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domingo, 24 de marzo de 2019

POESIA EN HOMENAJE A LOS ASESINADOS DE LA GUERRA CIVIL EN PUERTO REAL (CADIZ) POR EL FRANQUISMO 1936



POESÍA EN HOMENAJE A LOS ASESINADOS DE LA GUERRA CIVIL EN PUERTO REAL (Cádiz) POR EL FRANQUISMO 1936

Está instalada en un atril junto al monolito en el Cementerio de San Roque de dicha ciudad.





                     LA MEMORIA ALCANZADA
                  
            
                Ocurrió, un martes, ocho de septiembre.
El reloj lloró las seis campanadas,
Y el sentir de sus ecos me señala,
El umbral de una lúgubre jornada.
La mañana se muestra nebulosa,
Frígida y sospechosamente extraña.
Arranco caminando a la estación,
Con simulada y temerosa calma.

Por las calles se cruzan negras sombras,
Que rielan sobre las casas albeadas.
No hay aquél ¡buenos días! en los saludos,
Como la buena gente acostumbraba;
Ni apretones de manos entre amigos
Ni abrazos limpios entre compañeros
Sólo tristes miradas que soslayan,
Las esquinas que al confidente ampara.

Frente al andén espero el viejo tren,
Que habrá de conducirnos a la fábrica.
Me arrincono en un coche deplorable,
Junto a una desvencijada ventana.
Las palabras furtivas, humilladas,
Por rehiletes de irracional venganza.
Las miradas se inclinan sepultadas,
Bajo un manto de sombras y de lágrimas.

Sólo rostros perdidos entre nieblas,
Atisban, sensaciones que acompañan;
Que a veces se desnudan por rescoldos,
Que iluminan los cabos de colillas.
Nos acercamos al empalme previo,
Para el seguro cambio de las vías.
El hollín del carbón ya se acomoda,
En el ambiente hostil que se respira.

A pesar del serpenteante camino,
El traqueteo del tren no nos impide,
Escuchar los fusiles que disparan,
Muerte por sus alargadas gargantas.
Veinte rojos claveles y una rosa,
Yacen junto a la tenebrosa zanja;
Veinte hombres, y una madre desolada,
Arrancadas sus vidas, y esperanzas.

La tapia del cementerio teñida,
Con pinceles de criminales balas;
Ornamentan bajo el espurio cielo,
Un lienzo de amapolas deshojadas.
El resto del camino se amordaza,
Con vendas de sal nuestros alaridos.
Los tarayes que acompañan las vías:
Rojas sus flores, sangre su rocío.

Los golpes en tu puerta, a media noche,
Te confirman el orden implantado;
Una nueva familia mutilada;
Un cuerpo que se muestra, ya sin vida.
Sudamos el silencio de los miedos,
Del saber: a quién golpearán mañana.
Chivatos y asesinos siempre ocultos
Exhiben sus orejas prolongadas.

Nuestro entender se ensancha y ratifica,
La respuesta que entonces vislumbramos:
¡En nuestro pueblo no hubo guerra, sólo,
Represión y terror planificado!

Ocurrió un martes, ocho de septiembre,
De tanta muerte el reloj fue testigo
Por eso llora las seis campanadas:
En honor de las flores cercenadas.

N.V.

               Puerto Real Septiembre 2005

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