EL TERROR
COMUNISTA EN ESPAÑA
John Mac Govern
Texto
original en La révolution prolétarienne (París, nº263, 25/1/1938). John
Mac Govern era miembro y diputado del Independent Labour Party.
Publicado en castellano en la revista Iniciativa Socialista, número 49, verano 1998
PRELIMINARES
Del "poder de los trabajadores" a la
"defensa de la democracia"
El pueblo
español ha conocido algunas de las más sombrías y brutales experiencias de la historia,
pero cabe preguntarse si ha pasado por alguna más negra y cruel que la que
atraviesa actualmente. Durante los últimos 17 meses ha vivido en un infierno en
el que Franco hace el papel de diablo, teniendo tras él a los terratenientes,
capitalistas, banqueros, oficiales del ejército y de la marina, curas; todos
ellos decididos a todo precio a oponerse a los cambios económicos y culturales,
a defender sus privilegios y beneficios. En su sanguinaria represión, estos
tiranos españoles han tenido la ayuda de los estados fascistas extranjeros,
Alemania, Italia y Portugal, y de una multitud de capitalistas reaccionarios de
todos los países.
El coraje y
la organización de nuestros camaradas españoles, en su lucha contra Franco y
sus fuerzas bestiales, es, desde la Revolución rusa de 1917, la única luz que
ha brillado entre una larga serie de desastrosas derrotas sufridas por la clase
obrera. Se dice que, desde el 19 de julio de 1936, millón y medio de
trabajadores españoles y de niños han sido asesinados.
El Independent
Labour Party está al 100% junto a los trabajadores de España en su guerra
por la libertad humana. Hemos aplaudido cualquier respuesta favorable al
llamamiento a la batalla común, procediese de donde procediese.
Desde el
inicio de la guerra ha habido varios cambios en el gobierno español y en su
política, a causa de presiones exteriores o interiores.
Rusia ha
aprovisionado con algún material militar al gobierno español. Se reconoce
abiertamente que, a cambio, ha colocado a algunos de sus representantes en
puestos esenciales, especialmente en el ejército y la policía. Se reconoce
también que los numerosos cambios ministeriales producidos desde entonces se
han debido, en gran medida, a las intrigas y amenazas de los representantes
comunistas en el gobierno, actuando a las órdenes de la Internacional
comunista.
Es innegable
la masiva hostilidad de muchos trabajadores españoles hacia la presencia de
elementos burgueses y moderados en puestos importantes del gobierno, y hacia el
subsiguiente debilitamiento de las conquistas revolucionarias de julio de 1936.
El cambio de objetivo, la defensa de la democracia en lugar de el
poder de los trabajadores, ha provocado entre los obreros un profundo
resentimiento; sin embargo, este cambio ha tenido lugar bajo la influencia de
los republicanos burgueses, del ala derecha socialista y, en particular, de los
comunistas.
Se piensa
habitualmente que este cambio pretendía tranquilizar a los capitalismos francés
y británico. Se considera que Rusia está ansiosa de mejorar sus relaciones con
el gobierno británico para poder establecer una alianza militar. Rusia cree que
la mejor forma de lograrlo es ganarse la confianza del gobierno inglés
repudiando toda revolución social en España.
Para los
obreros revolucionarios españoles, los de la CNT, la FAI y el POUM, era difícil
llevar abiertamente la lucha contra esta peligrosa política. Veían muy bien que
se les estaban arrebatando los frutos de sus recientes conquistas, pero no
querían dividir las fuerzas antifascistas y debilitar así el frente militar, lo
que habría facilitado la victoria de Franco. Pese a toda su prudencia, en Mayo
se produjo una resistencia espontánea cuando los trabajadores de base salieron
en Barcelona a la calle, rechazando entregar sus armas y abandonar algunas
posiciones clave. El POUM no organizó está resistencia, pero, cuando se
produjo, se colocó junto a los obreros.
Este fue el
inicio de una acción comunista para desarmar a todos los que se oponían a la
política de la Internacional comunista en España. El POUM fue disuelto y sus
periódicos prohibidos.
Al comienzo
de la guerra contra Franco el partido comunista español era débil, pero el
abastecimiento ruso de armas le dio una influencia y una participación en el
gobierno desproporcionada a sus verdaderas fuerzas. El partido comunista tenía
una débil militancia, pero pronto demostró que lo que le faltaba de
inteligencia era sobradamente compensado por el jesuitismo y una atroz
brutalidad.
Tras la
resistencia de las jornadas de Mayo, reclamaron el nombramiento de un comunista
español, Burillo, como jefe de la policía de Barcelona. Tan pronto como éste se
instaló, también lo hizo la Cheka de la Comintern, y comenzaron a producirse,
de forma masiva, arrestos, secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos de
los opositores a la política comunista. Andrés Nin, ex-ministro de Justicia en
el gobierno catalán y secretario general del POUM, fue colocado de forma
especial en el punto de mira de la Cheka y demás ejecutores de los designios de
la Comintern. Los comunistas le acusaron de ser un espía fascista, fue
detenido, trasladado a Madrid y asesinado de forma odiosa.
