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miércoles, 8 de diciembre de 2021



REFLEXIONES SOBRE EL CONFLICTO DEL CONVENIO DEL METAL DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ   NOVIEMBRE-2021

Es innegable que, la huelga, es una de las herramientas más poderosa de las clases trabajadoras. La huelga, nos permite a los obreros organizados, desequilibrar la balanza a nuestro favor en las negociaciones con la patronal, cuyo poder económico, les faculta, para imponer sobre los más desfavorecidos, la precariedad y la explotación más miserable.

Si partimos de la base, de que el diálogo democrático entre desiguales es una mentira evidente; y que, entre el pobre y el rico, el acuerdo es desigual e improbable, comprenderemos que, para lograr nuestros objetivos, la huelga, ha de ser concebida como el arma que nos permita quebrar el proceso de producción, causando en la economía de la patronal, las mayores pérdidas posible. Solo así lograremos vencer. Es también evidente, que han de convocarse principalmente, cuando los contratos y el volumen de trabajo alcancen sus máximas cotas, de lo contrario, la huelga carecería en gran parte de efectividad. En el caso, de crisis evidente y de falta de trabajo, es cuando hay que trasladar las asambleas desde las fábricas a las poblaciones donde, sin duda, encontraremos el respaldo y la solidaridad necesaria de gran parte de los jóvenes y de los trabajadores de otros gremios.

Es absurdo, como suele ocurrir, que los sindicatos oficiales del sistema político y de la patronal, léase CCOO y UGT, vengan con propuesta de paros, ya sean de horas o de días, y en cuanto el conflicto se desconvoca, por ellos naturalmente, consienten que se permitan las horas extraordinarias a granel, con lo que esto representa. De una parte, la recuperación de la producción malograda por la huelga y, de otra, la de obstaculizar la posibilidad de que, otros compañeros en paro, tengan acceso a un puesto de trabajo. ¿Entonces, donde empieza y acaba la solidaridad de clase? Ya nadie se acuerda cuando estos “sindicalistas”, eliminaron de los convenios colectivos de las empresas públicas en reconversión, el apartado que las obligaba a integrar cada año y como fijos, el 1% de las plantillas, como aprendices provenientes de la formación profesional. Esta funesta y obscena decisión, ha determinado, la nula renovación de las mismas que, en el caso de Navantia Puerto Real, ha pasado de contener más de tres mil trabajadores a finales de los años ochenta, a los escasos cuatrocientos con los que cuenta actualmente. Pensemos entonces lo que ha supuesto a nivel nacional. Estos, son los mismos sindicatos que durante el largo proceso de la Reconversión Industrial, fueron los que cuando estábamos en huelgas y fuertes contiendas por impedirla en sectores como el de la minería, siderurgia y el campo; el del automóvil, la gama blanca, el pesquero y el naval, entre otros tantos, impidieron la huelga general nacional de todos los sectores afectados, lo que nos hubiese permitido alcanzar mayores conquistas. Por el contrario, se nos sentenció a seguir peleando cada cual por su lado: creando compartimentos estancos entre los diferentes sectores, e impidiendo, la unidad y la solidaridad tan necesaria entre los trabajadores. Estos sindicatos con sus respectivos partidos políticos a la cabeza, PSOE y PCE, son los principales causantes de permitir, con sus políticas de pactos sociales, la contención y la desmovilización, y permitieron que, en este país, se desmantelara su tejido industrial, quedando, comarcas y provincias entera, económica y socialmente sentenciadas, y por ello, forzados a depender principalmente del negocio del ladrillo y del turismo. Y en el caso de Cádiz, particularmente, postrados en la marginación y en el abandono.

Le recordamos a los trabajadores de la Bahía de Cádiz y de la comarca de Algeciras, que toda esta mierda la han logrado a través de los pactos sociales suscritos entre CCOO, UGT y los respectivos gobiernos, y la patronal CEOE.

   Con El Pacto de la Moncloa firmado el 25 de octubre de 1977, por los partidos y los sindicatos CCOO y UGT, excepto la CNT-AIT, no solamente nos sometió económicamente, sino que además y principalmente, legisló un nuevo modelo de representación sindical basado en los Comités de Empresas, que, en contraposición al fortalecimiento de las Secciones Sindicales de clase, ha generado en las empresas un modelo de representatividad parlamentaria y corporativa, causante de la desafiliación general y el quebranto sistemático de las asambleas participativas y decisorias.    

