LA EMANCIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE ELLOS MISMOS Y DE
NADIE MAS
DICTAMEN DEL CONGRESO
FUNDACION DE LA CNT
1910
Como una obligación, como un
imperativo, como una síntesis, como una concepción clara y terminante del
futuro, la grandiosa Internacional proclamó y afirmó de rotunda manera que la
«emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos». Y
de nadie más. Verdad axiomática, no necesitará demostración, como no la
necesitan las verdades cuya fuerza probatoria surge de su propio enunciado.
Aquella Internacional de grato
recuerdo y gloriosa vida, que fue simiente y riego fecundo, que trazó un mundo
nuevo y dio ideas, luz para generaciones enteras, tiene en su haber como honra
más meritoria y orgullo más encomiable, la noble sinceridad de sus principales
hombres, quienes aun no siendo trabajadores manuales, tuvieron la franqueza de
decir a los obreros de todo el mundo que la emancipación no podría venirles
sino de ellos mismos, de su propio y personal esfuerzo.
¡Fuera engaños! ¡Fuera tutelas!
Haga explosión la verdad en todos los cerebros y sépase de una vez para siempre
que el trabajador no debe esperar nada de nadie, sino de si mismo. La
sinceridad de las declaraciones y procedimientos de las grandes figuras de la Internacional,
resulta de una verdad paradójica, pues es chocante que haya habido hombres que
a si mismos se condenasen haciendo que los trabajadores sólo creyesen en si
propios y supiesen de antemano que su emancipación no deberían esperarla de
ajena voluntad sino de su esfuerzo personal y colectivo.
Y es que si como hombres puede
haber -y hay- muchos capaces de sentir como propia la causa de los trabajadores
y hacer tanto por la emancipación de éstos como ellos mismos, como clase no es
posible que los no pertenecientes a la obrera puedan tener interés hondo por la
emancipación de los asalariados. Esto no es todo. Cabe que haya quienes anhelen
desaparezca del mundo la presión y la miseria. Pero lo que no cabe es que sea
verdad que haya quienes intenten emancipar a los trabajadores presentándose
como tutores y procuradores de ellos.
Contra estas tutelas ponía en
guardia la Internacional a los obreros al decirles que su emancipación tenía
que ser la obra de ellos mismos, porque en realidad para emanciparse es preciso,
indispensable, estar emancipado de todo tutor o procurador, que incompatibles
son los tutelajes y la emancipación, ya que mientras no se esté emancipado del
tutor se tiene quien lo mande y lo domine y quien pueda engañarlo y explotarlo.
La emancipación es el resultado
inmediato de la emancipación moral, y no alcanzará la primera el que moralmente
siga siendo esclavo de éste o del otro individuo. Y esclavo es el que no piensa
por si, ni obra espontáneamente con arreglo a su raciocinio y por su esfuerzo
directo.
Que los hombres de la
Internacional tuvieron razón al advertir a los trabajadores que su emancipación
había de ser su propia obra lo demuestra el hecho de que a pesar de la
divulgación de ese axioma y de lo conocido que es en el mundo entero, aún hay
millares y millares de trabajadores que confían en su emancipación mediante la
labor de otros hombres -trabajadores o no-, empleando medios indirectos en vez
del directo explícitamente indicado en la frase que sirve de encabezamiento a
este esbozo.
No es la obra de ellos mismos
cuando encargan de su emancipación a otros; ni es posible se emancipen quienes
empiezan por estar sometidos a las buenas o malas intenciones, a los acertados
o disparatados actos de otros, a la voluntad perezosa o activa de los demás, a
las conveniencias particulares o no de otros. La emancipación de los
trabajadores ha de ser obra de ellos mismos; y agregaremos con Farga Pellicer
«que esta afirmación está fundada en el hecho de que no hay institución ni
clase social alguna que por la obrera se interese», todas las que del monopolio
y de la explotación viven sólo procuran eternizar nuestra esclavitud.
