Los peligros y
características del amianto
El
amianto, prohibido en España desde 2002, sigue presente en restos de
construcciones, aislantes o piezas mecánicas. Existe muchísimo desconocimiento
sobre este material que nos rodea en nuestro día a día. Estas son sus
características y los principales peligros asociados.
El amianto, o asbesto, es el nombre que
reciben un grupo de minerales metamórficos fibrosos compuestos por silicatos
(de magnesio, cobre o hierro). Su características principal es la presencia de
fibras largas y perdurables, lo que lo convierte en un material suficientemente
flexible como para poder ser trabajado con comodidad y lo bastante resistente
para soportar altas temperaturas.
Estas
cualidades convirtieron al amianto en un material estrella en el campo de la
construcción, la fabricación de tuberías, tubos de extracción de humo y
depósitos de agua, entre otros usos, durante la segunda mitad del siglo XX.
Pero no era oro todo lo que relucía. Tras los análisis científicos pertinentes,
en 1977 la OMS lo catalogó como producto cancerígeno, dentro de la categoría
del 'grupo 1', el correspondiente a los procesos industriales y productos
químicos sobre los que se ha demostrado su naturaleza cancerígena.
En
1979 el Parlamento Europeo también lo consideró una sustancia cancerígena, y
dictaminó que debía prohibirse en todos los países de la entonces Comunidad
Económica Europea de manera paulatina. En España – donde la fabricación de
amianto para usos industriales la desarrolló la empresa Uralita, marca con la
que en ocasiones se denomina comúnmente este material– dejó de ser utilizado en
2002; aunque seguía presente en todo tipo de construcciones realizadas con
anterioridad: desde insonorizaciones de cines, teatros y auditorios hasta los
techos de fábricas, cobertizos, y canalizaciones de numerosos edificios.
"Es una vergüenza que, a pesar de que sabe que es un producto cancerígeno,
hasta dos terceras partes de la humanidad esté todavía sometida al amianto
–asevera el doctor Josep Tarrés, neumólogo especialista en patologías derivadas
del amianto–.
A pesar de que es ilegal en 50 países, es
alarmante saber que todavía se comercializa en 150, especialmente en naciones
en vías de desarrollo", Precisamente ese uso indiscriminado de amianto
durante decenios hizo plantear una solución concreta frente un material nocivo
para la población. El año pasado el Parlamento Europeo fijó 2028 como fecha
límite para eliminar completamente los remanentes de amianto presente en
cualquier tipo de infraestructura.
El
peligro: la inhalación de amianto El contacto directo con estructuras de
amianto no supone por sí mismo un riesgo para la salud, pero la inhalación de
fibras presentes en el aire (por ejemplo, a causa del derribo de una estructura
donde se usó amianto) o el contacto prolongado con esta sustancia sí puede ser
motivo de preocupación. Por ejemplo es el caso de la elevada incidencia de
casos de cáncer y fibrosis entre empleados de las fábricas productoras de
amianto y entre los manipuladores de estructuras hechas de este material. De
hecho, según la Organización Mundial de la Salud, "todos los tipos de
amianto causan cáncer de pulmón, mesotelioma, cáncer de laringe y de ovario, y
asbestosis (fibrosis de los pulmones)". Largo período de latencia
En
su día no se tenía constancia de ello, pero ahora se sabe que el asbesto es muy
perjudicial a largo plazo. Esta sustancia puede provocar enfermedades graves,
como el cáncer de pulmón o el mesotelioma pleural, una dolencia 100% vinculada
a la inhalación de amianto que afecta a la pleura y el peritoneo (una membrana
que reviste el interior de la cavidad abdominal y que recubre el intestino y
otros órganos del abdomen), cuyos síntomas pueden aparecer pasados 40 años
después de la exposición.
"Es el más agresivo de todos, una vez se
desarrolla ya no se puede parar. Los afectados cuentan con un promedio de
supervivencia de unos 11 meses", asegura el doctor Tarrés, quien cuenta
con el mayor registro de España de esta enfermedad, con unos 220 casos
estudiados. Asimismo, la inhalación de amianto puede originar cáncer de pulmón
(entre un 8 y un 12% de los casos, según Tarrés, además de fibrosis, ya sea
pleural (en forma de placas pleurales) o pulmonar , una afección denominada
asbestosis que, como sucede con la mesotelioma, presenta síntomas que se
agravan con el paso de los años, aunque cuenta con un período de latencia
menor.
En
el caso del metro de Barcelona, la empresa pública TMB ha admitido la presencia
de crisólito (una variante del amianto) en las pinturas bituminosas contra el
ruido que revisten las cajas metálicas de tres series de trenes (3000, 4000 y
2000), así como la existencia de componentes mecánicos y electrónicos, como
arandelas aislantes en un conjunto de resistencias y unas juntas en los bajos
del tren de las que no se puede asegurar plenamente que estén libres de
amianto.
De
ahí que los trabajadores hayan solicitado soluciones concretas para la retirada
definitiva del amianto de instalaciones y trenes. Preguntamos a Tarrés si hay
motivos por los que preocuparse. "Más que alarma, yo hablaría de alerta
social –responde el doctor–. Si se ha demostrado que el amianto es cancerígeno
y sabemos que podemos evitarlo, ¿por qué no lo hacemos? Sabemos cómo solucionar
el problema, sólo nos falta voluntad y recursos", asevera el médico
especialista, quien afirma que, en la actualidad "hay muchas estructuras y
materiales que contienen amianto que se están deteriorando, provocando que se
liberen sus fibras al aire que respiramos todos.
Es
aquí donde debemos intervenir". "Si solo existiese amianto en el
metro de Barcelona o de Madrid sí que seria aconsejable utilizarlo lo menos
posible, pero la realidad es que en una ciudad hay amianto por todas partes.
Sin dejar de exigir que solucione este foco de contaminación –apostilla– la
crisis del metro nos debe servir para tomar conciencia social de la necesidad
de desamiantar el territorio, como se ha hecho y se esta haciendo en otros
países".
Sergi
Alcalde
National
Geographic, España
No hay comentarios:
Publicar un comentario