Accidentes Laborales. No son cifras. Son hombres y mujeres.CNT de Tenerife
En apenas dos semanas del mes de febrero, en el municipio tinerfeño de Güímar, dos trabajadores de la construcción perdían la vida en accidente laboral.
Por esas mismas fechas, patronal, gobierno y gestorías sindicales se congratulaban de la reducción del número de víctimas mortales en este tipo de circunstancias ocultando, mediante una visión sesgada y acomodaticia de las estadísticas, el crecimiento real del número de accidentes, tanto graves como leves.
Aún así, si tan sólo nos centramos en las muertes, la cifra es escandalosa, más de 800 trabajadores y trabajadoras perdieron su vida en la tarea diaria de ganarse un sueldo para vivir. Un número que expresa claramente la magnitud del desastre organizativo en materia de seguridad de muchas empresas, de todos los tamaños y de todos los sectores.
Esto deja claro que la mayoría de las disposiciones en materia de seguridad y prevención de riesgos laborales se convierten en papel mojado a la hora de ser llevadas a la práctica, tanto por la falta de interés de parte de aquel empresariado que en busca del mayor beneficio reduce al mínimo el gasto en material de este tipo, como de algunas fuerzas sindicales cuya máxima es la promoción de elecciones sindicales, como de las mismas administraciones, más interesadas en hacer campañas publicitarias, congresos en hoteles de lujo y comunicados de prensa, que en agarrar por los cuernos el toro de la precariedad laboral, que es donde verdaderamente hay que buscar las causas de tanto accidente.
Desde CNT llevamos años denunciando este tema. Señalando una y otra vez, con concentraciones de protesta como la del viernes 22 , a quienes con total impunidad incumplen toda normativa o acuerdo sobre seguridad aún habiéndolo firmado, como es el caso del presidente de la Federación Provincial de Empresarios de la Construcción (FEPECO) de Santa Cruz de Tenerife, sancionado por la Inspección de Trabajo por la falta de medidas de seguridad en sus obras, hecho denunciado por CNT.
Pero no es el objeto de este escrito el hacer promoción una campaña que ojalá no se tuviera que llevar a cabo y que es el resultado de la lógica sindical y hasta humana, sino el reclamar de todos y todas, trabajadores y trabajadoras, una labor de concienciación, de implicación, de lucha, para evitar ser la siguiente víctima o para que otros u otras lo sean. Y el luchar puede suponer incluso el despido, que es la moneda con la que el empresariado suele pagar a quien prefiere no perder su vida o su salud por un puñado de euros pero, como recoge la sentencia nacida del pueblo "Si luchas puedes perder. Si no luchas estás perdido".
Así pues, no se trata de sacar réditos de ningún sitio, sino de que de una vez por todas los trabajadores y trabajadoras se movilicen individual, o mejor colectivamente, para romper con la apatía y desmovilización actual que se traduce en el que se sigan permitiendo, sin una respuesta contundente, cifras como las que se dan al principio de este texto, y que no son cifras, son compañeros y compañeras, obreros y obreras, hombres y mujeres.
En apenas dos semanas del mes de febrero, en el municipio tinerfeño de Güímar, dos trabajadores de la construcción perdían la vida en accidente laboral.
Por esas mismas fechas, patronal, gobierno y gestorías sindicales se congratulaban de la reducción del número de víctimas mortales en este tipo de circunstancias ocultando, mediante una visión sesgada y acomodaticia de las estadísticas, el crecimiento real del número de accidentes, tanto graves como leves.
Aún así, si tan sólo nos centramos en las muertes, la cifra es escandalosa, más de 800 trabajadores y trabajadoras perdieron su vida en la tarea diaria de ganarse un sueldo para vivir. Un número que expresa claramente la magnitud del desastre organizativo en materia de seguridad de muchas empresas, de todos los tamaños y de todos los sectores.
Esto deja claro que la mayoría de las disposiciones en materia de seguridad y prevención de riesgos laborales se convierten en papel mojado a la hora de ser llevadas a la práctica, tanto por la falta de interés de parte de aquel empresariado que en busca del mayor beneficio reduce al mínimo el gasto en material de este tipo, como de algunas fuerzas sindicales cuya máxima es la promoción de elecciones sindicales, como de las mismas administraciones, más interesadas en hacer campañas publicitarias, congresos en hoteles de lujo y comunicados de prensa, que en agarrar por los cuernos el toro de la precariedad laboral, que es donde verdaderamente hay que buscar las causas de tanto accidente.
Desde CNT llevamos años denunciando este tema. Señalando una y otra vez, con concentraciones de protesta como la del viernes 22 , a quienes con total impunidad incumplen toda normativa o acuerdo sobre seguridad aún habiéndolo firmado, como es el caso del presidente de la Federación Provincial de Empresarios de la Construcción (FEPECO) de Santa Cruz de Tenerife, sancionado por la Inspección de Trabajo por la falta de medidas de seguridad en sus obras, hecho denunciado por CNT.
Pero no es el objeto de este escrito el hacer promoción una campaña que ojalá no se tuviera que llevar a cabo y que es el resultado de la lógica sindical y hasta humana, sino el reclamar de todos y todas, trabajadores y trabajadoras, una labor de concienciación, de implicación, de lucha, para evitar ser la siguiente víctima o para que otros u otras lo sean. Y el luchar puede suponer incluso el despido, que es la moneda con la que el empresariado suele pagar a quien prefiere no perder su vida o su salud por un puñado de euros pero, como recoge la sentencia nacida del pueblo "Si luchas puedes perder. Si no luchas estás perdido".
Así pues, no se trata de sacar réditos de ningún sitio, sino de que de una vez por todas los trabajadores y trabajadoras se movilicen individual, o mejor colectivamente, para romper con la apatía y desmovilización actual que se traduce en el que se sigan permitiendo, sin una respuesta contundente, cifras como las que se dan al principio de este texto, y que no son cifras, son compañeros y compañeras, obreros y obreras, hombres y mujeres.
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