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viernes, 24 de diciembre de 2010

ISAAC PUENTE, MÉDICO ANARQUISTA

Trabajo publicado en la revista “Muga”, Nº 5, abril 1980, realizado por Mikel Peciña.


Miércoles 5 de enero de 2005, secretaria de acción sindical

Isaac Puente, suele ser mencionado en casi todas las historias que tratan del anarquismo y de la guerra civil: Se le considera como a uno de los autores anarquistas más influyentes durante los años de la Segunda República a causa de su conocido folleto “El comunismo libertario”, que inspiró la resolución final del congreso de Zaragoza de la CNT en mayo de 1936. En algunos casos se señala que Puente era de Vitoria, su condición de doctor o médico, su participación en Zaragoza en tanto que miembro del comité revolucionario de la CNT en la insurrección de diciembre de 1933 y su fusilamiento en los primeros días del alzamiento militar(1).

Poco más o menos ésta es la información que puede obtenerse en los libros. Tratándose del hombre que Gómez Casas en su “Historia de la FAI” califica de teórico por antonomasia del comunismo libertario, estos datos se nos antojan muy pocos. Pero por extraña que parezca una tal concisión, y a pesar de los avances historiográficos de los últimos años, aún son insuficientemente conocidas las biografías de figuras relevantes. Isaac Puente tiene, además de la dimensión del intelectual del anarquismo español, la más humilde, pero no menos importante, de médico y militante en tierras alavesas. De aquí el interés que, creemos, encierran estas líneas para la historia del anarquismo en el País Vasco.

Isaac Puente (1896 - 1936). Datos biográficos

Isaac Puente Amestoy nació el 3 de junio de 1896 en Las Carreras (municipio de Abanto y Ciérvana), en el seno de una familia carlista. El padre Lucas Puente García, montañés, nativo de Bustasur, pueblo próximo a Reinosa, fue oficial en el Ejército de don Carlos y hubo de pasar la frontera en 1876 como consecuencia de la derrota; la madre, Josefa Amestoy Hermoso de Mendoza, era natural de Lanciego (Rioja Alavesa). En 1911 los Puente se afincaron en Vitoria, donde primero Lucas, el padre, y luego el hijo mayor, Federico, ejercieron de farmacéuticos.

Isaac Puente cursó en el colegio de los Jesuitas de Orduña los cuatro primeros años del bachillerato como alumno externo, hospedándose en casa de su padrino, el notario Isaac Uriarte. Los dos últimos años de bachiller los hizo en el Instituto de Vitoria. En 1913 - 1914 preparó primero de Medicina en Santiago de Compostela; los cursos siguientes en Valladolid, donde acabó la carrera en 1918. Llamado al servicio militar, fue licenciado anticipadamente. Comenzó a ejercer de médico en Cirueña (Logroño), pero, al poco tiempo, en enero de 1919, obtuvo la plaza de médico titular del partido de Maestu, en Alava. Desde 1919 hasta su muerte, en 1936, ejercerá de médico rural en Maestu y los veinte pueblos de su comarca. El 12 de mayo de 1919 Isaac Puente casó con Luisa García de Andoin; del matrimonio nacieron dos hijas, Emeria y Araceli.

Tras esta enumeración de datos biográficos convencionales nos ocuparemos de la actividad militante y política de Puente.

El anarquismo en Vitoria

Vitoria, la levítica ciudad de “El cura de Monleón” de Pío Baroja, no parece ser medio propicio al desarrollo del ideal anarquista. No obstante, a pesar del tópico que hacia de la capital de Alava una ciudad clerical y militar, puede detectarse en su pasado la presencia del anarquismo. En “El proletariado militante”, Anselmo Lorenzo cuenta que en 1870, poco antes de la proclamación de la Primera República, residió dos meses en Vitoria, en casa de Manuel Cano, y que durante su estancia, con un grupo de obreros a los que explicó los fines revolucionarios de la Internacional, creó una Sección Varia. Cuatro decenios después, entre las sociedades adheridas al constituirse la CNT en el congreso del Palacio de Bellas Artes de octubre de 1910, figura un “sindicato de pintores y decoradores” de Vitoria. En estos primeros años de la CNT son típicas las confrontaciones entre oradores socialistas y anarquistas. Por Vitoria, con ocasión de estas controversias, pasaron entre otros: Ovejero y el Noi del Sucre, de Francisco y Tomás Herreros.

El 1º de marzo de 1920, depositado el reglamento en el Gobierno Civil, el Sindicato Unico de Vitoria abre sus puertas en la calle Zapatería nº 47. A la reunión constitutiva asistieron Juan Aranguren, secretario, Alfredo Donnay, Juan Murga, Daniel Orille, Vera y otros. Entre 1920 y 1923, artesanos (carpinteros, ebanistas) y obreros (de la Metalúrgica Ajuria, de la Azucarera, en esta última trabajó Francisco Ascaso) empiezan a nutrir los afiliados del Sindicato Unico en detrimento de la UGT y de la Casa Social Católica. Manuel Buenacasa, en “El movimiento obrero español.1886 - 1926”, da la cifra de 2000 sindicados. Es en este contexto de auge de la CNT cuando los anarco - sindicalistas vitorianos entablan contacto con Isaac Puente.