Nin había
sido una importante figura del partido comunista español y tuvo mucha
influencia en Moscú, pero defendió a Trotsky, repudió el cambio de política de
la Internacional Comunista y formó el POUM, por lo que resultaba
particularmente odioso para la Cheka.
En España,
criticar la línea contrarevolucionaria del Frente Popular y criticar a Moscú es
poner en peligro la vida. Si se es miembro del POUM; o simplemente se le
defiende de las calumnias comunistas, eso resulta suficiente para ser detenido
y encarcelado. Actualmente, hay más de 3.000 combatientes antifascistas tras
los muros de las prisiones españolas, siguiendo las órdenes de la Comintern.
Entre ellos están centenares de miembros del POUM, incluidos sus dirigentes más
conocidos, así como centenares de miembros de la CNT y del ala izquierda de la
UGT.
La larga
mano de la Cheka ha llegado fuera de España. La mujer de Joaquín Maurín, el
dirigente del POUM que Franco tiene prisionero, vive en París. Su caso fue
asaltada por los comunistas franceses. Invadieron su apartamento, cortaron su
teléfono, cerraron las puertas con llave y se pusieron a rebuscar entre sus
documentos y libros. La Cheka, a las órdenes de Moscú, actúa incluso en
Francia.
¿Por qué hemos ido a España?
El ILP y el
Buró Internacional de partidos socialistas revolucionarios han enviado tres
delegaciones sucesivas a España para reclamar la liberación o un proceso
público para los revolucionarios encarcelados. Fenner Brockway participó en la
primera delegación, en julio; se le prometió un próximo proceso público para
los dirigentes del POUM. James Maxton estuvo en España en agosto, con la
segunda delegación; obtuvo la liberación de algunos prisioneros y, de nuevo, la
promesa de un cercano juicio a los dirigentes. Pero, a finales de noviembre,
aún no había noticias del proceso y estábamos muy inquietos, no sólo por que
continuaban los encarcelamientos, sino también por nuevas desapariciones y por
las amenazas de muerte contra Pabón, el famoso abogado español que se había
encargado de la defensa de los dirigentes del POUM. Se amontonaban las pruebas
de la ferocidad de la Cheka.
Por tanto,
se decidió enviar una nueva delegación a Barcelona y se pidió al profesor
Félicien Challaye, de la Universidad de París, y a mi mismo que asumiésemos esa
tarea. Nuestra misión consistía en visitar a los miembros del gobierno para
presionarles en el sentido de que liberasen a los dirigentes del POUM o
pusiesen ya en marcha el proceso; también debíamos reclamar una amnistía para
todos los presos antifascistas, investigar las condiciones de vida de los
prisioneros y verificar si las ferocidades y los asesinatos que se atribuían a
la Cheka de la Comintern eran ciertas. Además del objetivo humanitaria, también
pensábamos que una amnistía y el poner fin a las operaciones de la Cheka
reforzarían el frente de la clase obrera contra Franco y sus aliados italianos
y alemanes.
Partimos
hacia Barcelona decididos a hacer todo lo posible para lograr la libertad de
los prisioneros antifascistas, impulsar la unidad de la clase obrera y ayudar a
la lucha contra el capitalismo fascista en España y en el mundo entero.
La destrucción del Frente Obrero por los comunistas
Los
comunistas denuncian siempre al POUM, a la CNT y a Largo Caballero, dirigente
de la izquierda de la UGT, como causantes de la división del frente
antifascista y de debilitar la lucha militar contra Franco. Todo lo contrario.
La Comintern y los comunistas españoles a las órdenes de Moscú son quienes han
quebrado el frente único de los trabajadores y saboteado la lucha militar. Es
fácil de demostrar.
Al comienzo,
la unidad era magnífica. Pese a profundas diferencias teóricas, sindicalistas,
socialistas, anarquistas, comunistas y socialistas revolucionarios del POUM
estaban juntos. Combatieron, codo con codo, a los fascistas, formaron las
milicias obreras coordinadas por un Consejo militar único, en el que se había
realizado la unidad de mando para combatir en un frente común contra Franco.
Todas las
fracciones de la clase obrera estaban representadas en el gobierno. Fue la
Comintern quien destruyó esa unidad. Envió instrucciones para que el POUM fuese
excluido del gobierno, lo que las otras fracciones de la clase obrera
consintieron... por amor a las armas rusas. Después, fueron excluidas del
gobierno de CNT y UGT, y las filas de UGT fueron escisionadas de arriba a abajo
por las maniobras comunistas. Ahora, los movimientos obreros masivos están
fuera del gobierno y hay entre ellos una intenta amargura contra los
comunistas.
