Caso Granado-Delgado, o el franquismo que sigue entre nosotros
enviarSecretaría de Prensa del Comité Nacional CNT-AIT
En estos últimos dos días han ocupado espacio en los rotativos y tiempo en las televisiones dos noticias que no pueden dejar de relacionarse, aunque los medios de comunicación nos las presenten cada una por su lado. Por una parte, el proyecto de Ley de memoria histórica ha iniciado su andadura parlamentaria, con opiniones divididas a la derecha y a la izquierda. Por otro lado, el caso de los libertarios Francisco Granado y Joaquín Delgado, que ha vuelto a salir a la luz pública al denegar la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo la autorización para interponer un recurso para revisar la sentencia que los condenó a muerte en 1963. Bien es verdad que dos magistrados, Ángel Juanes y José Luis Calvo, se han opuesto a esta decisión, pero la mayoría obtenida con los votos de los otros tres magistrados simboliza la pervivencia, tantos años después, del mismo espíritu de crueldad y venganza que caracterizó la ignominiosa dictadura que padeció este país durante cuarenta años.
Por un lado, desde el ámbito de la política se quiere sacar adelante una ley para la reparación moral de las víctimas del franquismo y la Guerra Civil, un proyecto de ley con el que la CNT se ha mostrado muy crítico, por su tibieza, que la hace un mero instrumento para quedar bien ante la progresía, pero que no repara a las víctimas al no permitir la revisión de los juicios y las condenas, deja al albur de las subvenciones la localización de fosas, etc. Y en este contexto, aparece de nuevo el caso de los compañeros Granado y Delgado, dos inocentes, como tantas veces hemos repetido, que necesitan una reparación digna mediante la revisión y anulación de ese montaje falso y criminal que el Estado franquista organizó en tan sólo 17 días. Un caso, el de Francisco y Joaquín, que viene a impugnar esa ley de memoria que ahora se quiere sacar adelante.
En 1977, 50 años después del crimen de Estado cometido en EEUU contra Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, el Estado de Massachussets declaró inocentes a los anarquistas italianos. En España han pasado ya 43 años desde aquel fatídico 17 de agosto de 1963 y, a pesar de la declaración de los verdaderos autores (Sergio Hernández y Antonio Martín), a pesar de la constancia y tenacidad de familiares y amigos (Pilar Vaquerizo, Octavio Alberola), aún siguen Francisco y Joaquín con el sello de su condena injusta en el sumario, en la Historia oficial. Y este Estado democrático se hace valedor, de esta manera, de ser continuidad de su predecesor, de la dictadura, de la que continuamente quiere desmarcarse pero cuyo lastre no ha acaba de soltar.
Desde la CNT pedimos la revisión y anulación del juicio de Francisco Delgado Gata y Joaquín Delgado Martínez; la reparación moral de dos inocentes, víctimas de la más cruel represión de la dictadura, ejecutados a garrote vil para mayor oprobio, pues hasta en la pena de muerte hay grados, clases: los anarquistas no merecían siquiera el ser fusilados. Ya el pueblo les tiene por inocentes. Tan sólo se pide que el Estado, por vergüenza, repare en la medida que le corresponde el asesinato de los nunca olvidados Francisco Granado y Joaquín Delgado.
Para más información: www.cnt.es/noticia.php?id=1410
www.cnt.es/noticia.php?id=2615
enviarSecretaría de Prensa del Comité Nacional CNT-AIT
En estos últimos dos días han ocupado espacio en los rotativos y tiempo en las televisiones dos noticias que no pueden dejar de relacionarse, aunque los medios de comunicación nos las presenten cada una por su lado. Por una parte, el proyecto de Ley de memoria histórica ha iniciado su andadura parlamentaria, con opiniones divididas a la derecha y a la izquierda. Por otro lado, el caso de los libertarios Francisco Granado y Joaquín Delgado, que ha vuelto a salir a la luz pública al denegar la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo la autorización para interponer un recurso para revisar la sentencia que los condenó a muerte en 1963. Bien es verdad que dos magistrados, Ángel Juanes y José Luis Calvo, se han opuesto a esta decisión, pero la mayoría obtenida con los votos de los otros tres magistrados simboliza la pervivencia, tantos años después, del mismo espíritu de crueldad y venganza que caracterizó la ignominiosa dictadura que padeció este país durante cuarenta años.
Por un lado, desde el ámbito de la política se quiere sacar adelante una ley para la reparación moral de las víctimas del franquismo y la Guerra Civil, un proyecto de ley con el que la CNT se ha mostrado muy crítico, por su tibieza, que la hace un mero instrumento para quedar bien ante la progresía, pero que no repara a las víctimas al no permitir la revisión de los juicios y las condenas, deja al albur de las subvenciones la localización de fosas, etc. Y en este contexto, aparece de nuevo el caso de los compañeros Granado y Delgado, dos inocentes, como tantas veces hemos repetido, que necesitan una reparación digna mediante la revisión y anulación de ese montaje falso y criminal que el Estado franquista organizó en tan sólo 17 días. Un caso, el de Francisco y Joaquín, que viene a impugnar esa ley de memoria que ahora se quiere sacar adelante.
En 1977, 50 años después del crimen de Estado cometido en EEUU contra Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, el Estado de Massachussets declaró inocentes a los anarquistas italianos. En España han pasado ya 43 años desde aquel fatídico 17 de agosto de 1963 y, a pesar de la declaración de los verdaderos autores (Sergio Hernández y Antonio Martín), a pesar de la constancia y tenacidad de familiares y amigos (Pilar Vaquerizo, Octavio Alberola), aún siguen Francisco y Joaquín con el sello de su condena injusta en el sumario, en la Historia oficial. Y este Estado democrático se hace valedor, de esta manera, de ser continuidad de su predecesor, de la dictadura, de la que continuamente quiere desmarcarse pero cuyo lastre no ha acaba de soltar.
Desde la CNT pedimos la revisión y anulación del juicio de Francisco Delgado Gata y Joaquín Delgado Martínez; la reparación moral de dos inocentes, víctimas de la más cruel represión de la dictadura, ejecutados a garrote vil para mayor oprobio, pues hasta en la pena de muerte hay grados, clases: los anarquistas no merecían siquiera el ser fusilados. Ya el pueblo les tiene por inocentes. Tan sólo se pide que el Estado, por vergüenza, repare en la medida que le corresponde el asesinato de los nunca olvidados Francisco Granado y Joaquín Delgado.
Para más información: www.cnt.es/noticia.php?id=1410
www.cnt.es/noticia.php?id=2615
No hay comentarios:
Publicar un comentario