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martes, 24 de abril de 2012

RICARDO MELLA TEORICO DEL ANARQUISMO


 Ricardo Mella Cea
 El 23 de abril de 1861 nace en la Gamboa (Vigo, Pontevedra, Galicia) el intelectual y teórico del anarquismo Ricardo Mella Cea. Hijo de una modesta familia de artesanos, su padre, José Mella Buján, capeller de profesión, militaba en las filas del republicanismo federal y educó a su hijo en estas ideas y en el respeto por Francesc Pi y Margall. Un hermano de su madre (Dolores Cea Fernández), denominado Francisco Cea, fue el delegado de Valladolid en el I Congreso Obrero Español, celebrado el junio de 1870 en Barcelona. Ricardo Mella hizo los estudios primarios en su ciudad natal inmerso en el ambiente republicanofederal. A los 16 años ingresó en el partido de Pi y Margall, del cual pronto será secretario de la sección de Vigo. Compaginó los estudios con el trabajo en una agencia marítima y el conocimiento otros idiomas (francés, inglés e italiano), hecho que amplió su campo de lecturas. En 1878 empezó a dirigir el periódico quincenal La Verdad. En 1881 fue denunciado por «injurias graves» por José Elduayen, marqués de Pazo de la Merced y hombre fuerte de la política caciquista de Cánovas.



 Este mismo año fundará en Vigo el semanario federalista de cariz obrerista La Propaganda, donde denunciará el servicio militar y sus escándalos (cuotas, redenciones en metálico, etc.), hecho que popularizó el periódico en los círculos obreros. A partir de 1882, a partir de la lectura de la Revista Social y de las experiencias de los congresos obreros de Barcelona (1881) y de Sevilla (1882), se decantará por el pensamiento anarquista, abandonando la ideología republicanofederal. En abril de 1882 la Audiencia Territorial coruñesa lo condenó por el asunto Elduayen, a una sentencia de las más duras que se conozcan a la época a un periodista; interpuesta apelación ante el Tribunal Supremo, fue finalmente condenado a tres años y siete meses de destierro y a 200 pesetas de multa, condena que se hizo pública el noviembre de 1882, poco después de que Mella volviera del Congreso de Sevilla de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) en septiembre de aquel año, al cual había ido en representación de la Federación Local Libertaria de Vigo y donde se alineó en la tendencia anarcocolectivista. En este congreso conocerá Juan Serrano Oteiza, su futuro suegro y hombre que influirá fuertemente en su vida y en su pensamiento àcrata. En 1883, después de ser condenado al destierro, y aunque con casi toda seguridad había sido perdonado por Elduayen, marchó a Madrid, instalándose en el domicilio de Serrano Oteiza y haciendo trabajo en  su notaría.

 En 1884 presentó una memoria sobre la emigración en Galicia en un certamen literario convocado por el Ayuntamiento de Vigo y que fue rechazada por su «radicalismo sociológico». Este mismo año, con Ernesto Álvarez, tradujo Dios y el Estado de Bakunin, que publicará como folleto en la Revista Social. En 1885 presentó su trabajo rechazado («El problema de la emigración en Galicia») y otro («Diferencias entre el comunismo y el colectivismo») en el Y Ciertamente Socialista, organizado por el Centro de Amigos de Reus; ambos trabajos fue premiados. En 1886, muere Serrano Oteiza, empezó a publicar una serie de artículos en la revista Acracia, donde defendió el colectivismo contra las tendencias anarcocomunistas. En 1887 acabó los estudios de topografía, carrera aconsejada por su mentor Serrano Oteiza. En 1888 se instaló en Sevilla, puesto que había ganado en oposición una plaza de topògrafo, con su esposa, Esperanza Serrano Rivera, con la cual tendrá 12 hijos. En la capital andaluza compaginará las tareas topográficas con las actividades periodísticas y fundará el periódico La Solidaridad, que después se transformará en La Alarma. En esta época se familiarizará con las ideas de Tucker, a través de la lectura del periódico Liberty, de Boston. En 1889 participó en el II Certamen Socialista, que los libertarios del grupo «Once de Noviembre» de Barcelona organizaron en esta ciudad; todos sus trabajos fueron premiados. Durante estos años colaborará en varias publicaciones anarquistas: La Anarquía y La Idea Libre, de Madrid; El Corsario, coruñés; El Despertar, de Brooklyn (Nueva York); Ciencia Social, de Buenos Aires; El Humanité Nouvelle, de Bruselas; Acracia, de Barcelona, etc. De esta época es su exitosa conferencia Evolución y revolución, que será publicada por los republicanofederales de Vigo.