La única
manera de restablecer la unidad antifascista en España en oponerse a la
política comunista, liberar a los presos de las otras secciones de la clase
obrera y animar así a todas ellas a implicarse totalmente y con todas las
responsabilidades en la lucha.
Los
comunistas son los principales responsables del debilitamiento de la lucha
militar. Rechazaron que se enviasen armas al Frente de Aragón, porque las
fuerzas antifascistas que allí combatían estaban formadas por miembros de la
CNT y del POUM. Si se les hubiese dado las armas adecuadas, este ejército
antifascista llevaría meses en Zaragoza, la presión sobre Madrid habría sido
aliviada y los fascistas no habrían logrado apoderarse del País Vasco y de
Asturias. Ahora se reconoce que ese fue el gran error estratégico de la guerra.
Los comunistas sacrificaron la guerra a su hostilidad política contra la CNT y
el POUM.
Los
comunistas debilitaron la lucha militar de otras muchas maneras: la ruptura del
Frente obrero creó necesariamente una disminución de la solidaridad y del
entusiasmo en el ejército; por otra parte, los oficiales burgueses en número
creciente impuestos por los comunistas resultaron ser mucho peores que los
oficiales obreros de las milicias obreras. Málaga, Santander y Bilbao lo
demostraron.
Reconocemos
plenamente la importancia de las armas rusas y de la Brigada internacional, pero
el precio pagado ha sido demasiado caro, por los efectos desastrosos que tuvo
la ruptura de la unidad y el sectarismo militar del que los comunistas son
responsables.
Por ese
motivo, al ir a España nuestro objetivo iba más allá de la liberación de los trabajadores
antifascistas encarcelados, pues queríamos contribuir también a la unión de
todas las fuerzas obreras contra Franco y al restablecimiento de condiciones
que permitiesen un esfuerzo militar común para derrotar al fascismo.
NUESTRAS VISITAS
Con el Ministro de Justicia
Nuestra
primera visita en Barcelona fue al Ministro de Justicia, Irujo. Hablamos
abiertamente sobre una amnistía para los antifascistas encarcelados. El
ministro, católico vasco, muy enemigo del fascismo, nos escuchó con gran simpatía.
Nos indicó que, poco tiempo antes, el gobierno se había planteado una amnistía
y que todos los ministros, salvo los dos comunistas, habían estado de acuerdo
en liberar a todos los presos realmente antifascistas. Por el contrario, los
comunistas estaban violentamente en contra de cualquier liberación, y, dado que
el partido comunista pertenecía al Frente Popular, no era fácil actuar sin su
consentimiento.
Irujo añadió
que, sin embargo, "a pesar de la oposición comunista", el gobierno se
preparaba a soltar a los prisioneros lentamente, uno a uno, cuando el 21 de
noviembre tuvo lugar una gran manifestación de la CNT y de los militantes
socialistas ante la prisión de Valencia, amenazando con echar las puertas abajo
si no se liberaba a los presos. Entonces, añadió el ministro siguiendo la
fórmula habitual de todos los gobiernos, "Queríamos actuar, pero no
queríamos hacerlo bajo la amenaza de la violencia".
Igualmente,
plantee el tema del posible canje de Joaquín Maurín por un prisionero fascista,
pues Maurín no sólo era dirigente del POUM sino también miembro del Parlamento.
Es prisionero de Franco desde agosto de 1936, y actualmente se encuentra en una
prisión militar de Zaragoza. Yo tenía una lista de fascistas importantes que se
encontraban en las cárceles gubernamentales y sugerí uno de ellos, Lucia, que
también era miembro de las Cortés, podría ser canjeado por Maurín. Irujo
replicó que el gobierno había hablado recientemente de ello, y que solamente se
habían opuesto los comunistas. Sin embargo, me autorizó a dirigirme al Ministro
de Asuntos Exteriores británico de parte del gobierno español, solicitándole
que hiciese las gestiones necesarias. Me dijo también que mantendría su
palabra.
Tras mi
retorno a Inglaterra, llegó la noticia de que el gobierno español había dado a
la Cruz roja internacional una lista de prisioneros fascistas que podían ser
canjeados por Maurín, lo que conforma la promesa de Irujo.
Preguntamos
también si era cierto que una hermana de Díaz, secretario del PCE, había sido
canjeada por un fascista. Nos respondió que los miembros comunistas del
gobierno habían insistido en que fuesen canjeadas la hermana y la madre de
Díaz; de hecho, ambas fueron canjeadas a cambio de dos importantes jefes
fascistas que estaban en las cárceles gubernamentales.