Probablemente el interés de Puente por el anarquismo nace del encuentro con Alfredo Donnay y Daniel Orille. Alfredo Donnay era militante conocido por su afición a la poesía, siendo muy celebrada en “Solidaridad Obrera” de Bilbao su rúbrica “Lacras Sociales”. De enero de 1921 a febrero de 1922 trabajó en la fábrica de muebles de Sixto Arrieta en Vírgala Mayor, pueblo vecino a Maestu. La mujer de Donnay, aquejada de artritis, fue atendida por Puente y esta circunstancia facilitó el trato entre poeta y médico. En cuanto a Daniel Orille, joven obrero metalúrgico, reproduciremos su testimonio:

“Conocí a Puente durante la construcción del ferrocarril Vitoria - Estella. Era un domingo; junto con otro compañero nos dirigimos a pie desde Vitoria a Maestu para organizar a los obreros de la línea y cobrar las cotizaciones de los ya organizados. En el camino encontramos un cazador al que preguntamos por el pueblo; dijo que iba en la misma dirección y nos acompañó....Poco después vimos a Puente que nos condujo a una taberna donde se reunían los obreros de la línea; después de ponerles los sellos a los carnets y llevar algo de propaganda, Puente nos invitó a su domicilio, y allí expusimos que éramos de la CNT y que teníamos un Sindicato Unico en Vitoria. Su despedida fue diciéndonos: “El miércoles iré a visitaros”. Y así fue; aquel miércoles se presentó en el local de la calle Zapatería sembrando el terror pues, a causa del sombrero, le creyeron un policía...”(2).

La construcción del ferrocarril Vitoria - Estella se inicia en agosto de 1920; Daniel Orille debió efectuar su excursión de propaganda a Maestu en el otoño de 1921 o de 1922. En 1923 Isaac Puente escribe ya en revistas anarquistas; por consiguiente, cabe suponer dio los primeros pasos en el anarquismo, estimulado por el encuentro con los cenetistas de Vitoria, dos años antes de implantarse la Dictadura de Primo de Rivera. Con anterioridad a 1921 - 1922 no parece que Puente hubiera militado en otras organizaciones, aunque no fuera insensible a la problemática social. Luisa García de Andoin, la viuda de Puente, recuerda que su marido, estudiante en Valladolid, fue admirador de Oscar Pérez Solís, socialista por entonces, a quien debió oír en algún mitin.

Isaac Puente, médico: Neomalthusianismo, Eugenia y Naturismo

Isaac Puente, médico anarquista, no es un caso único. Viñas, el amigo de Kropotkin, Pedro Vallina, el discípulo de Salvochea que protagonizó un atentado contra Alfonso XIII en París, el doctor Queralto, el naturista José Martínez fueron médicos anarquistas. En cierta medida Puente no hace más que continuar la tradición anterior en pro de la divulgación científica, a la par que profundiza en la reflexión sobre la medicina y el papel social del médico con publicaciones, conferencias y hasta con un programa que elaboró en junio de 1931. Si tenemos en cuenta que, durante la guerra civil, tanto en Cataluña como en el Gobierno central la cartera de Sanidad, Ministerio inexistente hasta entonces, estuvo regentada por anarquistas, puede revestir interés el estudiar las ideas y la acción del médico de Maestu.

Si bien en el ejercicio profesional Puente se limitó a su actividad de médico rural y a la consulta de obreros de la Metalúrgica Ajuria, sus publicaciones y tomas de posición le dieron pronto alguna notoriedad. Los artículos de tipo médico no destinados al público aparecieron en “La Medicina Ibera”, “La Medicina Argentina”, “La Revista de Medicina de Alava” y “Alava Médico - Farmacéutica”. Pero Puente se hizo conocer, sobre todo, con las colaboraciones en “Generación Consciente” y “Estudios”, en cuyas páginas desde 1923 publicaba sendos artículos, uno firmado con su nombre y el otro con el seudónimo “un médico rural”.

“Generación Consciente” era una revista anarquista de inspiración neomalthusiana y eugenista. El neomalthusianismo, doctrina extendida en los medios libertarios, tuvo su más caracterizado representante en el francés Paul Robin, fundador de la Liga de la Regeneración Humana. El punto de partida es la famosa ley de Malthus, según la cual la población crece en progresión geométrica mientras que las subsistencias sólo lo hacen en progresión aritmética, pero para Robin la solución al problema no estriba en la castidad, sino en el control de la natalidad.

Doctrina complementaria del neomalhusianismo es el eugenismo, cuya paternidad se debe a Galton, médico inglés que estudió la herencia biológica en el hombre y que propugnó la selección consciente a fin de combatir la miseria fisiológica. Durante los años de la Dictadura y de la República el eugenismo alcanzó extraordinaria difusión. Médicos famosos como Gregorio Marañón, César Juarros, Nicolás Amador y Luis Huerta defendían el eugenismo. En los medios feministas la eugenista de más renombre fue Hildegart; también merece ser citada la maestra Antonia Maymón, colaboradora de “Generación Consciente” y una de las fundadoras de la FAI. “Generación Consciente” y “Estudios” son buen exponente del ideal eugénico de culto a la salud y a la belleza, de preocupación por la sanidad y la higiene, de denuncia constante por medio de poemas, obras de teatro, folletos, etc., del alcohol y del binomio prostitución - sífilis, principales causas de degeneración.

