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sábado, 9 de noviembre de 2013

TODOS LOS GOBERNANTES SON ILEGITIMOS


TODOS LOS GOBERNANTES SON ILEGÍTIMOS

¿Alguna vez te has puesto en la piel de alguno de nuestros gobernantes?

¿Te has imaginado a ti mismo siendo el máximo mandatario de un país?

¿Crees que se trata de personas como tú, con acceso al mismo nivel de información?

No es necesario que te imagines a gobernantes de grandes potencias.

Un país de tamaño y poder medio te puede servir como ejemplo.

Debes saber que cuando alguien accede al gobierno, tiene acceso a informaciones de primera mano, de carácter militar, político, tecnológico, financiero e industrial que ninguno de nosotros podemos ni tan solo imaginar.

Enormes volúmenes de información procedentes de los servicios secretos, policiales y de inteligencia, mucho mas completos y exhaustivos de los que nunca ningún gobierno llegará a reconocer públicamente.

¿De veras crees que tu presidente no sabe nada de lo que sucede en las cloacas del mundo financiero, político, económico, social e industrial?

Sería propio de un ingenuo, por no decir directamente, de un necio, pensar que no tiene acceso a tales informaciones, ¿no crees?.

Y no solo eso.

En la mayoría de los casos lo saben incluso antes de acceder al poder, cuando tan solo forman parte de los órganos directivos de su partido político o son simples jefes del partido de la oposición.

Sí, saben todo lo que sucede, en mayor o menor medida.

En mayor o menor grado de detalle.

Y puedes tener por bien seguro que albergan una imagen clara y bastante fidedigna del nivel de corrupción, maldad y degradación que vive nuestro mundo:

-Porque saben perfectamente que la economía mundial está completamente manipulada por grandes poderes financieros

-Que grupos de personas poderosas se reúnen en secreto y deciden ilegalmente el futuro del mundo

-Que estos grupos arruinan países enteros y llevan a millones de inocentes a la muerte y a la desesperación obteniendo inmensos beneficios con ello

-Que todos los gobiernos están subyugados a estos grupos

-Que la crisis actual ha sido prefabricada para llevarnos a un nuevo modelo económico y social en el que la población perderá gran parte de sus derechos

-Que las guerras del tercer mundo están promovidas por grandes corporaciones para saquear los recursos naturales de esos países

-Que el terrorismo internacional esta financiado por conglomerados económicos occidentales y actúa directamente a sus órdenes

-Que ningún soldado muere jamás por la patria, la ideología o la religión, sino por el negocio de esas élites

-Que tras cada bombardeo se oculta un negocio

-Que muchos de los peores ataques terroristas son ataques de falsa bandera ordenados por jefes de estado contra su propia población

-Que las grandes farmacéuticas experimentan sus productos impunemente en África

-Que los transgénicos envenenan nuestros cultivos y nuestros cuerpos

-Que los plásticos y otros químicos nos intoxican y merman nuestra capacidad reproductiva.

-Que los grandes medios de comunicación están manipulados y mienten sistemáticamente

-Que existen energías libres y limpias que son ocultadas a la población por las grandes corporaciones energéticas

-Que la energía nuclear es de todo menos segura y que no se tiene ningún control sobre sus consecuencias a largo plazo

-Que la obsolescencia programada es un sistema insostenible que acabará agotando los recursos del planeta

-Saben perfectamente que la mayoría de países colaboran desde hace años en el espionaje masivo hacia su población

-Que podrían garantizar el acceso a la vivienda a todos los ciudadanos, pero no lo hacen porque seria un mal negocio

-Que toda la población mundial podría alimentarse sin problemas y que cada año se destruyen miles de toneladas de alimentos para que no baje su precio

-Y ante todo saben que cuando gobiernan tienen que obedecer a estos poderes en la sombra y colaborar con ellos activamente en su política de robos y crímenes masivos.

Y llegados a este punto, surge la gran pregunta:

¿Qué tipo de personas nos gobiernan?

Si tú tuvieras conocimiento de todas estas barbaridades, ¿cómo te sentirías?

¿Podrías dormir por la noche sabiendo que eres partícipe, por acción o por omisión de todos estos abusos y crímenes?

Aunque tú fueras inocente,

¿Podrías mirar a los ojos a los otros gobernantes, sabiendo lo que están haciendo? ¿Podrías encajar su mano como si nada y saludar a cámara con una patética mueca forzada, como hace tu presidente cuando acude a una cumbre internacional o a una reunión bilateral?

¿Podrías mirar a los ojos a los votantes y a las personas que te aclaman y te estrechan la mano en los mítines?