Irujo nos
aseguró que él estaba a fondo "por la libertad" y que haría todo lo
posible para conseguir una amnistía general. Él y su hermano, que asistía a la
entrevista como su secretario particular, protestaron enérgicamente contra la
mentira comunista de que Nin o cualquier otro líder del POUM hubiesen tenido
relaciones con Franco.
Solicitamos
visitar las cárceles de Barcelona. Se nos entregó una carta oficial del
director de prisiones autorizándonos a entrar en cualquier cárcel y
permitiéndonos visitar a Julia Landau en el Hospital general de Barcelona,
donde había sido transferida tras 11 días de huelga de hambre en la cárcel de
mujeres y cuyo marido, antifascista alemán que había prestado grandes servicios
en la lucha contra Hitler, había sido asesinado por los comunistas.
En la cárcel modelo
El 28 de
noviembre fuimos a la Cárcel modelo de Barcelona y presentamos nuestras
autorizaciones al director de la cárcel de hombres. Fue muy cortés y nos llevó
junto al médico de la prisión. Se nos dijo que había 1500 prisioneros, de los
que 500 eran antifascistas, 500 fascistas y 500 comunes.
Como era
domingo y hora de visita, nos encontramos en presencia de 500-600 visitantes
pidiendo ver a sus amigos. Como corresponde, los presos de izquierda estaban en
el ala izquierda de la cárcel. Entramos en una sala muy grande, a través de una
inmensa puerta de hierro de 6 metros de ancho y 3,5 metros de alto. Los presos
se habían enterado de que íbamos a llegar y nos dieron una calurosa bienvenida.
El problema
era quién iba a comenzar a contarnos las brutalidades cometidas por la Cheka
contra ellos, antes de entrar en esta cárcel. Un preso italiano nos hizo una
notable descripción de las torturas que le habían sido infligidas en una celda
subterránea. Fue atado al muro, las manos encima de la cabeza, con dos guardas
colocados a ambos lados y con bayoneta en el fusil, mientras que un joven
oficial de la Cheka apuntaba, con la mano derecha, un revolver hacia su pecho,
sosteniendo unos papeles en la mano izquierda. El oficial le sometió a un
interrogatorio de tercer grado, pretendiendo que su documentación era falsa y
conminándole a revelar dónde podrían estar algunos de sus camaradas, bajo la
amenaza de matarle y arrojar su cuerpo a una cloaca que pasaba por al celda.
Fue sometido a esta tortura, durante cinco o seis horas diarias, hasta que,
finalmente, se le transfirió a la Modelo.
Challaye y
yo hablamos también con un francés que había pertenecido al ejército francés y
que había abandonado su situación para venir a combatir al fascismo en España.
Había sido nombrado oficial en el ejército español gubernamental y combatió en
el frente de Madrid durante más de 5 meses. La única razón que le había llevado
hasta la Cárcel modelo era que había expresado francamente su opinión sobre la
Comintern y los métodos de la Cheka. Me dio una espléndida impresión. Sufría
como un ultraje espantoso llevar más de 4 meses en prisión: "Que se me
haga un proceso si he cometido alguna falta, y si no, que se me ponga en
libertad".
Había muchos
prisioneros que había sido heridos combatiendo contra Franco, y que, sin
embargo, ¡estaban en prisión acusados de ser aliados de Franco! Nuestra
delegación muy recibida especialmente bien por los presos del POUM, y pasamos
una hora en la celda de Gironella, en la que se encontraban varios presos más.
En esta
prisión había una verdadera internacional de presos, procedentes de Francia,
Grecia, Alemania, Italia, Austria, Bélgica, Holanda, Suiza, América y España.
Todos ellos nos insistieron en que diéramos a conocer las brutalidades de la
Cheka, con sus torturas, su "tercer grado" y sus asesinatos de
militantes socialistas que luchaban en España.
Cuando
resolvimos abandonar la cárcel, hubo un movimiento espontáneo de todo el mundo
hacia la puerta. Los presos cantaron dos himnos de la CNT, seguidos de La Internacional
y de gritos a favor de la CNT, de la FAI y del POUM. El delegado del ILP fue
especial objeto del reconocimiento internacional; finalmente, hubo gritos de
"¡Abajo la Cheka de la Comintern!" y violentos abucheos contra ella.
Resultaba muy emocionante ver a los 500 presos antifascistas, jóvenes en su
mayoría, llenando las galerías, las escaleras y la sala, con el puño cerrado,
la mirada brillante, la cabeza alzada en actitud de desafío. Lo último que
vimos fue a centenares de hombres aplaudiendo, al otro lado de la inmensa
puerta de hierro, símbolo de la Cheka del Comintern. Por esos medios pretendían
suprimir el movimiento revolucionario en España con el propósito de remplazar
la consigna "poder obrero" por la de "Democracia burguesa".
