El pasado 6 de Enero de 2017 falleció, en Granada, José Luis
García Rúa, a la edad de 93 años. Estaba ya cansado y quería morir, y
finalmente murió, con total serenidad y entereza. De su vida se han escrito ya
varios artículos y hasta un libro, Un sendero de lucha, de Leonardo Borque1,
centrado en su paso por la lucha antifranquista en Asturias. El propósito de
este texto no es tanto presentar sus datos biográficos o personales, sino
exponer, resumidamente2, su obra y pensamiento, su perfil y significado social,
que era lo que más interesaba al propio Rúa, no muy amigo de periodistas que
hacían demasiadas preguntas personales, cuyo cometido no era muy bien
comprendido por el veterano anarquista, más preocupado en lo que pasaba a su
alrededor y por el mundo, de lo que se podría sacar, en literatura algo rosa,
sobre su vida.
Con un gran sentido del deber y del esfuerzo, la coherencia en el
pensamiento y en la vida de Rúa era un elemento fundamental. El anarquismo de
Rua era un anarquismo en continua profundización y con ello, radicalización.
Ante un mundo cada vez más autoritario y capitalista, solo se opone un
anarquismo más opositor. Más adaptado solo supondría ceder terreno en la lucha
social contra el estatismo y el liberalismo. Era necesario intentar, en la
medida de lo posible, tener cada vez más una mayor coherencia posible, siendo
comprensivos, en una especie de pedagogía de la vida y de un anarquismo nunca
definitivo, pero clarividente en su rechazo contra toda forma de autoritarismo
y por donde debían ir los esfuerzos. Esta descripción nos da siempre una imagen
de García Rúa como alguien grave, duro, fuerte y lejano. Pero en realidad, todo
era mucho más natural: tenía un perfil bondadoso, entrañable y humilde que sorprendería
a alguien que solo lo ha conocido por lo que se ha escrito o dicho sobre él.
De él hay hasta numerosas leyendas y habladurías, que le dibujan
normalmente como alguien que desafiaba los límites de su edad así como de su
supuesto perfil teórico, cosas que realmente desafiaba, pero a veces llegan
unos relatos que, confundidos con el entusiasmo y las “transmisiones libres” de
la gente, puede que no todo sea correcto o tal como se cuenta. Sería muy
oportuno reunirse mucha gente que le conoció y vivieron esos hechos, e intentar
discernir qué fue cierto y qué fue inventado, o simplemente no correctamente
relatado. De esas leyendas, hay mucho de cierto, uno que escribe lo ha visto
personalmente, pero no vamos a profundizar en ellas. Solo comentar que son un
vestigio de algo que era fundamental en José Luis: la importancia de
materializar las ideas que uno profesaba, la continua auto-superación, desafío
de los límites, continuo autoaprendizaje vital y reflexivo. Todo ello
conllevaba irremediablemente a la inspiración, y es normal que se haya
convertido a García Rúa en una especie de referente, de maestro, cuando él solo
quería ser tu compañero.
Alguien, que al más nuevo
de la asamblea, cuando le notaba intimidado por su fuerte presencia, le decía:
“En CNT el que lleva un día afiliado, el más nuevo y el más joven, es tan
compañero como los demás, incluidos los más mayores y veteranos.” Palabras que
además de José Luis, lo ha dicho más de un “viejo de la CNT”, cargado de luchas
a sus espaldas, que notan esa admiración-intimidación en los jóvenes que
llegan, esos jóvenes que son la alegría y esperanza de la CNT y del anarquismo,
y que deben desprenderse de ese sentimiento para desarrollar todo su potencial,
que tan bueno puede ser en el movimiento libertario.
La insistencia entre acción y pensamiento, la ética en la vida
cotidiana, y la preocupación por lo que pasaba en la calle y los tajos, hizo
que José Luis no fuese muy amigo de escribir. En general escribió poco, y lo
que escribió fue, en la mayoría de los casos, por deber o peticiones de otros.