El tema sexual es otro de los aspectos que conviene subrayar a propósito de “Generación Consciente” y “Estudios”. En efecto, cualquier lector de estas revistas podía leer los anuncios para consulta gratuita sobre cuestiones sexuales. Este consultorio sexológico, la mayor parte de las veces, se efectuaba por correspondencia dirigida al doctor Puente a Maestu o a Vírgala Mayor, los pueblos donde residió. Félix Martí Ibáñez (1913 - 1974), más joven que Isaac Puente, tomó el relevo en las páginas de “Estudios” con su Consultorio Psíquico - Sexual en enero de 1936. La obra de Martí Ibáñez nos es conocida hoy gracias a la antología de Ignacio Vidal en la colección Acracia de Tusquets Editor. Sin embargo, la labor pionera de Puente permanece en la sombra. Y esto a pesar de que tanto Ignacio Vidal en la selección del Consultorio Psíquico - Sexual como Mary Nash en la del grupo “Mujeres Libres” (Tusquets Editor 1975), al referirse al problema de la mujer durante la Segunda República, colocan en la vanguardia el programa de la revista “Estudios” que firmaba “un médico rural”. Tal vez no esté de más el reproducir dicho programa:

“... Educación sexual; abolición de la prostitución; lucha antivenérea; difundir los medios de prevenir las enfermedades venéreas; matrimonio en compañía; divorcio; libertad sexual de la mujer; control de natalidad; desintoxicación religiosa del sexo.” (“Estudios”, junio de 1931).

Este programa, que incluso hoy día puede parecer utópico, fue suscrito parcial o totalmente por buena parte de los intelectuales progresistas del periodo republicano. Así, con anterioridad a 1931, “Generación Consciente”, que si bien era anarquista se autotitulaba ecléctica, insertaba las conferencias de Marañon sobre educación sexual, artículos de Margarita Nelken sobre maternología y puericultura o las intervenciones a favor del aborto del penalista Luis Jiménez de Asúa (por ejemplo, la ponencia que presentó en el III Congreso Panamericano de Ciencias celebrado en Lima en 1925). El decreto de diciembre de 1936 por el que se legalizaba el aborto en Cataluña no fue un mero accidente revolucionario, puesto que años antes hubo médicos y juristas que abogaron por su implantación.

De los folletos de Isaac Puente relacionados con el tema sexual, mencionaremos “Divulgación de la Embriología” (1925), “Ventajas e inconvenientes de los procedimientos anticoncepcionales” (1933) y “Cómo curar la impotencia sexual”, que redactó en 1934 en el penal de Burgos.

En lo relativo al naturismo, Puente mantuvo posiciones moderadas. Criticó los extremismos (el rigor vegetariano en la alimentación, el negar la eficacia de los medicamentos y el charlatanismo mercantilista de algunos médicos) e insistió, por el contrario, en el aspecto subversivo del naturismo que tiende a hacer innecesario el médico poniendo a todos en posesión de los conocimientos precisos a la curación. La abundancia de referencias a congresos naturistas, debates sobre la trofología, las incompatibilidades alimenticias, etc., en la prensa anarquista de los años 20 testimonia de la importancia del naturismo. La parte gráfica de estas publicaciones la ocupan reproducciones de estatuas y pinturas de desnudos masculinos o femeninos. El fenómeno nudista dista de ser tan sólo una tendencia intelectual y estrafalaria del anarquismo. En “Iniciales”, revista de Barcelona, pueden admirarse ingenuas fotografías de tal o cual agrupación de las Juventudes Libertarias que posa en cueros o grupos de presos sociales que aprovechan el forzoso encierro para tomar el sol en traje de Adán.

Finalmente puede reseñarse la contribución médica de Puente a los “Cuadernos de Cultura”, ambiciosa empresa de divulgación que lanzó en 1930 Luis Marín Civera. (3)

Las luchas sociales en Vitoria: Los enfrentamientos del 14 de abril de 1932

Ciertos conflictos huelguísticos de los años 30 revistieron en Vitoria gran virulencia. En octubre de 1930 el despido de tres peones de las obras del derribo de los viejos cuarteles provocó una huelga de los obreros de la construcción que culminó el 10 de octubre con choques entre los huelguistas y la Guardia Civil. Hubo heridos por bala y detenciones; cuatro manifestantes fueron procesados por la justicia militar. Es de notar que la Guardia Civil acusaba a los detenidos de pertenecer a un Comité Revolucionario Comunista(4), no obstante la huelga se resolvió favorablemente, pues por orden gubernativa los obreros fueron readmitidos.