La Internacional comunista y su organización de asesinos están haciendo nacer
un odio formidable contra ellos. Un día, estallará la tempestad y destruirá su
espantoso gangsterismo. Será un desastre para todos los que hayan participado
en él.
El director
y el médico no habían visto nunca a los presos tan emocionados y temían una
revuelta, por lo que se nos pidió dirigirnos tranquilamente hacia la oficina.
En el camino, nos encontramos con Aurelio Fernández, ex-jefe de policía de
Barcelona (CNT), que nos contó que llevaba tres meses y medio en la cárcel. Un
año antes, John Mac Nair y yo habíamos sido muy bien sido recibidos por él en
Barcelona, pero ahora estaba en la cárcel por voluntad de su sucesor comunista,
Burillo. El pretexto para la detención fue la desaparición y muerte de un
oficial de policía durante su período al frente de la policía.
En la cárcel de mujeres
Nuestra
siguiente visita fue al Hospital general, donde Julia Landau estaba prisionera
y enferma a causa de su huelga de hambre. Llevaba encarcelada más de 5 meses,
durante los que su marido había sido secuestrado por la Cheka, torturado y
asesinado. Pese a todo, la encontramos llena de combatividad. estaba orgullosa
de su lucha contra la Comintern y la Cheka. Era una mujer pequeña, de metro y
medio de alto y unos 45 kilos de peso, pero llena de coraje y energía. Julia
tenía a su lado dos guardias armados y nadie podía verla sin autorización.
Julia había
escapado con su marido del terror hitleriano y se había refugiado en París.
Ambos tenían un pasado de heroísmo en la lucha antifascista. Cuando estalló la
guerra civil española, fueron a España para ayudar, en la medida que fuera
posible, a la derrota de Franco. Cuando Julia fue detenida por la Cheka, logró
prevenir a su marido, lo que le permitió escapar, pero en los días siguientes
muchas víctimas fueron sometidas a tortura y al tercer grado para, bajo amenaza
de muerte, obligarles a revelar donde se ocultaba Kurt Landau. Un comunista
alemán, cuyo nombre poseo, era uno de los oficiales de la Cheka del Comintern
y, tal y como hemos sabido por un preso que la sufrió, decía "Es preciso
que cojamos a Kurt Landau y que le matemos, pues es un opositor a la Comintern
y al Frente Popular, un trotskysta del POUM". Finalmente, Kurt fue
descubierto, secuestrado y matado por orden de la banda de asesinos de Moscú.
Habíamos
planteado el caso de Julia al ministro de Justicia. Éste nos dijo que la había
visitado en prisión, la había disuadido de hacer huelga de hambre y la había
informado francamente de que su marido había muerto. El ministro la liberó al
día siguiente de nuestra visita, pero ella se encontró en una difícil
situación, pues los comunistas le habían robado toda su documentación y su pasaporte,
sus certificados de nacimiento y de matrimonio, como hacen siempre. A petición
nuestra, recibió nuevos documentos oficiales, al igual que otra camarada
alemana, Else Homberger, que, pese a tener un pasado de cinco años y medio de
lucha obrera en España, había estado encarcelado 5 meses, uno de ellos en la
prisión secreta de la Cheka que describiré más tarde. Su marido estaba en el
frente, y fue expulsado a Francia cuando vino a visitar a su mujer.
En la cárcel
de mujeres, que visitamos inmediatamente, vimos un grupo muy variado de presas
antifascistas, que estaban mezcladas con las presas comunes. Entre ellas había
una familia de tres personas: madre, hija y nuera. El marido de esta última
estaba en el frente y ella le había avisado de que se quedase allí, ya que su
vida estaría en peligro si volvía. Era una joven alemana, Erika Jilpen, encinta
de 6 meses. Llevaba más de 6 meses en la cárcel por el solo hecho de ser, como
otras presas, miembro del POUM.
Tuve una
larga conversación con la doctora Carlotta Margulin, una alemana que hablaba
muy bien el inglés. Estaba en España desde hace 4 años, y más de 5 meses en
prisión. Se había encargado del primer tren sanitario en el Frente de Aragón y,
después, del Hospital Maurín; se había adherido al POUM, por lo que fue
detenida. Durante las primeras semanas, había estado en la cárcel secreta de la
Cheka, donde se la sometió al tercer grado durante cinco horas y media. Fue a
ella a quien el oficial de la Cheka de la Comintern dijo que Kurt Landau debía
ser asesinado. La doctora Margulin fue amenazada varias veces antes de ser
transferida a la cárcel de mujeres. Me alegra decir que, tras mi retorno a
Londres, supe que había sido liberada.
