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miércoles, 16 de diciembre de 2020

GIUSEPPE PINELLI


Giuseppe Pinelli

(Milán, 21 de octubre de 1928 – Milán, 15 de diciembre de 1969)

Pinelli fue un anarquista italiano asesinado por la policía de su país.

Giuseppe Pinelli nace en Milán en el barrio popular de Porta Ticinese en 1928, en el seno de una familia de la clase trabajadora.

Al terminar la primaria, se encuentra “forzado” a trabajar, primero como cadete, herrero y después como almacenero. Su innata sed de conocimiento lo lleva a colmar sus lagunas de autodidacta a través de la lectura de varios centenares de libros.

Comenzó a relacionarse con el movimiento libertario de Milán hacia 1944, llegando a publicar, junto con otros amigos, un periódico semanal llamado el "Il Libertario".

En los años 1944 y 1945 participa de la resistencia antifascista como motoquero de las Brigadas Bruzzi y Malatesta. Después del fin de la guerra Pino (apodo de Pinelli) está convencido y activo, participando con entusiasmo en el crecimiento del movimiento anarquista de Milán.

En 1954 comenzó a trabajar en construcciones ferroviarias (en lo que trabajaría el resto de su vida). Al siguiente año se casa con Licia Rognini, a quien conoció en un curso de esperanto.

Luego en 1960 continuo con el activismo anarquista, llegando a organizar la "Gioventu Libertaria" (juventud libertaria) italiana en 1963. También ayudó en la Fundación Sacco y Vanzetti hacia 1965.

En 1968 un desalojo obliga a los militantes a cerrar el círculo, pero el 1 de mayo Pinelli está entre los que inauguran uno nuevo en Piazzale Lugano, a pocos metros del Ponte della Ghisolfa.

En el nuevo círculo se realizan ciclos de conferencias y las asambleas de los primeros comités de bases unitarias, los míticos CUB, que marcan la primera oleada de sindicalismo de acción directa, por fuera de las organizaciones sindicales oficiales.

Pino se encuentra entre los promotores de la (re)construcción de la sección de la Unión Sindical Italiana (USI), la organización de inspiración sindicalista revolucionaria y libertaria.

Después de las absurdas detenciones de los anarquistas por la bomba estallada el 25 de abril de 1969 en Milán en la estación central y en la feria industrial (serán liberados en junio de 1971) Pinelli se ocupa rápidamente en conseguir paquetes de alimentos, ropas y libros para enviar a los compañeros encarcelados. En el ámbito de la recientemente construida Cruz Negra Anarquista se ocupa en la construcción de una red de solidaridad y de contrainformación, que pueda servir también en otros casos parecidos.

El 12 de diciembre de 1969 hubo un atentado con bombas en Piazza Fontana en Milán. Pinelli, al ser un trabajador ferroviario de ideas anarquistas, fue detenido por la policía y acusado de haber participado en el hecho. Pese a que era conocido por su posición pacifista y opuesta a los actos de violencia individual, mientras era interrogado el 15 de diciembre, "cayó" desde la ventana del cuarto piso del cuartel de policía.

Es interrogado durante tres días y al anochecer del tercero se lo encuentra muerto en el patio de la comisaría, después de ser arrojado por la ventana del cuarto de interrogación. La versión oficial habla de suicidio; los interrogadores intentan hacer creer que Pinelli se ha quitado la vida porque ha sido involucrado en el atentado. Esto no es verdad, como tampoco la reconstrucción que fabrican ellos de las últimas horas de la interrogación.

El compañero Pinelli fue asesinado vilmente por el Estado y sus esbirros.

En el cuarto de interrogación estaban presentes el comisario Luigi Calabresi, los sargentos Panessa, Mucilli, Mainardi, Caracutta y el teniente de los carabinieri, Lograno, y todos ellos, por “méritos”, serán elevados de grado. El superintendente de policía, Marcello Guida, en 1942, hombre de confianza de Benito Mussolini y director del penitenciario político Ventotene, 20 minutos después, declara que Pinelli se suicidó y que su suicidio fue una admisión de culpabilidad porque su “coartada se había derrumbado”.

