Joan Ramon Vilamajó llevaba ocho meses con un empleo temporal en la delegación barcelonesa de la aseguradora Lico Corporación Banca Seguros. A pesar de tener 45 años y ser coordinador administrativo, cobraba apenas 1.000 euros al mes. El 20 de enero su contrato pasó a ser indefinido. Entonces ya estaba de baja. Llevaba un mes acudiendo al médico por tos y fiebre persistentes. El 9 de febrero le diagnosticaron un cáncer de pulmón, lo cual comunicó a la empresa el día 16. Tres días después fue despedido.
"Me pidieron que no comentara mi enfermedad a mis compañeros, incluso cuando llevaba los partes me atendían fuera de la oficina", explica. La demanda de Vilamajó para reclamar la nulidad del despido ha sido admitida a trámite. El trabajador explica que la empresa lo despidió por motivos disciplinarios, y que lo justificó en que Vilamajó no presentó la confirmación de los partes de enfermedad.
La abogada del afectado, Anna Tomé, del despacho Col·lectiu Ronda, ha afirmado que la empresa le dio una indemnización de 1.200 euros. "Tres días antes había comunicado su enfermedad. Y es entonces, cuando deja de ser rentable por el largo periodo de baja que implica el tratamiento, cuando es despedido de forma improcedente", ha resaltado Tomé.
Fuentes de la compañía han asegurado que prescindieron de Vilamajó porque han ajustado de plantilla en varias oficinas. "Se debe a motivos económicos, nada más. Si se le aplicó un despido disciplinario fue para causarle el mínimo perjuicio", han agregado. Según el grupo (controlado por 40 cajas de ahorros, la Confederación de Cajas de Ahorros y Mapfre), la intención era cerrar la oficina de seguros de Barcelona, aunque admitieron que ésta finalmente sigue abierta.
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