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viernes, 23 de diciembre de 2011

[Argentina] A 10 años del levantamiento de diciembre de 2001

“Debemos trabajar activando entre los no organizados y quizás imposibles de organizar, para despertar en ellos el espíritu de rebelión y el deseo y la esperanza de una vida libre y feliz.” Errico Malatesta.

Se cumple ya una década de una de las más importantes rebeliones populares de la región. Nos referimos a la situación vivida en el año 2001 donde la gente en las calles coreaba el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Aquel fue un momento bisagra tomando en cuenta la historia de resistencia previa –que ya llevaba más de 5 años de visibilidad- y el desenlace de las luchas sociales que continuaron hasta la actualidad. La importancia del 19 y 20 de diciembre en si, no se debe solo al quiebre que se hizo de la institucionalidad argentina sacando a un gobierno que, con poca legitimidad, se intentaba mostrar como cambio a la par que practicaba una profunda continuidad de las políticas neoliberales del menemismo. Tampoco la importancia de esta explosión popular en las calles tuvo que ver exclusivamente con haber forzado la renuncia de 4 presidentes en una semana. Sin embargo todo esto no fue menor.

Que se vayan todos ayer y hoy!!

Nos acordamos mucho de aquel 2001 en estos momentos en que el capitalismo y el Estado no solo no han podido darle respuesta a las necesidades de la humanidad en su conjunto sino que se las han ingeniado para hundirla cada vez mas y sumirla en una miseria sin precedentes. Sectores de la población movilizado en Europa y EEUU han tomado las calles para protestar y enfrentarse a los responsables de la crisis, entre ellos banqueros, políticos, empresarios y gurúes de la economía. Todos ellos claros funcionarios de los diferentes estados y poderes económicos asociados para el vaciamiento. En estos casos se ha llegado a invocar el espíritu del 2001 argentino con el fin de enfrentar a un “modelo” caduco. En medio oriente y norte de África la protesta popular apuntó a echar regímenes dictatoriales aunque todavía todas estas movilizaciones populares, no han podido presentar al momento, propuestas organizativas de base que atenten contra el orden establecido.

Se puede visualizar, tanto hoy como ayer, una tendencia general que se viene dando con distintas variantes, pero con ciertos lineamientos comunes como clave de época, y que tiene que ver con la crisis de instituciones en general y de la ruptura del imaginario social con respecto a estas.

Crisis y ruptura que abarca al estado, a los sindicatos corrompidos, a los partidos y políticos del sistema, inclusive a los de la izquierda tradicional, y a sus distintos criterios políticos y organizacionales.

Y si bien ponemos la lupa sobre las consecuencias de la rebelión del 2001 por su magnitud, estas devienen del análisis, como decíamos mas arriba, de todo un cúmulo de procesos anteriores y por tendencias, que si bien con diferencias, se pueden ver en otros procesos de la región. Y esto se demuestra, de un tiempo a esta parte, en que toda vez que parte de la población se inclina hacia los asuntos públicos o de su interés, lo hace autoorganizada y/o movilizada, con desprecio hacia la clase política, aunque se trate del que vaya primero en las encuestas… Lo hace con el imaginario social del 19/20.

Hace 10 años, en este país estábamos la mayoría de la clase oprimida enfrentándonos a los mismos sectores dominantes que hoy oprimen con sus políticas de manera casi calcada en otros lugares del mundo. Estábamos en un contexto latinoamericano de levantamientos como el de Chiapas, luchas por la defensa de recursos como en Bolivia, expropiación de tierras como las de los Sin Tierra en Brasil y puebladas indígenas como las de Ecuador. En ese momento las asambleas vecinales, las tomas de fábrica y el movimiento piquetero entre otros sectores, nos incluíamos en esta gesta latinoamericana combativa y pudimos decir basta en las calles. Sin embargo la falta de un mayor entramado entre los movimientos sociales y una falta de unidad de los mismos, la mezquindad y la nublada visión política de algunos, como la falta de prefiguración concreta de alternativas de sostenimiento de la vida social desde otros paradigmas, hicieron eclosión en el instante en que hubo que improvisar el enfrentamiento y la suplantación de la vieja sociedad. Si por un lado era bienvenida la idea de acabar por completo con las instituciones vigentes no hubo prácticas ni experiencias que hayan dado la posibilidad de tirar abajo el aparato del estado y el capitalismo.

Tensión abierta entre lo viejo y lo nuevo

Lamentablemente la tensión entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer, no ha producido por el momento una síntesis favorable para los de abajo. Pero la tensión sigue…

Con la apresurada salida de Eduardo Duhalde del gobierno luego de la masacre de Avellaneda en donde bajo su responsabilidad fueron asesinados dos hijos de nuestro pueblo como Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y el advenimiento del Kirchnerismo como proceso, podemos decir que se cierra una de las situaciones mas extraordinarias de efervescencia popular pos dictadura. El reordenamiento institucional y económico, operado por los K, seguido de una retórica antineoliberal en sintonía con otros procesos latinoamericanos, vino a romper con algunas lógicas derivadas de procesos anteriores aunque mantiene en esencia, determinadas características del régimen de dominación más general.