   El siguiente pacto social, titulado: Acuerdo Marco Interconfederal, se firmó en enero de 1980, entre el Gobierno, UGT y la patronal CEOE, con vigencia para 1980 y 1981. En este acuerdo se fijó la banda de incremento salarial que, a pesar de la técnicamente opaca cláusula de garantía, representaría una nueva pérdida de poder adquisitivo y de derechos sociales conquistados por las clases trabajadoras.

   Más tarde, el 5 de junio de 1981, dieron paso a un nuevo pacto, al que se le llamó -tiene guasa la cosa-: Acuerdo Nacional sobre Empleo, suscrito por el Gobierno, la patronal CEOE y, cómo no, con los sindicatos UGT y CCOO, con promesas de inversiones para la creación de empresas y de empleo, que jamás se cumplieron.

Tres años después, el 9 de octubre de 1984 se firmaba otro, en el Palacio de la Moncloa al que esta vez nombraron, Acuerdo Económico y Social; en esta ocasión, lo suscribieron: el Gobierno, la UGT y la CEOE, que una vez más solo se ejecutó aquello que nos competía negativamente a los trabajadores.

   Todos estos pactos y componendas entre la patronal, los gobiernos y sus sindicatos preferidos, CCOO y UGT, solo han servido para consolidar la precariedad y la desafección general de los propios trabajadores a permanecer organizados.

En esta lógica, los sindicatos CCOO y UGT, recibieron por la cara y como pago a sus traiciones, el usufructo de prácticamente todo el patrimonio del sindicato vertical franquista, es decir centenas de locales de un valor incalculable; esto sin contar que la UGT, además, fue compensada por la pérdida de su patrimonio histórico, con miles de millones de las antiguas pesetas. Lógicamente a un sindicato también histórico como la CNT-AIT, por ser contrario a los pactos antisociales y a formar parte de las elecciones sindicales a Comités de Empresas, se le negó toda posibilidad de recibir parte alguna del usufructo del patrimonio del sindicato vertical y el de su propio patrimonio histórico. Tan solo, y tras décadas de reclamaciones, recibimos una esmirriada compensación.

   Entonces, si en los peores momentos de lucha contra el cierre de empresas, CCOO y UGT, jamás convocaron una huelga general indefinida, ¿cómo se explica esta aventura, por un convenio que, por cierto, lo que firman, los empresarios de las industrias auxiliares, se lo pasan por los cojones y no hacen nada para que lo firmado se cumpla? ¿De verdad nos creemos que estos zánganos liberados, están por la labor de cambiar la situación de los trabajadores? El problema de fondo no es el 2%, es la necesidad de descubrir que después de tantos años de traiciones y esfuerzos por desmovilizar a la clase obrera, tras tanto desprestigio y desafiliaciones, se han echado la manta a la cabeza con el único espurio objetivo de lavar su imagen, altamente desprestigiada por sus evidentes desafueros, confiando en que, sobre todo en la Bahía de Cádiz, la gente respondería, hartos de tanto paro y precariedad que golpean el límite de su paciencia.

   Hay algo que no nos encaja. ¿Por qué la patronal se decidió a poner encima de la mesa, de forma provocativa, y previa a la negociación, la eliminación de una de las pagas extraordinaria y el plus tóxico y penoso, lo que, ya de por sí, representa una agresión que garantiza el conflicto?

   Solo se nos ocurre dos motivos groseros e indecentes: apoyarse en el conflicto social y en sus consecuencias de orden público, para mandarle un mensaje al gobierno de lo que son capaces de provocar, en el caso de que les perjudicara la reforma laboral y la reforma de la ley mordaza; el otro, también probable, o ambos a la vez, sería, la de ahorrarse salarios en vista del declive existente en la provincia que se acrecienta por la falta de contratos.

 ¿Cómo se explica, que convocando la huelga indefinida CCOO y UGT, resulte que, las empresas de Navantia o Dragados, por poner un par de ejemplos, donde gobiernan estos mismos sindicatos, no apoyen a los compañeros de las industrias auxiliares, que son las que mantienes con su trabajo la producción de estas empresas?

¿No es sospechosamente extraño que, en los diez días que ha durado el conflicto, no promovieran una asamblea general de los centros de la Bahía, para el debate y las necesarias decisiones? En cambio, y lo cierto, es que la lucha se mantuvo por la propia espontaneidad de los trabajadores que no atisbaban comprender que pronto serían vendidos literalmente y, como siempre, a la patronal.