Hay algunos escritos, muy pocos, que lo hizo de corazón, como Aquellos hombres,
aquellas mujeres3, donde quiso recordar a todos esos humildes militantes de la
CNT que conoció entre los años sesenta y ochenta, casi todos ellos
desconocidos, pero con una lucha que no se puede encontrar en ningún libro de
historia ni biografía. No tanto porque saliesen con una pistola en mano y
eliminasen a cien enemigos, sino más bien porque asumían las ideas en su vida
cotidiana de tal forma que desarrollaba unas peculiaridades únicas.
En tal sentido, solía recordar con profunda admiración a quien fue
su maestro cuando niño, e incluso durante la Guerra Civil, donde mostró una
entereza e integridad que marcó vitalmente a José Luis hasta el último día de
su vida: hablamos de Eleuterio Quintanilla4. Algo que inspiró muchísimo a José
Luis, que consideraba sus vidas mejor enseñanza que lo que veía en la
Universidad, donde, como muchos sabemos llegó a ser catedrático de Filosofía.
José Luis tampoco fue amigo de las biografías. Más que nada,
porque existía una tendencia a interesarse por los aspectos privados, que
consideraba irrelevantes, innecesarios y hasta perjudical, porque desviaban la
atención a lo que debería ser importante. En realidad, José Luis no se negaba a
hablar de su vida y de sí mismo, siempre y cuando fuese por algún interés
social, público o práctico. Era un rechazo a las revistas del corazón, al
sensacionalismo y al amarillismo, y una afirmación de todo aquello que podría
servir a todos y a las Ideas.
A raíz de su muerte se ha escrito bastante sobre él. En general,
hablando de esa biografía suya, y afortunadamente, la importante, lo que él
solía comentar cuando se daba el caso: todas aquellas partes que han tenido una
influencia sobre él y cuyo conocimiento puede contribuir a los procesos
sociales y pueda ser de algún interés colectivo. Es recurrente escuchar en
estas versiones que nació en Gijón el 31 de Agosto de 1923, hijo de Emilio
García, carpintero, y voluntario de bombero (por entonces, no era una
profesión), y Pilar Rúa, que llevaba una tienda que, en sus momentos, se usará
como punto logístico en apoyo a las huelgas mineras de Asturias. Los distintos
informes de la policía que se hicieron sobre José Luis no suelen coincidir en
la fecha de nacimiento5, así como de otros datos personales, sin que afectara
el objeto de sus investigaciones ni la propia actividad de Rúa.
Quizás por ello Rúa entendió rápidamente que esas cosas son
secundarias y hasta obstáculos para lo realmente importante. En estas
biografías también se relata su formación académica en la Universidad de Oviedo
y la de Salamanca, conociendo a Agustín García Calvo (amistad que durará hasta
el fin de sus días), Rafael y Chicho Sánchez Ferlosio, Aranguren, Gustavo
Bueno, etc. Alli colaborará en la revista poética estudiantil Los Trabajos y
los Días (en referencia a una obra clásica de Hesíodo). Aprovechará una beca
para ser lector en la Universidad de Maguncia. En Alemania Occidental es
testigo del control y represión que ejercen las autoridades, y que no es algo
que solo ocurría en la Alemania Oriental, eso le hace reflexionar y es cuando
va leyendo la obra de Marx, Rosa Luxemburg, Pannekoek y otros teóricos
marxistas. Cuando vuelve a España, no es comunista pero tampoco es hostil a
ellos, hasta tal punto que algún militante de Madrid le ofrece formar parte de
la dirección del PCE, que obviamente Rúa no acepta, porque ni es militante, ni
se siente comunista.
