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martes, 22 de noviembre de 2011

Tahrir se levanta también contra los políticos

¿Dónde están los políticos egipcios? En Tahrir, no. En el cuarto día de violentos enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes, la Junta Militar ha empezado a mover ficha tímidamente a seis días del inicio de un tortuoso proceso electoral. Pero en la plaza, que ha recuperado el sentimiento de unidad de los días de revolución, el grito condiciona su retirada a la devolución del poder a las autoridades civiles.


A última hora de ayer lunes, el Gobierno títere presidido por Essam Sharaf presentó una dimisión sobre la que, a pesar de las informaciones confusas que circulan, no tendría aún una respuesta oficial del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. El primer ministro y su gabinete, acosados por la gestión de la enésima crisis de la transición, se han granjeado una amplia impopularidad. "Sharaf actúa como un simple secretario de los militares", bromeó el candidato presidencial Ayman Nur en una reciente entrevista con EL MUNDO.

Un Gobierno de unidad nacional

Sin noticias de la renuncia, la Junta Militar convocó a las fuerzas políticas a "una reunión de urgencia" para "examinar las causas que han agravado la crisis y el modo de salir de ella cuanto antes para preservar la paz nacional". Y, según el canal de televisión Al Hayat, estaría meditando la posibilidad de reemplazar el actual Ejecutivo por uno liderado por un figura independiente como el Premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei. "Haré cualquier cosa para salvar al país", señaló ayer El Baradei al diario británico 'The Guardian' tras criticar el "uso excesivo de la fuerza".

El veterano político también respaldó una propuesta que se abre paso entre las fuerzas políticas: establecer un Gobierno de salvación nacional integrado por todas las sensibilidades ideológicas del país árabe más poblado del mundo y que goce de plena autonomía frente a los dictados de unos militares desacreditados por diez meses de terribles abusos.

La tardía reacción de los partidos

Pero, en su regreso a las revueltas que forzaron la salida de Mubarak, la plaza está de nuevo huérfana de fuerzas políticas, que se sumaron tarde por la cercanía de unas elecciones que la junta militar se niega a aplazar. Este lunes, en un comunicado, fuerzas islamistas, liberales e izquierdistas entonaron un 'mea culpa': no prestaron el adecuado apoyo político y fracasaron al lograr un inmediato cese de la violencia. Y coincidieron con los revolucionarios en la necesidad de celebrar elecciones presidenciales en 2012 y cerrar cuanto antes el período de tutela militar.

Satisfechos con el paso, dirigentes de algunos partidos intentaron capitalizar las protestas confundiéndose con los manifestantes. Pero no sirvió. Los participantes llegaron a expulsar este lunes a Mohamed el Beltagy, uno de los líderes de La Libertad y la Justicia -el brazo político de los Hermanos Musulmanes y favorito en las urnas-. La formación responsabilizó a la junta militar de los violentos choques pero precisó que "no participará en ninguna sentada o protesta que pueda conducir a nuevos enfrentamientos".

Marcha del Millón

Por su parte, la Coalición de los Jóvenes de la Revolución junto a otros 37 partidos y movimientos convocó para este martes una Marcha del Millón. Una cita para, además de pedir la formación de un nuevo Ejecutivo, defender la reforma del ministerio del Interior o la disolución de las Fuerzas de Seguridad Central, una organización paramilitar encargada de ayudar a la policía en la seguridad de edificios estatales o el control de eventos multitudinarios.

Además, en un intento de aplacar la ira popular, la junta militar publicó este lunes un decreto ley que prohíbe la participación electoral de quienes "corrompan la vida política del país y dañe el interés del país" en alusión a los ex miembros del disuelto Partido Nacional Democrático (PND) que tratan de regresar al parlamento. Una medida largamente demandada en la calle pero amortizada por la brutal represión, a juicio del candidato de la alianza 'La Revolución permanente' Basem Kamel. "Es evidente que los militares hacen todo lo posible para abortar la revolución. Reprimen a los manifestantes y detienen a los defensores de la libertad de expresión", indicó a este diario.

fuente: elmundo

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