Dos meses después, tras la intentona de Jaca, al igual que en otros puntos de la península, se declaró en Vitoria la huelga general. La prensa local da cuenta de la clausura del Sindicato Unico y de las numerosas detenciones efectuadas “por distribuir y colocar en las esquinas hojas clandestinas y manifiestos incitando a la rebelión”. Aunque la prensa, debido a la censura, habla eufemísticamente de “síntomas de huelga”, se puede colegir de ciertas cifras que el movimiento huelguístico tuvo amplitud. En la Metalúrgica Ajuria, la empresa más importante, de una plantilla de 600 obreros el lunes 15 de diciembre no trabajaban más que 94(5) y hasta el día 18 no se volvió a la normalidad laboral.

Los enfrentamientos más enconados, en los que se mezclaban los conflictos de tipo laboral (parados de la construcción, etc.) con una violenta oposición al nuevo régimen, se produjeron durante el período republicano. Trataremos con detalle de los sucesos del 14 de abril de 1932, ya que constituyen un buen ejemplo de la actitud beligerante que mantuvo la CNT frente a la República.

El 14 de abril había sido declarado día de la fiesta nacional; quería conmemorarse el primer aniversario de la proclamación de la República. Entre los afiliados a la CNT del ramo de la construcción existía gran descontento a causa de la intransigencia de los contratistas hermanos Eguinoa; también debe indicarse que la CNT se negó a firmar el 12 de abril el arreglo entre los obreros pintores y sus patronos. Estas razones laborales unidas a otras puramente políticas determinaron que la mayoría de una asamblea reunida en los locales del Sindicato Unico tomase la decisión de boicotear los festejos republicanos del día 14.

La mañana del 14, a pesar de los silbidos, abucheos y lanzamiento de piedras, los anarcosindicalistas no pudieron impedir que desfilaran las autoridades y la cabalgata alegórica. Por la tarde lograron suspender el concierto apedreando el kiosko de los músicos. Como consecuencia de este alboroto la Guardia Municipal efectuó una detención, a la que trató de oponerse un grupo de manifestantes. Al intentar disolver la manifestación sonó un disparo y uno de los guardias cayó muerto. Todo hubiera quedado en una mera reyerta entre las fuerzas del orden y los sindicalistas de no mediar otros hechos que mostraban, por parte de la CNT, un proyecto de más envergadura. Así, nadie consideró casual la voladura con dinamita de diecisiete postes de las líneas eléctricas que surtían de fluido a la ciudad, que se tradujo en la noche del 14 por el consiguiente apagón. Según el gobernador civil, José María Amilibia, los revolucionarios habían preparado “un segundo Figols” y “si hubieran conseguido dejar a oscuras la ciudad tenían el propósito de incendiar el Ayuntamiento y la Diputación, asaltar los Bancos y cometer toda clase de desmanes en la impunidad de las tinieblas”(6). Muy posiblemente las declaraciones de Amilibia haya que imputarlas a la exageración policíaca, pero el caso es que para la autoridad gubernativa la CNT comenzaba a plantear serios problemas de orden. Incluso en una capital de provincia como Vitoria, reputada por su tranquilidad, la paz social no existía. Ya dos meses antes de los hechos referidos, en la madrugada del 15 de febrero, un sereno fue muerto a tiros en un choque con los sindicalistas. En aquella ocasión se daba la circunstancia de una huelga en el ramo del metal, por lo que el gobernador ordenó la detención del Comité Metalúrgico de Huelga.

La represión por los sucesos del 14 de abril fue de gran amplitud. Se clausuró el Sindicato Unico, se detuvo a todos los anarquistas significados, participaran o no en los hechos (46 en un primer momento), y se tomaron represalias contra los afiliados a la CNT. El Ayuntamiento procedió al despido de 187 obreros de los tajos municipales por el simple hecho de pertenecer a la CNT(7). Las reacciones de condena surgieron de todas partes. La UGT publicó un comunicado de protesta; en él se recordaba que el guardia muerto era miembro del sindicato socialista. A fin de impedir toda veleidad de movimiento de solidaridad con los detenidos, el gobernador hizo constar que aquellos obreros que hiciesen huelga “correrán el riesgo de no ser admitidos en fábricas y talleres por los patronos, para lo cual se ha autorizado a los mismo para que despidan a los que dejen de entrar al trabajo, considerándolos como gentes que quieren mantener contactos con los rebeldes”(8). En resumen, en Vitoria existía unanimidad para declarar indeseables a los anarquistas.

Por razones de seguridad, algunos de los detenidos el 14 y 15 de abril fueron trasladados a la cárcel de Pamplona. La prensa no dejó de establecer una relación entre este traslado y algunos incidentes que sobrevinieron. Se atribuyó a elementos llegados de Vitoria para visitar a los presos el apedreamiento y el incendio de la casa del ex diputado y jefe provincial jaimista Joaquín Baleztena(9).

En la prisión de Vitoria se encontraban otras personas víctimas de la persecución desencadenada contra la CNT por el gobernador civil Amilibia. En situación de preso gubernativo estaba, por ejemplo, Isaac Puente, quien, pese a no haber participado en los sucesos del 14 de abril, considerado como miembro de la plana mayor del anarquismo en la provincia, fue detenido en Maestu el 16 de abril.