En Gijón lo que promueve
son iniciativas autónomas, y en las biografías se destaca la creación de una
escuela obrera y gratuita en la calle Cura Sama en Gijón, donde también se
realizaban conferencias, que atrajo el interés de la policía. El proyecto
cultural de GESTO, en torno al teatro, que fue también punto de encuentro del
antifranquismo asturiano. Y la creación de un proyecto político, una especie de
plataforma antifranquista con numerosas peculiariadaes, de la CRAS, las Comunas
Revolucionarias de Acción Socialista, muy inspirada por el consejismo, la autonomía
obrera y el anarcosindicalismo. La CRAS nació bajo la hostilidad de un Partido
Comunista que quería absorberlo todo y hacer que todo fuera como ellos
quisieran, por lo que fue pronto las tensiones entre CRAS y el PCE. Con el
tiempo, la CRAS se irá posicionando políticamente y tomará partido hacia la
CNT. Por estas fechas José Luis expulsado de varias universidades donde ejercía
la docencia, abandona Asturias, visitando entonces Córdoba y Jaén, donde
también es expulsado, pero acaba en Granada, en su universidad, por el
entusiasmo y apoyo de varios profesores, entre ellos, y destacando, Pedro
Cerezo.
Allí conoce al cenetista Carlos Soriano, ferroviario, muy
importante en la organización confederal granadina de esos años. Para Rúa fue
una de las personas clave en su vida. Dentro de la CNT, García Rúa destaca por
su gran formación y cultura, participando en la reorganización confederal, y
aprovechando sus enormes dotes oratorias, participará, tras la muerte de
Franco, en numerosos mítines por España organizado por la CNT6, en compañía de
personas como Federica Montseny o Juan Gómez Casas, dos militantes que serán
referentes fundamentales en José Luis, como lo fue Soriano. Hasta tal punto que
en el entierro de Montseny es José Luis quien, en representación de CNT, da el
discurso fúnebre por Federica.
Para José Luis, Montseny fue alguien muy importante en la CNT,
especialmente porque entendía que fue la principal protagonista en mantener a
la organización fiel al anarquismo y alejar a los grupos politizantes y progubernamentales
-del exilio y del interior- que querían llevar a la CNT hacia nuevos caminos de
participación en el gobierno republicano en el exilio, o incluso con el
franquismo (lo que fue el cincopuntismo). Con sus errores y aciertos, la
esencia de la labor de Federica fue, para José Luis, mantener el anarquismo en
la CNT, y él siempre quiso seguir esa trayectoria. Es por ello que, cuando se
acerca el V Congreso de la CNT, en 1979, se opone a quienes proponen las
elecciones sindicales como mal menor y con una supuesta táctica de “vaciarlas
desde dentro”. En 1983 aparece otro sector parecido, más importante
numéricamente, pero también se queda en minoría, pero queda claro que sus
impulsores tienen el apoyo del PSOE: así por ejemplo, Bondía, que antes rechazaba
las elecciones sindicales, las apoya repentinamente, y acabará en un importante
cargo en el Quinto Centenario de la masacre de América, impulsado por el PSOE
en 1992 desde el gobierno. Junto a los montajes policiales del Estado (donde el
Scala solo fue uno de ellos), la escisión empujó al fracaso el intento de echar
atrás la imposición del nuevo modelo sindical de elecciones sindicales, y ese
modelo deja atrás y margina a todos los proyectos sindicales genuinos que dan
voz a los propios trabajadores y permiten realizar una lucha eficaz, y no
simples pactos de despachos, en lo que queda reducido el nuevo sindicalismo,
incluido el de los mencionados escindidos, que crearán, con el tiempo, la CGT.
A partir de ahí, Rúa asume diferentes cargos dentro de la CNT, su
periódico y la AIT, impulsa la creación de la Fundación Anselmo Lorenzo junto a
Gómez Casas, siendo su hijo, Emilio José García Wiedemann, el primer
presidente, y procura llevar a la CNT a la práctica del anarcosindicalismo como
ejemplo de la lucha que tiene que seguir la clase trabajadora, frente a la
continua claudicación sindical que se vive desde 1980. Pero la socialdemocracia
y el estado social que se vive hace que los trabajadores busquen adaptarse en
el nuevo sistema sindical de servicio jurídico y de competencia de favores, al
individualismo y consumismo, y la apuesta libertaria queda en un segundo plano.