El estado y la clase dominante pudieron en pocos años darse una lavada de cara con un modelo económico extractivo-exportador que minimizaría las consecuencias de la crisis local y la actual crisis internacional, que todavía sigue latente y promete dar nuevos coletazos. Las prácticas de políticas clientelares y prebendarias del duhaldismo y el menemismo fueron reapropiadas por los K posibilitándoles armar una duradera alianza con sectores poderosos de la economía, gobernadores de provincias feudales, “barones” del conurbano bonaerense y burócratas sindicales.

Las políticas llevadas a cabo por el kirchnerismo hicieron estructural la exclusión de sectores populares como los desocupados cada vez más marginados en los barrios, trabajadores tercerizados y precarizados siempre en riesgo a ser despedidos, campesinos del norte corridos por la policía de los grandes terratenientes, y pueblos originarios aun sin tierra entre otros.

A su vez, combinando inteligentemente cooptación de parte de referentes y sectores en lucha y disciplinamiento y deslegitimación de aquellos que seguimos en la pelea, fue configurando un nuevo escenario hegemónico, donde la fragmentación (de la cual los que luchamos por una transformación radical de la sociedad también tenemos que hacernos responsables) es la constante en estos tiempos que corren.

Pero donde hay dominación hay resistencia y por eso, a pesar del aparente avasallamiento de toda la parafernalia efectista de este ultimo proceso, por lo bajo y desde abajo se siguen tejiendo experiencias de construcción y lucha autónomas que recrean y profundizan el espíritu del 19/20 y de la cual los y las anarquistas y con cada vez mas ímpetu vamos formando parte. Y aquí, aparece nuevamente la clave de la ruptura del imaginario social, que si bien hoy se podría ver un tanto desdibujada por la situación de normalidad institucional y de relación de fuerzas desfavorable para la clase oprimida, esta ahí latente y sigue marcando el contexto. Y esto es así porque no es un dato que pueda verse en términos estrictamente políticos, es decir en tiempos de resolución cortos, sino mas bien culturales, de largo alcance y mayor profundidad y consecuencia social.

Así las cosas, podemos ver el vacío que se abre todavía inmenso entre la vieja institucionalidad todavía viva y nuestras construcciones sociales todavía embrionarias. Unas y otras responden a una misma situación y tironean dentro de una brecha que todavía sigue abierta…

El pueblo organizado puede solo!!

Hoy más que nunca al igual que hace 10 años la organización de base y asamblearia se muestra como un camino posible para ir construyendo un poder propio de la clase oprimida y explotada que redunde en una ruptura revolucionaria con desenlace popular y en la posibilidad de sostenimiento de otra forma de coordinación de la vida social. Hoy cuando ya pasó una década de aquel levantamiento aún estamos disputándonos con los de arriba proyectos de sociedad antagónicos.

Los y las anarquistas organizados en FACA, creemos que tenemos que sostener este proyecto de ruptura revolucionaria a través de un arduo trabajo de base participando e impulsando organizaciones populares democráticas y combativas dando todos los días esa disputa con el poder dominante en los escenarios y con los métodos acordes a nuestra estrategia de lucha y construcción de nuevas realidades sociales. Sin jefes ni partidos dirigentes y con independencia de clase y autonomía, reafirmamos que el camino consiste en la destrucción del Estado en tanto especial ámbito institucional de dominación, que produce y reproduce éstas relaciones, y en la supresión de las formas gubernamentales que constituyen un poder que expropia y aliena la capacidad de decisión de la vida social del conjunto de la población. Desde nuestra posición de un anarquismo de intensión social y revolucionaria pensamos que las prácticas organizativas de base actuales, son el embrión de un poder propio de la clase oprimida. Representan la puesta en práctica de una praxis prefigurativa libertaria que combatiendo al Estado pueda ser alternativa de organización social desde abajo.

La lección de hace diez años nos muestra el lugar donde tenemos que estar los y las anarquistas cuando el pueblo diga basta! Esos lugares no son otros que el barrio, los espacios de estudio y trabajo, el campo y cualquier lugar en donde se padezca la injusticia de un sistema de dominación estatal y capitalista, aportando propuestas, proyección, capacidad organizativa, de articulación y lucha con horizonte transformador. Solo así podremos darle características libertarias a un nuevo proceso que intente en un próximo capítulo de nuestra historia que el “Que se vayan todos” sea acompañado por nuestra experiencia como pueblo de hacernos cargo del futuro de nuestras vidas.

Abajo el Estado!

Arriba lxs que luchan!

Viva la Anarquía!

Federación Anarco-Comunista de Argentina

fuente:  http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/19248

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