NO ELIJAS A TU VERDUGO
Una de las cosas que ha quedado clara desde el inicio de esta
llamada “crisis”, a la que nos
ha llevado el capitalismo, es que los gobiernos se han plegado
absolutamente a lo que dicte el
capital (lo que, eufemísticamente, llaman “mercados”). Cualquier
gobierno, independientemente
de su color político, se ha limitado a gestionar todo lo que los
poderes financieros y empresariales
le planteaban, sin temblarles la mano cuando se trata de exprimir
a los trabajadores y al pueblo.
La clase política, constantemente se llena la boca con la palabra
“democracia” –que,
recordemos, significa “poder del pueblo”- no es más que la correa
de transmisión de los poderes
fácticos del Estado (monarquía, empresarios, terratenientes,
iglesia, banca, ejército, cuerpos
represivos,…) dejando sus promesas electorales de mejora social en
el baúl de los recuerdos.
Insistimos: si hay algo que hemos aprendido con la actual
situación de deterioro social y
económico es que los políticos gobiernan siempre para favorecer a
los de arriba
(ellos también son “arriba”) y someter a los de abajo, desviando
hacia los ricos la riqueza generada por los trabajadores. Y si hubiera algún
partido que pretendiera hacer algo diferente sería acogotado y/o comprado.
Se permiten ganancias ultramillonarias a banqueros y empresarios;
los “sueldos”, pensiones y prebendas que se autoadjudican los políticos son de
escándalo; se favorece a la iglesia católica, se permiten privilegios
vergonzantes para todos los poderosos. Y, mientras, el pueblo trabajador,
además de mantener obligadamente a todos estos parásitos sociales, ve como se recortan
sus derechos, sus salarios, su acceso a una vivienda, a una educación y a una
sanidad dignas. Vemos como pasan a manos privadas –para que unos cuantos
plutócratas y cleptócratas hagan negocio con ellas- el transporte, los
servicios sociales, el agua, las agencias de empleo, la sanidad, la educación,
hasta la naturaleza,… Y, no contentos con robarnos legalmente, ensucian
sus manos más aún con corruptelas y negocios turbios.
Así pues, visto lo visto: ¿PARA QUÉ VOTAR? ¿Aún queremos que se
rían más en nuestra
propia cara? Votando no haces más que mantener esta situación. No
arreglas nada. Todo lo
contrario: la participación en las elecciones supone colocarnos
una cadena más al cuello. Por cada voto emitido los partidos políticos reciben
un dinero público y comprueban como el pueblo los aplaude y apoya. Además,
votar es delegar tu responsabilidad personal, dejar que otros hagan y deshagan
por ti durante cuatro años, sin ningún tipo de control sobre ellos. VOTAR ES
SUICIDA.
Ahora, más que nunca, es necesario dar una bofetada a todo este
estado de cosas no votando, no participando en esta farsa y difundiendo de
todos los modos posibles la ABSTENCIÓN activa y el boicot a las elecciones.
Conseguir un alto porcentaje de abstención es fundamental para deslegitimar a
los que nos quieren gobernar. Que sepan que la sociedad los rechaza. Y, al
mismo tiempo, es básico no quedarse en casa: hay que salir a la calle, retomar nuestra
palabra y nuestra responsabilidad en la vida que nos ha tocado vivir, y no
dejar que los vividores de la política acaben decidiendo nuestro destino y
llevándonos al matadero.
Es hora de organizarse de una forma horizontal y autogestionada,
sin jefes que nos manden
ni líderes que nos engatusen, luchando por todo aquello que
necesitamos personal y colectivamente.
Un pueblo libre y solidario posee la fuerza para conseguir lo que desee.
Y recordemos que
EL PUEBLO UNIDO FUNCIONA SIN PARTIDOS.
Grupo TIERRA -Federación Anarquista Ibérica-
(Adherida a la Internacional de Federaciones Anarquistas)
g.tierra@yahoo.es www.nodo50.org/fai-ifa
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