Pero José Luis, y la CNT, sabe que esa situación no puede perdurar, y que debe
seguir su propia labor libertaria y sindical, para mostrar dónde están las
posibilidades emancipadoras y transformadoras. Durante todos esos años, se han
vivido magníficas experiencias, quedando totalmente enamorado José Luis de la
impresionante lucha de los trabajadores de Astilleros, donde él acudió personalmente
a Puerto Real. Allí trazó amistades eternas, de las más sentidas por José Luis.
Pero también se encontrará con quienes, desesperanzados en unos
casos, en otros con peores y más inconfesables intenciones, quieren una CNT más
“adaptada a los nuevos tiempos”, léase más adaptada a la ideología dominante y
la mentalidad generalizada en la sociedad de consumo. Es lo que, desde varias
vertientes, se denomina como “reformismo”, y lo que José Luis denominó como
“euroanarquismo”7 (en comparación con el eurocomunismo y la
omni-socialdemocracia) y que en general pretenden una adaptación mayor a las
instituciones y a la mentalidad de la gente, cortando o limitando el contenido
revolucionario, fresco y nuevo de la CNT, de la AIT8 y del anarquismo, que
pretende destruir esas instituciones y que la gente cambie de esa mentalidad
consumista, competitiva, autoritaria, machista, egoísta y convenida, hacia una
mentalidad solidaria, libertaria, justa y basada en el esfuerzo y la libertad.
Esa es la trayectoria vital de José Luis, a grandes rasgos.
De su pensamiento, vamos a exponer lo escrito, si bien, como ya
hemos dicho, José Luis no era amigo de escribir9, pues se preocupaba más bien
en la acción, preocupándole el pensamiento solo en cuanto su correspondencia a
las posibilidades de interactuar con la realidad.
Sus primeros textos importantes se publicaron en revistas
académicas: De los matices del interés existencial romano hasta el siglo I de
Cristo10, Los matices de la interiorización en la historia helénica11, Sobre
animus/anima (a propósito de un texto de Séneca)12… Más otros textos en obras
colectivas: ¿Senequismo español?13, escritos que irán derivando en su tesis
doctoral, El sentido de la interioridad en Séneca14, y ya en un articulo
posterior, de los años 90, y a modo de reflexión y epílogo, uno que se tituló
Grecia y Roma en la configuración de la cultura europea, en la revista
Euroliceo nº 3, 1991, pp. 73-77. La mayor parte de estas investigaciones
buscaban mostrar ciertos vestigios de “modernidad”, y con ello, de la
conciencia individual que existía en el mundo antiguo, pues el ambiente
académico de la filosofía del siglo XX consideraba que el individualismo, como
tal, es un fenómeno reciente, de la historia contemporánea, que se fue
construyendo con el cristianismo y su idea de la salvación del alma individual
frente a un mundo perdido, pecador y corrupto. No se negaba que en la
Antigüedad se entendiera lo que era el individuo, sino que por entonces no se
comprendía la diferenciación entre lo colectivo y lo individual, y la toma de
conciencia propia frente al resto del mundo. Con los estoicos, José Luis
procuró mostrar unos precedentes muy claros, la “interioridad”, que adelantó al
cristianismo al respecto.
Sin embargo, en su tesis doctoral, ya mencionada, sobre Séneca, lo
que muestra es la conciencia, y cómo esta asume el deber. García Rúa estudió
también el pensamiento de Epicuro, que en un principio puede parecer muy
opuesto al estoicismo de Séneca, y publica El Sentido de la Naturaleza en
Epicuro15, donde habla sobre todo de vida, ética y libertad. Pero existe una
compatibilidad y es lo que fue definiendo la base del pensamiento de José Luis:
en un mundo donde la libertad es negada, y ésta es necesaria para el verdadero
desarrollo de la vida, es el deber y la toma de conciencia lo que facilita el
camino para tomar esa misma libertad y el protagonismo en tu propia vida.