¿No les avergüenza, desconvocar, con el solo consenso de sus delegados, sin respetar las decisiones de los trabajadores en sus asambleas y con un documento que, básicamente, solo se refiere a la subida salarial del 2% y un bla, bla, bla de tres años? Tras un año sin negociar el nuevo convenio…dónde quedan los temas como vestuarios, comedores, ropas de trabajo, seguridad, vacaciones, formación profesional, entre otros, y, cómo no, el exceso de horas extraordinarias que superan lo dignamente aceptable y que mantienen en el paro a miles de compañeros. ¿Y los detenidos? ¿Qué serán de ellos pasado el tiempo? Cuando se convoca una huelga indefinida ¿no es lógico crear un fondo de solidaridad y de atención jurídica para los más que posibles casos de detenciones? Nos da que, este montaje de sindicatos y patronal se les fue de las manos y cortaron de raíz algo que ya tenían previsto y, que a ambos beneficiaban.  

¿Cuándo estos sindicatos han supervisado los acuerdos, sabiendo, que la patronal los ha incumplido perenemente? ¿Y, quién, o quiénes vigilan a los vigilantes, léase CCOO y UGT?

¿Por qué los convenios se negocian cuando a la patronal le interesa, permitiéndosele que pase el tiempo conscientes, que llegado el fin de año, como es el caso, la gente está más pendiente de los atrasos que de los avances en sus derechos laborales?

¿Se hacen asambleas para confeccionar las reivindicaciones de un convenio que ha de durar tres años y donde se debatan y acuerden el calendario de movilizaciones que impliquen a los barrios obreros, estudiantes y otros colectivos?

¿No comprendemos que, al permitir que la mesa de negociación, solo estén CCOO Y UGT representando falazmente a los trabajadores, estamos abocados a la traición y al desfallecimiento, porque, durante tres años, no importa que lo firmado no se cumpla, nadie moverá un dedo?

 

Concluimos:

 

Que hacer público nuestro apoyo a estos sindicatos en sus huelgas particulares a las que solo a ellos benefician, ya que son elegidos por la patronal y el Estado, excluyendo al resto de organizaciones, de la mesa de negociación, nos parece, que es fortalecer el propio sistema, en el que CCOO y UGT, conforman los pilares básicos que les garantizan la paz social, debilitan la militancia, y corroen la conciencia solidaria de los propios trabajadores. Esto, no contradice, que nuestros compañeros y militantes, formen parte de la lucha en solidaridad con la huelga y las movilizaciones, pero…siempre críticos y exponiendo nuestras propuestas organizativas y reivindicativas.

 Que, tras la espontaneidad combativa y de solidaridad popular, cundió el desconcierto y la desorganización evidente. La ausencia de asambleas generales del sector del metal en las localidades afectadas, es lo que ha permitido que CCOO y UGT, como siempre, decidan por el conjunto de los trabajadores apoyándose en la patronal y el Estado.

 Que el convenio del metal y los cientos de convenios de otros ramos son importante es obvio, pero, lo sustancial, lo que realmente es irrefutable, la auténtica verdad es que, la bahía de Cádiz, y la de Algeciras  a igual que otras comarcas vaciadas por la Reconversión, necesita nuevos e importantes contratos y sobre todo reindustrializarse, para que podamos salir de la marginalidad y el desasosiego en la que vivimos, por la falta de trabajo y de confianza en el futuro, sobre todo para los más jóvenes. Sería necesario y oportuno, coordinar una gran movilización como ya logramos en el año 1977, exigiendo que, del financiamiento prometido por Europa, una partida importante se dedique a las zonas más deprimidas: y Cádiz es una de ellas. Esta sí que sería una gran batalla a ganar: el no permitir que sobre todo las grandes Capitales, sean, una vez más, las mayores beneficiadas.

 Que, tras otra experiencia más de cómo funciona la cosa, los sindicatos de la CNT-AIT, y a pesar de que contemos con muy pocos afiliados y militantes en general y, menos aún, trabajando en las empresas auxiliares, tendremos necesariamente que coordinarnos, para que, en las negociaciones colectivas, en los procesos de despidos o cierres de empresas, estar atentos para divulgar y ofrecerles a los trabajadores nuestras propias reivindicaciones y nuestras alternativas de participación, negociación y lucha, que son sin duda las suyas.

 Sabemos que es muy complicado dar respuesta a los conflictos, cuando son muy pocos los obreros que están organizados; pero no nos queda otro camino, más que el de fortalecer nuestras convicciones y no cejar en nuestro empeño, que no es otro, que el de construir un mundo más participativo, igualitario y solidario.

 SINDICATO DE OFICIOS VARIOS      CNT-AIT     PUERTO REAL      7-12-2021

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