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lunes, 22 de octubre de 2012

DIA INTERNACIONAL DE LA TARTAMUDEZ: NADA QUE CELEBRAR


DIA INTERNACIONAL DE LA TARTAMUDEZ: NADA QUE CELEBRAR

Hoy día 22 de Octubre, se celebra el día internacional contra la discriminación por tartamudez, aunque supongo que casi nadie se habrá percatado de ello. No me extraña. La mejor arma que tiene el sistema para enterrar una causa que desenmascara sus manchas más vergonzantes consiste en institucionalizarla, subvencionarla hasta las orejas y dedicarle un día del calendario juliano al mismo nivel que el santoral del clero. Así, actualmente tenemos días para todo lo que se nos ocurra: día de la Tierra, día del Medio Ambiente, día contra la discriminación sexual, día contra…De ese modo, entre un cacao interminable de fechas, la gente percibe esas luchas desde lo puramente simbólico, un pequeño reportaje que aparece en el telediario y a otra cosa mariposa.  

Pero, llendo un poco a lo concreto ¿Por qué hablar de la discriminación por tartamudez? ¿Eso existe? No estamos hablando de desprecio, ni de falta de comprensión por parte de amigos, compañeros, familiares y demás. Para nada. Estamos hablando de una discriminación silenciosa y microscópica (o a veces no tanto) en el mundo del trabajo y en el plano social, en el sentido abstracto del término. En el plano social, la falta de fluidez en el habla produce dos efectos: por un lado, el rechazo directo hacia el mensaje que se intenta trasmitir; y por otro lado, la timidez entre las personas que la padecemos, lo cual nos tiende a aislar socialmente (con las consecuencias que eso tiene por ejemplo a nivel afectivo o para solicitar ayuda en una comunidad humana). Vivimos en un mundo donde día sí y día no, hay que reclamar algo: Nos llueven facturas, embargos, impagos a Hacienda, caducidad de tarjetas sanitarias, empadronamientos, papeles del desempleo. Para sobrevivir a esa jungla neoliberal y de burocracia autoritaria, no queda otra que discutir verbalmente entre ventanillas, pues las quejas por escrito son casi siempre papel mojado. Por no hablar de los teléfonos de atención al cliente o de información…No nos engañemos: el poder de disuasión oral es más convincente que el mejor argumento y aquí la tartamudez pierde por goleada.

En el mundo del trabajo, diversos estudios corroboran lo que es un secreto a voces: las personas tartamudas tienen que aceptar trabajos peor pagados y generalmente de peores características que otra persona, en igualdad de condiciones. Durante entrevistas para trabajos que implican atención al público o ventas a comisión, los tartamudos tenemos que sudar gotas de sangre para ocultar nuestro “problema”, pues de lo contrario somos excluidos “ipso facto”. Por no hablar de que el acceso a la Administración Pública está prácticamente vetado. Hasta el año 2005, la tartamudez era una causa de exclusión legal (es decir, contemplada expresamente en los propios reglamentos) de las pruebas orales de acceso a varios cuerpos de funcionarios. Desde ese año, no se ha avanzado en realidad NADA, pues dicha causa de exclusión se eliminó sólo para opositar a los cuerpos represivos del Estado (policía), lo cual como anarcosindicalista me repugna enormemente!!  Casos muy recientes de discriminación por tartamudez lo encontramos, sin ir más lejos, en la concesión de permisos de pesca en Andalucía. El Instituto Social de la Marina, con todo su orgullo castrense, franquista y fascista, le negó el permiso de faena a Rafael, vecino de El Rompido (Huelva), simple y llanamente por “ser tartamudo”. Se da la circunstancia de que Rafael cuenta con numerosos títulos de formación profesional, así como una dilatada experiencia como peón de mantenimiento naval o como expendedor en una gasolinera:


 

 

 

Tartamudez y anarcosindicalismo  

La historia de la CNT-AIT y del movimiento anarquista ibérico, en general, no puede permanecer ciega ante este fenómeno de desigualdad, pues entre sus filas integró grandes luchadores tartamudos. La falta de fluidez en el habla nunca ha sido, empero, un problema para afrontar con valentía la represión patronal y la persecución del Estado. Por ejemplo, diversas fuentes hablan de cierta tartamudez nada menos que en nuestro querido compañero Mateo Morral. Las revisiones enciclopedistas recientes registran el nombre de Antonio Mas Gómez, apodado popularmente como “El Tartamudo”. Este miembro del comité pro-presos de Arín fue el encargado de preparar la huida de Recassens en Septiembre de 1922, aunque por ello fue apresado en Pueblo Nuevo, al intentar asaltar un tren en la misma operación. En dicho asalto, sin embargo, “El Tartamudo” consiguió que Ramón Recassens, aunque malherido, lograra escapar a Francia, donde prosiguió con su acción expropiadora. Finalmente, cabe mencionar el apoyo intelectual que en sus primeros años de escritura brindó José Martínez Ruiz “Azorín” al anarquismo. Entre otras obras, tradujo por vez primera  “Las prisiones” (Kropotkin, 1897) y “De la patria” (Hanon, 1896) y escribió “La nochebuena del obrero”, “Crónica” o “La política”. Lamentablemente, después se unió al conservadurismo más rancio del sistema de turnos de Alfonso XIII y comenzó a trabajar para ABC, según algunos autores porque no pudo soportar la marginación y la expulsión de numerosos medios debido a su militancia anarquista. Moraleja: La tartamudez se perdona mientras no se utilice para incordiar a sus señorías.

En nuestra práctica anarcosindicalista diaria, hay muchas acciones que se pueden asumir para hacer frente a esta segregación social. Por ejemplo:

-  Asumamos con toda nuestra energía conflictos laborales donde exista el menor indicio de discriminación por tartamudez.

-  Denunciemos públicamente a cualquier  empresario o explotador que haga burla de cualquiera de sus trabajadores tartamudos.

-  Apoyemos a la Contrapsicología y a la pedagogía libertaria para revertir el paradigma social: no es el tartamudo el que debe torturarse con sesiones de logopedia y arreglar “su problema”, sino la sociedad la que debe transformarse radicalmente.

-  Creemos espacios alternativos de comunicación y de expresión oral y escrita, al margen de subvenciones estatales y de grandes corporaciones, donde lo que prime no se la imagen del que habla, sino la idea que éste expresa.

 Porque si nadie “habla” por nosotros, que nadie luche ni decida por nosotros.

 Autor: Miguel Lara

          fmlara24@yahoo.es

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