Cierto también es la fuerte insistencia en la ética tanto en Séneca como en
Epicuro16. Quizás sin darse cuenta, Rúa ya estaba expresando el pensamiento
libertario de acción directa, coherencia ética y emancipación, y es que sus
años de juventud y el ser hijo de quien era, sin duda influyó enormememente,
sin desmerecer los méritos propios de García Rúa para llegar a esos
planteamientos.
Sin salir de los clásicos de la Antigüedad, García Rúa redactó un
pequeño texto17 sobre el Critón de Platón, famosa obra del filósofo griego en
torno a la figura de su maestro, Sócrates, poco antes de morir por orden de las
autoridades de Atenas, que le han sentenciado a muerte. Aunque le dan
facilidades para “escapar”, tanto por sus amigos que le quieren ayudar, como
por sus enemigos que le quieren desacreditar denunciando su huida, Sócrates
acepta su sentencia y se dispone a cumplirla envenenándose. En este clásico de
la Antigüedad, lo que muestra Platón con el ejemplo de su maestro es la
importancia de la aceptación de la autoridad, por injustas que parezcan sus
decisiones y sentencias. Siendo un texto académico, José Luis no se posiciona
expresamente. Pero en su lectura nos da la impresión que las bases filosóficas
del autoritarismo no ha sido específicamente tratadas por los teóricos del
anarquismo.
Otro pensador que resultó muy interesante e importante para García
Rúa fue Ludwig Feuerbach. Además de realizar algunas de las traducciones al
castellano más importantes de este filósofo y preparar unas introducciones para
ediciones de editoriales como Alianza18, escribió un extraordinario artículo
titulado Las ideas socialistas en Feuerbach19. Se contextualiza la Alemania del
siglo XIX que produce esa serie de pensadores repartidos entre el hegelianismo,
su rebelión denominada la “izquierda hegeliana”, el nacionalismo con
personalidades como Fitche, y ese incipiente socialismo (“utópico”) con nombres
tan desconocidos como brillantes en casos como el de Weitling. Un panorama que
desembocará en el socialismo de la segunda mitad del siglo XIX, con la figura
de Marx siempre presente. Feuerbach, sin ser un militante, se sentía socialista
y apoyaba el “comunismo” (tal como se entendía por entonces) y ayudó a
desarrollar la teoría socialista en aspectos tan importantes como el
materialismo, el papel del individuo y la conciencia junto al resto del mundo,
etc.
Tradujo también Los caminos de la interpretación (Anthropos, 1991)
de Paul Ricoeur; Leer a Platón de Thomas Schlezák (Alianza, 1997); y A ti te
llamo, joven de Kropotkin (CNT-AIT Granada, 2010).
Como vemos, estos textos de filosofía académica tiene siempre un
reflejo social o moral, que tiene mucho que ver con la aplicación de la vida
cotidiana de todas las personas. Es natural que escribiese un texto donde habla
de la relación entre este conocimiento académico y el conjunto de la población:
Filosofía y Sociedad, publicado en el libro de homenaje a María Josefa
Canellada “Sin Fronteras” (1994), editado por la Universidad Complutense. Todo
esto le llevará a pensar cómo los sistemas políticos que emanan de determinados
principios filosóficos afectan en la vida de las personas, y notará claramente
el aspecto formal de las democracias parlamentarias occidentales, alejadas de
un verdadero modelo de libertad y autonomía20.