¿Podrías mirar a los ojos a tus propios hijos o a tus propios padres?

¿Podrías mirarte ni tan solo en el espejo?

Pues ellos lo hacen.

Y sonríen.

De hecho, parece que disfrutan con ello.

Todos y cada uno de los altos gobernantes del planeta.

Obsérvalos con atención.

No se les ve carcomidos por el remordimiento.

No parecen torturados por conocer esos secretos oscuros y terribles y que causan tanto dolor y destrucción alrededor del planeta.

Ni tan solo parecen cansados…eso es que deben dormir bien por las noches.

¿Te vas haciendo una imagen del tipo de personas que nos gobiernan?

¿De todos ellos, con independencia del país o del supuesto color político o ideológico?

Pregúntate una cosa…si supieras todo lo que ellos saben, si te vieras obligado por la fuerza a actuar como ellos actúan, ¿No se te pasaría por la cabeza hacer alguna cosa al respecto?

¿No se te pasaría por la cabeza incluso algo tan ingenuo como convocar una rueda de prensa por sorpresa y denunciar públicamente todo lo que está sucediendo en el mundo?

¿Te has preguntado qué acontecería si de repente, un alto gobernante mundial, en una rueda de prensa en directo ante las cámaras de todo el mundo, dijera que está harto de fingir y desvelara, ni que fuera en fugaces titulares, muchos de los espantosos secretos de los que tiene conocimiento?

¿Acaso no seria un impacto planetario?

¿No causaría un auténtico terremoto en la opinión pública que nos llevaría a un nuevo estado de conciencia sobre la realidad de las cosas?

¿No habría un antes y un después de ese momento histórico, en el cual ese mandatario se erigiría como único y gran protagonista, para satisfacción de su ego?

¿No se transformaría en un paladín por la verdad y la justicia que dejaría una marca indeleble en el mundo de la política y quizás en los libros de historia?

Y al fin y al cabo ¿Qué le podría suceder? ¿Qué los medios de comunicación lo descalificaran públicamente y que sus oponentes políticos lo tildaran de loco y enajenado mental?

¿Qué sería lo máximo que le podrían hacer?

¿Matarlo a él y a toda su familia?

¿Y acaso eso no le convertiría en un héroe y en un símbolo y potenciaría la veracidad de sus revelaciones?

Pregúntate,

¿Cuanta gente con ideales y con convicciones ha arriesgado su vida y la de los suyos a lo largo de la historia?

¿Cuantos centenares de miles, incluso millones de personas, han luchado por la verdad, por la libertad y por la justicia y se han enfrentado a la opresión aún sabiendo que ellos y los suyos sufrirían las mas duras represalias?

Eso nos demuestra que nuestros gobernantes, son, como mínimo, unos vulgares cobardes.

Y en todo caso, si no llegan a denunciar todas esas injusticias mientras están en el gobierno, debemos preguntarnos: ¿Porque tampoco lo hacen cuando lo abandonan?

¿O cuando abandonan el mundo de la política?

¿Por qué ni tan solo revelan la verdad cuando están en su lecho de muerte o cuando siendo unos ancianos escriben alguna de sus falseadas y vomitivas autobiografías y ya no tienen nada que perder?

Todo esto nos da pistas bastante claras sobre el tipo de personas con las que estamos tratando, ¿No?

Quizás la excusa que pongan todos estos gobernantes para no realizar actos tan heroicos y altruistas es el miedo a las represalias que podrían sufrir por parte de esos poderosos grupos que lo gobiernan todo entre bambalinas.

El miedo por lo que les pueda suceder a ellos mismos y a sus seres amados.

Un miedo que sería de lo más razonable, ciertamente.

Sin embargo, este razonamiento nos aboca a una conclusión bastante obvia…

Y es que si tuvieran la conciencia suficiente como para no querer ser partícipes de tanta maldad y al mismo tiempo temieran tanto por sus seres queridos, entonces la única salida lógica que les quedaría seria abandonar el gobierno.

Renunciar irrevocablemente al poder.

Pero curiosamente, eso no lo hacen nunca.

Jamás.

Y eso solo puede significar una cosa: que sus ansias de poder son superiores a su conciencia.

Y que sus ansias de poder son superiores al amor que puedan sentir por los “suyos”.

¿O es que acaso hemos visto alguna vez a un gobernante sacrificando su carrera política, a la que debe entregar la totalidad de su tiempo y de su energía, por estar con sus hijos y su esposa y darles el cariño y el amor que necesitan?

Como vemos, todos los caminos llevan a una misma conclusión.

Estamos gobernados por auténticos malnacidos.

