Páginas

viernes, 27 de agosto de 2010

Colectivismo






El colectivismo se convirtió en una corriente dominante del movimiento anarquista bajo la influencia del aristócrata revolucionario ruso Mijaíl Bakunin, discípulo de Proudhon,[34] que abandonó la atención por los campesinos y artesanos, con miras a un futuro en el que el trabajo organizado hubiera expropiado el capital, y cada grupo de trabajadores administrara sus propios medios de producción.[2] El colectivismo proponía la propiedad colectiva de la tierra, las materias primas y los instrumentos de trabajo, y la apropiación del producto integral del trabajo por los trabajadores, deducido el costo.[47] La distribución de las ganancias se realizarían por decisión colectiva, pero se asumía que la retribución sería proporcional al trabajo realizado.[2]



Los colectivistas se oponían al comunismo de Marx y sus seguidores, entendiendo que sólo podía imponerse mediante un estado autoritario, concepción que fue desafiada por la siguiente generación de anarquistas, especialmente Malatesta, Reclus y Kropotkin.[2] El colectivismo pronto sería reemplazado por el anarquismo comunista (también conocido como anarcocomunismo o comunismo libertario), cuando los propios seguidores de Bakunin de la Primera Internacional criticasen la teoría del valor-trabajo y el mantenimiento de una retribución de tipo salarial. «A cada cual según sus necesidades»; el comunismo libertario defendía que el producto del trabajo de todos pertenece a todos por igual, y cada uno tiene derecho a tomar libremente su parte.[48] Los anarcocomunistas no descartaron por completo el colectivismo, sin embargo, considerándolo una etapa intermedia que evolucionaría hacia el comunismo;[2] el historiador e ideólogo Daniel Guerin señala en su obra El anarquismo que esta idea fue finalmente la que se llevó a la práctica durante la colectivización en España entre 1936 y 1939.[49



El anarquismo comunista promueve la asociación voluntaria sin Estado, sin diferencias de clase e igualitaria, a través de la propiedad comunitaria o socialización de los medios de producción, servicios y bienes de consumo. El anarcocomunismo enfatiza la experiencia colectiva como distinta e importante en la búsqueda de la libertad individual.[51] Algunos de los teóricos anarcocomunistas más famosos fueron Piotr Kropotkin, Luigi Fabbri, Errico Malatesta, Sébastien Faure, Volin y Carlo Cafiero.



Partiendo del pensamiento de Proudhon y Bakunin, el príncipe Piotr Kropotkin fue uno de los más importantes teóricos del comunismo anarquista.[34] Inspirado por teorías sociales evolucionistas, en vez de glorificar la competición, como la mayoría de los darwinistas sociales, Kropotkin entendía que la cooperación es la clave del éxito evolutivo, y que los seres humanos eran la especie de mayor éxito por su capacidad de cooperar efectivamente; de ese modo, Kropotkin creía que el último estadio evolutivo en las sociedades humanas era una vida social donde la competición no existiría y la gente cooperaría en igualdad de términos, libre y naturalmente.[52] En su libro Palabras de un rebelde (1885), llamó a la abolición de la propiedad privada a través de la "expropiación del total de la riqueza social" por el pueblo mismo.[53] En La conquista del pan (1888), planteaba que la ruptura con la propiedad privada conduciría a la anarquía; «La anarquía conduce al comunismo, y el comunismo a la anarquía, y una y otro no son más que la tendencia predominante en las sociedades modernas, la búsqueda de la igualdad.»[54] Kropotkin argumentaba que no hay ninguna forma valida o hay poco margen para medir el valor de la contribución económica de una persona, debido a que «cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en la conjunción del trabajo manual e intelectual del pasado y del presente. Entonces, ¿con qué derecho alguien se apropia de la menor parcela de ese inmenso todo y dice: Esto es sólo mío y no de todos?»;[55] también abogaba por que la economía se coordinara a través de una red horizontal de asociaciones voluntarias, en la cual los bienes serían distribuidos de acuerdo a las necesidades del individuo, en vez de en función del trabajo.[56] Los individuos y comunidades dispondrían del uso y control de cualquiera de los recursos que necesitasen, «dejando a cada uno la libertad de consumirlos como ellos lo deseen en sus propias casas».[57]

No hay comentarios:

Publicar un comentario