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sábado, 21 de junio de 2014

LA "EXTRAÑA" MUERTE DE UN ESTUDIANTE EN MANOS POLICIALES


 La "extraña" muerte de un estudiante en manos policiales

Enrique Ruano Casanova era un estudiante de derecho que, con 21 años, militaba en el Frente de Liberación Popular, uno de los grupos antifranquistas de aquella época. Fue detenido el 17 de enero de 1969, cuando el Gobierno había decretado en todo el territorio español el estado de excepción que eliminaba las garantías y establecía la censura de la prensa.

 Le acusaban de arrojar en la calle propaganda de su partido, y lo trasladaron a Comisaría. Tres días más tarde, fue llevado a un edificio de la calle Príncipe de Vergara (entonces General Mola) de Madrid,  mientras se encontraba bajo custodia de la Brigada Político Social, la temida policía política del régimen franquista. Querían efectuar un registro de la vivienda, y allí le tiraron por una ventana del séptimo piso.

La muerte de Ruano siempre fue considerada como un asesinato por el movimiento antifranquista, y se produjeron   movilizaciones en protesta por los hechos. La versión del crimen   fue creciendo ante las contradicciones de la versión oficial, que la iban variando a medida que pasaban los dias .

Los franquistas presentaron oficialmente el asesinato como un suicidio. Dijeron que Ruano echó a correr y se arrojó por la ventana. La policia llegó a presentar un s un supuesto diario  a traves del monarquic o ABC, en el que se expresaban ideas suicidas del estudiante. Un periodista al servicio del  regimen, llamado Alfredo Semprún, un sicario policial, que jugó el papel de nstrumento de la politico social   para que el diario atribuido al joven Ruano apareciera el el periodico del aristócrata  Torcuato Luca de Tena.

En aquella época existia un Ministerio “de Información” dirigido por Manuel Fraga Iribarne, el fundador del actual PP. Para encubrir con la confusion el asesinato, Fraga   dio la orden de publicar anotaciones del diario íntimo de Ruano, manipulándolas a fin de que pareciese una persona inestable que se había suicidado.

 Fraga, por su parte,  llamó por teléfono al padre de Ruano  amenazandolo si no dejaba de proporcionar informacion a la prensa extranjera . Le recordó que tenía otra hija de la que ocuparse.

 Mientras duró la dicradura  no se investigó el crimen. Tampoco  la transición  exigió ningun tipo de responsabilidades, ni esclareció el asesinato . En 1994 la familia consiguió que el Tribunal Supremo ordenara la reapertura del caso. Dos años después, 27 después del crimen, fueron procesados los tres policías que tiraron a Ruano por la ventana: Francisco Luis Colino, Jesús Simón Cristóbal y Celso Galván Abascal.

Hoy se sabe que antes de arrojarle por la ventana del séptimo piso uno de los policías le disparó y, posteriormente, serraron el hueso de la clavícula para que no apareciese la bala, falseando después la autopsia.

Con la llamada  transición ocurrió lo mismo que con el franquismo: el Tribunal Supremo absolvió a los tres policías. Los fascistas festejaron el asesinato por lo más alto.  Un mes después del asesinato los policías recibieron una “felicitación por los servicios prestados”. Les convirtieron en héroes: les ascendieron, de manera que se jubilaron como comisarios. Además, les condecoraron, pero no una, ni dos, ni tres, ni cuatro veces… sino hasta 26 veces. La mayor parte de las condecoraciones les fueron otorgadas durante la transición.

Uno de los policías, Celso Galván, perteneció a la escolta de Franco y luego de la Casa Real. Él y Colino fueron destinados después a cargos de libre designación dentro de la Delegación del Gobierno en Madrid y Simón fue nombrado Comisario en Torrejón de Ardoz, Madrid, ya en la época del gobierno del PSOE.

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