Durante el primer mes se proveen tres versiones de cómo habría ocurrido el suicidio. Enseguida los anarquistas acusan a la policía de asesinato y a los fascistas y al Estado de ser los autores de los estragos. Se organiza una campaña de contrainformación con asambleas, marchas, libros, hasta llegar a un juicio al Estado.

Se descubre que a dos segundos de la medianoche, dos minutos y dos segundos antes de la caída de Pinelli, la ambulancia fue llamada. El cuarto de interrogación de 3.56 por 4.40 metros que contiene varios armarios, un escritorio y seis personas presentes, imposibilita un salto de Pinelli hacia la ventana. Es extraño que la ventana estuviera abierta, considerando que era diciembre y de noche. Pinelli cae resbalando a lo largo de la cornisa. Entonces no se tiró hacia fuera. Él cae sin grito y sin protegerse la cabeza con las manos, como si estuviera ya inanimado.

Los anarquistas acusamos a la policía de la muerte de Giuseppe Pinelli, deteniéndolo dos veces en violación de los mismos reglamentos del código fascista. Acusamos al superintendente y a los dirigentes de la policía de Milán de haber declarado a la prensa que el suicidio de Pinelli fue la prueba de su culpabilidad y de haber escondido voluntariamente su coartada declarando que “había caído”. Los mismos interrogadores declararon no haber redactado ningún acta de la interrogación a Pinelli, por lo tanto cualquier eventual acta que se encontrara después se tiene que considerar falsa. Acusamos a la policía italiana de haber impedido deliberadamente que la investigación se desarrollase bajo el control de un juez, con la participación de los abogados de la defensa. Acusamos a los jueces y a la policía de haber violado repetidamente el secreto de sumario difundiendo voces y acusaciones que tienden frente a la opinión pública a difamar a un hombre absolutamente inocente, pero para ellos culpable de ser anarquista. Nosotros acusamos al Estado italiano de conspiración criminal con respecto al anarquista Pietro Valpreda, hace meses sometido a un feroz linchamiento moral y físico, mientras las pruebas que los interrogadores creen tener contra él se desvanecen solas una por una. Con estas palabras nosotros, los anarquistas, sintetizábamos nuestras acusaciones respecto del Estado y de sus aparatos, la naturaleza de los cuales, intrínsecamente criminales y violentos, se ponía en evidencia.

La figura de Pinelli es casi un símbolo de la oposición al poder institucionalizado en general y, en particular, al poder policíaco.

En los años siguientes se compusieron varias canciones sobre Pinelli, como La Ballatta del Pinelli, escrita por G. Barozzi, F. Lazzarini y U. Zavanella, jóvenes anarquistas de Mantua, la misma tarde del funeral y sucesivamente reelaborada, ampliada y musicalizada por Joe Fallisi en 1969.

Cada año en Milán se organizan varias manifestaciones para que no se olvide a Pinelli ni al estrago de Piazza Fontana, donde fue colocada una lápida con la inscripción: A Giuseppe Pinelli, ferroviario anarquista, asesinado inocente dentro de la comisaría de Milán; 16/12/1969.

También la obra pictórica de Enrico Baj, que debiera haber sido expuesta en Milán el mismo día del asesinato del comisario Luigi Calabresi, titulada I Funerali dell’anarchico Pinelli, se inspira en estos eventos.

De este acontecimiento se ocupó durante mucho tiempo Camilla Cederna, periodista de fama, quien publicó su testimonio en un libro titulado Pinelli. La finestra sulla strage (Pinelli. La ventana que da al estrago), publicado en 1971 y en segunda edición en 2004.

Además inspiró la obra Muerte accidental de un anarquista de Dario Fo y el documental Documenti su Giuseppe Pinelli (1970) de Elio Petri y Nelo Risi.

A la memoria de Pinelli.

¡No nos detendrán nunca!

¡Giuseppe vive!

REVUELTA ANARQUISTA

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