En “¿Puedo defenderme?”, escrito que trato de publicar en la prensa, Puente proclama su inocencia a la actitud de las autoridades, escribe que “de algún modo habían de agradecerme la colaboración que les presté”. Al respecto es preciso recordar que Puente mantuvo relaciones cordiales con los republicanos; en los últimos tiempos de la monarquía había pronunciado conferencias en el Casino Republicano y colaborado en el semanario “Alava Republicana”(10), pero no podemos asegurar que hubiera una eventual actividad conspirativa común.

De una carta de Puente dirigida a Amilibia se deduce que el 2 de mayo inició una huelga de hambre de protesta y que cinco días después seguía en la cárcel sin que hubiera sido ordenado el procesamiento por el juez especial. En dicha carta se alude a un informe en el que el gobernador trata a Puente de “inspirador de revueltas, peligro de la paz social y depositario de armas y explosivos”. En cuanto a las armas en un registro domiciliario, fuera de una vieja pistola averiada, nada pudo encontrarse. No era ésta la primera vez que la Policía las buscaba; en otra ocasión, enterados en comisaría de que Puente había recibido un voluminosos paquete, concibieron sospechas y decidieron examinar su contenido. Gabriel Martínez de Aragón, gobernador civil a la sazón, advirtió a Puente para que se deshiciera del paquete sospechoso. Sin embargo, no había necesidad de tomar en serio la amistosa advertencia de Martínez de Aragón, porque, operado el registro, no fueron bombas o armas lo que encontró la policía, sino discos de gramófono(11). Esta anécdota marca la diferencia entre uno y otro gobernador, pero, independientemente de la distinta personalidad que tuvieran, era evidente que a medida que avanzaba el tiempo se ahondaba el foso que separaba a republicanos y anarquistas.

En diciembre de 19333, al estallar la insurrección comunista libertaria en Aragón y Rioja, hubo algún revolucionario en Vitoria. La CNT proclamó la huelga general. Los huelguistas pretendieron que los obreros que trabajaban secundaran el movimiento. Esta actitud provocó un grave enfrentamiento en la Metalúrgica Ajuria. Poco después de la hora de entrada al trabajo, un grupo de obreros quiso introducirse en la fábrica Ajuria con objeto de hacer sonar la sirena y de este modo obligar a salir a los que trabajaban. Los huelguistas no consiguieron sus propósitos debido a la presencia de los guardias de Asalto, que persiguieron e hicieron fuego sobre el grupo. Los disparos de los de Asalto hirieron de muerte a Francisco Basterra, trabajador de diecisiete años, afiliado a la CNT. Se practicaron siete detenciones(12). Pero fue en la Rioja Alavesa, particularmente en el pueblo de Labastida, donde más repercusión tuvo la intentona. En Labastida los acontecimientos sucedieron conforme al esquema conocido: incautación de las armas del vecindario, incendio de documentos del archivo municipal, tentativa de cortar la comunicación telefónica, asedio del cuartelillo de la Guardia Civil.

En este intento por implantar el comunismo libertario, Isaac Puente, que no se limitó a su papel de teórico, participó de manera activa junto a Buenaventura Durruti y Cipriano Mera.

Isaac Puente, teórico anarquista

Juan Manuel Molina, “Juanel”, secretario del Comité Peninsular de la FAI, refirió en qué circunstancias Puente se vio a la cabeza del estallido revolucionario consecutivo al triunfo de las derechas en las elecciones de noviembre de 1933. En principio se había designado a Eusebio Carbó para que se incorporase en nombre de la específica al Comité Revolucionario. Ante la negativa de Carbó, cuenta “Juanel”, “nombramos a Isaac Puente....Le escribí en nombre del CP de la FAI y a pesar de las obligaciones de su profesión de médico lo abandonó todo y nada más recibir mi carta se incorporó al Comité de Zaragoza...” (13).

Esta participación plantea el problema de la adhesión de la FAI del médico de Maestu. ¿Cómo llegó a ser miembro efectivo? ¿Fue por medio de José Elizalde, uno de los primeros secretarios de la FAI con el que lo unían lazos de amistad? Por el momento, ante la imposibilidad de responder de forma adecuada, habrá que contentarse con hipótesis (14).

“Generación Consciente” y “Estudios” no fueron la única y exclusiva tribuna de Puente. Casi todas las publicaciones libertarias de lengua española acogieron con mayor o menor frecuencia su firma; sin afán exhaustivo, citaremos: “Inquietudes” y “Cultura Proletaria”, de Nueva York; “Algo”, de Cleveland; “La Protesta” y “Nervio”, de Buenos Aires; “Prismas”, de Beziers; “La Voz Libertaria”, de Bruselas, y las ibéricas “Etica”, “Iniciales”, “Orto”, “El Sembrador”, “Solidaridad Obrera”, “Tierra y Libertad”, “Tiempos Nuevos” y “La Revista Blanca”.