Con otros dos ministros
Visitamos al
ministro del Interior Zugazagoitia, del ala derecha del socialismo. Hablamos
dos horas con él. Deploraba la desaparición de Andrés Nin y Kurt Landau, y nos
aseguró que se estaba llevando a cabo una enérgica investigación. Reconoció
abiertamente que la acusación de que los líderes del POUM estaban relacionados
con Franco era una calumnia.
Yo le
preguntaba: "¿Cómo es posible que Aurelio Fernández, de la CNT, jefe de
policía bajo el gobierno precedente, esté en prisión por la desaparición de un
oficial, mientras que está en libertad Burillo, jefe comunista de la policía
cuando desaparecieron Andrés Nin, Kurt Landau, Erwin Wolf, Marc Rhein, Georges
Tioli y otros"? El ministro no pudo explicarlo. Como respuesta a una
pregunta sobre el poder de la Cheka, nos dijo: "¿Qué queréis? Hemos recibido
ayuda de Rusia y, a cambio, hemos tenido que permitirles algunas cosas que no
nos gustan". Nos prometió acelerar para todos los presos verdaderamente
antifascistas.
Hicimos
también una visita a Miravitlles, ministro de Propaganda. Vimos nuevas
filmaciones de un ataque sobre Madrid y de las ofensivas sobre Belchite y
Aragón, y mantuvimos una larga conversación con él, que deploraba la muerte de
su amigo Andrés Nin y nos contó que cuando éste fue detenido él telefoneó a
varios ministros para alzarse contra la hipótesis de que Nin tuviera cualquier
relación o simpatía hacia Franco. Pensaba que había sido un error apoyar la
resistencia de Mayo, pero decía que se trataba de un conflicto interno entre
antifascistas y que no había duda de que Nin y algunos otros habían sido
asesinados.
En la cárcel secreta de la Cheka
Nuestra
última visita fue a la cárcel secreta de la Cheka. Varios buenos camaradas nos
habían advertido de la existencia de esta cárcel. Presos que habían estado allí
nos habían contado como dormían sobre el suelo, hombres y mujeres en la misma
celda, vigilados por guardianes y sin luz. Yo no podía olvidar el relato del
camarada italiano sobre las torturas que sufrió en la celda por la que pasaba
una cloaca. Cuando nos acercábamos a esta prisión, no podía dejar de
preguntarme: "¿Cuántos seres humanos han sido torturados y asesinados por
la moderna Inquisición?".
Tras subir
los peldaños que llevan a la entrada de la prisión, encontramos el camino
cortado por dos guardias armados con fusiles y con la bayoneta calada.
Presentamos nuestra autorización del director de prisiones y del ministerio de
Justicia para visitar las cárceles, y ellos dijeron algo hacia el interior.
Apareció un oficial, que miró nuestras autorizaciones con evidente desprecio.
Nos indicó que no recibía órdenes del director de prisiones o del ministerio de
Justicia, pues no eran sus jefes. le preguntamos que quién era entonces su
jefe, y nos dio una dirección, la del cuartel general de la Cheka. Su rechazo a
permitirnos visitar la cárcel y ver a los presos era total y definitivo.
Debo añadir
que este oficial, así como sus guardias armados, nos dieron, tanto a Challaye
como a mí, una impresión mucho peor que los oficiales que habíamos visto hasta
entonces, pues tenían todas las características de los gangsteres.
Nos
trasladamos al cuartel general de la Cheka, en la Puerta del Ángel 24. Entramos
en un patio y por un pasillo llegamos a una habitación interior que tenía toda
la pinta de un lugar de detención. Observamos que sobre la mesa había numerosos
libros rusos de propaganda y periódicos comunistas, así como algunos otros
libros y periódicos.
Tras una
corta espeta, entró una joven que nos preguntó qué queríamos. No ocultó que
sabía quienes éramos y que había sido avisada de nuestra llegada desde la
cárcel. Tomó los documentos que nos autorizaban a visitar las prisiones, y en
seguida aparecieron dos hombres jóvenes que no eran españoles. Nuestro
intérprete, conocedor de muchos idiomas y países, estaba convencido de que uno
era ruso y otro alemán.
El ruso nos
informó de que no podíamos ver el interior de la prisión ni hablar con los
presos. Contesté que teníamos autorizaciones del director de prisiones y del
ministro de Justicia, y preguntamos que si nuestro interlocutor era acaso más
poderoso que el gobierno, añadiendo que si se nos negaba la entrada estaríamos
obligados a sacar las conclusiones pertinentes.
Los dos
oficiales fueron turbados evidentemente por esta directa respuesta y se retiraron
a hablar entre ellos o a pedir órdenes. Cuando reaparecieron, se repitió la
negativa, ante lo que ya sólo nos quedaba el retirarnos, pero antes de hacerlo
preguntamos si podíamos telefonear al ministro de Justicia. La respuesta fue:
"No, lo haremos nosotros". pasaron 10 minutos y se nos informó de que
Irujo no estaba en su oficina, pero que su secretario nos rogaba que no
insistiésemos en visitar la prisión.