Desde luego, se echa de ver que
nadie puede tener interés en la emancipación de los trabajadores fuera de estos
mismos, por cuanto que esa emancipación es de carácter económico y conseguida
la cual caen forzosa e inevitablemente todos los privilegios, todas las
ventajas de que en el actual régimen social disfrutan cuantos no son obreros. Y
al decir esto no es posible olvidar que los obreros llamados intelectuales
sufren en su mayoría penurias parecidas a las de los manuales, pero como entre
ellos se reclutan los políticos, los vividores de toda especie, escalando no
pocos de los puestos de privilegio, en general no tienden a la destrucción del
régimen y antes bien lo consolidan y aún procuran servirse de los manuales para
esos encumbramientos que les hacen placentera y grata vida.
Raro es el obrero manual que se
emancipa del salario dentro del régimen actual, y aunque hay quienes pasan de
explotados a explotadores y de manuales a intelectuales y por lo consiguiente a
privilegiados, a políticos, a empleados, a sostenedores del presente sistema
político-social, en general se puede decir que sólo los obreros manuales son
los verdaderamente interesados en la abolición de todos los privilegios, de
toda explotación y de toda forma de opresión. Los obreros intelectuales que a
un ideal individual de encumbramiento sustituyan el de emancipación colectiva
pueden naturalmente formar en las filas de los manuales contribuyendo a la
emancipación moral de los trabajadores con su inteligencia, pero siempre
teniendo entendido que pues la emancipación de los trabajadores ha de ser obra
de los trabajadores mismos, ellos no han de figurar entre nosotros como
nuestros emancipadores ni a ellos hemos de confiar nuestra emancipación que ha
de ser -tiene que ser- nuestra propia obra.
La emancipación económica de los
trabajadores es algo que nadie ha tenido en cuenta hasta que la Internacional
la proclamó bravamente. Habráse podido tender a mermar el poderío de los
señores feudales para robustecer el real; habráse podido disminuir el poder
real en beneficio de las clases medias; habráse podido llegar a la república
aboliéndose la autoridad de los monarcas, pero en todos esos cambios realizados
mediante el esfuerzo de los trabajadores que han sido el cuerpo y el brazo
dirimidor de las contiendas, la situación económica del obrero ha seguido
siempre lo mismo. Explotado ayer y hoy y siempre.
No se niega con esto el progreso
moral e intelectual que los cambios políticos han acarreado para los
trabajadores. Su esfuerzo para beneficiar a otras clases ha mejorado su
condición y los han colocado en situación de hombres y los han colocado en
situación de poder anhelar su emancipación económica que era algo que
permanecía nebuloso, algo que ha confundido en todos los tiempos - aún hoy
muchos confunden- con determinadas libertades políticas. Y si bien en todas las
épocas hubo alzamientos de carácter económico, propósitos de implantar un
sistema comunista de vida, en general esos propósitos tenían en su contra las
tendencias autoritarias de los mismos rebeldes, su organización revolucionaria
con caudillos y jefes.
Y no es posible la emancipación
de los trabajadores en tanto éstos tengan un emancipador, un jefe, por cuanto
que aun logrando vencer a los sustentadores del régimen, no harían más que
instaurar otro régimen de privilegios en el que resultarían privilegiados los
emancipadores, los jefes. Que no es posible abolir los privilegios con
organismos en que el privilegio exista, por cuanto no es posible la
emancipación sino como obra de los trabajadores mismos. La emancipación de los
trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos. Tengamos esto presente
los asalariados en todo momento.
Se presenta una proposición
incidental por algunos compañeros. La ponencia la acepta como conclusión al
dictamen, y se pasa a votación siendo aprobada por unanimidad, con una
aclaración del compañero Ávila. Después de esto es aprobada la siguiente
proposición incidental en sustitución al dictamen de la ponencia:
El Congreso declara que la emancipación de los trabajadores será obra
de los trabajadores mismos. Por tanto reconoce que los sindicatos que integran
la Federación Nacional sólo pueden estar constituidos por los obreros que
conquistan su jornal en las empresas o industrias que explotan la burguesía o
el Estado. No obstante, y como aclaración a lo anterior, debe considerarse
exentos de esta clasificación a aquellos obreros que por su trabajo pueden
perjudicar directamente a la organización sindical.
SINDICATO OFICIOS VARIOS
CNT-AIT Puerto Real
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