatientes de la zona republicana que se desplace (como pueda) hasta Valencia para después esperar en el trágico puerto de Alicante la llegada de un barco internacional que le conduzca hacia un exilio forzoso pero, que al menos, pueda salvarle la vida. No fue así los barcos soñados no llegaron y Valero cae prisionero. Empieza un periplo que durará años, pasando por campos de concentración y cárcel, primero en Albatera, Porta Coeli, Miranda de Ebro y finalmente en Rentería. Al regresar a Fraga vuelve a ser condenado a siete meses de trabajos forzados; esta vez, es denunciado por “Desafecto al Movimiento Nacional”, es trasladado a Zaragoza y conducido al campo de aviación Las Bardenas. A finales de 1940, cuando por fin parece encontrarse “libre”, empieza a trabajar en las minas de carbón como medida provisional para eludir el servicio militar; oficio que, sin embargo, ejercerá durante veintiséis años, en la cuenca minera de la Granja d´Escarp y Mequinenza, (pueblos de la provincia de Lleida y Zaragoza pero muy cercanos a Fraga) En 1946 es detenido por la policía y guardia civil junto a otros muchos mineros por la reorganización de la CNT clandestina. Doscientos cincuenta compañeros de la provincia de Lleida y de algunos pueblos cercanos de la parte aragonesa, -como Mequinenza, Fraga, o Torrente de Cinca- serán procesados y encarcelados. Valero permanecerá casi un año en la cárcel de Lleida y once años de libertad condicional y vigilada. A todo esto, hay que añadir la humillación pública, por parte de las autoridades locales, los malos tratos y la tortura durante la detención. Y por si fuera poco, a la tragedia familiar hay que sumarle que hacía tan solo seis meses de su unión en matrimonio con su compañera Conchita. Los años siguientes y hasta la muerte del dictador, su abnegada militancia no decayó y su compromiso fue firme a pesar del hostigamiento que la dictadura ejercía. Siguió haciendo sindicalismo dentro de sus posibilidades, ayudando y tendiendo siempre la mano a los mas desfavorecidos, “ganándose” por ello el reconocimiento de sus compañeros de trabajo; pero, además, y, paradójicamente, el respeto de muchos patronos y de sus adversarios políticos. A pesar de su azarosa vida su entusiasmo no menguo y su forma de entender la vida, se basaba claramente en continuar trabajando en favor de unos ideales, -que para algunos ya parecían caducos delante de los nuevos acontecimientos políticos, que con la muerte del dictador se avecinaban-. Pero para él continuaban teniendo la misma validez de siempre. En estos últimos treinta años Valero supo conjugar muy bien su militancia con su edad, pues a pesar de la diferencia generacional, nunca tuvo un mal gesto ni un desagravio; todo lo contrario, ayudó a la formación de la militancia más joven y siempre desde el respeto; sin imposición ni coacción. Animó y apoyo todas las iniciativas, con sus ideas y propuestas, sin olvidarse de su cuota sindical; en esta última etapa colaboró en la formación de la asociación Centro de Estudios Libertarios José Alberola. El conocimiento, en muchos casos por ser protagonista directo, de la historia social y libertaria tanto de Fraga como de la comarca, lo llevó a participar en varios documentales históricos; “Ni peones Ni patrones” de S. Kontrasfilm de Ámsterdam, o “Vivir La Utopía” de la cadena Arte, además de colaborar aportando datos y documentos a investigadores de historia y artículos de prensa. Somos conscientes que dejamos muchas anécdotas y buena parte de la historia de tan intensa vida, quizá la abordemos en otro momento. Con este comunicado solo pretendemos hacerle nuestro particular homenaje para compartirlo con su familia y amigos y hacerlo extensivo a toda la Confederación y el Movimiento Libertario. No dudamos en decir que la ausencia de Valero deja un inmenso vacío en la organización, pero el recuerdo de su profunda humanidad y sus firmes convicciones serán el aliento necesario para continuar hacia delante.
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Valero Chiné Bagué, nació en Fraga -al sureste de la provincia de Huesca- el 1 de noviembre de 1918, militante de la Confederación Nacional del Trabajo desde muy joven, casi un niño, murió el pasado 12 de julio de este año 2007. El año 1976 Valero junto con otros compañeros que resistieron a la guerra civil y al doloroso “exilio interior” provocado por la dictadura franquista, decidieron que era el momento de devolver a la luz pública la organización por la que tanto habían luchado. La nueva realidad, provocada por la muerte del dictador, estaba de su parte y a los pocos meses, su esfuerzo fue recompensado. En el “77” el nombre de Valero Chiné fue uno de los que sirvieron para dar legalidad jurídica a la CNT de Fraga. Atrás quedaban los oscuros años del franquismo, la lucha clandestina, la represión, la guerra y la revolución. Permanecían, también, los imborrables recuerdos y los acontecimientos vividos en su juventud; su paso por la escuela de J. Alberola (en 1933 asiste por primera vez a clases nocturnas que el maestro racionalista imparte en los locales de la Sociedad Cultural Aurora, “ateneo libertario” y filial de la CNT de Fraga). Fueron los años que, sin duda, forjarían su compromiso militante; se asoció al “Ateneo”, más tarde a la CNT y colaboró activamente en la “creación” y organización de las Juventudes Libertarias. Cuando estalla la guerra civil -como consecuencia del golpe de estado del 18 de julio- se alista a la Columna Durruti, Participa en varias zonas del “Frente de Aragón”, y forma parte de una de las Centurias de la Columna que se desplaza hasta Madrid para apoyar su defensa. Fue protagonista en los duros combates contra las tropas franquistas en la zona del Hospital Clínico y Zona Universitaria y, como otros tantos compañeros de Fraga, recibió la dura noticia en plena batalla, de la muerte de Durruti.
