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lunes, 13 de diciembre de 2010

Por el triunfo de la Confederación

El movimiento obrero gijonés de principios del siglo XX tuvo un destacado papel en la fundación, hace cien años, de la CNT, que sería el sindicato hegemónico hasta 1937


El día de Todos los Santos de 1910, en el teatro Bellas Artes de Barcelona, un congreso nacional convocado por la organización catalana Solidaridad Obrera dio como resultado la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Aunque Andalucía y Cataluña fueron las regiones que más sociedades obreras aportaron al congreso, tuvo su importancia la representación asturiana, especialmente la destacada desde Gijón, hace un siglo una auténtica ciudad-taller. La CNT sería desde entonces la fuerza sindical hegemónica en la ciudad hasta el final de la Guerra Civil en el Norte, con la entrada de las tropas nacionales en Gijón el 21 de octubre de 1937.

De la reunión obrera en la Ciudad Condal dio un suelto el diario gijonés «El Noroeste» en su edición del 2 de noviembre de 1910: «La conclusión más importante aprobada por el Congreso es la de que sólo debe declararse la huelga general en casos excepcionales, pero nunca para pedir únicamente disminución de jornada o aumento de salario». Hace un siglo también el dirigente socialista Pablo Iglesias obtendría su acta de diputado en las Cortes, aupado por la entonces denominada Conjunción Republicano-Socialista, el primer miembro de la clase obrera que ocupaba un escaño en el Congreso.

Pero la «puesta de largo» del sindicato anarquista no se haría esperar y, tras el II Congreso de la CNT, que tuvo lugar en septiembre de 1911, una huelga de carreteros en Bilbao desencadenó un conflicto obrero general en todo el país, con la guerra de Marruecos como gran trasfondo.

El 16 de septiembre comenzó la huelga general en Zaragoza (apoyada también por la UGT) y al día siguiente «El Noroeste» daba cuenta de la misma abriendo a dos columnas su primera plana bajo el antetítulo «Malestar general en España». En su información, el «diario democrático independiente» recogía las primeras declaraciones del entonces presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas: «Se habla de huelga general, pero no hay seguridad de que el conflicto se plantee con ese carácter». El mismo día, a pesar de las palabras del presidente del Consejo, el conflicto se extendió a Sevilla, Cádiz, Barcelona y siguió en Bilbao.

Canalejas sería asesinado en Madrid de tres disparos el 12 de noviembre de 1912 por el anarquista Manuel Pardiñas (quien se suicidó al instante) delante del escaparate de la librería San Martín, en la Puerta del Sol.

En Gijón, la huelga de 1911 comenzó el miércoles día 20. El diario «El Noroeste» no pudo salir a la calle hasta el domingo 24 y, en primera página, informaba a sus lectores de lo sucedido durante los tres días que había durado la huelga general en la ciudad: «Todos los obreros, aun los no asociados, sabían que se iba al paro, y con él estaban conformes, en el sentido de representar un acto de solidaridad».

A primeras horas de la mañana del día 20 salieron comisiones sindicales informativas y «en menos de una hora se recorrió la zona de La Calzada, donde todos los obreros abandonaron o dejaron de asistir al trabajo. Solamente en la fábrica de Moreda, y de acuerdo obreros y patronos, quedó un grupo de operarios para el alto horno. Sucedió lo mismo en el casco de la población: fábricas y talleres fueron cesando en sus faenas...». No se registraron incidentes y «hasta el oscurecer estuvo la población en poder de los huelguistas, como suele decirse, y justo es consignar que todos guardaron actitud pacífica, sin cometer el más ligero desmán, ni atentado alguno contra las personas ni contra la propiedad» («El Noroeste»).

El jueves 21 el paro fue más amplio, «pues abandonaron sus trabajos hasta los barrenderos municipales» y a eso de las cuatro de la tarde aconteció el primer incidente, contó «El Noroeste», cuando «una sección de la Guardia Civil, al mando de un sargento, entró por los Cuatro Cantones (la actual plaza de Italia) en la calle Corrida (...) Junto al Café Colón había un grupo de chiquillos que venía huido de otras calles. Al medio del Bulevard (Corrida), los guardias prepararon los maussers y un chiquillo les arrojó una piedra. Sonaron entonces unos seis u ocho disparos de los guardias».

Durante la jornada habría otras descargas de fusilería y pedradas contra las fuerzas, especialmente en Begoña, la calle de los Moros, la plaza del Carmen y la calle de Jovellanos. Se registraron varios heridos y «los centros obreros fueron clausurados al terminar este día, y expulsados a la calle los individuos que en ellos había».

El viernes 22, mientras «la población estaba tomada militarmente», se recibieron noticias de que se había solucionado la huelga de Bilbao. Fue el político gijonés y diputado republicano Melquíades Álvarez (quien en 1913 pondría en pie el Partido Reformista), según «El Noroeste», quien telefoneó desde Oviedo, recién llegado de Santander, para confirmar «que en la reunión del Comité Central de Conjunción republicano-socialista, habían estado todos de completo acuerdo en apreciar las actuales circunstancias porque atraviesa España, y muy principalmente él y Pablo Iglesias (...) y debía darse por terminado el movimiento societario, una vez solucionada la huelga de Bilbao, origen de todo».

