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sábado, 26 de diciembre de 2015

JOAN MONTSENY CARRET

 
Juan  Montseny  Carret
El 12 de marzo de 1942 muere en Salon (Aquitania, Occitania) el pedagogo, propagandista, intelectual y teórico del anarquismo catalán e hispano Joan Montseny y Carret, más conocido como Federico Urales. Había nacido el 19 de agosto de 1864 --algunas fuentes citan erróneamente 1863-- en Reus (Baix Camp, Cataluña) en una familia humilde; su padre, de ideas republicanas, era terrissaire y su madre, de familia carlista, obrera textil, aunque ambos alternaban estos trabajos con la venta de telas y mantas a los pueblos cercanos. Tuvo que compaginar desde jovencito el aprendizaje del oficio de boter con los estudios libres en clases nocturnas, y las lecturas, hasta que un profesor decidió ayudarlo a costejar-se la carrera de Magisterio.
 En 1885 empezó a militar en las luchas obreras y dos años después organizó las manifestaciones de protesta contra la ejecución de los anarquistas norteamericanos de Chicago. Empezó como secretario de la Sección de Boters de Reos y en 1887 lo era de la Federación Comarcal Catalana adherida a la Federación Regional Española de la Asociación Internacional del Trabajo. En 1888 llegó a ser secretario general de la Federación de Boters de España. En 1890, debido a las manifestaciones y de las huelgas del Primero de Mayo, sufrió la primera detención gubernativa. El 19 de marzo de 1891 se unió civilmente con Teresa Mañé y Miravent, conocida ya en el mundo literario anarquista por el pseudónimo de Soledad Gustavo; maestro de escuela como él, hacía trabajo como profesora de primera enseñanza en Vilanova y Geltrú (Garraf, Cataluña), donde había nacido. En 1892 se hará cargo, con su compañera, de la escuela laica de Reus.
 Este mismo año, Federico Urales, fue nuevamente detenido por una hoja que publicó protestando por las ejecuciones de anarquistas en Jerez (Andalucía, España) de febrero del mismo año. Cuando el 7 de junio de 1896 explotó la bomba durante la procesión religiosa del Corpus Christi a la calle Cambios Nuevos de Barcelona, Urales fue detenido nuevamente, considerado como un «elemento anarquista muy peligroso», en su escuela de Reus en medio de los alumnos, por la Guardia Civil y tuvo que recorrer los 115 kilómetros que separan esta ciudad de Barcelona, a pie y esposado. Su actividad como escritor anarquista y como agitador había logrado bien pronto bastante eco a todo el ámbito estatal. De esta época son sus colaboraciones literarias e ideológicas en El Corsario, coruñés, y la publicación de sus primeros folletos doctrinarios y libros. Sus actividades sindicales y anarquistas y su acción educativa anticlerical pusieron en marcha los odios locales. Fue a consecuencia de la presión de las fuerzas reaccionarias reusenques que fue acusado e implicado en el proceso de Montjuic de 1897, incoado a resultas del citado atentado del Corpus. Es desde las immundes celdas del castillo de Montjuic que empezará a firmar bajo el pseudónimo Federico Urales los artículos que saldrán clandestinamente, que serán publicados en el periódico madrileño El País, y que denunciarán la situación que sufrían los presos anarquistas. Por su campaña en defensa de la libertad de los presos de Montjuic sufrió un año de prisión y fue expulsado del país, junto con otros libertarios, y desembarcado en Liverpool (Reino Unido) en 1897.
Después de pasar dos meses en el Reino Unido y otros dos en París, decidió volver a la península, entrando en Madrid clandestinamente el 28 de noviembre de 1897, cuando todavía estaba en vigor el decreto de expulsión. Al llegar en Madrid, hizo contacto con Alexandre Lerroux, que entonces dirigía el periódico radical Lo Progreso, para proponerle una campaña de prensa y de opinión a favor de los presos encerrados en Montjuic. La campaña de prensa, unida a manifestaciones públicas a todos los lugares importantes del Estado, sincronizada con otros grupos europeos, fue un éxito total, puesto que Urales supo unir a la campaña de revisión del proceso todas las fuerzas progresistas del Estado (republicanos, catalanistas, federalistas, etc.) y sólo menguó cuando España entró en guerra con los Estados Unidos. El junio de 1898 Federico Urales y Soledad Gustavo fundan La Revista Blanca, publicación quincenal que reunió las firmas más notables y brillantes de la izquierda intelectual de la época (Giner de los Ríos, Cossio, Ricardo Rubio, Azcárate, González Serrano, Dorado Montero, Miguel de Unamuno, Jacinto Benavente, Clarín, Anselmo Lorenzo, Teresa Claramunt, Fermín Salvochea, Ricardo Mella, Pi y Margall, Jaume Brossa, Pere Coromines, etc.). Un año después, La Revista Blanca se amplió con un Suplemento semanal, que dos años después se independizó, recibiendo el nombre de Tierra y Libertad, uno de los diarios anarquistas más influyentes de toda la historia.