Era un
desafío directo al gobierno. Hasta entonces, teníamos la intención de abandonar
Barcelona ese mismo día, pero, dadas las circunstancias, decidimos quedarnos y
comprobar quién sería el vencedor: el Gobierno o la Cheka.
A la mañana
siguiente, telefoneamos al ministro de Justicia e informamos a su secretario de
que no habíamos podido ver a los presos. Nos contestó: "No debéis dejar
Barcelona con la impresión de que el gobierno no tiene esa cárcel bajo su
control. Si queréis que nos encarguemos de ello, os garantizamos que podréis
entrar en ella". Durante algunas horas, pensamos que, pese a todo, el
ministro tenía esa cárcel bajo su control, pero cuando, tal y como se nos había
indicado, telefoneamos a su oficina a las 12,30, el secretario nos contestó que
no había tenido éxito. Estaba claro que el ministro de Justicia no era capaz de
obtener el permiso de la Cheka. Se nos prometió que harían un nuevo esfuerzo y
quedamos en telefonear al día siguiente, pero cuando lo hicimos nos dijeron que
se estaban haciendo cambios en la prisión y que eso dificultaba las visitas.
Pedí entonces ver a los presos en la puerta de la prisión, especialmente a
Georges Kopp, Eva Sitting y algunos otros. Pero no tuve éxito.
La máscara
había caído. Habíamos levantado el velo y demostrado dónde residía el verdadero
poder. Los ministros querían, pero no podían. La Cheka no quería, y era ella
quien podía. Nos dimos cuenta de que si insistíamos más podríamos estar
nosotros mismos en peligro.
CONCLUSIONES
Hay dos brigadas internacionales
Rusia ha
comprado España. A cambio de las armas de la ayuda rusa, la Comintern ha
recibido un poder tiránico que utiliza para encarcelar, torturas y matar a los
socialistas que no aceptan la línea comunista. Hay dos brigadas internacionales
en España: una, la que combate en los campos de batalla y que ha sido
constituida por el movimiento socialista internacional; la otra, es una Cheka
internacional formada por gangsteres a las órdenes de la Comintern y
procedentes muy particularmente de Alemania e Italia. Lenin decía en otra
ocasión: "Los jefes tienen generalmente pasaportes en sus bolsillos, pero
como no hay bastantes pasaportes los militantes de base deben quedarse en el
interior, frente al enemigo". Los funcionarios comunistas alemanes e
italianos que han escapado de Hitler y Mussolini han adoptado ahora los mismos
feroces métodos del fascismo.
La Cheka
comienza por destruir la autoridad moral de todo dirigente obrero honorable,
difamándole; después actúa por medio de detenciones, secuestros, torturas y
asesinatos. Las víctimas de esta asociación de criminales yacen actualmente en
Barcelona, en Valencia y en Madrid. ¿Dónde están Andrés Nin, Erwin Wolff, Marc
Rhein, Georges Tioli y tantos otros? ¿Dónde están todos los buenos camaradas
que han desaparecido en las ciudades de España?
Una carta significativa
¿Por qué
Benito Pabón, el famoso abogado español, ha tenido que abandonar España,
atravesar Francia y embarcarse hacia Filipinas? Dejemos hablar a Pabón:
"Es
muy difícil para quien parte tan activa tomó, como me sucede, en los
acontecimientos de España desde el 19 de julio, romper sin esfuerzo supremo
todas las ligaduras afectivas, nacidas a través de esta actuación. Había puesto
en ella tal dosis de cordialidad que hasta el momento -¡caso raro!- tenía la
seguridad de no haberme creado un solo enemigo. He repetido hasta la saciedad,
en todas mis conversaciones con las diferentes organizaciones antifascistas, en
todas las reuniones y en todos mis discursos, que estaba firmemente convencido
de que una lealtad mutua, una unidad de acción y de objetivo eran lo único que
podría darnos la victoria...
Sin embargo
-he aquí lo extremadamente doloroso-, el afán de hegemonía de ciertos sectores
y destacadísimamente del comunista, ha hecho que donde se debió llegar a una
armonía y compenetración perfectas, sólo existían odios, desavenencias y luchas
sordas e intestinas que acabarán por dar al traste, ayudados por notorios
errores de gobierno, con la capacidad de resistencia de nuestra retaguardia.
El hecho es
que, a causa en gran parte de la ayuda real y efectiva dada por Rusia a la guerra,
el partido comunista gobierna hoy como le place los destinos de la España
republicana. Si no va más lejos en la destrucción de los demás grupos políticos
es solamente porque, por el momento, esto no le parece deseable ni ventajoso.
En efecto, todavía debe mantener ciertas apariencias, tanto en España como en
el extranjero.