 En enero de 1892 se entrevistó con el anarquista italiano Errico Malatesta y con el libertario catalán Pere Esteve, llegados a Sevilla desde Córdoba en una gira de conferencias. En 1893 publicó La coacción moral y salió en forma de folleto su obra sobre los Hechos jerezanos (8 enero 1892 - 10 febrero 1892. Los Sucesos jerezanos) y El 1º de Mayo. En 1894 se publicó en Madrid el libro de César Lombroso Los anarquistas y dos años después Mella hará la réplica en su trabajo Lombroso y los anarquistas. Entre 1895 y 1900 residirá entre Pontevedra y Vigo, y en esta época escribirá algunos de sus trabajos más conocidos: La ley del número. Contra el Parlamento burgués y Del amor: modo de acción y finalidad social. En estos años gallegos recibirá en su casa a Josep Prat, que huía de la represión surgida a raíz del atentado de la procesión del Corpus, y preparará su embarcamiento hacia América. Desde el 1897 hasta el 1899 vivirá en Pontevedra, donde hará trabajo de topògrafo en la construcción del ferrocarril, participando a la vez con la compañera contra los procesos de Montjuic y escribiendo en El Corsario; también, preocupado por la lucha agrarista en Galicia, publicará su folleto A los campesinos. En 1900 participó, como delegado del movimiento obrero peninsular, en el Congreso Anarquista Internacional de París, que se tuvo que reunir ilegalmente puesto que las autoridades francesas lo prohibieron, y donde presentó su memoria «La cooperación libre y los sistemas de comunidad», que será publicada por Las Tiempos Nouveaux, y el trabajo «El colectivismo y el comunismo anarquista». Entre 1900 y 1910 vivirá por cuestiones profesionales en Asturias, primero a Sariego, donde hará de topògrafo en la construcción del ferrocarril, y después a Sotroncio.

 Mella influenciará a los anarquistas de aquella región, como por ejemplo Eleuterio Quintanilla y Pedro Sierra, que será su primer biógrafo, con los cuales lanzará varias publicaciones asturianas. En 1902 colaborará en La Protesta Humana, de Buenos Aires, y en La Revista Blanca. En 1903 hará una conferencia («Las grandes obras de la humanidad») al Instituto Jovellanos de Gijón organizada por la Junta Directiva de Extensión Universitaria de Oviedo. En esta época colaborará asiduamente en la revista Natura, dirigida a Barcelona por su amigo Josep Prat, y escribirá en contra del anarquismo violento varios artículos y folletos, a la vez que reivindicará el «anarquismo sin adjetivos» de Tárrida del Mármol. En 1905, con la desaparición de la revista Natura, como que no encontró ningún órgano de expresión libertario adecuado para sus escritos, dejó de publicar artículos en favor del anarquismo, descontento del «jacobinismo» del sindicalismo revolucionario y de su prensa. En 1909, a raíz de los hechos de la Semana Trágica, retomó su actividad literaria en defensa de los ideales anarquistas más puros y radicalmente antiautoritarios, especialmente en Tribuna Libre y Solidaridad Obrera, de Gijón. Entre 1910 y 1914 publicó, bajo varios pseudónimos (Raúl, Mario, Dr. Alén), en Acción Libertaria y El Libertario, etapa que será de las más fructíferas ya instalado definitivamente en Vigo y participando activamente en la construcción de la red de tranvías eléctricos de esta ciudad, tarea bastante popular entonces. En 1912 publicó la traducción de La ciencia moderna y el anarquismode Kropotkin; también publicará este año su compilación de artículos ampliados Cuestiones sociales.

El año siguiente publicará Cuestiones de enseñanza, donde se muestra partidario de una educación neutra, sin influencias religiosas, políticas o sociales de ninguna casta, apuesta por la Escuela Moderna de Ferrer y Guardia. En 1914,  acabada la construcción de la red de tranvías de Vigo, fue nombrado director gerente de la compañía. Cuando estalla el conflicto mundial, en plena polémica entre aliadòfils y neutralistas, tomó partir, junto con Federico Urales, por la causa belicista o aliadòfila, actitud que responde a la creencia que una victoria frente al Imperio alemán era una victoria de la libertad y del progreso. El triunfo de las tesis neutralistas en el movimiento anarquista peninsular y el renacimiento de aquello que él denominaba «jacobinismo anarquista» motivó su retirada de la lucha activa anarquista, retirada que sólo fue interrumpida por la aparición, el agosto de 1916, de la revista Renovación, que redactaron los discípulos de Mella, Eleuterio Quintanilla y Pedro Sierra. En 1922 Abad de Santillán lo embarcó en la traducción de la Ética de Kropotkin, traducción que empezó pero que tuvo que abandonar por la deficiente traducción inglesa sobre la que tenía que trabajar. Ricardo Mella murió el 7 de agosto de 1925 en Vigo (Pontevedra, Galicia) y su entierro fue una verdadera manifestación de luto popular; los actos duraron varios días y los periódicos de todas las tendencias animaban a participar. El Ayuntamiento de Vigo le dio el nombre de Avenida de Ricardo Mella a la que hoy es La Florida. Asorey, el escultor gallego más importante de entonces, realizó el mausoleo que guarda sus restos al cementerio civil de Pereiró.

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