 Por aquella época Urales ya había sido procesado 95 veces y preso, cinco, con la particularidad que cuando estaba procesado no estaba detenido y que cuando estaba detenido no estaba procesado. Por estos años es acusado sin ningún fundamento de enriquecerse, debido a una campaña orquestada por Camba, Azorín, Polo, Romeo y Nakens, entre otros. A partir de 1905 se retiró parcialmente de la propaganda activa y se consagró a escribir y a trabajar en varios oficios, alternando Madrid y Cataluña. Para poder subsistir tuvo que solicitar una plaza de redactor en el periódico oficialista El Diario Universal. El 31 de mayo 1906 fue el atentado de Mateo Morral contra los reyes el día de su boda, y, como otros muchos anarquistas, Urales fue detenido unos cuántos días. Al ser liberado visitó en la prisión su amigo Francisco Ferrer y Guardia, y cada día algún miembro de la familia le traía la comida. El conde de Romanones, propietario del Diario Universal, hizo elegir a Urales entre el trabajo y Ferrer y Guardia, acusado de complicidad de atentar contra los reyes. Urales no sólo renunció al trabajo sino que buscó abogado para Ferrer y fue testigo durante el juicio.
Desterrado de Madrid por unos procesos de prensa, se instaló en Barcelona en 1911, y entró a hacer trabajo en la redacción del Liberal, a la vez que escribía obras de teatro que eran estrenadas por Ricardo Pueda al teatro barcelonés Romea (Flor deshojada, La conquista del pan, El aventurero desventurado, El último Quijote, Fanatismo contra amor, etc.). Durante la Gran Guerra firmará un manifiesto a favor de los aliados. Retomó la publicación de La Revista Blanca el 1 de junio de 1923, que había sido suspendida desde 1905, ayudado ahora por su hija Frederica Montseny, y que llegará a tener una tirada de 12.000 ejemplares. También empezará a publicar unas populares novelas sociales, respuesta anarquista en las populares series de la época (El cuento semanal, La novela corta, La novela de bolsillo, Los contemporáneos,etc.), en dos colecciones: «La Novela Ideal» (1925), con una tirada de 50.000 ejemplares, y «La Novela Libre» (1929), entre 25 y 30.000 ejemplares. A partir de enero de 1931 empezará a publicar el semanario El Luchador, que publicará 182 números.
 En los últimos años de su vida desarrolló una incesante actividad, con el apoyo de su hija Frederica, representando a la nueva generación. Durante la guerra civil no ocupó ningún cargo. Unas fiebres tifoïdas aparecidas en 1935 habían menguado su salud, pero siguió escribiendo novelas y material de propaganda. Después de la caída de Barcelona se trasladó en Montpellier (Occitania) y el 5 de febrero de 1939 moría en un hospital de Perpiñán su compañera Soldedad Gustavo. Después fue a París para reunirse con el resto de su familia, pero tuvo que huir de la capital francesa cuando los nazis lo ocuparon.
 El gobierno de Vichy le asignó como lugar de residencia Salon, en la región de Aquitania, donde murió, sin fuerzas físicas ni morales, el 12 de marzo de 1942. Entre sus obras podemos destacar Sociología anarquista (1890), Las preocupaciones de los despreocupados (1891), Consideraciones sobre el hecho y muerte de Pallás (1893), La ley de la vida (1893), El proceso de un grande crimen (1895), Sociología anarquista (1896), La religión y la cuestión social (1896), La religión y la cuestión social (1902), La anarquía en el Ateneo de Madrid (1903), Sembrando floras (1906), Una pelotera (1909), Los hijos del amor (1922), Los grandes delincuentes (1923), El sindicalismo español y su orientación (1923), En la sociedad anarquista, la abolición del dinero (1924), Consideraciones morales sobre el funcionamiento de una sociedad sin gobierno (1926), La anarquía al alcance de todos (1928), Los municipios libres. Ante las puertas de la anarquía (1932), El ideal y la revolución (1932), Mí vida (1932, autobiografía en tres volúmenes), La barbarie gubernamental en España (1933), La evolución de la Filosofía en España (1934), entre otros. Además de Federico Urales, usó otros pseudónimos, como por ejemplo Mario de Pilar, Siemens, Doctor Boudín, Remigio Olivares, Un profesor de la normal, Rudolf Sharfenstein, Ángel Cunillera, Antonio Galcerán, Ricardo Andrés, Un Trimardier, Charles Money, Ricos de Andes, etc.

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