BAJO LA FICCION DE PUEBLO SOBERANO
ESCONDEN LA ESCLAVITUD DE MILES DE PERSONAS
Queremos que de individuos libres se
componga nuestra futura sociedad libre. Buscamos que ya no existan amos ni
esclavos, solo personas sin cadena alguna. Es así, que si ya no existen amos ni
esclavos, y solo existen personas libres; sobre estos (sobre cada unx de estxs)
no habrá ya imposición alguna, ni por la fuerza de las armas, ni por la fuerza
de decretos o leyes estatistas o empresariales.
Un mundo de individuos soberanos será
en donde al no existir la condición de dominación o sumisión las personas
solo se valdrán de pactos, acuerdos
libremente aceptados entre ellos. Pero esas son nuestras aspiraciones de un
mundo sin gobierno, pero hoy en esta realidad de penas a la que nos empujan se
nos dice que el pueblo es soberano, y la misma consigna repetirán quienes sean
gobierno de turno, claro, bien les conviene a ellos encubrir el principio de
autoridad y todas las desigualdades que de él emanan bajo esta mentira para
mantenerse en el Poder, y que tanto nos perjudica a nosotros quienes estamos
bajo la presión de sus tiranías. Pero por mucho que intenten legitimar su
sistema, nosotros no nos engañamos ni nos dejaremos engañar y lo decimos y lo
repetiremos hasta el cansancio:
NO ES SOBERANO EL PUEBLO, LO ES EL
INDIVIDUO
”La soberanía del pueblo es una gran
pura ficción, no existe. La idea de soberanía es absoluta; no tiene su menos ni
su más, no es divisible ni cuantitativa ni cualitativamente. ¿Soy soberano?
No cabe, pues, sobre mi otra soberanía,
ni cabe concebirla.
Admitida, por lo tanto, la soberanía
individual, ¿cómo admitir la colectiva?”.
“¿No se rebela mi inteligencia a cada
paso contra las determinaciones de esa pretendida soberanía de los pueblos? Si
las leyes no me dejan la esperanza de poder renovar pacíficamente estas
determinaciones, ¿no apelo, acaso, a la violencia? Admitida por un momento la
posibilidad de dos soberanías, la colectiva sería lógicamente superior a la del
individuo; ¿en virtud de qué principio podría nunca protestar ésta contra la
acción de aquélla?”.
“Mas hasta la hipótesis es
terriblemente absurda; la soberanía nacional no necesita otro golpe; dejémonos
de luchar contra un cadáver”.
“Entre soberanos no caben más que
pactos. El contrato, y no la soberanía del pueblo, debe ser la base de nuestras
sociedades”».
¿Lo ves, trabajador? Te llaman pueblo
para enaltecerte, te llaman pueblo para envilecerte, te llaman pueblo para
explotarte. Unas veces el que te llama pueblo se une a ti con el halago cuando
te necesita; otras se separa de ti con desprecio cuando goza; otras veces te
amenaza con rabia cuando te teme. Y tú, entretanto, abajo, en la última capa
social, olvidado de ti, de los tuyos y del mundo, o te consumes en la
mansedumbre, o exhalas doloridas quejas, o aplaudes a tu peor enemigo, que es
el ambicioso disfrazado de redentor, que sobre tus sufrimientos y con tus
aplausos y tus votos adquiere prestigio e influencia y se eleva remachando tus
cadenas.
¿Acaso hoy se esconde bajo la ficción
de pueblo soberano la esclavitud de miles de individuos?
Bueno así es, somos esclavos de sus ficciones
de sus gobiernos, sus leyes, sus jerarquías, su rituales, sus bancos, sus
empresas, sus fuerzas represivas, y de su automatización tecnológica, cuando no
de sus cámaras y vigilancias o controles. Somos esclavos, pero no queremos
serlo más, libres en potencia, cansados de sufrir su vida predeterminada que
nos sirven en las bandejas de lo que es legal o tradicional, o
"normal", o "productivo".
Buscamos un Mundo de personas libres,
no de aquellas abstracciones que llaman la "masa" buscamos que cada
una de las personas sea realmente libre que sea algo concreto, palpable,
demostrable por cada persona misma.
Hoy su postulado "El pueblo es
soberano" es lo mismo que sus medios de comunicación a los cuales solo les
falta decir que llueve cuando hay sol.
Un mundo nuevo de individuos soberanos
de sí mismos solo se conseguirá si hoy cada uno buscando ser consecuente con lo
que busca se une por acuerdos libremente acordados, sin jerarquías, ni egoísmos
vanos a otros que marchan sin amos, ni fronteras.
La unión libre de los productores y los
oprimidos del mundo la organización de estos nos acercara a destruir los mitos,
histerias, mentiras, y el odio que salen de sus totalitarias instituciones y
redes de dominación. Pero recordemos que con las herramientas del Amo nunca se destruirá
la casa del Amo, creemos pues entonces nuestras propias herramientas de lucha, organicémonos,
y decidámonos de una vez por todas de acabar con quienes destruyen la vida
misma.
El federalismo anárquico, la ayuda
mutua, la solidaridad, el respeto, el orgullo, el compromiso, la firmeza,
contemos con ellos para no rendirnos. Hagamos de nuestros sueños de libertad
practica real. Si aún nos queda un cachito de humanidad, de amor en nosotros no
lo abandonemos nunca porque es lo único que aun hoy no nos roban sus jerarquías
y sus mandos.
Salud y Anarquía.
ZERO
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