Sin excepción.

Con las gradaciones que cada uno considere oportunas, prisionero de sus filias y fobias ideológicas y personales.

Pero lo cierto es que estamos gobernados por una nutrida selección de seres ruines, perversos y miserables, sin excepción alguna.

El gobierno de los peores.

Y si lo razonamos con un mínimo de espíritu crítico, veremos que ésta no es una conclusión tan visceral como pueda parecer a primera vista.

Pues el sistema, por su propia dinámica de funcionamiento, se encarga de establecer los filtros necesarios para fomentar que solo accedan al poder los malvados y las personas sin escrúpulos ni empatía hacia los demás.

Supongamos a alguien con conciencia, que constantemente está pensando en el bien común; alguien comprensivo y dispuesto a sacrificarse por ayudar a los que le rodean; alguien que siempre piense en el bienestar de los otros, por encima de sus propios intereses personales.

Y ahora situémosle en un entorno altamente competitivo, como una gran empresa o un partido político, en el que todos los miembros conspiran y luchan por acaparar el máximo poder y ocupar la mejor posición.

¿De verdad crees que alguien con estas características puede llegar a ocupar un alto cargo?

¿De veras?

¿Quién adquiere la mejor posición en un entorno competitivo?

Obviamente, el que compite mejor.

Y en el caso concreto de un partido político, el que conspira mejor; el que traiciona mejor; el que corrompe mejor a los demás para escalar posiciones; el que tiene mayor capacidad para derrotar a sus opositores por la vía que sea necesaria.

Jamás alcanza el poder alguien con ideales puros; jamás alcanza el poder alguien bondadoso y generoso capaz de renunciar a sus propios intereses en alas del bien común.

Ni tan solo lo alcanza el más inteligente o el mejor preparado.

Lo alcanza siempre el que tiene menos escrúpulos y barreras morales a la hora de utilizar todas las armas a su abasto para alzarse con el poder.

Y esto no es así por una extraña y oscura conspiración.

Es por la mera lógica interna y competitiva del sistema.

Por esta simple razón, lógica y casi mecánica, el mundo está literalmente gobernado por los peores.

Por el escalafón más bajo de la especie humana.

Por los más egoístas, los más insensibles, los más cobardes, los más hipócritas, los más traidores, los más ambiciosos, los más malvados…

Y esta es una razón moral por la que todos nuestros gobernantes son ilegítimos.

Pero aún hay una razón que va más allá de la siempre voluble y opinable moral.

Y esa razón es que nuestros gobernantes, simple y llanamente, no cumplen con sus obligaciones.

No cumplen con el deber que les ha sido encomendado.

Porque en un sistema democrático, un gobernante es un ciudadano que es elegido por los demás ciudadanos para administrar los bienes del Estado, que pertenecen a toda la comunidad y que tiene la obligación de garantizar siempre el bien común y de velar por el bienestar, la prosperidad y la felicidad del pueblo.

Esa es la única función que legitima el ejercicio de un gobernante.

Y cuando un gobernante miente a los ciudadanos, cuando no dice la verdad sobre los delitos y crímenes que se están cometiendo en contra de todos ellos y oculta información al respecto, pierde toda legitimidad para seguir ocupando su cargo.

Porqué no está cumpliendo con su deber de servir al pueblo, del que emana toda soberanía.

Llegados aquí, el subterfugio que siempre exponen nuestros sucios gobernantes para arrogarse la legitimidad siempre es el mismo: la legitimidad del gobierno procede de las urnas y no puede ser discutida por ninguna otra vía.

Es decir, según ellos, lo que les legitima tan solo es el procedimiento por el que han sido elegidos, las elecciones democráticas y su resultado y no el cumplimiento o incumplimiento de la función que les ha sido encargada.

Un razonamiento tan absurdo que a todos los ciudadanos se nos tendría que caer la cara de vergüenza por tolerarlo.

Podemos afirmar que nuestros gobernantes utilizan el sistema legal como una telaraña en la que la ciudadanía se ve atrapada e inmovilizada y que les sirve a ellos de base sobre la cual moverse libremente para devorarnos y robarnos tanto como les plazca.

Así pues, en conclusión, nuestros gobernantes no cumplen ninguno de los requisitos que pueden legitimarles.

Moralmente son los seres mas reprobables e inmorales de la especie y por si fuera poco, no cumplen con la función de servicio que les ha sido encomendada.

Por estas razones, TODOS LOS GOBERNANTES DEL MUNDO SON ILEGÍTIMOS.

Espero que seas plenamente consciente de ello la próxima vez que veas a tu estimado presidente riéndose de ti por la televisión…

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