Los temas principalmente abordados - Medicina, Sicología, Biología - reflejan un interés preferente por la historia de la Ciencia, por su actualidad y porvenir. Las reseñas críticas de filosofía y literatura tienen también su lugar en estos artículos. Ciertos entusiasmos son reveladores de gustos literarios y, sobre todo, de los valores morales que conforman el humanismo anarquista; así la admiración por Panait Istrati, autor que exalta la amistad, la generosidad y el amor, o la gran boga de los individualistas franceses Han Ryner, Lorulot y Armand. Buscar la verdad, practicar el bien, contemplar la belleza, viene a ser el tema entre moral y estético de los medios ácratas de los que Puente es representativo.

Otro rasgo característico es la concepción naturista de la vida. El naturismo, relación armónica del hombre con la naturaleza, que proporciona la salud del cuerpo y la paz interior, forma un todo con el anarquismo. El uno redime al ser vivo, el otro al ser social. En fin, la voluntad educadora, regeneradora, preside esta empresa que bien podríamos denominar de revolución cultural.

Los escritores anarquistas tuvieron preocupación constante por elaborar la estructura de un mundo nuevo; los medios de reconstrucción preconizados eran la comuna o municipio libre y el sindicato. Tras la proclamación de la República la literatura anticipacionista en torno al comunismo libertario alcanzó extraordinario florecimiento, pues se creía inminente el triunfo de la revolución.

Antonio Elorza, en su estudio (15) sobre la utopía anarquista, puso de manifiesto la magnitud de la polémica y los diferentes contenidos que se daban al comunismo libertario. Isaac Puente llegará a ser uno de los teóricos de mayor audiencia y su ensayo programático uno de los más difundidos. Pero ni la visión del porvenir expuesta en el celebérrimo folleto ni los proyectos sustentados por los demás publicistas españoles de los años treinta pueden en rigor considerarse originales. Puente no hace sino renovar la doctrina de anteriores pensadores. Parece claro el influjo de Kropotkin, reproduciéndose casi textualmente algunas de sus formulaciones. El éxito de Puente entre la militancia anarquista proviene más que de la originalidad del planteamiento, de la claridad expositiva y de haber sabido proponer, en lugar de abstracciones, un esquema concreto de comunismo libertario susceptible de ser aplicado al caso español.

El debate sobre el comunismo libertario no era pura elucubración de las esferas intelectuales; el impacto de las concepciones teóricas era real. Gérard Brey y Jacques Maurice observaron el ascendiente ejercicio en los campesinos andaluces de Casas Viejas por la lectura de los artículos de Puente de “Tierra y Libertad” (16). Pero, además de las proclamaciones efímeras de comunismo libertario provocadas por la táctica insurreccional de la FAI, existieron, con anterioridad a las colectivizaciones de la guerra civil, realizaciones prácticas de carácter pacífico.

A finales de 1932, por ejemplo, los zapateros de San Sebastián, habiéndose negado los patronos a satisfacer las bases de trabajo presentadas por el sindicato, crearon unos talleres colectivos en los que se fabricaba y reparaba el calzado directamente sin que se necesitase para nada el concurso de los patronos (17). Se dieron otros casos de organización colectiva del trabajo - cooperativas de construcción en Barcelona, comunidad agrícola de Albalate de Cinca, cooperativa yesera “El Nuevo Sol” de Soneja - que merecerían ser estudiados.

Isaac Puente, en sus posiciones, es lo contrario de un purista; en frase suya “la voluntad de realizar es más importante que el programa” y “si hemos de realizar la idea hemos de consentir su desfiguración”. Tal vez sea Puente el exponente máximo del espontaneísmo anarquista, por lo que llegó a ser un excelente aliado del activismo de la FAI.

El 18 de julio de 1936 en Vitoria; el fusilamiento de Isaac Puente

Como todos los sábados, el 18 de julio de 1936 “Alava republicana”, semanario del Frente Popular, se puso a la venta en Vitoria. En primera página se recordaba que antes que Calvo Sotelo fue asesinado Castillo pero, a pesar de la gravedad del momento que justificaba el título de “Guerra Civil” del editorial, al examinar la situación en Vitoria se hacia el cuadro idílico de una capital libre de violencias. El convencimiento de vivir en un oasis de paz en medio de la tormenta, sicológicamente no predispuso a que los partidariosdel Frente Popular en Alava plantarán cara con espíritu bélico a los militares que no habían de tardar en sublevarse. En este mismo número de “Alava Republicana”, un llamamiento de última hora informaba del alzamiento militar iniciado la víspera en las guarniciones de Marruecos y al mismo tiempo se aseguraba, con optimismo exagerado, que el Gobierno tenía en sus manos el control de la situación.

La actitud frente a la sublevación va a diferir de un lugar a otro en función del estado de cosas local y del carácter más o menos resuelto de los militantes de las organizaciones políticas y sindicales. En Vitoria, para contrarrestar el exceso de confianza gubernamental y combatir eficazmente a los militares rebeldes, hubiera hecho falta que el pueblo estuviera en pie y en armas, pero falto tiempo y decisión.

