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domingo, 27 de marzo de 2016

A 300 METROS DE TONELADAS DE AMIANTO


A 300 metros de toneladas de amianto

“No existe problema ambiental” y “no alarmar”, responde la Conse­je­ría de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Man­cha a la denuncia de la Asocia­ci­ón de Vecinos El Tajo, en Toledo. Mien­tras, toneladas de amianto con­tinúan al aire libre, a 300 metros de sus viviendas, en el barrio del Polí­go­no de Santa María de la Benque­rencia, donde residen más de 22.000 personas.

El conocido como ‘el Polígono’ se sitúa a cinco kilómetros de la ciudad de Toledo. Allí se encuentran los restos del amianto, en forma de tubos, pero no sólo. También hay esparcidos lodos de este material (más volátil aún), que se han repartido por más de una decena de terrenos, muchos de los cuales se labran regularmente y las partículas van al aire. La mayor parte del amianto se depositó en esos terrenos entre 2002 y 2004, “pero años antes la empresa Ibertubo fue echando sobre esas parcelas grandes cantidades de amianto”, explica a Diagonal Victoriano Villén, portavoz de Medio Ambiente de la Aso­ciación de Vecinos El Tajo.

Ibertubo, fábrica de amianto que operaba en Toledo, “fue descontaminada con las medidas de seguridad que marca la ley, con operarios que vestían trajes especiales, etcétera, y los restos están perfectamente almacenados y controlados”, señala Villén. Pero este vecino de Toledo llama la atención sobre lo más grave: “Es curioso que aquí siguen camiones y camiones de amianto, calculamos que más de 90, que se vertieron a unos metros de nuestras casas”, denuncia Villén.

Ninguna Administración

Estos días, los habitantes del Polí­gono asisten atónitos a las declaraciones de la Junta de Castilla-La Man­cha (PSOE-Podemos) y a las del portavoz socialista del Ayuntamiento de Toledo, Juan Pablo Sabrido, que han manifestado que no existen niveles de riesgo por los vertidos de amianto. Pero tampoco la Confede­ración Hidrográfica del Tajo hace nada para asumir su responsabilidad. “Le decís a Emiliano García-Page [presidente de Castilla-La Mancha] que os lo quite”, le espetó un técnico a los miembros de la asociación, según relatan.

"Los más de 90 camiones de amianto que se vertieron al aire libre frente a nuestras casas aquí siguen"

El amianto está encima del cauce del arroyo de Ramabujas, que de­semboca directamente en el río Tajo. Además, los restos están también en el dominio público hidráulico, res­pon­sabilidad de la Con­fe­de­ración Hidrográfica del Tajo.

En 2014, la Asociación de Vecinos El Tajo interpuso una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente y ahora ésta está pidiendo documentación a las distintas administraciones sobre el tema: “El fiscal está solicitando informes, y eso no está gustando a la Junta, tampoco al Ayuntamiento”, señalan desde la asociación.

El amianto es un mineral que por sus características de resistencia y durabilidad ha sido utilizado de forma masiva en la industria, el transporte y la construcción de viviendas, entre otros usos, también en el textil. Asbesto es el nombre científico que recibe el amianto. Éste puede ser de dos tipos, pero el llamado crisotilo o amianto blanco es el más usado, sobre todo en las conocidas como cubiertas de uralita (en referencia a la empresa que lo producía, Uralita).

En 2001 se prohibió la producción y el uso de amianto en España. La normativa europea, a través del Co­mi­té Científico de Toxicología y Me­dio Ambiente de la Unión Euro­pea, es clara: “Hay suficientes evidencias de que todas las formas de amianto, incluido el crisotilo, son cancerígenas en seres humanos”. Las fibras del amianto, si se inhalan, son letales. Los filamentos son muy pequeños y pueden penetrar en los alveolos pulmonares, donde se alojan y generan un grave impacto en la salud, provocando mesotelioma pulmonar, un cáncer asociado directamente con la exposición prolongada al amianto y que también puede afectar al abdomen y al corazón.

Mediciones erróneas

La concejala socialista de Obras y Servicios Públicos Me­dioambien­tales del Ayuntami­en­to de Toledo, Noelia de la Cruz, explica a este medio que la responsabilidad de esos residuos (en suelo urbano) es de la Junta de Castilla-La Mancha. Argu­menta que “ya se han situado medidores en el suelo y el aire de los niveles de amianto y han dado negativo en la contaminación del suelo, y positivo en el aire, en cuatro de los cincos medidores colocados”. Estos datos han sido cuestionados por la Asociación de Vecinos El Tajo, que no entiende cómo puede dar negativo con las toneladas de amianto que se encuentran en el suelo y en el aire.

La concejala señala también que “los resultados sobre los niveles de amianto en el aire son inferiores a la normativa de ami­anto para interiores, porque no existen parámetros de peligrosidad en exteriores”, argumenta. Sin embargo, el responsable de Residuos de Ecologistas en Acción, Carlos Arri­bas, afirma que los valores de amianto permitidos para exteriores “deben ser muy inferiores a las mediciones en interiores, porque se entiende que en espacios laborales existe un tratamiento profesional, con medidas; mientras que en exteriores la contaminación es permanente y afecta a distintas personas, niños, ancianos, y más como es este caso, de terrenos que se labran y se mueven y las fibras van al aire”. Arribas afirma que “los niveles no deben sobrepasar 0,1 fibras por centímetro cúbico de aire, según el Real Decreto 396/2006 de 31 de marzo”. Además, “las mediciones se deben hacer con óptica microscópica, no con instalación de medidores”, aclara. En Toledo, los vecinos del Polígo­no viven con angustia la presencia de estos residuos. Eva Sanz es una de ellos. “Se sabe a ciencia cierta que el amianto es cancerígeno, pero nin­guna Adminis­tración se hace cargo de estos vertidos que están frente a nuestras casas”, señala esta vecina, residente en una de las principales arterias del barrio, justo enfrente de los terrenos afectados. “Estamos preocupados por nosotros y por nuestros hijos”, concluye.

La herencia mortífera del amianto

Según datos de un estudio científico publicado en la revista BNC Cancer, en el Estado español, entre los años 2006 y 2011, fallecieron 1.120 personas debido al mesotelioma pleural (cáncer provocado por el amianto). Y, según ese mismo informe, entre 2016 y 2020 podrían producirse casi mil muertes más por la misma causa.


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