A partir de su militancia en CNT, va redactando numerosos
artículos de actualidad y análisis social, que se van publicando normalmente en
el periódico CNT, El País o Archipiélago. La recopilación de casi todos ellos
se publicará posteriormente bajo el título de Reflexiones para la Acción, cuya
primera parte se presenta como un análisis del proceso conocido como la
Transición que se desarrolla políticamente en España, dando paso de la
dictadura franquista al sistema parlamentario burgués y capitalista de carácter
tecnócrata. Aunque de muy variados temas y situaciones, se entrevé un claro
fondo teórico e ideológico que da cohesión a toda la obra, y es la presentación
de un proceso político que pretende controlar a la población para que pueda
desarrollarse sin obstáculo la apertura económica capitalista que viene desde
Europa, y que se traduce por los principios de mediación, profesionalización y
consumismo, que debe inyectarse en lo más hondo de las mentes del conjunto de
la sociedad. A ello opone José Luis los principios de Acción Directa,
asamblearismo y activismo, para que las personas tomen la iniciativa y dirijan
sus propias vidas, siendo partícipes de las decisiones que le afectan.
En el primer tomo, que
abarca los años 80 principalmente, se expone la lucha de los Astilleros, la de
los campesinos de Pedrera y el corazón de Andalucía, el conflicto de RENFE,
Iberia o en el Ayuntamiento de Córdoba, etc. Hay un seguimiento del proceso de
la escisión que sufre la CNT y que vive en primera línea Rúa, donde profundiza
el impacto sobre los trabajadores el modelo sindical que ofrece el Estado por
medio de las elecciones sindicales, las subvenciones y la representatividad por
medio de los comités de empresa, elementos que rechaza José Luis, así como la
CNT clásica, de plano. Analiza asimismo el hundimiento de la Unión Soviética,
intentado dar explicación a sus causas. Sin embargo, la otra parte central del
libro, junto a la Transición en sí, abarca el triunfo del PSOE, su corrupción
interna bajo el Poder, y cómo impone en España el modelo de la socialdemocracia
como herramienta del capitalismo para domesticar a la clase obrera y rendirlar
a sus intereses.
El segundo tomo de las Reflexiones para la Acción abarca
fundamentalmente los años 90, cuando se desarrolla en España el triunfo del
capitalismo y el progresismo burgués, mientras levanta cabeza el liberalismo
capitalista y el partido de la derecha española, aprovechando el aburguesamiento
de la clase obrera y su pasividad política por simple comodidad consumista,
actitud que le costará muy caro porque dará lugar al aplastamiento contínuo de
sus derechos desde el gobierno. Esta situación da facilidades a quienes quieren
domesticar el anarcosindicalismo y asumir un nuevo modelo más adaptado a la
ideología hegemónica en la sociedad, y es así como se consolida lo que es la
CGT, que se va manifestando internacionalmente, y el surgimiento de
organizaciones reformistas y posibilistas, mientras que la larga lista de las
revolucionarias que existían a la muerte de Franco van desapareciendo. Sin
embargo, el potencial de los trabajadores sigue estando ahí, y las
posibilidades de cambiar la situación radicalmente son una preocupación
constante entre los poderes fácticos. No deja de lado el análisis de la
macropolítica, entrando en temas como la guerra de Bosnia.
El tercer tomo21 abarca la
década del 2000 y el proceso omnipresente de la globalización, que solo una
organización internacional revolucionaria la puede hacer frente, para que ésta
no cumpla su objetivo de dominar y homogeneizar el mundo bajo el mercado
capitalista. Ve a Latinoamérica como una de las más firmes esperanzas para
salir de la próxima crisis capitalista que se avecina (y que finalmente llegó),
escribe unos párrafos dedicados a Carlo Giuliani, habla de la Memoria
Histórica, la corrupción como preocupación política de la actualidad, y el
recorrido de la correlación de las fuerzas políticas en España, que transmite
en los tomos anteriores. Reproduce finalmente sus artículos en La Protesta que
se edita desde Granada, así como en otras publicaciones, abarcando muy diversos
temas.
Pero si las Reflexiones son la exposición documental de lo que se
redactaba en cada presente, José Luis redactó un relato contínuo y coherente de
lo que fue la Transición hasta nuestros días (por 2013), que se publicó en el
libro Siempre volviendo a empezar22, cuya otra parte, la del exilio durante el
franquismo, redactó Floreal Samitier.