En la madrugada del domingo 19, el teniente coronel Camilo Alonso Vega, enlace de Mola y responsable de la conspiración en Alava, obtenido el apoyo de los generales García Benitez y Gil Yuste, saca la tropa a la calle. Los raros oficiales que no se sumaron al movimiento fueron rápidamente neutralizados. El elemento civil tampoco ofreció seria oposición; en parte quizá porque a diferencia de lo ocurrido en otras plazas, la rapidez de ejecución de los militares impidió cuajara la replica. Hubo sin embargo un intento de organizar la resistencia. Daniel Orille, en representación de la CNT, solicitó del alcalde las armas de los guardias municipales y de Asalto. Representantes de los republicanos, socialistas y cenetistas debían discutir de este extremo en el Gobierno Civil a las siete de la tarde del sábado 18. La reunión no llegó a celebrarse por incomparecencia del gobernador, Navarro Vives. Seguramente ya era demasiado tarde.

El 18 de julio Daniel Orille conversó con Isaac Puente. Orille recuerda bien aquel último encuentro:

“....Hacia las cinco de la tarde nos vimos en la cuesta de San Francisco; tanto él como yo estábamos desconcertados. Me invitó a que fuéramos en su coche a Bilbao. Me negué porque a las siete de la tarde tenía una reunión con una delegación de los socialistas y republicanos. Le aconseje que marchará él. Su respuesta fue: ’Si no vienes tú, yo me quedo`. Y tras una pequeña discusión, procurando convencernos el uno al otro, nos separamos para no vernos nunca más” (18).

Después de esta entrevista y de la frustrada reunión del Gobierno Civil, Daniel Orille se escondió; solamente pasados siete meses consiguió cruzar las líneas y llegar a Bilbao con otras diez personas el 1º de marzo de 1937. Isaac Puente volvió a Maestu a reunirse con los suyos, su mujer, sus dos hijas y su padre, el antiguo oficial carlista. El 28 de julio, a las tres de la madrugada, la casa de los Puente era rodeada por varios números de la Guardia Civil y el sargento del puesto de Maestu procedía a la detención de Isaac Puente. Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿Por qué no huyó? ¿Era consciente del peligro que corría?.

Resulta difícil responder de forma satisfactoria a estos interrogantes. A fin de no incurrir en errores de perspectiva, conviene hagamos observar el papel limitado de los medios informativos con relación a la importancia actual de los mismos, el relativo aislamiento en que se encontraba un pueblo como Maestu. Por otra parte, el clima social de Vitoria no podía equiparase al de Barcelona o Madrid, ni tan siquiera al de las más próximas San Sebastián y Bilbao. Refiriéndose a lo ocurrido, parece que Puente dijo: “Esto es una militarada” (19). ¿Qué entendía por militarada? ¿Pensaba en un pronunciamiento semejante al de Sanjurjo en agosto de 1932? ¿En los primeros días cuántos, en definitiva, tuvieron consciencia de que acababa de desencadenarse una guerra civil?.

Aunque menos cargado de violencias que en la vecina Navarra (los primeros fusilamientos en Vitoria se produjeron el 25 de julio) el ambiente era lo bastante amenazador como para que Puente experimentara algún género de inquietud. Un día en que se hallaba con su mujer en el pueblo de Atauri, un individuo de la CEDA, que iba armado, profirió procante: “¡A esa pareja me la voy a cargar yo!”. En un principio, Puente se escondió en el monte; para la vuelta a casa de acuerdo con su mujer, había convenido en cierta señal efectuada por medio de la luz. Un muchacho de Los Arcos (Navarra), herido por bala en una pierna, había aparecido en Maestu. Luisa García de Andoin, luego de hacerle la primera cura, llamó a su marido, que acudió a examinarle. Ingresado el herido en el hospital de Vitoria, Puente decidió permanecer de nuevo en casa. El 28 de julio la Guardia Civil se encargará, como en una ocasión precedente, de su detención y trasladó a la cárcel de Vitoria.

Manuel Chiapuso, secretario de la CNT en San Sebastián, intervino en un intento de canje entre el industrial Ajuria, detenido en la capital donostiarra, y Puente (20). El proyecto no prosperó. El domingo 24 de agosto Millán Astray llegó a Vitoria con misión de inflamar al pueblo que, según le habían dicho, era “frío y apático”. Tras la visita del general legionario, la represión se acrecentó, suspendiéndose las visitas a la cárcel y generalizándose el régimen de sacas. Al quedar los presos incomunicados con el exterior, el farmacéutico Antonio Buena recuerda que Puente comentó: “Ahora sí que nos van a matar a todos”. Fue el médico de Maestu uno de los primeros en correr tan trágica suerte. En la noche del 1º de setiembre de 1936 se efectuó una saca en la prisión. La orden de salida, como otras muchas, llevaba la firma de Alfonso Sanz, militar y delegado gubernativo. Alguien dijo haber visto salir a Isaac Puente con una gabardina encima del pijama. Fuera de la cárcel le esperaba un camión y la muerte. Probablemente fue asesinado en tierras de Pancorbo, en la provincia de Burgos; con él fusilaron al maestro de Subijana (21).

Todavía, hoy, Isaac Puente Amestoy figura en el Registro Civil como desaparecido; de donde no ha desaparecido su recuerdo, es de la memoria de las gentes que le tuvieron como médico, compañero y amigo.

