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martes, 18 de enero de 2011

Empecemos a designar las cosas por su nombre. Dos de nuestros enemigos:CCOO y U.G.T.

Leamos detenidamente la deficinión de la palabra enemigo en el diccionario castellano. Enemigo/contrario/opuesto a algo/persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal/el contrario en la guerra. Cada una de estas definiciones nos lleva a la conclusión de que los dos sindicatos mayoritarios del estado español, CCOO y U.G.T., con sus dirigentes, su aparato y todos aquellos miembros que detentan poder decisorio dentro de esas organizaciones, son nuestros enemigos, son los enemigos de la clase obrera.


Pues “contrario, opuesto a algo”, son ellos. Contrarios a los designios, esperanzas y anhelos de la clase trabajadora por liberarse del yugo al que está sometido.

Pues “persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal”, es lo que ellos profesan, ya que desear o hacer mal a la clase en sí, a la que dicen que representan, es dejarla vapulear una y otra vez por las medidas neoliberales que este gobierno (otro enemigo nuestro) impone al conjunto de nuestra clase.

Ya solo nos queda la última definición de enemigo: “el contrario en la guerra”. Esta guerra, denominada lucha de clases, la cual la burguesía nunca la ha dejado de prodigar, desde el inicio de la asunción por su parte del poder político del estado, está entrando en una fase caracterizada por la ofensiva brutal del capital contra el ejército del proletariado. Ejército en total desorganización y desbandada, en el que ellos (CCOO y U.G.T.) han sido cómplices y unos de los máximos responsables de esta situación. Aparte de enemigos son traidores, por traicionar los ideales de la época de su fundación. Están ya bien situados en la trinchera junto a la clase burguesa, frente al conjunto de la clase trabajadora.

Sabiendo ya, quienes son nuestros enemigos, ni un àpice de consideración hacia ellos, ninguna colaboración, por mínima que sea, en la que puedan sacar algún provecho. Ningún atisbo de piedad por nuestra parte, pues desde hace años ni la han tenido, ni la tienen , ni la tendrán, hacia nosotros.

Harto, harto estoy, ya desde hace treinta años, de esperar un cambio en la línea estratégica de estos sindicatos. Tiempo perdido y fuerzas malgastadas. Tiempo mío y el de todas esas voces críticas, que desde dentro de esas organizaciones, creyeron poder cambiar la situación y han sido purgadas lentamente, pero de forma inexorable.

No tengamos vergüenza por nombrar, por su verdadero nombre las cosas que son evidentes: ¡CCOO y U.G.T. nuestros enemigos de clase!, ¡CCOO y U.G.T. traidores a la causa obrera!.

Vicent Rodriguez i Payà

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