Hay un cuarto y último tomo de las Reflexiones para la Acción23,
que uno duda si el título es el más adecuado, pues si bien es una recopilación
de distintos textos militantes o culturales de José Luis, el perfil es ya muy
distinto: ya no son artículos, sino trabajos más extensos, algunos de ellos
trabajos académicos, borradores de clases en la universidad, entrevistas largas
y en general unos textos más profundos, que no necesitan mucha
contextualización de su presente, porque habla de cuestiones que abarcan
procesos muy extensos. De tal modo analiza el pensamiento de su amigo Agustín
García Calvo, del que se pregunta si es el Nietzsche español (en referencia a
su vitalismo filosófico y sus análisis culturales donde la duda en un tono
nihilista asoma siempre la cabeza); el desarrollo -más bien negativo- del joven
Marx hacia el posterior y definitivo marxismo; la pedagogía libre; el 15-M; el
papel de los medios de comunicación como nuevo Poder hegemónico… Y así con
muchos temas. Presenta una última entrevista, que define como una especie de
“testamento político”, pues José Luis ya se sentía débil. Es muy probablemente
el texto más interesante de José Luis García Rúa.
Entre sus escritos, especialmente en las Reflexiones, podemos ver
el interés de García Rúa en la Historia. Aunque estudió Filosofía, gastó mucho
de su tiempo en el estudio histórico. Seguramente la filosofía le interesaba
por el estudio de la razón y de las posibilidades que ésta presenta, mientras
que le interesó la historia por presentar los hechos, es decir, experiencias,
que en un filósofo de la acción es algo primordial, ya que muestra cómo son los
resultados independientemente de los aciertos o errores de los análisis previos
que se dieron, en las limitaciones que tiene cada ser humano. Pero, para dar
uso de la Historia para los acontecimientos del presente o del futuro, ésta
debe ser igualmente analizada por la razón. Es por ello que ambas facetas se
entremezclan alimentándose mutuamente.
Finalmente José Luis tuvo interés en la poesía. No en vano fue un
gran admirador de Antonio Machado24, al igual que su hijo Emilio José García
Wiedemann (y en general el conjunto de su familia), del que extrajo no solo su
grandeza literaria, sino sus reflexiones y enseñanzas, que eran muchas. Bajo el
título de Mis Ciudades (En la marea del Siglo), publicó la dedicada a Gijón25 y
a Salamanca26. Parece que no llegó a publicar ninguna más, aunque se esperaba
que aparecieran. Un autor ha estudiado la poesía de José Luis extrayendo su
sentido y profundidad27.
José Luis ya sintió haber cumplido con todo lo que podía ofrecer
al mundo, y por eso se fue sereno y satisfecho. No obstante su muerte, es su
pensamiento y las consecuencias de su acción lo que perdura y vive aún. Era lo
que quería decir y ofrecer en las entrevistas que se le realizaba, y no sus
datos personales, que ciertamente morirían en un momento dado. La figura de
García Rúa perdura en esa contribución que se hace, a su entender, por la lucha
y búsqueda de la liberación del ser humano. Sirva este pequeño texto como homenaje
de quienes aprendimos de él en todos los órdenes de la vida, y se comprenda
mejor por aquellos que no han tenido acceso a sus obras ni al trato personal
con él.
1Leonardo Borque: Un Sendero de Lucha. J. L. García Rúa en la
Academia de Cura Sama, GESTO y CRAS. Ed. Llibros del Pexe, 2002.
2Está en proyecto un trabajo semejante a este, pero de mayor
extensión, con más detalles sobre su pensamiento y argumentos.
3José Luis García Rúa: Aquellos hombres, aquellas mujeres. En
Retratos de la resistencia: Carlos Soriano, un anarquista en la posguerra
española. Ed. La Isleta del Moro, 2005, pp. 15-37.