Y esta
hegemonía del Partido Comunista supone, y los hechos de demuestran, la
implantación de los métodos políticos característicos de Rusia. La desaparición
y asesinato de Nin fue un síntoma alarmante y trágico. La organización
comunista, con la complicidad de sectores de la Dirección general de Seguridad,
burlando la buena fe del señor Zugazagoitia -tan buen periodista como
detestable ministro de la Gobernación-, lo secuestró y asesinó. Y no bastándole
con esto, inventó el burdo cuento, muy apropiado para niños o idiotas, de haber
sido arrebatado a la policía por una organización fascista, con la que el
ex-secretario de la Internacional Sindical Roja -según ellos, estaba de perfecto
acuerdo. Lanzados por este camino, los secuestros se repiten y poniendo empeño
en acabar con todos los que no se someten a sus propósitos, los comunistas usan
no ya sólo la violencia, sino lo que aún es más repugnante: de todos los
resortes que Maquiavelo pudiera soñar como empleados contra los enemigos de los
dueños del poder. La vida, la libertad y la honra, el prestigio de cualquiera
por muy alto que esté, no merece el menor respeto. A diestro y siniestro,
falsificando si es preciso documentos e inventando historias, lanzan las
excomuniones calificando de traidores o de espías a los hombres de más clara
historia revolucionaria[...]
He tomado mi
decisión, pero antes de alejarme de España he creído un deber dar estas
explicaciones. No fue el menor motivo, en mis dudas sobre el retorno a
Valencia, el afán de defender a los compañeros de ustedes, militantes del POUM,
sometidos al más injusto y absurdo de los procesos. no fue la menor entre las
razones que me hicieron dudar. Si estuviese convencido de que quedarme en
España daría algunas garantías a vuestros camaradas, no habría dudado en
quedarme, incluso contra mis propios intereses. Desgraciadamente he de
confesarles que conociendo a fondo la situación, todo mi esfuerzo, es decir,
todo lo que se me había de permitir, lo considero inútil y lleno de riesgos.
Recientemente,
en la España antifascista se ha adoptado una teoría más abracadabrante que
todas las que hubiésemos creído posibles durante el período más despótico de la
monarquía. Es la teoría de que un abogado que defiende una causa puede, por esa
sola razón, ser acusado de complicidad con los actos de que son acusados sus
clientes. Esa ha sido, en efecto, la explicación dada para la detención y
encarcelamiento de algunos abogados bien conocidos. La prensa comunista formula
claramente la opinión de que, siendo yo el abogado del POUM, era por tanto un
traidor, un espía y un amigo de Franco, como se acusaba de serlo a mis
clientes. En semejante atmósfera, en la que las calumnias son inventadas y las
falsedades establecidas de un día para otro, ¿podéis decirme que garantías
podía tener de que mi papel de abogado defensor no se habría trocado en el de
acusado, sin ninguna posibilidad de defenderme contra todas las calumnias que
hubiesen querido descargar sobre mi cabeza?[...]
Desde aquí y
desde cualquier lugar fuera de España, estoy dispuesto a ayudaros informando
sobre los verdaderos hechos de este proceso. He abandonado todo, me voy
completamente desilusionado. Yo descargo mi corazón ante vosotros, lleno de
tristeza por haber abandonado un país en el que he trabajado con lealtad para
tratar de remediar, en la medida de mis fuerzas, las injusticias de las que
sufre nuestro pueblo"
(Carta de Benito Pabón a la comisión ejecutiva clandestina del POUM).
¿Terrorismo del Comintern o Libertad socialista?
Moscú
querría cerrar todas las bocas, encadenar todos los miembros y reducir, en el
mundo entero, a cada militante a mero maniquí. Moscú compra y corrompe a los
dirigentes en cada país, y gasta sumas considerables en su propaganda. Esta
traición será pagada a un precio terrible y, contra ella, se está forjando en
cada país una enorme hostilidad. Los amigos de Rusia están horrorizados por los
asesinatos masivos que se cometen. Comenzamos a entender las razones por las
que Trotsky y sus partidarios desterrados y mortalmente amenazados.
Estoy
profundamente convencido, por el estudio y la experiencia de la política
comunista, de que ayudar a que los comunistas obtengan algún lugar en el
movimiento obrero es una criminal locura. Por mi parte, no puedo excusar ni
defender sus actuaciones: el honor humano exige que se denuncie su conducta
bestial.
Si el
socialismo significase lo que Moscú pretende imponer, yo no sería socialista.
El socialismo por el que yo milito debe dar libertad y no tiranía a los
trabajadores. Yo denunciaré todas las tiranías. Los trabajadores de Gran
Bretaña deben escoger entre el terror del Comintern y la Libertad socialista.
Sé muy bien cuál será su opción cuando lo sepan.
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