Y, en su resumen de los acontecimientos, el «diario democrático independiente» dejaba claro que «nadie puede decir, y hay que hacerles esta justicia, que los obreros tomaran parte en revuelta alguna. En todos los incidentes sólo se vieron algunas mujeres y muchos muchachos de 12 a 17 o 18 años, entre los que no faltaban conocidos randas, aunque justo es consignar que también entre los grupos de imprudentes mozalbetes había bastantes vestidos con ropas de las que no gastan los trabajadores ni aun en días de fiesta».

La gijonesa Ángeles Barrio Alonso es catedrática de Historia Contemporánea del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Cantabria. En 1982, publicó «El anarquismo en Gijón (Industrialización y movimiento obrero, 1850-1910)» (tesina) y en 1988 «Anarquismo y anarcosindicalismo en Asturias (1890-1936)» (tesis doctoral). Como especialista en los orígenes del movimiento obrero gijonés, la historiadora contesta a una de las grandes preguntas sobre el asunto: ¿Por qué Gijón fue anarquista y no socialista?

«No hay una respuesta unívoca, es muy complicado y hay muchos factores», asegura la catedrática, «entre otros una gran diversidad fabril. Es decir, a principios del siglo XX en Gijón tampoco hay grandes concentraciones industriales (salvo la siderúrgica Fábrica de Moreda y Gijón), ya que en realidad la industrialización de Gijón se hace más bien sobre lo que hoy llamamos la pequeña y mediana empresa».

Otro factor importante en el nacimiento y desarrollo del movimiento anarquista obrero en la ciudad destacado por Ángeles Barrio es «un sector muy potente de los trabajadores portuarios, que son muy combativos, pero no sólo en Gijón, en casi todos los puertos».

Prosigue la historiadora subrayando también «la influencia de líderes tempranos pero activos de una militancia con cierto carisma como Pedro Sierra o Eleuterio Quintanilla, gente que, además, es capaz de permeabilizar unos sustratos que había en la ciudad muy arraigados de republicanismo federal y de otros republicanismos que tienen que ver con el Ateneo Casino Obrero».

El obrero anarquista Pedro Sierra fue detenido en las primeras horas del 20 de septiembre de 1911, al inicio de la huelga general en Gijón. Contó «El Noroeste» en su resumen del conflicto, el 24 de septiembre, que el mismo día un fuerte grupo, «unas trescientas personas», se presentó delante del Ayuntamiento «a pedir su excarcelación». Contestó el alcalde que «la detención se había hecho de orden superior, y que nada podía sin consultar antes al gobernador civil (...) Por la tarde se formó una manifestación en Begoña» y los obreros volvieron al Ayuntamiento, donde el alcalde, entonces Donato Argüelles del Busto, «dijo a los manifestantes que la detención de Pedro Sierra había sido decretada por un juez de Barcelona, por creérsele complicado en el complot que se decía descubierto en aquella ciudad. Dijeron los comisionados que no había tal complicación, que Pedro Sierra sólo figuraba en las listas cogidas como corresponsal administrativo del periódico "Solidaridad Obrera", órgano de la Confederación del Trabajo».

La catedrática Ángeles Barrio, prosiguiendo con su explicación, aduce: «Yo nunca me atrevería a decir que es un solo factor el que podría justificar el motivo por el que Gijón es prioritariamente anarquista; son bastantes factores y muchos de ellos irían por ahí, por un cierto pluralismo, un sustrato que tiene que ver con el republicanismo y con las culturas políticas republicanas».

Y la catedrática de Historia Contemporánea apunta otro factor de explicación «que es más genérico y que nos gusta a los historiadores pero no a los no historiadores, que es que además, excepto en la huelga reglamentaria y en la acción directa, no hay tanta diferencia en esa época entre praxis anarquista y praxis socialista. Los socialistas son muy reglamentaristas pero, en realidad, el sustrato previo del que parten no es tan diferente».

De hecho, serían aquellos primeros años del siglo XX los que verían nacer las casas del pueblo socialistas en varias localidades asturianas, pero en Gijón la edificación de su Casa del Pueblo estaría a cargo de la CNT. En diciembre de 1915 el comité administrativo para la construcción de la Casa del Pueblo, presidido por Pedro Sierra, adquirió un solar en la zona de El Humedal, en pública subasta. Allí se levantó la Casa del Pueblo de la CNT.

El 19 de diciembre de 1937, la Junta de Defensa Nacional incautó la Casa del Pueblo anarquista y en 1941 el Estado la vendió a la Delegación Nacional de Sindicatos. Años después se levantaría allí la ahora denominada antigua Casa Sindical, donde tiene su sede la CNT local «por el triunfo de la Confederación».

J.M.Ceinos

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