4José Luis ha dejado varios escritos y, sobre todo, entrevistas
donde habla de este gran maestro libertario (grande en todos los sentidos, por
cierto). Pero quizás resulte muy interesante una reciente publicación (2016)
del Aula Popular García Rúa: Memoria de Eleuterio Quintanilla, escrito con
Chema Castiello y Yolanda Díaz.
5En realidad, y como aclaración por si hubiera curiosidad, nació
efectivamente el 31 de Agosto. El 15 de Septiembre fue el día en que se
registró.
6El primero de ellos fue en Gijón, cercano a unas fiestas. Del
primero que tenemos fecha exacta es en La Felguera, el día 26 de Agosto de
1976.
7José Luis García Rúa: Reflexiones para la Acción IV. Ed. Centre
d´Estudis Llibertaris Federica Montseny, 2003, p. 450.
8De ahí su importante y famoso escrito: La Internaconal Paralela.
En CNT nº 267, mayo 2001, p. 3.
9José Luis García Rúa: Reflexiones para la Acción I. Ed. Fundación
Anselmo Lorenzo, 1997, p. 11.
10José Luis García Rúa: De los matices del interés existencial
romano hasta el siglo I de Cristo. En Boletín Informativo del Seminario de
Derecho Político. Ed. Universidad de Salamanca, 1956, pp. 281-313.
11José Luis García Rúa: Los matices de la interiorización en la
historia helénica. En Revista de Filosofía. Ed. CSIC, 1956, pp. 49-71.
12José Luis García Rúa: Sobre animus/anima (a propósito de un
texto de Séneca). En Emérita, XXIV, 1956, pp. 150-158.
13En Homenaje a Alonso Zamora Vicente. Ed. Castalia, tomo III,
1991, pp. 25-29.
14José Luis García Rúa: El Sentido de la Interioridad en Séneca.
Ed. Universidad de Granada, 1976.
15José Luis García Rúa: El Sentido de la Naturaleza en Epicuro.
Ed. Comares, 1996.
16Otro texto de José Luis, en la revista Archipiélago nº 34-35,
1998, pp. 135-143: Algunos rasgos del discurso ético de Epicuro.
17José Luis García Rúa: El Discurso de las Leyes en el Kritón. En
A vueltas con la ley. Ed. Iralka, 1995, pp. 23-35.
18Ludwig Feuerbach: Pensamientos sobre muerte e inmortalidad. Ed.
Alianza, 1993. Abelardo y Heloísa. Ed. Comares, 1995. En este último incluye
también, traducido del latín, De Ratione, una, universali, infinita.
19José Luis García Rúa: Las ideas socialistas en Feuerbach. En
Revista de Filosofía nº 8, 1985, pp. 41-62.
20José Luis García Rúa: Las Dos Caras de la Democracia. En
Archipiélago nº 10-11, 1992, pp. 141-150.
21José Luis García Rúa: Reflexiones para la Acción III. Ed.
Fundación Anselmo Lorenzo, 2008.
22Floreal Samitier Arroyos y José Luis García Rúa: Siempre volviendo
a empezar. Ed. Centre d´Estudis Llibertaris Federica Montseny, 2011.
23José Luis García Rúa: Reflexiones para la Acción IV. Ed. Centre
d´Estudis Llibertaris Federica Montseny, 2003.
24José Luis García Rúa: Mis primeros encuentros con Antonio
Machado. En Per Antonio Machado. Ed. Bulzoni, 1994.
25José Luis García Rúa: Mis Ciudades. Gijón. Ed. Trea, 1993.
26José Luis García Rúa: Mis Ciudades. Salamanca. Ed. If y Ateneo
Obrero de Gijón, 2006.
27Javier Bascuñana Soler: Tragedia y vida en la poesía de García
Rúa. En Alfa. Revista de la Asociación Andaluza de Filosofía nº 2, 1997, pp.
127-142.
Fuente: https://serhistorico.net/2017/09/09/el-vivo-legado-de-jose-luis-garcia-rua/
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