(1) Aunque Puente era oriundo de Vizcaya y posiblemente fue fusilado en Pancorbo, hay autores que le consideran nativo de Vitoria o de algún lugar de Alava (ver por ejemplo la nota biográfica de Juan Ferrer, en la reedición de agosto 1969 de “El comunismo libertario”) y otros sitúan su muerte por el Ejército en Logroño (Hugh Thomas ha escrito que Puente “fue muerto por el Ejército en Logroño” p. 299 “Estudios sobre la República y la guerra civil” Ed. Ariel). En libros de publicación reciente se aportan nuevos elementos de información: citaremos “La revuelta permanente”, de Baltasar Porcel (Ed. Planeta), en el que Juan Ferrer cuenta detalles inéditos de la polémica Peiró - Puente.

(2) Testimonio de Daniel Orille: carta del 25 de mayo 1979 y entrevista del 8 de setiembre 1979. La distancia de Vitoria a Maestu es unos veinte kilómetros. (3) Marín Civera será lugarteniente de Pestaña en el Partido Sindicalista. Los folletos de Puente son los titulados “Los microbios y la infección” (1931) e “Higiene individual o privada” 1930.

(4) Conocemos la acusación gracias a la defensa de Pedro Fernández de Arroyabe, efectuada en consejo de guerra por el capitán Miguel Anitua. Según L. U., antiguo simpatizante comunista, Jesús Hernández vino en alguna ocasión de Bilbao a Vitoria para organizar la agitación. Por otra parte, en la “Historia del Partido Comunista de España” (Ed. Sociales, París, 1960) se hace una alusión imprecisa a este conflicto que se sitúa en la ola de huelgas de octubre de 1930: “En Sevilla, Málaga y Huelva,Valencia, Murcia, Vitoria, Logroño, Barcelona y Badalona, se producían movimientos de marcado matiz revolucionario (op. cit. p. 36). El PCE en las elecciones de noviembre de 1933 obtuvo en Alava 136 votos (97 en Vitoria y 39 en la provincia).

(5) Según “El Heraldo Alavés” del 15 de diciembre de 1930.

(6) Declaraciones al periódico vitoriano “La Libertad” del 18 de abril de 1932.

(7) “La Libertad” 18 de abril de 1932 y “El Sol” 16 de abril de 1932.

(8) “La Libertad” 16 de abril de 1932.

(9) Versión de la que se hace eco “El Sol” del 19 de abril de 1932.

(10) Aunque carecemos de pruebas documentales, don Odón Apraiz nos ha asegurado que Puente escribió en “Alava Republicana” con el seudónimo “Zubi Carrascal” (traducción del castellano al vasco y la inversa de los verdaderos apellidos). “Alava Republicana” (1930 - 1936) no figura en los catálogos de los organismos públicos del País Vasco: tal vez por esta razón Saiz Valdivieso en su libro “Triunfo y Tragedia del periodismo vasco (1900 - 1939). Prensa y política“ no menciona la existencia del único semanario de izquierdas de Vitoria.

(11) Este incidente nos lo ha relatado don Odón Apraiz (conversación del 22 de diciembre 1978). Gabriel Martínez de Aragón fue el primer gobernador republicano de la provincia de Alava.

(12) “La Libertad”, 11 de diciembre de 1933.

(13) Citado por Gómez Casas en “Historia de la FAI”. Ed. ZERO, p. 166.

(14) José Elizalde, discípulo de Han Ryner, traductor de Istrati, defensor del frente al Esperanto, editor de la revista “Etica”, era amigo de Puente. Quizá la consulta de los “ papeles” de la FAI (inaccesibles por ahora) del Centro de Historia Social de Amsterdam elucide el problema del faísmo de Puente.

(15) “La utopía anarquista bajo la Segunda República (precedido de otros trabajos)” Ed. Ayuso. 1973.

(16) “Casas Viejas: reformismo y anarquismo en Andalucía (1870 - 1933)” en “El movimiento libertario español”, suplemento a Cuadernos de Ruedo Ibérico de 1974.

(17) Ver este y otros ejemplos en el folleto de Fontaura “¿Cómo es posible vivir actualmente en anarquía?” Ed. Faro. 1934. P. 20, 21, 22, 23.

(18) Testimonio de Daniel Orille (ver nota 2).

(19) Conversación mantenida con Federico Puente en las navidades de 1978.

(20) Ver p. 194 del libro de Chiapuso “Los anarquistas y la guerra en Euskadi: la comuna de San Sebastián”. Ed. Txertoa. Isaac Puente no comentó con su mujer el proyecto de canje, pero hizo alusión a la visita de Juana, médico de la empresa Ajuria. Es posible que la presencia de Juana en la cárcel tuviera relación con el canje. Este y otros detalles nos han sido referidos por la viuda de Puente (conversación mantenida el 18 de agosto de 1979 en Madrid).

(21) Federico Puente escribió al cura de Pancorbo a fin de identificar el cadáver de su hermano: el cura de Pancorbo respondió impotente “¡Han fusilado a tantos!”.

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