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viernes, 6 de julio de 2018

DEMANDA CONTRA EL AMIANTO DESDE ALTSASU


Demanda contra el amianto desde Altsasu
altsasu- “Joseba es la primera persona en Navarra, y probablemente también en España e incluso en Europa, que ha conseguido una indemnización de fondos estadounidenses de empresas relacionadas con el amianto”, asegura Mª Asun Fernández, presidenta de Ananar (Asociación Navarra de Amianto Nuevo Amanecer Respirando), constituida en 2016 para acompañar a otras víctimas del amianto y recabar fondos para la investigación de las enfermedades derivadas por este mineral, primera causa de mortalidad en el trabajo.
Y es que un bufete de abogados de Houston (Texas) se puso en contacto con esta asociación para gestionar reclamaciones ante estos fondos creados por empresas relacionadas con la fabricación y exportación del amianto. “Cuando Mª Asun me propuso realizar la demanda dije que para adelante mientras no tuviera que pagar”, recuerda Joseba Azpiroz, afectado de mesotelioma pleural, cáncer de pleura producido por la exposición al amianto. Si bien este bufete cobra entre el 33% y el 40% de la indemnización, en su caso ha sido el 25%. “No sé por qué. Solo sé que el otro día me ingresaron el dinero”, señala Joseba Azpiroz, contento. La cantidad prefiere no decirla. “Lo importante es haber conseguido la primera indemnización, no cuánto”, apunta Mª Asun Fernández.
Aunque la demanda se interpuso hace año y medio ante una treintena de fondos, después de mucho papeleo y de videoconferencias, ha prosperado en dos. Asimismo, esta asociación tiene interpuestas otras dos demandas, aún sin resolver.
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Por desgracia, Joseba Azpiroz era el candidato ideal, ya que puede demostrar con informes médicos que padece mesotelioma, a lo que hay que añadir que no ha sido fumador. Asimismo, debió presentar su vida laboral, con 30 años trabajados en Sunsundegui, una de las empresas a las que firmas norteamericanas suministraron este mineral fibroso durante décadas, sobre todo para carrozar vagones.
“Había amianto en todos los sitios, en los laterales, en el techo, debajo de los asientos. Trabajábamos a pelo. A veces nos daban unos guantes que eran muy zakarros (bastos) y no se podía hacer nada”, recuerda. Su contacto con el asbesto, otro nombre con el que también es conocido el amianto, fue de 1965 a 1975. “Después me fui de Sunsundegui para formar una cooperativa, pero salió mal”. Volvió en 1993 y en esta empresa estuvo hasta 2012, cuando se jubiló.
Poco después le diagnosticaron cáncer de pleura. “Está ahí pero parece que no va a más”, confiesa. Lo cierto es que esta enfermedad, que suele tener un diagnóstico de meses, en su caso lleva cuatro años, con sesiones de quimioterapia y también terapias naturales. “Me encuentro bien”, asegura este luchador que no pierde la sonrisa. “Soy de naturaleza optimista, pero te da rabia que ha habido mucha gente, como empresarios, la Administración, médicos de empresa y técnicos, entre otros, que han mirado para otro lado”.
INFORMES MÉDICOS “Es fundamental contar con informes médicos en los que se vincule la enfermedad con el amianto. Y a menudo, es difícil”, lamenta Mª Asun Fernández. Al tiempo, destaca que recientemente se han ampliado los requisitos y se exige que los trabajadores hayan utilizado mascarillas de la marca 3M. “Se trata de un fondo compensatorio que pusieron las empresas que producían amianto”, explica. Con apenas extracción del mineral, durante el siglo pasado se importaron más de dos millones y medio de toneladas, con los niveles máximos de consumo en los años sesenta y setenta. Se prohibió en 2002. No obstante, ya en los años 40 había evidencias científicas de que el amianto podría ser perjudicial para la salud. Se trata de una fibra de origen mineral que ha sido usada en un amplia variedad de productos, incluyendo a los aislamientos de las viviendas y oficinas, dada su resistencia térmica y propiedades ignífugas.
Joseba Azpiroz anima a otras víctimas del amianto a interponer demandas para acceder a una compensación desde Estados Unidos por el daño causado. “No tienen nada que perder”, apunta.
INVESTIGACIÓN La presidenta de Ananar señala que esta asociación contribuye en la investigación que realizará el CIMA de la Universidad de Navarra con unos 20.000 medicamentos. “Además de investigar en el tratamiento de enfermedades relacionadas con el amianto, se están descubriendo efectos secundarios de algunos que sirven para tratar otras enfermedades”. Asimismo, Ananar ha iniciado una campaña de recogida de firmas mediante papel y la plataforma change.org en la que solicitan presentar un proyecto de ley en el Congreso para que se pueda aprobar un fondo para la investigación del cáncer de pleura producido por amianto.
 

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