A 300 metros de toneladas de
amianto
“No existe problema ambiental” y
“no alarmar”, responde la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y
Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha a la denuncia de la Asociación de
Vecinos El Tajo, en Toledo. Mientras, toneladas de amianto continúan al aire
libre, a 300 metros de sus viviendas, en el barrio del Polígono de Santa
María de la Benquerencia, donde residen más de 22.000 personas.
El conocido como ‘el Polígono’ se
sitúa a cinco kilómetros de la ciudad de Toledo. Allí se encuentran los restos
del amianto, en forma de tubos, pero no sólo. También hay esparcidos lodos de
este material (más volátil aún), que se han repartido por más de una decena de
terrenos, muchos de los cuales se labran regularmente y las partículas van al
aire. La mayor parte del amianto se depositó en esos terrenos entre 2002 y
2004, “pero años antes la empresa Ibertubo fue echando sobre esas parcelas
grandes cantidades de amianto”, explica a Diagonal Victoriano Villén, portavoz
de Medio Ambiente de la Asociación de Vecinos El Tajo.
Ibertubo, fábrica de amianto que
operaba en Toledo, “fue descontaminada con las medidas de seguridad que marca
la ley, con operarios que vestían trajes especiales, etcétera, y los restos
están perfectamente almacenados y controlados”, señala Villén. Pero este vecino
de Toledo llama la atención sobre lo más grave: “Es curioso que aquí siguen
camiones y camiones de amianto, calculamos que más de 90, que se vertieron a
unos metros de nuestras casas”, denuncia Villén.
Ninguna Administración
Estos días, los habitantes del
Polígono asisten atónitos a las declaraciones de la Junta de Castilla-La
Mancha (PSOE-Podemos) y a las del portavoz socialista del Ayuntamiento de
Toledo, Juan Pablo Sabrido, que han manifestado que no existen niveles de
riesgo por los vertidos de amianto. Pero tampoco la Confederación Hidrográfica
del Tajo hace nada para asumir su responsabilidad. “Le decís a Emiliano
García-Page [presidente de Castilla-La Mancha] que os lo quite”, le espetó un
técnico a los miembros de la asociación, según relatan.
"Los más de 90 camiones de
amianto que se vertieron al aire libre frente a nuestras casas aquí
siguen"
El amianto está encima del cauce
del arroyo de Ramabujas, que desemboca directamente en el río Tajo. Además,
los restos están también en el dominio público hidráulico, responsabilidad de
la Confederación Hidrográfica del Tajo.
En 2014, la Asociación de Vecinos
El Tajo interpuso una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente y ahora ésta
está pidiendo documentación a las distintas administraciones sobre el tema: “El
fiscal está solicitando informes, y eso no está gustando a la Junta, tampoco al
Ayuntamiento”, señalan desde la asociación.
El amianto es un mineral que por
sus características de resistencia y durabilidad ha sido utilizado de forma
masiva en la industria, el transporte y la construcción de viviendas, entre
otros usos, también en el textil. Asbesto es el nombre científico que recibe el
amianto. Éste puede ser de dos tipos, pero el llamado crisotilo o amianto
blanco es el más usado, sobre todo en las conocidas como cubiertas de uralita
(en referencia a la empresa que lo producía, Uralita).
En 2001 se prohibió la producción
y el uso de amianto en España. La normativa europea, a través del Comité
Científico de Toxicología y Medio Ambiente de la Unión Europea, es clara:
“Hay suficientes evidencias de que todas las formas de amianto, incluido el
crisotilo, son cancerígenas en seres humanos”. Las fibras del amianto, si se
inhalan, son letales. Los filamentos son muy pequeños y pueden penetrar en los
alveolos pulmonares, donde se alojan y generan un grave impacto en la salud,
provocando mesotelioma pulmonar, un cáncer asociado directamente con la
exposición prolongada al amianto y que también puede afectar al abdomen y al
corazón.
Mediciones erróneas
La concejala socialista de Obras
y Servicios Públicos Medioambientales del Ayuntamiento de Toledo, Noelia de
la Cruz, explica a este medio que la responsabilidad de esos residuos (en suelo
urbano) es de la Junta de Castilla-La Mancha. Argumenta que “ya se han situado
medidores en el suelo y el aire de los niveles de amianto y han dado negativo
en la contaminación del suelo, y positivo en el aire, en cuatro de los cincos
medidores colocados”. Estos datos han sido cuestionados por la Asociación de
Vecinos El Tajo, que no entiende cómo puede dar negativo con las toneladas de
amianto que se encuentran en el suelo y en el aire.
La concejala señala también que
“los resultados sobre los niveles de amianto en el aire son inferiores a la normativa
de amianto para interiores, porque no existen parámetros de peligrosidad en
exteriores”, argumenta. Sin embargo, el responsable de Residuos de Ecologistas
en Acción, Carlos Arribas, afirma que los valores de amianto permitidos para
exteriores “deben ser muy inferiores a las mediciones en interiores, porque se
entiende que en espacios laborales existe un tratamiento profesional, con
medidas; mientras que en exteriores la contaminación es permanente y afecta a
distintas personas, niños, ancianos, y más como es este caso, de terrenos que
se labran y se mueven y las fibras van al aire”. Arribas afirma que “los
niveles no deben sobrepasar 0,1 fibras por centímetro cúbico de aire, según el
Real Decreto 396/2006 de 31 de marzo”. Además, “las mediciones se deben hacer
con óptica microscópica, no con instalación de medidores”, aclara. En Toledo,
los vecinos del Polígono viven con angustia la presencia de estos residuos.
Eva Sanz es una de ellos. “Se sabe a ciencia cierta que el amianto es
cancerígeno, pero ninguna Administración se hace cargo de estos vertidos que
están frente a nuestras casas”, señala esta vecina, residente en una de las
principales arterias del barrio, justo enfrente de los terrenos afectados.
“Estamos preocupados por nosotros y por nuestros hijos”, concluye.
La herencia mortífera del amianto
Según datos de un estudio
científico publicado en la revista BNC Cancer, en el Estado español, entre los
años 2006 y 2011, fallecieron 1.120 personas debido al mesotelioma pleural
(cáncer provocado por el amianto). Y, según ese mismo informe, entre 2016 y
2020 podrían producirse casi mil muertes más por la misma causa.
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