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martes, 17 de agosto de 2021

58 AÑOS DE LOS ASESINATOS DE DELGADO Y GRANADO POR EL FRANQUISMO



58 AÑOS DE LOS ASESINATOS DE DELGADO Y GRANADO POR EL FRANQUISMO

Joaquín Delgado Martínez

El 17 de agosto de 1963 muere a garrote en Madrid (España) el militante y activista de las Juventudes Libertarias Joaquín Delgado Martínez. Había nacido el 4 de marzo de 1934 en Cardona (Bages, Cataluña). En 1939 la familia Delgado se refugia en Francia cuando termina la guerra civil. En Grenoble (Isère) milita en la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias de la cual se convierte secretario. Obrero ebanista fresador y más tarde diseñador de fichas técnicas para las emisiones televisivas, decide integrarse en el activismo antifranquista y entra en la sección clandestina de Defensa Interior, creada en 1961 en Madrid en el seno del Movimiento Libertario. En julio de 1963 es enviado a Madrid con el compañero Francisco Granado Gata, padre de familia de 30 años y forjador en Alès, con la misión de tomar contactos con el objetivo de organizar un atentado contra Franco. Pero, por una falta de coordinación, otro grupo comete dos atentados el 29 de julio de 1963: uno contra la Dirección General de Seguridad, y el otro contra la sede de los sindicatos franquistas. Detenidos Delgado y Granado en posesión de armas y de explosivos, la tortura les hace confesar la culpabilidad de los dos atentados que no han cometido. El 13 de agosto de 1963 un Consejo de Guerra los condena a muerte sin ninguna prueba. El 17 de agosto de 1963 un comunicado oficial anuncia a la prensa las ejecuciones realizadas en garrote vil. Desde 1999 sus familiares y varios grupos libertarios han intentado, sin éxito, la revisión de su condena a muerte ante diversas instancias, Tribunal Constitucional incluido.

Francisco Granado Gata

El 17 de agosto de 1963 muere a garrote en Madrid (España) el militante libertario y resistente antifranquista Francisco Granado Gata. Había nacido el 4 de octubre de 1935 en Valencia del Ventoso (Badajoz, Extremadura, España). Con 18 años marchó a Madrid en busca de trabajo, trabajando en Agromán y luego en la Maestranza de Artillería. En 1956 se casó y al año siguiente hizo el servicio militar. En el Ejército le detectaron una grave enfermedad, leucemia, que le obligó a permanecer hospitalizado algunos meses. Una vez licenciado, marchó a Francia en busca de fortuna con un amigo, cruzando la frontera por Irún hacia Burdeos, instalándose dos días después en Alès. Los primeros meses hizo trabajo de jornalero en el campo, hasta que consiguió un trabajo estable de forjador, obteniendo la carta de trabajo, la autorización de residente y el permiso para poder llevar la familia. Tomó contacto con un grupo de exiliados libertarios y se ofreció a colaborar en las Juventudes Libertarias. Decide integrarse en el activismo antifranquista y entra en la sección clandestina de Defensa Interior, creada en 1961 en Madrid en el seno del Movimiento Libertario. En julio de 1963 es enviado a Madrid con el compañero Joaquín Delgado Martínez, ebanista fresador y secretario de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias en Grenoble, con la misión de tomar contactos con el objetivo de organizar un atentado contra Franco. Pero, por una falta de coordinación, otro grupo comete dos atentados el 29 de julio de 1963: uno contra la Dirección General de Seguridad, y el otro contra la sede de los sindicatos franquistas. Detenidos Granado y Delgado en posesión de armas y de explosivos, la tortura les hace confesar la culpabilidad de los dos atentados que no han cometido. El 13 de agosto de 1963 un Consejo de Guerra los condena a muerte sin ninguna prueba. El 17 de agosto de 1963 un comunicado oficial anuncia a la prensa las ejecuciones realizadas en garrote vil. Desde 1999 sus familiares y varios grupos libertarios han intentado, sin éxito, la revisión de su condena a muerte ante diversas instancias, Tribunal Constitucional incluido.

Octavio Alberola aseguró ayer en Salamanca que también puede "testimoniar" que los explosivos no fueron colocados por Delgado y Granado. En los años 60 fue nombrado durante el congreso de reunificación del movimiento libertario celebrado en Francia coordinador de la acción dentro del "organismo conspiratorio", denominado Defensa Interior.

Sólo vio una vez a Francisco Granado, cuando le entregó en el país galo una maleta de explosivos para que la guardara en lugar seguro. "Tras 25 años de dictadura, el franquismo continuaba reprimiendo, y se vivían momentos de desánimo en el exilio y en el interior; la acción libertaria tenía como objetivo preparar un atentado contra Franco, porque su muerte significaría el final de la dictadura y la transición hacia un régimen de libertades", recuerda Alberola.

Los explosivos en el Ministerio de Gobernación formaban parte de operaciones "simbólicas sin víctimas", previas a la acción contra Franco, cuyo desarrollo estaba previsto "en el Puente de los Franceses de Madrid, cuando iba del Palacio del Pardo al Palacio de Oriente para recibir las credenciales de un nuevo embajador". Sin embargo, las previsiones fallaron, y Delgado fue enviado desde Francia para comunicar a Granado "que se había anulado la operación". Les detuvieron y les ejecutaron 17 días después, "a pesar de que había pruebas" que demostraban que no habían sido los responsables del ataque al ministerio. "Tomaron la decisión de matarles para atemorizar", asegura este miembro de las Juventudes Libertarias, encarcelado dos veces acusado de preparar el secuestro del representante de un gobernador español en Bélgica y de retener al director del Banco de Bilbao en París para denunciar la ejecución de un compañero.

Hoy recorre el país para que el proceso abierto en el Tribunal Constitucional culmine con el reconocimiento de la inocencia de los dos libertarios sometidos a garrote vil. Contra la amnesia histórica y la injusticia , se llama la campaña, que se relanza después de más de dos años y medio de lucha por la "rehabilitación moral y material" de las víctimas olvidadas del régimen franquista. Entre ellas, la viuda de Francisco Granado, Pilar Vaquerizo, a la que una administración tras otra ha negado las ayudas del Gobierno a los represaliados.

UN ANARQUISTA

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