Cuando el gobierno de la República impone la militarización de las milicias, no estando de acuerdo con esta medida abandona voluntariamente la Columna Durruti. A su regreso, Fraga se encuentra en pleno proceso colectivista, en ese momento es nombrado delegado en la Cooperativa de Consumo de la Colectividad, responsabilidad que ejercerá hasta su regreso al frente. Será testigo de algunos de los fatídicos acontecimientos, protagonizados por la 27ª División, la antigua Columna Carlos Marx; además del acoso que esta ejercía contra los colectivistas, hechos que de alguna manera, ya pronosticaba el trágico futuro que les esperaba. Con la movilización militar y llamada a quintas, de nuevo, tiene que incorporarse a filas; pero esta vez, de manera forzosa. Sin embargo, unos días antes de que eso ocurriera y con la preocupación de ser reclutado en una unidad militar con un color político “non grato”, decide alistarse voluntariamente a la 127 Brigada Mixta de la 28ª División, la antigua Columna Roja y Negra que tenía las oficinas de su Estado Mayor muy cerca de Fraga, en Albalate de Cinca. División con la que luchará en varios frentes hasta el final de la guerra. El fin de la contienda le sorprende en Madrid y Valero será uno de los muchos combatientes de la zona republicana que se desplace (como pueda) hasta Valencia para después esperar en el trágico puerto de Alicante la llegada de un barco internacional que le conduzca hacia un exilio forzoso pero, que al menos, pueda salvarle la vida. No fue así los barcos soñados no llegaron y Valero cae prisionero. Empieza un periplo que durará años, pasando por campos de concentración y cárcel, primero en Albatera, Porta Coeli, Miranda de Ebro y finalmente en Rentería. Al regresar a Fraga vuelve a ser condenado a siete meses de trabajos forzados; esta vez, es denunciado por “Desafecto al Movimiento Nacional”, es trasladado a Zaragoza y conducido al campo de aviación Las Bardenas. A finales de 1940, cuando por fin parece encontrarse “libre”, empieza a trabajar en las minas de carbón como medida provisional para eludir el servicio militar; oficio que, sin embargo, ejercerá durante veintiséis años, en la cuenca minera de la Granja d´Escarp y Mequinenza, (pueblos de la provincia de Lleida y Zaragoza pero muy cercanos a Fraga) En 1946 es detenido por la policía y guardia civil junto a otros muchos mineros por la reorganización de la CNT clandestina. Doscientos cincuenta compañeros de la provincia de Lleida y de algunos pueblos cercanos de la parte aragonesa, -como Mequinenza, Fraga, o Torrente de Cinca- serán procesados y encarcelados. Valero permanecerá casi un año en la cárcel de Lleida y once años de libertad condicional y vigilada. A todo esto, hay que añadir la humillación pública, por parte de las autoridades locales, los malos tratos y la tortura durante la detención. Y por si fuera poco, a la tragedia familiar hay que sumarle que hacía tan solo seis meses de su unión en matrimonio con su compañera Conchita. Los años siguientes y hasta la muerte del dictador, su abnegada militancia no decayó y su compromiso fue firme a pesar del hostigamiento que la dictadura ejercía. Siguió haciendo sindicalismo dentro de sus posibilidades, ayudando y tendiendo siempre la mano a los mas desfavorecidos, “ganándose” por ello el reconocimiento de sus compañeros de trabajo; pero, además, y, paradójicamente, el respeto de muchos patronos y de sus adversarios políticos. A pesar de su azarosa vida su entusiasmo no menguo y su forma de entender la vida, se basaba claramente en continuar trabajando en favor de unos ideales, -que para algunos ya parecían caducos delante de los nuevos acontecimientos políticos, que con la muerte del dictador se avecinaban-. Pero para él continuaban teniendo la misma validez de siempre. En estos últimos treinta años Valero supo conjugar muy bien su militancia con su edad, pues a pesar de la diferencia generacional, nunca tuvo un mal gesto ni un desagravio; todo lo contrario, ayudó a la formación de la militancia más joven y siempre desde el respeto; sin imposición ni coacción. Animó y apoyo todas las iniciativas, con sus ideas y propuestas, sin olvidarse de su cuota sindical; en esta última etapa colaboró en la formación de la asociación Centro de Estudios Libertarios José Alberola. El conocimiento, en muchos casos por ser protagonista directo, de la historia social y libertaria tanto de Fraga como de la comarca, lo llevó a participar en varios documentales históricos; “Ni peones Ni patrones” de S. Kontrasfilm de Ámsterdam, o “Vivir La Utopía” de la cadena Arte, además de colaborar aportando datos y documentos a investigadores de historia y artículos de prensa. Somos conscientes que dejamos muchas anécdotas y buena parte de la historia de tan intensa vida, quizá la abordemos en otro momento. Con este comunicado solo pretendemos hacerle nuestro particular homenaje para compartirlo con su familia y amigos y hacerlo extensivo a toda la Confederación y el Movimiento Libertario. No dudamos en decir que la ausencia de Valero deja un inmenso vacío en la organización, pero el recuerdo de su profunda humanidad y sus firmes convicciones serán el aliento necesario para continuar hacia delante.
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